Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Papa Juan Pablo II

Madre Félix Torres: educar es acercar a los hombres a Cristo

Imagen
 Por Valmore Muñoz Arteaga Aunque su deseo más íntimo fue dedicar su vida a Dios, en su fructífero peregrinar, la Madre Félix comprendió que esa dedicación se hacía objetiva en el prójimo, de esta manera, también cumplía con la profundidad de la vocación que nos propuso Jesús: amar al prójimo como a nosotros mismos. Por ello, transitó el camino pedagógico para crear escenarios de fervoroso amor y servicio a la Iglesia, a mayor gloria de Dios. Si bien es cierto, la Madre María Félix no desarrolló formalmente un sistema pedagógico concreto, dejó muchas pistas para la elaboración de uno que tuviera a Jesucristo como centro vital, dado que tuvo claro, casi desde la infancia, que nada es pobre si Cristo está presente. Por ello, y con una claridad que solo podía venir del cielo, se trazó el objetivo de poner a los jóvenes en contacto directo con Jesucristo, esto era la base de todo. En su caso, y como sabemos, su interés estuvo en crear colegios para niñas asociados a la Congregación M...

¿Cuán grande es tu fe?

Imagen
  Por Valmore Muñoz Arteaga Hay un pasaje del Evangelio sobre el cual me gustaría reflexionar en tu compañía. Pensar en voz alta, enmarcando ese pensamiento en el Evangelio según San Mateo 15, 21 – 28. Este da cuenta sobre el encuentro entre Jesucristo y una mujer sin nombre, por lo tanto, sin identidad, una mujer prohibida por la ley, pagana, una mujer sin nombre, una mujer que podrías ser tú o yo. Dice el Evangelio: En aquel tiempo, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: «Ten compasión de mí, Señor Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo». Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: «Atiéndela, que viene detrás gritando». Él les contestó: «Solo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel». Ella se acercó y se postró ante él diciendo: «Señor, ayúdame». Él le contestó: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a lo...

La oración en Juan Pablo II o el amor saca amor

Imagen
  Por Valmore Muñoz Arteaga El 16 de octubre de 1978, un corazón que venía de muy lejos, asumió las riendas por medio del Espíritu Santo, de la Iglesia de Cristo. Ese corazón estaba encerrado en el pecho del polaco Karol Wojtyla, un hombre cuya impronta en la Iglesia y en la historia contemporánea marcó honda huella y que cada quien le ha dado la valoración que su mundo interior le dicte. Ya lo ha dicho el propio Juan Pablo II, las cosas de la Iglesia sólo se desnudan con profunda plenitud ante los ojos de la fe. Su pontificado influyó profundamente en la vida de millones de católicos y de no creyentes, estuvo marcado por su devoción mariana, su amor a los hombres, su preocupación por el tema social y por su inclinación radical en la práctica constante de la oración. La oración era para él, sin duda, el camino más claro para la construcción de una sólida vida interior, y   una Iglesia no está viva, no está unida, no es más fuerte que cuando sus miembros tienen una vida interio...

Cuando Juan Pablo II fue el corazón de Venezuela

Imagen
 Por Valmore Muñoz Arteaga Todavía guardo fresco el recuerdo en mi mente cuando un día, por las montañas, apareció un peregrino . Un peregrino que se fue acercando a la gente mientras acariciaba a los a niños. Se trataba de un líder cuyas manos no empuñaban armas de ninguna clase, de ningún tipo, por el contrario, sus palabras eran de vida. Un hombre que venía de muy lejos a enseñarnos a llorar con los que lloran y a compartir nuestras alegrías. Vino a enseñarnos a compartir el pan con los pobres, a no negarle a nadie el vino, siempre junto a los que buscan, siempre consolando a los mendigos. Sí, son retazos de aquella canción llamada El Peregrino interpretada por Adrián Guacarán que muchos venezolanos guardamos celosamente en nuestro corazón, ya que es un recuerdo vivo de nuestro encuentro con un santo, con un hombre distinto, con aquel hombre que vino de muy lejos sólo para decirnos que no tuviéramos miedo, aquel dulce polaco que todos llamamos Juan Pablo II. Recuerdo vivamente a...