Este blog abarca el arte y pensamiento en todas sus formas: cine,letras, poesía, novela, ensayos, fotografía...
jueves, 27 de noviembre de 2008
Sobre todo ahora ¿quién cree en las empresas?
...O la pereza como contrasistema
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...Frédéric Beigbeder con su novela 13,99 euros (Anagrama, 2002) abrió un camino hacia un tipo de literatura que se ha venido diversificando en géneros. Hace 4 años apareció traducido al español el libro Buenos días, pereza (Península). Su autora, la francesa Corinne Maier, quien es economista, psicóloga, y una verdadera artista de la contracultura, nos entrega esta suerte de manual, escrito con las claves de la autoayuda, y que no duda en calificarlo, sin ningún reparo, como "inmoral, provocador y cínico". No en balde salió publicado el 1ro. de mayo en Francia.
Maier, quien trabajó como ejecutiva durante 15 años en una gran empresa eléctrica, en pocas páginas, desenmascara la hipocresía, más que contradicciones, de las que se alimenta el sistema empresarial, entre lo que destaca la prédica de valores por parte de las empresas, que casi nunca son respetados por las mismas. Solo echemos un vistazo a lo que está pasando ahora con la crisis financiera, ¿son entonces las empresas morales o responsables como se les exige a los trabajadores?, ésta no duda en apuntar "El universo de la empresa, además de ser aburrido, es potencialmente cruel".
Buenos días, pereza confronta los valores del esfuerzo y trabajo que la sociedad enarbola, para desnudar y proponer una revolución personal contra esa "nueva forma de esclavitud": el asalariado. Pero la autora marca una diferencia sustancial en sus postulados "minar al sistema desde el interior sin que se note". Convertirnos en unos abanderados del contrasistema no haría sino fortalecerlo, así que expone una cantidad de razones de por qué trabajar lo menos posible, y un montón de claves (esta es la parte más en juego) para hacernos verdaderos artistas de escaqueo, es decir, ser un inútil en la empresa, pero sin que se note, lo que ella llama -utilizando la misma jerga del sistema: "desvinculación activa", a lo que más adelante aclara: "De todos modos, estáis rodeados de incompetentes y mediocres que no darán mucha cuenta de vuestra falta de entusiasmo".
Así, en este breve libro, se sueltan verdades conocidas, como puños, pero diáfanamente expuestas (de ahí su clave con la autoayuda):
"Los títulos académicos ya no proporcionan tanta seguridad... a las generaciones que vienen detrás nuestro se les exigirá todavía más títulos para ocupar puestos menos valorados y llevar a cabo tareas más desmotivadoras... Un tercio de los asalariados tiene una titulación superior a la necesaria para el puesto que ocupan".
Basta con ojear las páginas de anuncios clasificados y fijarse en las ofertas de trabajo, para comprobar que es cierto: hace poco apareció una que solicitaban, además del título, tres idiomas, y el sueldo no llegaba a los 900 euros y, un camarero gana fácilmente unos 1.500.
Buenos días pereza echa una mirada irónica y explosiva hacia el mundillo empresarial, se ríe de sus títulos y cargos absurdos, de la vacuidad del lenguaje y la jerga inherente a éste. Al leerlo es invitable que pase por la mente, infinidad de situaciones que alguna vez experimentamos en empresa alguna, la mala baba y la risa, en un solo cóctel: "Los comerciales... suelen ser creativos pretenciosos convencidos de que todo se compra y se vende".
Este año Maier (quien tiene dos niños) ha publicado en España No kid, 40 razones para no tener hijos (Península), si bien la sanción que le aplicó su empresa al salir publicado Buenos días, pereza, le sirvió como un disparador de ventas, en esta oportunidad, los grupos pro familia están haciendo su parte. Si se busca en internet, se comprobará que las páginas pro hijos/familia/etcétera le dedican cientos de notas a esta inteligente autora.
Web de Corinne Maier (en francés): www.corinnemaier.info
Entrevista (nuevo libro) en diario Público
jueves, 20 de noviembre de 2008
Tijeras para invocar la palabra
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...En mi reciente viaje a Venezuela, tuve la oportunidad de encontrarme nuevamente con viejos amigos. La maleta, se llenó de ron, café y libros. Entre los pequeños tesoros, que traje en mi botín, está el poemario de mi amigo Edmudo Ramos Fonseca, Tijera de barbas (Edit. El Perro y la rana; Caracas; 2007).
Estructurado en cuatro partes, el olvido y la ausencia giran en un discurso cercano a la ciudad, pero que a la vez se inserta un territorio más íntimo, tal como se refleja en su primera parte, Los instrumentos del adiós:
IV .
A las faldas de la ciudad, tus rodillas; al vestido de casa, tu ausencia.
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En su segunda parte, Devenir en ella, la ciudad vuelve a ser un espejo para reflejar el deseo y la memoria; pero no es cualquier ciudad, sino una del trópico, en donde hay perros y gatos por la calle, mangos, pájaros, sol...
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XII
A la ciudad la rodean las montañas, de un lado la monotonía del mar, mi deriva; del otro, esta tierra que se guarda de todos, del sol, de la lluvia, del frío, de lo que nos pronuncia, de todo eso que es recordar.
Un otro margen, la terecera parte, se va internando en un terreno más onírico, todas las otras constantes aparecen acá, la ausencia, lo elemental, la memoria, pero el poeta también reflexiona acerca de la palabra y la escritura:
IV
La palabra tiene peso, un peso muerto, por ella no me levanto, por ella entiendo que no puedo encararte: ave, brisa, luz. La palabra me acomoda bajo tierra, me hace piedra, crezco como un metal permeable, dado al musgo, a la penumbra, a no saber pronunciarte, a nuestra corrosión.
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El libro cierra -y ha sido la verdad un gran acierto- con el poema Tijera de barbas. Esta cuarta parte, a diferencia de las anteriores (en prosa), los poemas cambian su estructura hacia el verso y se hace más narrativo. Sentimos, al leerlo, que entramos en un espacio más hondo, símbólico y secreto.
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III
Me quitaron los lápices
las plumas
Prohibieron las hogueras
los trozos de leña
el carbón
Me venden en una jaula que nunca toca el piso
que inicia novenarios
Me venden en silencio
cuidan mi silencio
Los alertan
El poema se ha ido
la vida en las palabras se ha ido
lo que escribo tiene filo
destaja
parto al escribir.
Edmundo Ramos Fonseca (Caracas, 1971) es poeta guionista e investigador. Desde hace varios años fundó la productora audiovisula Miope Films, labor que combina como editor, al frente del Departamento de Divulgación institucional (Facultad de Arquitectura y urbanismo; Universidad Central de Venezuela). En el año 2004 publicó el poemario Poemas In festus (Colección Vitrales de Alejandría; Edit. Eclepsidra; Caracas)
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martes, 18 de noviembre de 2008
Escribir 'Cosas de cine'
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...Estimados lectores, el oficio de bloguera da para muchas alegrías. En mi caso, quiero comunicaros que desde este mes colaboro en la fantástica revista digital, dedicada al séptimo arte: Cosas de Cine.
La revista es de periodicidad bimensual, y tiene una cantidad de contenidos de gran actualidad e interés. Además de los estrenos de películas en España. El apartado que constituye la Revista ofrece monográficos y artículos, que abarca desde festivales, libros o temas específicos dentro de un género o de la filmografía de algún director.
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Os invito a pasearse por sus páginas, aprovechando la ocasión para dejaros el link del artículo con el que me he estrenado dentro de este equipo, que pareciera necesitar más del cine, que del oxígeno mismo. Por eso acepté, inmediatamente, ser parte de dicho proyecto:
El cine a bocados: un repaso a la presencia de la comida en la gran pantalla.
domingo, 16 de noviembre de 2008
Gomorra o el castigo terrenal
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...Matteo Garrone (Roma, 1968) ha llevado al cine, la adaptación de la novela homónima escrita por Roberto Saviano: Gomorra (2008). Cinco relatos que abordan con soprendente realismo, casi cercano al documental, la corrupción y las mafias de la Camorra italiana asentada en Nápoles. El reparto cuenta con personajes creíbles, parecieran sacados del mismo contexto (algunos en efecto son chicos del barrio que forman parte de una escuela de teatro) : los suburbios italianos, que indefectiblemente, se parecen a todos los suburbios del mundo. Nada del glamour (aunque sea hortera) con que muchas películas salpican el mundillo (pero sorpendentemente poderoso) de la mafia.
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Al principio, el director hace un paneo de cada una de los personajes y las historias, dejándonos ver poco a poco; quizá entre los primeros 20 o 30 minutos, no estamos seguros de quienes, realmente, son los protagonistas y qué excatamente es lo que pasa. El ritmo y la tensión narrativa va encargándose de que permanezcamos enganchados a la historia, acompañada de hermosos planos y una fotografía espléndida; música puntual, sólo cuando los personajes la escuchan y convincentes actuaciones.
La guerra entre las mafias de Secondigliano, es una de las historias que se entreteje con los demás relatos, como el de Totò (Salvatore Abruzzese), un recién adolescente que trabaja repartiendo la compra, ganándose las propinas que las vecinas le dejan. La aspiración de casi todos -los preadolescentes del barrio- es poder ser aceptados en alguno de los bandos que dominan las zonas o territorios, sus esperanzas de vidas no superan los 30. Inolvidable la escena en la que éste se encuentra con un amigo, de su reciente infancia, que trabaja para la banda rival, lo que deja asomar el vértigo del destino para ambos.
Un par de macarrillas que se dedican a cometer asaltos, disparar como bestias, encarnan la estupidez de la violencia, el héroe de ambos, que no es más que Tony Montana (Scarface, 1983), deja ver claro la meta de este par de chicos: ser grandes e invencibles mafiosos.
Por otro lado, el relato que aborda las mafias de las empresa textiles de Tersigno, encargadas de realizar por míseros sueldos, los trajes de la alta costura, que luego exhiben tan contentas(tos) las estrellas y famosos, construída a través de un memorable personaje, Don Carlo. A ello se le suma la denuncia a las empresas de la Camorra, que se han hecho un hueco importante en el negocio de la basura -tanto fresca como tóxica- y por lo que parece, es más productiva que el de la droga misma.
Gomorra fue ganadora del Gran premio del Festival de Cannes (2008) y, actualmente, está nominada a la mejor película europea.
Con tintes neorrealistas, Garrone nos hace entrega de una película estupenda, en el que hace cierta contención de la violencia y que nos deja buen sabor de boca al poder disfrutar del buen cine, a pesar de que lo duro del relato, poco deje para la esperanza. El director deja una mínima ranura a las salidas, cuestión que se agradece, haciendo que algunos personajes logren escapar de la infamia.
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viernes, 14 de noviembre de 2008
Hay un alivio en mi garganta
Para Álvaro
Hay un alivio en mi garganta
la sed, detenida al borde de la copa
ahora el polen transita con el caluroso viento
no dejes de rondarme
de despertar aquí
he de bailar por el metro
que me lancen miradas en vez de monedas
que escuchen el canto
que dentro de mí
enciende cada una de las tardes
atrás
el agua tibia de la bahía de Cata
la sazón amorosa de mi madre
y tantas
tantas otras cosas
que no cabrán nunca
en ésta
ni en niguna otra página.
Madrid, 13 de marzo de 2006
lunes, 10 de noviembre de 2008
Espejos de la memoria 13: Anaïs Nin
Relatar la vida como una gran obra
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...Hay libros que se recuerdan como películas, gracias la potente capacidad evocadora de sus creadores. En mi mente deambulan los bohemios que habitaban París a finales de la década de los 30, sus reuniones en casa de alguno de ellos, su humanidad y temperamento.
Casi de manera compulsiva, Anaïs Nin (Neully, Francia, 1903- Los Ángeles, 1977), comienza a escribir desde los 11 años una serie de diarios. De su etapa infantil o diarios primeros, le siguen los de la adultez, comprendidos entre 1931-1975 (aproximadamente). Los manuscritos alcanzan a unos 35 mil folios, lo que se traduce en una empresa titánica para un escritor.
Si bien es cierto que se dedicó a escribir relatos eróticos y novelas, lo mejor de su pluma se encuentra en dichos diarios, que siguen siendo, aparte de su narración íntima, una interesante crónica de un época y un espacio, profundamente creativo.
Son hermosos los episodios en los que relata su amistad con Jean Cocteau, además de la calidez con las que nos entrega su retrato del artista. Las descripciones de estas personalidades resultan sugerentes en su mayoría, y por lo que se presume, acertadas, como la que hace del padre del surrealismo:
"No podría encontrarse algo más surrealista que el propio André Bretón, con toda esa dignidad y ese ingenuo porte regio que tiene, con su largo cabello cepillado para mostrar su rostro de león, sus ojos grandes y sus rasgos osados, inclinándose a besar mi mano".
Nin nos entrega en los diversos tomos de sus diarios, sus memorias como protagonista directa del Zeitgeist (espíritu de un tiempo) en la que la sombra de la Segunda Guerra amenaza nuevamente a Europa, dejando a su vez poco espacio para el optimismo, y dándole vuelta a los fecundos ismos a los que pertenecían.
Pero en mayor o menor grado, los humanos sentimos debilidad por las anécdotas no oficiales (desde un perfil humano hasta el cotilleo puro y simple, pero refrescante) acerca de los grandes artistas.
Cómo olvidar el capítulo en la que la autora narra su estadía junto a Miller en una mansión en el campo en Hamptom Manor (EE UU), en la que, de repente llega Dalí junto a su "insoportable" esposa Gala, que les ordenaba comprar pinturas cuando iban a la ciudad o hacer silencio mientras éste pintaba: "La señora Dalí nunca alzaba la voz, nunca se preocupaba po seducir o agradar. Daba por sentado, sin decirlo, que todos estábamos allí para servir a Dalí, el gran indiscutible genio".
Quedan registrados en sus páginas su cercanía con el psicoanálisis, de la mano de Otto Rank, discípulo de Freud, su famosa relación con Henry Miller, pero también desfilan personajes como Antonin Artaud, Alejo Carpentier, Charles Chaplin, Julio Cortázar, Lawrence Durrel o Margarite Duras, entre otros.
En otro capítulo, hace un esbozo de su breve encuentro con James Joyce, al que luego describió como malhumorado, adjudicándole parte de ello, a que éste sufría de triquiasis, una patología que hace que las pestañas nazcan hacia dentro.
Como si fuesen fotogramas me quedan las escenas de la construcción de la pequeña imprenta en el estudio, o aquella otra en la que invita a sus amigos artistas a pintar las ventanas de su piso, a manera de vitrales. Me pregunto, quién habitaría luego ese piso, que otrora fue convertido en una pequeña catedral para la creación, imagino a la casera o el casero, echando abajo las ventanas. Dichas ventanas aún se sostienen, y por las tardes les atraviesa la luz, para eso está la memoria, recogida, en algunos miles de libros.
domingo, 2 de noviembre de 2008
Alguien se pone a abrir puertas
Alguien se pone a abrir puertas
salta el verde, lo agrio
o bien lo dulce
esperar a que anochezca
las miradas se detienen en el asfalto
en los pozos que habría que saltar
porque llueve
al comienzo del invierno
y es oscura la mañana
y sin ruidos
nadie corre
he sacado el paraguas
y apenas hay frío
he sacado el abrigo
y poco llueve
vuelvo a casa
y es otro país.
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