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miércoles, 28 de junio de 2017

Nadie muere en Zanzíbar - Fernando García Calderón

Título: Nadie muere en Zanzíbar
Autor: Fernando García Calderón
Editorial: Algaida
Año: 2016
ISBN: 978-84-9067-466-6
Nº de páginas: 552

Me había llamado mucho la atención este título cuando lo vi entre las novedades de la editorial Algaida en mayo del año pasado por lo que cuando su autor, del que ya había leído Yo también fui Jack el Destripador, me ofreció su lectura, acepté inmediatamente. Sin embargo, tanto por mi escasez de tiempo como por las reseñas que iba viendo en las que afirmaban que era una lectura densa, han pasado varios meses hasta que por fin he encontrado el momento propicio para sumergirme en su historia.

En Nadie muere en Zanzíbar nos vamos a encontrar con la biografía novelada de Juan Ángel Santacruz de Colle, escrita por Fernando García Calderón a partir de sus diarios personales. El autor tuvo acceso a esta historia gracias a su tía abuela Luisa, quien recibió la visita del ahijado de Santacruz para hacerla partícipe de un apunte de su biografía, dejándola en custodia una caja en la que se suponía que se hallaban las pruebas de que todo lo relatado por él era cierto. Antes de morir Luisa hará entrega de la caja a Fernando, quien en su interior encontrará unos cincuenta cuadernos escritos del puño y letra de Juan Santacruz, en los que éste recogerá diversas cuestiones, albergando veintiséis de ellos su diario personal.Y será a través de ellos y de sus propias investigaciones como Fernando García Calderón desarrolle esta novela, en la que conoceremos de cerca quién fue Juan Santacruz, un hombre que tras nacer en la Sevilla de 1900 acabó falleciendo en una isla de la costa este de África en 1976, después de haber protagonizado un sinfín de idas y venidas, lucrativos negocios, episodios y aventuras que harían que su vida pueda calificarse como extraordinaria.

Fernando García Calderón
Fernando García Calderón
A través de esta novela Fernando García Calderón nos acerca a la figura de un desconocido pero interesante personaje nacido a principios de 1900 en Sevilla, Juan Ángel Santacruz de Colle. Si bien sus diarios son la base sobre la que se asienta la novela, el autor ha desarrollado una compleja labor de investigación, llegando incluso a viajar en más de una ocasión a Zanzíbar, para completar aquella información que no quedaba recogida en los mismos. El resultado ha sido esta extensa novela en la que con todo lujo de detalles nos muestra la apasionante vida que llevó Santacruz, repleta de todo tipo de aventuras y experiencias que en algún caso incluso cuesta creer que sean reales.

El relato se va desarrollando linealmente a través de distintos capítulos que a su vez quedan agrupados en lo que serían nueve grandes bloques. Es el propio autor quien asume la voz narrativa aunque durante la mayor parte del libro emplea una tercera persona para hablar de las vivencias del protagonista, incluyendo algunos pasajes en primera persona para añadir su propia visión o algún matiz adicional. Por lo que se refiere al estilo en el que está escrito, Fernando García Calderón hace gala de una prosa cuidada al detalle, sosegada, elegante y culta que resulta accesible para el lector. No obstante, es un libro para leer sin prisas, de forma pausada, pues aunque los episodios se suceden de forma constante en la vida del protagonista, el ritmo es más bien lento tanto por la amplitud de los datos y detalles con los que el autor adereza la historia como por el predominio de la narración sobre el diálogo, que al menos en mi caso provoca que la lectura me resulten menos ágil. Y es por eso que, aunque no puedo decir que no me haya gustado, tampoco lo he disfrutado plenamente ya que algunas partes se me han hecho un tanto pesadas y me costaba avanzar. 

Se deduce fácilmente que el grueso de la novela gira en torno a Juan Ángel Santacruz, un personaje al que vamos a acabar conociendo con gran profundidad. Es prácticamente toda su vida la que queda recogida en "Nadie muere en Zanzíbar" y esto hace que sea una figura que queda retratada de una forma muy precisa. No cabe duda de que fue un hombre muy carismático y merece la pena conocer su historia. Nació a principios del siglo XX en Sevilla, estudió medicina y se convirtió en un experto en libros antiguos llegando a ser fundador de la Logia de los Calígrafos. Al finalizar la Guerra Civil huye de España pero tras pasar por diversas ciudades europeas y siendo perseguido por los nazis, acabará desembarcando en Zanzíbar en el año 1940. A partir de este momento su vida sufrirá una transformación y se convertirá en un ferviente defensor de la cultura de estos pueblos y de su anhelo por lograr la libertad, participando en la independencia de los países de habla swahili. Todo esto y mucho más queda expuesto en la novela de Fernando García Calderón, que nos da a conocer a un hombre fascinante que llevó una intensa vida, llegando a adoptar dos identidades diferentes en África, el gibraltareño John Cross y el árabe Jamshid. Y todo ello sin abandonar su personalidad, ostentando múltiples cualidades entre las que destacaron su determinación, valentía, fuerza, coraje, tesón y optimismo a la hora de enfrentarse a cuantos obstáculos se iban interponiendo en su camino. 

Una vez dejados atrás esos primeros años que transcurren entre la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, buena parte de la vida de Santacruz queda vinculada de forma estrecha con la historia africana y, especialmente, con el proceso de independencia de aquellos países que eran colonias o protectorados. Es por esto que al mismo tiempo que vamos descubriendo lo que fue su vida, vamos accediendo a los principales acontecimientos históricos que tuvieron lugar como la Revolución de Zanzíbar dirigida por John Okello o la unión del país con Tanganica para formar la República unida de Tanzania . Es necesario conocer lo que sucede en dichos países para poder comprender muchas de las acciones y decisiones del protagonista, por lo que el autor no escatima en detalles y recoge cuantos datos e información cree necesarios para que todo quede claro y el lector finalice el libro con una amplia visión de lo acontecido en ese periodo. De esta manera Nadie muere en Zanzíbar se convierte en una lectura instructiva que nos permite ahondar en unos hechos que puede que para algunas personas sean conocidos, pero para mí no, y por eso me ha parecido una novela tremendamente interesante. Y a pesar de esto he de reconocer, como ya he señalado anteriormente, que algunas partes me han costado,  me he sentido un tanto estancada y con la sensación de no avanzar. 

Pero al margen de esto, no queda duda de que detrás de Nadie muere en Zanzíbar hay un enorme esfuerzo y trabajo, con una gran labor de documentación que se aprecia en cada una de las páginas y que contribuye aumentar el valor de la obra. Una documentación que se refleja no solo en los hechos que se recogen sino también en la fantástica ambientación con la que la novela cuenta y que nos va a permitir desde disfrutar de sus exóticos paisajes hasta descubrir cómo era su forma de vida, su cultura o sus costumbres.

Así que en conclusión y  a modo de resumen de todo lo expuesto, Nadie muere en Zanzíbar es una interesante y trabajada novela a través de la que su autor nos descubre la figura de Juan Ángel Santacruz de Colle, un carismático personaje que protagonizó una vida intensa y fascinante, repleta de anécdotas y aventuras, que sin duda merece la pena conocer.

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Gracias al autor por facilitarme el ejemplar para su reseña

lunes, 21 de noviembre de 2016

Sombras de agua - Félix G. Modroño

Título: Sombras de agua
Autor: Félix G. Modroño
Editorial: Algaida
Año: 2016
ISBN: 978-84-9067-680-6
Nº de páginas: 352

Tras haber leído La sangre de los crucificados y Muerte dulce, estaba deseando compartir una nueva aventura con el doctor Zúñiga por lo que no he tardado demasiado en adentrarme en Sombras de agua, la última publicación de Félix G. Modroño y que supone la tercera entrega de esta serie, organizando además su lectura conjunta junto a Laky.

"Sombras de agua" nos traslada hasta principios del año 1684 para encontrarnos con el doctor Zúñiga en Valencia, ciudad en la que se dispone a embarcar en un galeón que le llevará a la Serenísima República de Venecia para cumplir con una misión diplomática encomendada por la reina madre doña Mariana de Austria. Sin embargo, su fama como investigador y la facilidad que posee para solventar misteriosos enigmas ha traspasado las fronteras, haciendo que el dogo le considere el hombre adecuado para averiguar lo que se esconde detrás de un mensaje anónimo que ha sido depositado en una de las bocas de león que se encuentran repartidas por distintos edificios de la ciudad, y en el que parece recogerse una amenaza vinculada con una trama ocultista para hundir la ciudad. Fernando de Zúñiga deberá investigar quién está detrás de esa nota y si ocurrirán acontecimientos que alteren el devenir de la República, contando para ello nuevamente con la ayuda de Pelayo pero también con la de Elena Corner Piscopia, reconocida por ser la única mujer en el mundo en conseguir un doctorado, y que será quien se encargue de guiarle tanto por el laberinto de canales que forman la ciudad como por la mentalidad veneciana.
Félix G. Modroño
Félix G. Modroño

Como os decía, Sombras de agua es la tercera novela de la serie protagonizada por Fernando de Zúñiga y, aunque ya lo he comentado en las anteriores reseñas, vuelvo a incidir en que no es necesario haber leído los anteriores libros para disfrutar de este ya que son historias independientes cuyos finales quedan cerrados. Eso sí, siempre es recomendable ir en orden pues las cuestiones personales sí han ido evolucionando, con lo que todo va a quedar más claro si empezamos por el principio. Además esto nos va a permitir ver la progresión que ha seguido Félix G. Modroño como autor, ya que aunque su primer libro estaba bien escrito, se aprecia un gran cambio entre ambos, más cuando, como es mi caso, se han leído los tres tan seguidos.

En esta ocasión, vamos a seguir las andanzas del protagonista a lo largo de cuarenta y nueve capítulos de corta extensión que quedan cerrados en un epílogo final. La historia discurre linealmente manteniendo un ritmo bastante ágil y dinámico, siendo un narrador omnisciente quien nos cuente lo que sucede, la mayor parte del tiempo desde la perspectiva de Fernando de Zúñiga. A estas alturas, ya no es ningún secreto que me gusta mucho como escribe Félix G. Modroño y en esta entrega he disfrutado nuevamente con esa prosa que caracteriza al autor y que, sin perder la sencillez y facilidad de lectura, se aprecia tan cuidada, depurada y elegante. Eso sí, ya decía anteriormente que el haber leído estas tres obras tan seguidas me había permitido apreciar la evolución del autor y, sin desmerecer las dos primeras entregas porque ya os comenté en sus reseñas que me habían encantado, "Sombras de agua" me ha parecido una obra mucho más madura y trabajada.

El haber leído La sangre de los crucificados y Muerte dulce nos va a servir de ayuda a la hora de identificar a algunos de los personajes que en este volumen repiten aparición, si bien la mayoría de figuras son nuevas incorporaciones al tener lugar la acción en Venecia, ciudad a la que únicamente se trasladan el doctor Zúñiga y Pelayo. Como en cualquier serie de este tipo, llega un momento en que los protagonistas ya nos son muy familiares, y es lo que me ocurre a mí con Fernando de Zúñiga, un hombre en cuya personalidad he ido profundizando en cada uno de los libros y que se ha ido ganando mi simpatía y cariño por su forma de ser y actuar. A pesar de esto, no va a ser un obstáculo el no haber leído los anteriores volúmenes pues Félix se encarga de volver a perfilar al personaje con el suficiente detalle para que cualquier lector tenga claro el tipo de persona que es, al mismo tiempo que nos va a recordar los hechos más significativos que han tenido lugar en su vida y que han sido decisivos a la hora de convertirse en el tipo de persona que es en la actualidad. Y si en la reseña de Muerte dulce os decía que era Pelayo el personaje en el que había apreciado un cambio mayor, en este caso es en el propio don Fernando en el que esto me ha sucedido, encontrándome con una evolución muy interesante que nos va a mostrar otras facetas que anteriormente el dolor mantenía ocultas.

Por lo que respecta al resto de personajes, Pelayo vuelve a ser una figura sobresaliente en la que también vamos a observar cambios asociados a su madurez y a las vivencias  y experiencias que va compartiendo con el que se ha convertido en su guía y protector. En Sombras de agua existe otra figura que tiene una gran importancia en el desarrollo de la trama, tanto por sus aportaciones a la investigación como por su vínculo con los protagonistas, y es Elena Corner Piscopia. Elena no es un personaje ficticio, existió en la realidad y se la conoce por ser la primera mujer en recibir un doctorado de una universidad, con lo que aumenta el atractivo del personaje ya que, al menos yo, no había oído hablar anteriormente de ella y me ha gustado descubrirla a través de esta lectura. No es el único personaje real que va a desfilar por las páginas de Sombras de agua y en el Dramatis Personae que se incluye en las páginas finales Félix hace un repaso de lo que fue de algunos de ellos como el padre Tomás Vicente Tosca; Giovanni Battista Vivaldi, padre de Antonio Vivaldi; Francesco Morosini; o científicos tan célebres como Robert Boyle, Edmund Halley, John Locke o Isaac Newton.

Ha transcurrido tan solo un año desde el anterior “enigma” que Fernando de Zúñiga tuvo que resolver, por lo que nos situamos en la misma época histórica que en los dos primeros libros. No obstante, en esta ocasión el escenario es muy diferente pues Félix G. Modroño nos va a trasladar hasta la bella Venecia, haciendo que, al menos desde mi punto de vista, el encanto de esta obra aumente. El emplazamiento de por sí es ya muy llamativo, pero a ello hay que sumarle el momento histórico que se está viviendo en Europa, con una serie de cambios que van a quedar reflejados en el texto y cuya exposición y análisis resulta de lo más interesante. Fernando de Zúñiga va a viajar a la República con una misión muy concreta y esta misión va estar relacionada con la expansión del Imperio otomano y la necesidad de frenar su avance, hechos que quedan integrados en el relato de una forma natural y amena, como ya es habitual en la obras de Félix. Alianzas, intrigas políticas, estrategias…. son cuestiones que se abordan a lo largo de las páginas de Sombras de agua, permitiéndonos descubrir los hechos históricos que tuvieron lugar en ese periodo, y reservando además una importante parcela para el ámbito de la ciencia, ya que en esos días en Venecia se está celebrando una reunión de científicos que debaten sobre la vigencia del pensamiento de Aristóteles.

Ya lo he comentado en mis otras reseñas de los libros de Félix pero vuelvo a insistir en ello pues también en este caso se hace preciso dejar constancia del excelente y meticuloso trabajo de documentación que se aprecia detrás de la historia. Tanto directa como indirectamente hay mucha información volcada en la novela, aunque no por ello va a perder su dinamismo ni se va a hacer aburrida ya que una de las habilidades del autor es incorporar los datos históricos con sencillez para que el lector no se sienta abrumado y siga disfrutando de la lectura, algo fundamental en este tipo de novela que no es puramente histórica.

Y por si todo esto no fuese suficiente, la maravillosa ambientación con que la obra cuenta se convierte en el complemento perfecto. Comentaba unas líneas más arriba que el escenario en el que transcurría era muy llamativo pues, con excepción de los primeros capítulos en los que nos situamos en Valencia, el resto de la obra transcurre en la ciudad de Venecia, capital de lo que fue la Serenísima República de Venecia. El retrato que Félix hace de la ciudad es fascinante, paseándonos por sus canales, contemplando los edificios más relevantes o mostrándonos el día a día y la mentalidad de los venecianos, todo ello a través de cuidadas y precisas descripciones que hacen que la lectura sea muy visual además de crear una atmósfera envolvente con la que nos traslada, convirtiéndonos en espectadores privilegiados de esa época durante el tiempo que dura la lectura, aunque solo viajemos a través de nuestra imaginación. Y además de las descripciones físicas también vamos a profundizar un poco más en otros aspectos como su forma de gobierno, al frente de la que estaba el dux o dogo que es una figura que va a quedar muy bien explicada en el relato, la naturaleza de sus habitantes con especial hincapié en sus amoríos y pasiones o, como no podía ser de otra manera, su magnífico Carnaval, tan diferente al que conocemos en la actualidad.

No cabe duda de que estamos ante una saga que, siguiendo la evolución de su autor, ha ido mejorando en cada una de sus entregas y eso hace que, al cerrar la última página, sintamos cierta pena al tener que abandonar a sus protagonistas. Personalmente este tipo de libros que combinan acción e intriga con historia me gustan mucho y, como habéis podido comprobar por las reseñas que he publicado estos días, he disfrutado enormemente con las aventuras de don Fernando de Zúñiga en los tres libros. Creo que tanto La sangre de los crucificados como Muerte dulce y Sombras de agua son libros con los que cualquier persona puede disfrutar ya que cuentan con una atractiva combinación de elementos que los hacen muy recomendables, además de deleitarnos con la prosa de Félix.

En definitiva, en Sombras de agua Félix G. Modroño retoma a su carismático doctor Zuñiga para volver a ofrecernos un excelente thriller histórico, trasladándonos en esta ocasión a la llamativa Serenísima República de Venecia de finales del siglo XVII. Un libro muy bien escrito y ambientado que a mí me ha encantado leer y que, por lo tanto, también os recomiendo, al igual que cualquier otra obra de este autor ya que, al menos para mí, es una apuesta segura.

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Gracias a la editorial por facilitarme el ejemplar para su reseña

lunes, 14 de noviembre de 2016

Muerte dulce - Félix G. Modroño

Título: Muerte dulce
Autor: Félix G. Modroño
Editorial: Algaida
Año: 2009
ISBN: 978-84-9067-679-0
Nº de páginas: 398

Disfruté tanto leyendo La sangre de los crucificados que no quise dejar pasar demasiado tiempo sin continuar con las aventuras del doctor Zúñiga, así que aprovechando que tenía también Muerte dulce en la estantería, a los pocos días me puse con su lectura.

En esta ocasión nos trasladamos hasta el año 1683, fecha en la que don Fernando de Zúñiga recibe una misiva de su amigo Pedro Urtiaga comunicándole que ha sido envenenado, por lo que cuando lea esas líneas ya estará muerto y enterrado. Además de despedirse, su amigo le solicitará que viaje en compañía de Pelayo hasta Balmaseda, localidad en la que Urtiaga tiene su domicilio, para averiguar quién le ha matado y tomarse la venganza. Se trasladarán así a tierras vascas para intentar esclarecer la identidad del asesino, descubriendo que su muerte está relacionada tanto con el vino que ha sido empleado para envenenarle, como con una enigmática partida de mus, un juego de naipes recién creado, en la que Urtiaga tomó parte y que parece esconder todas las claves de su asesinato.
Félix G. Modroño

Aunque "Muerte dulce" es la segunda entrega de la serie de novelas protagonizadas por el doctor Zúñiga, no es necesario haber leído La sangre de los crucificados para poder disfrutar de ella ya que aquí nos vamos a encontrar con un caso diferente al que él tendrá que enfrentarse, quedando nuevamente su final cerrado. No obstante y como sucede en la mayoría de series de este tipo, siempre es recomendable leer los libros de forma ordenada porque algunas cuestiones que afectan a la vida privada de los personajes sí guardan continuidad, con lo que la mejor forma de comprenderlo todo a la perfección es leerlos en orden.

Por lo que se refiere a su estructura, Muerte dulce es un libro muy similar a La sangre de los crucificados y así también van a ser nueve los capítulos en los que se recoge la historia, estando a su vez divididos internamente en otras partes más breves. Igualmente es un narrador omnisciente el empleado para desarrollar la trama y Felix G. Modroño vuelve a deleitarnos con un estilo preciso, elegante, rico y fluido que resulta tan agradable de leer. En esta ocasión la ubicación en la que transcurre la acción se va a hacer notar especialmente y así el autor mantiene algunos términos en euskera, con su correspondiente traducción a pie de página, que contribuyen a mejorar la ambientación, al igual que las palabras que aparecen en castellano antiguo o las germanías. Abundantes diálogos, un ritmo ágil desde los primeros capítulos y el suspense en torno a la identidad del asesino hacen que sea un libro que se lee con enorme facilidad y que resulta muy ameno y entretenido.

La mayoría de personajes que aparecen en esta entrega nos van a resultar familiares pues también aparecían en La sangre de los crucificados. Así volvernos a encontrarnos con su protagonista, Fernando de Zúñiga, una figura que aún sin haber leído el anterior libro no vamos a tener problema para identificar pues el autor vuelve a incidir en aquellos aspectos que son necesarios para que quede bien perfilado y, a mayores, profundiza en otras facetas. De esta manera vamos a ver más de cerca la relación que mantiene con su hija menor, Leonor, o cómo se afianza el vínculo que ha creado con Pelayo, el joven zamorano que le acompañó en su anterior aventura y que en este caso volverá a viajar con él a tierras vascas. Y es quizás Pelayo el personaje en el que vamos a observar una mayor evolución entre ambas entregas pues en esta ocasión ha quedado atrás el muchacho ingenuo que era para convertirse en un joven más maduro, decidido y, sobretodo, enamorado, adquiriendo sus sentimientos tanta relevancia que darán lugar a un pequeño hilo argumental que transcurre paralelo.

Portada 1ª edición
Comentaba anteriormente que en la faceta privada de los personajes sí se observaba una continuidad y además en Muerte dulce vamos a ver que adquiere una mayor importancia gracias al protagonismo que cobran figuras como la joven Leonor o Isabel, el ama de llaves de la familia Zúñiga, que sirven para dar paso a cuestiones cuya evolución seguramente iremos viendo a lo largo de los demás libros. Junto a estos nombres ya conocidos también habrá nuevas incorporaciones vinculadas con el caso a investigar como Gorane Otamendi y se vuelven a mezclar los personajes ficticios con aquellos que realmente existieron en la época, sirva de ejemplo Lucas Orejón o Pedro de Ibaizabal.

Al contrario de lo que muchos pueden pensar, el rigor histórico no está reñido con el entretenimiento y esto es algo que queda patente en las novelas de Félix G. Modroño. Al igual que en La sangre de los crucificados, en "Muerte dulce" volvemos a apreciar el excelente trabajo de documentación que el autor ha realizado para dar forma a esta nueva historia, plasmándolo tanto en la ambientación como en el contexto histórico, que es el mismo que en la primera entrega pues tan solo ha transcurrido un año entre una investigación y otra. No quiero decir con ello que estemos ante una obra plagada de información o datos históricos; en estas novelas prima la acción, y esta acción tiene lugar en una época concreta que Félix dibuja con mimo a través de esos pequeños detalles que son necesarios para que la historia cobre credibilidad y el lector se sienta transportado al tiempo en el que está ocurriendo lo que nos está contando.

Y si en mi reseña de La sangre de los crucificados destacaba la fantástica ambientación que la obra tenía, en Muerte dulce me ha parecido que es incluso mejor. Félix G. Modroño consigue crear un atmósfera envolvente que atrapa al lector y que hace que pasemos a formar parte de esos escenarios en los que se mueven los personajes, convirtiéndonos así por ejemplo en espectadores invisibles de esas partidas de cartas que se juegan en el Muslari tuerto o compartiendo la estancia en una oscura celda de la cárcel de Bilbao. Una vez más vuelven a ser varios los lugares a los que don Fernando y Pelayo han de trasladarse siguiendo las pistas que van encontrando y así recorreremos localidades como Salamanca, Alaejos, Portugalete, Bilbao, Valdetrigueros o el islote de San Juan de la Peña, con especial relevancia de Balmaseda, villa más antigua de Vizcaya y en la que va a transcurrir buena parte de la acción. Todos ellos quedan magníficamente retratados a través de precisas descripciones que abarcan desde los monumentos y rincones más emblemáticos hasta el día a día de sus habitantes, por lo que es difícil no cerrar el libro sin experimentar la necesidad de viajar a algunos de esos parajes para comprobar personalmente su belleza.

Nos cuenta Félix en las páginas finales del libro que Muerte dulce nace en una partida de cartas jugada en un bar de la Plaza Mayor de Villalpando, y es que él, al igual que algunos de sus personajes, es jugador de mus. No soy gran aficionada a las cartas pero sí que he jugado alguna partida, lanzando órdagos, envidando a la grande, a la chica… pero la verdad, nunca me había parado a pensar en cuál podría ser su origen, por lo que me ha parecido original e interesante esta particular visión que él nos da sobre la invención de este popular juego. Me ha gustado mucho cómo va se va desarrollando la trama a su alrededor, una trama que va ganando en intensidad e intriga a medida que avanzamos, con todos los ingredientes muy bien hilvanados para que no se pierda nuestro interés en ningún momento y, gracias a los giros argumentales y a la aparición de nuevas pistas, tengamos que avanzar cada vez con mayor curiosidad por desvelar cuál será el final de la historia.

Resumiendo, Muerte dulce es un estupendo thriller histórico con el que Félix G. Modroño nos vuelve a trasladar al siglo XVII español para continuar descubriendo las andanzas de don Fernando de Zúñiga, un carismático personaje al que sus conocimientos, unidos a su sentido común aderezado con intuición, le permiten desvelar extraños sucesos. Una novela repleta de intriga, acción, crímenes, leyendas, misterio e incluso romance que sin duda merece la pena descubrir. 

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jueves, 27 de octubre de 2016

La sangre de los crucificados - Félix G. Modroño

Título: La sangre de los crucificados
Autor: Félix G. Modroño
Editorial: Algaida
Año: 2007
ISBN: 978-84-9067-678-3
Nº de páginas: 348

Había leído dos novelas de Félix G. Modroño que me habían encantado, La ciudad de los ojos grises y Secretos del arenal, por lo que desde hacía tiempo quería leer las que me faltaban publicadas anteriormente, aunque nunca encontraba la ocasión para hacerlo. El empujón definitivo ha llegado hace unos días gracias a la próxima publicación de su última obra, Sombras de agua, en la que retoma las aventuras del doctor Zúñiga, protagonista también de sus dos primeros libros.

"La sangre de los crucificados" transcurre en el año 1682 y comienza con la llegada de Fernando de Zúñiga a Zamora para atender la llamada de su obispo, quien le ha requerido para tratar un asunto de suma importancia para los intereses del cabildo. Así se enterará de que junto a la puerta principal de la iglesia de San Claudio hace unos meses ha sido hallado un hombre muerto, desangrado y con una extraña herida en el cuello, que curiosamente es el mismo cuya cara ha sido representada en la escultura de un Cristo crucificado con la que el obispo ha sido obsequiado, pero cuya autoría nadie ha reclamado. La misión de Fernando de Zúñiga será averiguar si la persona que ha creado esta imagen es la misma que ha cometido el asesinato y de ser así, los motivos de por qué lo hizo. Comenzará así una andadura que le llevará desde tierras zamoranas hasta Sevilla, pasando por la Salamanca universitaria y la Corte madrileña, intentando averiguar qué y quién se esconde detrás de este enigma, y contando para ello con la ayuda del joven Pelayo, criado del obispo que se pondrá a su servicio.

Félix G. Modroño
Félix G. Modroño
Como os decía, La sangre de los crucificados es la primera de una serie de novelas que tienen en común a su personaje protagonista, el doctor Fernando de Zúñiga. A este título le sigue Muerte dulce y hoy sale a la venta la tercera entrega, Sombras de agua. No obstante y aunque os digo que forman una serie, son libros independientes que se pueden leer sin problema por separado pues cada uno está enfocado en un caso que tiene que resolver y el final queda cerrado al margen de cuestiones más personales de los personajes que sí tienen cierta continuidad.

Tras el prólogo con el que se da inicio la historia, la novela se presenta estructurada en nueve capítulos a lo largo de los que linealmente se va desarrollando la trama. Algunos de estos capítulos son un poco extensos pero gracias a una división interna en partes más breves la lectura se vuelve ágil y dinámica, con lo que es un libro que se lee con gran facilidad. En esto también tiene mucho que ver el estilo narrativo de Félix G. Modroño ya que emplea una prosa ligera, precisa, clara, fina y cuidada, muy bien adaptada a la época en la que discurre la acción recurriendo a vocabulario y expresiones propias de dicho periodo así como a términos de germanías, registrados estos últimos en un glosario final. El relato corre a cargo de un narrador omnisciente y desde los primeros capítulos el ritmo es muy fluido tanto por la abundancia de diálogos como por la continúa sucesión de aventuras en las que se ve envuelto el protagonista.

Como figura principal en esta historia tenemos a un carismático personaje al que Félix G. Modroño va retratando con minuciosidad de forma progresiva, permitiéndonos profundizar en su carácter a medida que avanzamos en la historia. Fernando de Zúñiga, vizconde del Castañar y doctor en medicina de la Universidad de Salamanca, es un hombre que roza la cincuentena y que ha alcanzado una notable fama por sus dotes diplomáticas y facilidad para llegar a acuerdos. Además, sus conocimientos de medicina y de ciencias ocultas unidos a su escepticismo religioso hacen que posea una extraordinaria perspicacia en el estudio de enigmas, por lo que ocasionalmente se dedica a desvelar extraños sucesos que llegan a su conocimiento. Aunque en un principio por su personalidad puede parecer demasiado serio y distante, finalmente acaba siendo un personaje cercano, humano y entrañable que se gana el aprecio del lector, con lo que es una alegría saber que nos esperan al menos otros dos libros protagonizados por él.

Anterior portada
El doctor Zúñiga cuenta con la ayuda del joven Pelayo, criado del obispo de Zamora que en esta ocasión se pondrá al servicio de don Fernando. Es un muchacho despierto, servicial e inteligente al que este encargo dará la posibilidad de salir de las tierras zamoranas, una aventura que inevitablemente va a hacer que evolucione al descubrir nuevos horizontes e incluso sentimientos, ganándose la simpatía y la confianza de don Fernando, con quien va a establecer una relación cada vez más estrecha al ver en él esa figura paterna de la que Pelayo ha carecido desde niño.

El resto de personajes, entre los que encontramos no sólo figuras ficticias sino también reales como el obispo de Zamora Alfonso de Balmaseda, Mariana de Austria, el pintor Juan Valdés Leal o los escultores Francisco Ruiz Gijón y Pedro Roldán, quedan en un plano más secundario y no están dibujados con tanto detalle, pero sí de una forma correcta en función de su mayor o menor implicación en la historia e incluso algunos darán lugar a pequeños hilos argumentales paralelos como es el caso de la madre del rey Carlos II, con quien el vizconde de Castañar mantiene una estrecha amistad que hace posible que el autor nos muestre lo que sucede en el interior de la Corte en un momento en el que la dinastía de los Austrias está llegando a su fin, y media Europa espera la muerte de un rey frágil y enfermizo al que los malos augurios han acompañado desde su nacimiento, mientras el pueblo comienza a impacientarse ante su falta de descendencia.

"La sangre de los crucificados" es una novela que se desarrolla a ritmo de thriller pero por sus características también se encuadra dentro del género histórico, es decir, que sería uno de esos libros que definimos como thriller histórico. El buen hacer de Félix G. Modroño a la hora de enmarcar sus historias ya me había quedado claro en La ciudad de los ojos grises y en Secretos del arenal, y en este caso lo he vuelto a comprobar. La trama de La sangre de los crucificados se sitúa a finales del siglo XVII y ya desde las primeras páginas se aprecia que el autor se ha documentado muy bien para que el contexto histórico de este periodo quede perfectamente integrado en la historia, sumándose a ello una fantástica ambientación que se convierte en el complemento perfecto.

Aceñas de Olivares (Zamora) ©
Las pistas que Fernando de Zúñiga va siguiendo para desvelar la identidad del asesino le llevarán a recorrer distintos lugares de la geografía española. Así comenzaremos visitando Zamora, una ciudad que no es habitual encontrar como escenario en las novelas pero cuya belleza y grandiosidad de monumentos queda plasmada en las descripciones que Félix hace de ella, en las cuales se aprecia el cariño que siente por esta tierra. Salamanca, tanto la propia ciudad como algunas zonas de su provincia, con especial trascendencia del valle conocido como Las Batuecas y su monasterio carmelita, Madrid, capital del reino en plena ebullición en contraste con el estado decadente que sufren el resto de ciudades españolas, o la maravillosa Sevilla, son emplazamientos por los que vamos a acompañar a Fernando y a Pelayo en sus pesquisas, estando todos ellos minuciosamente dibujados para que el lector no tenga problema a la hora de identificar y visualizar los distintos escenarios, llegando incluso a despertar la curiosidad por visitarlos.

No solo visualmente quedan descritos estos parajes pues, como os decía, el contexto histórico también se ha cuidado al detalle y así queda plasmada la atmósfera que se vivía en el país encontrándonos alusiones que hacen referencia a cómo era el día a día en cada una de estas ciudades, los problemas que existían en la Corte o algunas de las preocupaciones que tenían los habitantes, entre otros muchos aspectos, ocupando una importante posición el ámbito de la cultura y el arte al estar la investigación del doctor Zúñiga encaminada en esa línea.

Acción, aventuras, misterio, enigmas por resolver, asesinatos e incluso algunas pinceladas de amor son elementos que vamos a encontrar en el interior de La sangre de los crucificados, dando lugar a una trama muy entretenida con la que disfrutarán un gran número de lectores y a la que hay que añadir el plus de contar con esa estupenda ambientación histórica que acabo de mencionar, que para los aficionados al género va a suponer un mayor atractivo que en cambio no se va a convertir en obstáculo para los que no disfruten de él, ya que todo está integrado con enorme naturalidad.

En definitiva, como bien señala en la contraportada “La sangre de los crucificados es un thriller histórico magníficamente ambientado en la España de finales del siglo XVII” con el que Félix G. Modroño da inicio a una serie protagonizada por el doctor Fernando de Zúñiga, peculiar personaje al que acompañaremos en la investigación de diferentes enigmas. Una novela muy amena y entretenida con la que yo he disfrutado enormemente y que por lo tanto os recomiendo leer, más teniendo en cuenta que hoy sale a la venta la tercera entrega de la saga y, aunque se pueden leer de forma independiente, siempre es recomendable comenzar por el principio.

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lunes, 26 de septiembre de 2016

La palma del indiano - Santiago Blasco

Portada La palma del indiano
Título: La palma del indiano
Autor: Santiago Blasco
Editorial: Algaida
Año: 2016
ISBN: 978-84-9067-477-2
Nº de páginas: 544

Cuando vi La palma del indiano de Santiago Blasco entre las novedades de la editorial Algaida el pasado mes de abril me quedé prendada de su preciosa portada y, tras leer su sinopsis, decidí que no podía dejar pasar esta novela, pues en principio tenía todos los ingredientes para hacerme disfrutar con su lectura, aunque el resultado final no ha sido del todo el esperado como os contaré a continuación.

"La palma del indiano" es una saga familiar que se extiende desde principios del siglo XIX hasta prácticamente la época actual, permitiéndonos descubrir la historia de dos familias, una de origen gaditano y otra afrocubano, cuyos destinos se verán entrelazados. El relato da comienzo en el año 1850 cuando al puerto de La Habana llega un cargamento de esclavos capturados en la costa africana y que serán vendidos para convertirse en mano de obra en las plantaciones de los ricos hacendados. Entre ellos se encuentra Ganna, una joven que ha caído en una profunda depresión tras perder a su pareja durante la travesía, y que será adquirida por la anciana propietaria de una de las tabernas del pueblo, junto a quien comenzará una nueva vida en la que contará con la ayuda y el apoyo del padre Clemente, religioso que les ha acompañado como protector desde África y con el que entablará una estrecha relación.

Por otro lado, en Cádiz residen los Benjumea, una importante familia que ha adquirido una notable fortuna gracias a actividades centradas en el comercio negrero pero que verá como su negocio peligra ante el acoso cada vez mayor de las naciones partidarias de abolir la práctica de la esclavitud. Ante esta situación, cuando el patriarca fallezca su hijo Isaac tomará la decisión de emigrar junto al resto de la familia a Cuba, instalándose en La Habana y centrando sus negocios en las plantaciones de tabaco, algodón, caña de azúcar y café, cultivos que pronto harán que recuperen su fortuna y se conviertan en una de las familias más importantes de la zona. 

Las vidas de ambas familias transcurrirán de forma paralela hasta que por caprichos del destino los pasos de sus miembros se crucen, emprendiendo así una nueva andadura en común que se prolongará a lo largo de las generaciones. 

Santiago Blasco
Santiago Blasco
Ya he comentado en más de una ocasión que las sagas familiares me encantan, al igual que me fascinan las novelas ambientadas en la zona del Caribe por lo que era complicado que no disfrutase con la lectura de La palma del indiano. Sin embargo no me ha parecido una novela redonda ya que he encontrado algunos puntos que no me han convencido, lo que ha hecho que mi valoración final haya bajado.

El libro se inicia con una representación del árbol genealógico de las dos familias protagonistas para seguidamente dar paso a los treinta y ocho capítulos en los que la historia se estructura. Durante los primeros capítulos vamos a conocer los orígenes de ambas familias y la forma en la que se han instalado en La Habana, por lo que la narración va a alternar entre distintos escenarios y espacios temporales. La forma en la que Santiago Blasco da comienzo a su obra me ha resultado confusa pues tras un primer capítulo en el que cuenta la llegada de los esclavos vuelve atrás para relatar lo sucedido hace unos meses y también alterna esto con la historia de otros personajes, con lo que yo estaba un poco perdida y me costó ubicar quién era quien en la historia. Creo que habría quedado más claro comenzar directamente en los meses previos y luego seguir narrando linealmente, que es lo que sucede en el resto de la novela. 

Una vez salvado este primer obstáculo y ubicados todos los personajes comencé  a disfrutar de la historia, la novela va ganando intensidad y la sucesión de episodios en la vida de los protagonistas es constante, por lo que sin llegar a ser un libro que tenga un ritmo intenso, La palma del indiano se lee con agilidad y resulta entretenido. En todos los capítulos se utiliza un narrador omnisciente y la prosa de Santiago Blasco es fluida, concisa y clara, manteniéndose equilibrados narración y diálogo aunque desde mi punto de vista el autor se maneja mucho mejor en la narrativa que en los diálogos, estos me han parecido en algunos casos poco naturales y no bien enlazados con el resto, provocando cortes en el ritmo de lectura.  

"La palma del indiano" es una novela que abarca más de cien años de la historia de estas dos familias por lo que el número de personajes que nos vamos a encontrar a lo largo de sus páginas es bastante elevado. Contemplando los árboles genealógicos recogidos en las primeras páginas nos podemos hacer una idea y aunque no todos van a tener el mismo grado de importancia, en un momento u otro cada miembro va a ser relevante por algún episodio concreto. Como sucede en cualquier familia habrá matrimonios, nacimientos de nuevos miembros y fallecimientos, por lo que a algunos personajes los acompañaremos durante toda su vida y serán los que mejor perfilados queden. En general La palma del indiano no es una novela que cuente con una construcción de personajes muy elaborada, más bien seguimos los acontecimientos que los miembros de estas familias van viviendo y observamos sus diferentes reacciones en función de su origen y de la generación a la que pertenecen, pero sin llegar a ahondar en sus caracteres. No es algo negativo pero sí provoca que en determinados momentos no tengamos muy claro quién es quien y la relación que mantiene con el resto de personajes, aunque como ayuda tenemos el árbol genealógico que podemos consultar para resolver dudas.

La vida de estas familias queda inevitablemente vinculada a los acontecimientos históricos que tienen lugar durante esos años, por lo que como telón de fondo vamos a asistir a un recorrido por la historia cubana de los últimos tiempos. Desde la época colonial en la que se sitúan los primeros capítulos y en los que se aborda el tema de la trata de esclavos hasta el año 2012 en el que se sitúa el final del relato, Santiago Blasco irá registrando a lo largo de las páginas los principales hechos que han marcado la historia de este país. Queda patente que el autor se ha documentado para escribir esta novela y ha sabido integrar con acierto y naturalidad los datos ya que en lugar de saturar al lector con excesiva información, Santiago Blasco involucra a sus personajes en estos acontecimientos, justificando así la introducción de determinados datos adicionales que amplían lo que está narrando y que hacen que de una forma amena conozcamos la evolución que ha seguido Cuba a lo largo del tiempo en lo que a su contexto histórico y social se refiere.

Resumiendo, en La palma del indiano nos vamos a encontrar con un relato que recorre más de cien años de la historia de dos familias cuyos destinos quedarán vinculados, asistiendo al mismo tiempo como telón de fondo a los principales acontecimientos que han marcado la historia de Cuba durante los últimos tiempos. 

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Gracias a la editorial por facilitarme el ejemplar para su reseña

martes, 9 de diciembre de 2014

La Santa - Mado Martínez

Título: La Santa
Autor: Mado Martínez
Editorial: Algaida
Año: 2014
ISBN: 978-84-906-7123-0
Nº de páginas: 384

La santa de Mado Martínez ha sido la obra ganadora del XIX Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla y a pesar de que está encuadrada dentro de un género que yo no suelo leer demasiado a menudo, su sinopsis captó mi interés desde un primer momento y gracias a la lectura conjunta que Laky y yo hemos organizado de estos premios no he tardado demasiado en hacerle un hueco entre mis lecturas más inmediatas.

El argumento de La santa gira en torno al internado para señoritas Rosas del Cares, ubicado en Asturias y a quien todo el mundo conoce como Manderley, ya que su fundadora, Rebeca, quiso nombrarlo así desde que leyó en su juventud la novela de Daphne Du Maurier, aunque debido a las leyes de Franco oficialmente tuvo que asignarle un nombre en castellano. Durante algunos años, Rebeca consiguió convertir el internado en una de las instituciones educativas más prestigiosas del continente pero su muerte, tras caerse por un precipicio, ha provocado que sus paredes desprendan olor a locura y funeral. Y es que el Manderley esconde un secreto atroz que tras la muerte de Rebeca se convertirá en una verdadera amenaza cuando comiencen a desaparecer algunas niñas sin dejar rastro, desapariciones que las gentes del lugar asocian con la temible Güestía o Santa Compaña.

Mado Martínez
Mado Martínez (Fuente)
La santa es una novela que queda encuadrada dentro de la categoría de terror psicológico y de la que además se desprende un cierto aire victoriano que hacer aumentar su atractivo. “Anoche soñé que volvía a Manderley…” es la frase con la que se da inicio esta novela y provoca que, irremediablemente, si hemos leído con anterioridad Rebeca, nos venga esta a la mente. A continuación y a lo largo de los más de sesenta capítulos que componen la novela iremos descubriendo qué conexión hay entre la obra de Daphne Du Maurier y la de Mado Martínez, desarrollando esta última una historia que capta el interés del lector desde el mismo momento en que se plantean las extrañas desapariciones. Se convierte así en una lectura que resulta difícil de abandonar ya que se lee con agilidad gracias tanto a la estructura de capítulos cortos como al suspense y tensión que la autora mantiene a lo largo de todas sus páginas.

La santa es la cuarta novela publicada por Mado Martínez, una autora que para mí era desconocida pero cuya forma de escribir me ha gustado mucho, por lo que no me importaría volver a leer alguna otra de sus obras. Mado emplea un estilo narrativo cuidado, fluido, elegante, metafórico y evocador en el que resulta sobresaliente la atmósfera oscura y opresiva con la que la autora envuelve al lector desde un principio. Como comentaba anteriormente no suelo leer habitualmente novelas encuadradas en este género y tampoco soy demasiado aficionada a los elementos sobrenaturales pero he disfrutado mucho con la lectura de La santa ya que Mado Martínez ha construido una historia sólida y coherente, en la que todo queda integrado con naturalidad y en la que se respira un aire de inquietud y tensión que hace que se disfrute aún más de su lectura. Además La santa tiene un toque metaliterario muy interesante pues no solo encontramos referencias a Rebeca sino que también aparecen otras obras como Frankenstein, Alicia en el país de las maravillas o Cumbres borrascosas.

Isabel Lucero, la hija mediada del director del colegio, se convierte en la principal protagonista de la historia a pesar de que podemos afirmar que estamos ante una obra coral. Isabel es una joven que se siente un tanto perdida y confusa ante lo que está experimentando, tiene problemas de identidad e intenta refugiarse en su propio mundo interior, lo que no será obstáculo para que muestre su determinación y valentía a la hora de desvelar los múltiples interrogantes que se abren a su alrededor. Su carácter viene marcado por la indisciplina y rebeldía, intentando escapar tanto de la vida aislada que lleva en el internado como del futuro que su padre tiene previsto para ella, lo que la llevará a sufrir continuos castigos.

Además de a Isabel, nos encontramos con diversas figuras que comparten un grado de protagonismo similar, estando perfiladas correctamente en función del desarrollo de la trama y resultando la mayoría muy atractivos gracias a su trazado psicológico. Así están Marta y Rosalía, las dos amigas más cercanas de Isabel y con las que comparte secretos y confidencias, resultando sus personalidades muy diferentes entre sí. Marta, a quien apodan La loca ya que en ocasiones dice cosas sin sentido, es una joven que destaca por su extraña forma de ser, mientras que Rosalía sobresale por su memoria e inteligencia además de por su capacidad para percibir todo con mayor claridad, aptitud que en parte se deriva de la ceguera que sufre y que provoca que necesite de una persona para leer los libros que tanto le gustan.

Además de las tres amigas en el internado conviven Antonio Lucero, el disciplinado y autoritario director del mismo, quien se ha visto obligado a sacarlo adelante tras el fallecimiento de su esposa; el profesor Daniel Hallam, de carácter ambiguo y que poco a poco irá mostrando los lados más oscuros de su personalidad; Valvanuz del Prado, profesora recién llegada a Manderley con una intención oculta y que sembrará el desconcierto entre las alumnas o la gobernanta del colegio, Esther, que al igual que la mayoría de personajes, esconde un oscuro secreto que únicamente Antonio conoce.

Todo este elenco de personajes junto a otros más secundarios dan lugar al desarrollo de una historia que presenta diversas capas en función de cada subtrama y la figura central de la misma, dando lugar a una historia repleta de matices que hace que leamos con avidez intentando encontrar respuesta a los múltiples interrogantes y secretos que giran en torno a los distintos protagonistas. Y es que La santa es una novela en la que además del miedo que nos puede transmitir el desarrollo de la trama, nos vamos a encontrar con grandes dosis de misterio y suspense ya que nada es lo que parece y la mayoría de los personajes ofrecen una apariencia tras la que se ocultan oscuros secretos que van desde sus pasados hasta personalidades depravadas y perversas.

Picos de Europa ©
Como si de un personaje más se tratase es necesario hacer referencia a un elemento que juega un papel determinante en el desarrollo de los acontecimientos y que será la pieza que provoque en el lector un mayor grado de inquietud y temor. Entre las diversas figuras que pueblan la mitología y el folclore español, Mado Martínez se ha centrado en la Santa Compaña, denominada en Asturias Guestía, y que es una procesión de almas en pena, encapuchados y vestidos de blanco portando una vela, que recorren los caminos por las noches con la misión de visitar los hogares en los que en breve habrá una defunción, por lo que cruzarse con la procesión de la Santa Compaña es presagio de muerte o desastre. La autora introduce pasajes centrados en estas apariciones que consiguen sembrar la inquietud en el lector y que en función de si creemos más o menos en estos fenómenos, van a provocar que pasemos auténtico miedo. En mi caso he de reconocer que anteriormente no había oído hablar de la leyenda asociada con la Santa Compaña pero tras acabar la novela he leído alguna entrevista realizada a Mado Martínez en la que comenta que muchos pasajes de su novela están basados en testimonios reales de personas que han sido testigos de la procesión, lo que provoca cierta sensación de desasosiego.

Vinculado con este último punto es necesario hacer mención a la excelente ambientación con la que cuenta La Santa, aunque en este caso no venga dada por los escenarios de los parajes asturianos sino por la atmósfera que envuelve a la trama. Desde un primer momento nos encontramos con un ambiente que transmite intranquilidad, tornándose en algunos momentos angustioso y opresivo. Mado Martínez logra que compartamos sensaciones similares a las que experimentan sus personajes, se siente el miedo, la angustia y la incertidumbre ante los fenómenos que están ocurriendo y la sensación de soledad y aislamiento que predomina en el internado, además del frío intenso que acompaña en esa época del año. Si bien no hay extensas descripciones de los parajes sí tenemos suficiente información para hacernos una idea de cómo es el internado y de la situación en la que se encuentra, ubicado en plenos Picos de Europa e incomunicado a causa del temporal de nieve que está azotando a la zona, algo que resulta extensible a las referencias que sitúan la historia en los años cincuenta.

Todo esto en conjunto hace que La santa de Mado Martínez sea una novela de lo más recomendable, especialmente para los aficionados al género. Una obra bien escrita, que conjuga en su interior diversas subtramas que dan lugar una historia consistente y llamativa, en la que se dan cita una serie de personajes que aumentan su atractivo, y que cuenta con una atmósfera inquietante y opresiva en la que el lector se sumerge desde la primera página, lo que hace que se disfrute más de su lectura.

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lunes, 3 de noviembre de 2014

Secretos del Arenal - Félix G. Modroño

Portada Secretos del Arenal
Título: Secretos del Arenal
Autor: Félix G. Modroño
Editorial: Algaida
Año: 2014
ISBN: 978-84-906-7122-1
Nº de páginas: 384

Opinión Secretos del Arenal

Secretos del Arenal, ganadora del XLVI Premio de novela Ateneo de Sevilla, es la nueva obra de Félix G. Modroño, un autor al que yo me acerqué por primera vez hace un par de años gracias a la lectura de La ciudad de los ojos grises, libro que me cautivó y que desde entonces no me canso de recomendar. Es por eso que con estos antecedentes, cuando hace unos meses se dieron a conocer los títulos ganadores del Premio junto a su fecha de publicación, prevista para el pasado 30 de octubre, me apunté el día inmediatamente pues tenía claro que sería uno de los libros que incluiría entre mis lecturas este otoño.

"Secretos del Arenal" recoge la historia de Silvia, una joven periodista residente en Bilbao que vive atormentada por la trágica muerte de su única hermana, quien fue asesinada unos años atrás sin que su asesino haya sido aún identificado. En uno de los eventos a los que acude por motivos laborales conocerá a Mateo Uriarte, un sumiller sevillano con quien volverá a coincidir en contadas ocasiones y siempre de forma casual, lo que no será obstáculo para que entablen una relación tan intermitente como intensa y pasional. Transcurridos más de diecisiete años desde su primer encuentro, Silvia comenzará a intercambiar mails con él, aunque adoptando una identidad anónima que poco a poco irá cautivando a Mateo. En uno de estos correos, esta misteriosa mujer le propondrá leer Secretos del Arenal, una novela de intrigas y venganza ambientada en Sevilla en los años posteriores a la Guerra Civil y en la que, según ella, Mateo encontrará las claves para desvelar su identidad.

Con estas premisas, Secretos del Arenal es una novela que presenta un complejo entramado en el que se entrecruzan varias líneas argumentales con maestría, dando lugar a una interesante lectura que capta el interés del lector desde sus primeros capítulos. Tenemos una trama centrada en repasar la relación vivida por Silvia y Mateo a lo largo del tiempo, mientras que vamos observando el contacto que mantienen actualmente a través de los mails, quedando completado todo ello con otras dos líneas argumentales centradas una en la investigación del asesinato de la hermana de Silvia y otra en presentarnos la historia recogida en las páginas de la novela Secretos del Arenal. Como veis, en su interior se dan cita una serie de elementos que hacen que sea complicada encajarla en un único género literario, encontrándonos con una equilibrada combinación que hace que resulte recomendable para todo tipo de lectores.

Félix G. Modroño
Félix G. Modroño (Fuente)
Secretos del arenal cuenta con una estructura singular al presentar un libro dentro de otro libro, es decir, que por una parte tenemos la novela como tal, y dentro de esta, encontramos la obra que Mateo está leyendo y que es el origen del título: Secretos del Arenal. De esta manera, tenemos una división en cuarenta y ocho partes numeradas y a su vez, estas vienen agrupadas en otros nueve bloques que se introducen con la denominación de Capítulos, alternando entre los de una y otra obra. Así explicado puede parecer un tanto lioso pero una vez que te sumerges en sus páginas todo fluye con naturalidad y Félix nos va guiando con habilidad a través de los diferentes tiempos, sin que en ningún momento sintamos confusión o nos encontremos desubicados.

De acuerdo al contenido de la obra, nos encontramos con que las partes centradas en la historia de Silvia están narradas en primera persona, alternando entre lo que está sucediendo en el momento actual y sus recuerdos de lo sucedido en el pasado, mientras que la novela Secretos del Arenal tiene un narrador omnisciente y sigue un curso lineal. Por lo que se refiere al estilo de Félix, volvemos a encontrar una prosa trabajada, clara, cuidada y llena de matices, que varía en función del narrador, presentando el relato de Silvia un marcado carácter reflexivo e intimista y destacando la capacidad del autor para asumir el papel y la voz narrativa de una mujer. A pesar de que sigue un ritmo marcado por la serenidad, se lee con interés y atención gracias a la atractiva combinación que presenta en sus diferentes líneas argumentales, permitiéndonos disfrutar de recreación histórica, romance, pasión, reflexión, venganza, secretos, tensión e intriga.

Puesto que en el libro se combinan dos tramas principales, son dos las mujeres que protagonizan Secretos del Arenal. Ambas están definidas con sumo detalle, al igual que el resto de personajes, que quedan bien dibujados y caracterizados en función del papel más o menos importante que desempeñan en el desarrollo de la novela. Es a Silvia a quien el lector llega a conocer con mayor profundidad pues al narrar en primera persona, nos permite compartir sus pensamientos, observando las motivaciones que la impulsan a actuar en cada momento. Es una mujer compleja, con multitud de matices en su personalidad, rebelde, díscola e imperfecta, mostrándose un tanto misteriosa tanto para el lector como para aquellos que la rodean. Su carácter introspectivo queda definido por su pasado, el cual está vinculado con la muerte de su hermana y con el dolor, la rabia y la impotencia derivados de la misma.

Olalla Carmona es la protagonista de la otra trama, una mujer que ha crecido al amparo del cuidado y cariño de sus tías pues sus padres murieron a causa de la Guerra Civil siendo ella tan solo una niña. Al igual que en el caso de Silvia, ha crecido marcada por estos sucesos, los cuales han provocado que a pesar de su carácter alegre, siempre la acompañe un halo de melancolía. Si bien en un principio nos encontramos con una joven dulce y que aparenta fragilidad, poco a poco iremos descubriendo una personalidad rebelde, fuerte y valiente, produciéndose una marcada evolución debida a los hechos a los que tiene que enfrentarse.

Alrededor de estas dos mujeres se mueven una serie de figuras secundarias que, a pesar de tener una menor relevancia, quedan perfectamente perfiladas, respondiendo a diferentes caracteres y personalidades. Eduardo Elorriaga, La Madrid, Pepe El Tumba o Asier son algunas de las figuras que conoceremos en ambos tiempos, destacando entre todos ellos dos hombres: Mateo Uriarte y Martín VillalpandoMateo, sumiller que ha ido ganando prestigio en su profesión, es un hombre al que iremos descubriendo a través de los recuerdos de Silvia sobre las contadas ocasiones en las que han coincidido y a través de las palabras que él le escribe en los mails que intercambian. Por su parte, Martín es un aprendiz de periodista que trabaja en la redacción del periódico ABC y que sueña con poder escribir algún día un libro que recoja los sucesos obviados por la censura de la época.

Aquellos que disfrutamos de La ciudad de los ojos grises ya observamos el mimo y cuidado que Félix G. Modroño pone en la ambientación de sus novelas. En este caso, a nivel histórico nos trasladamos a la ciudad de Sevilla en los años posteriores a la Guerra Civil, marco que se utiliza como telón de fondo a la acción que tiene lugar en el libro Secretos del Arenal. Diferentes apuntes aparecen integrados con naturalidad en el relato, los cuales le permiten a Félix ir mostrándonos el aspecto que la ciudad presentaba en esos años, con sus calles y edificios más relevantes junto al día a día en la vida de una sociedad que aún sufre las consecuencias de la Guerra Civil. Es en pequeños datos donde se aprecia la labor de documentación realizada a través de la cual conocemos por ejemplo actores más sobresalientes de la época, canciones de moda, comercios o casas de lenocinio más relevantes en la ciudad, todo ello junto a otros matices que nos permiten observar aspectos característicos en Sevilla como sus corridas de toros, su Semana Santa, su clima o sus monumentos y rincones más conocidos. Igualmente quedan plasmados hechos históricos que tuvieron lugar en dicho periodo, relacionados en mayor medida con los conflictos políticos que se vivieron entonces y que son los que marcarán el devenir de las vidas de los protagonistas.

Junto a Sevilla también nos acercamos a otros emplazamientos entre los que destaca Bilbao, ciudad que ya descubrimos en la anterior novela de Félix y en este caso nos va a permitir observar su actual aspecto, recorriendo algunas de sus calles y zonas más relevantes como la de Abandoibarra, tomando unos vinos en Atxarre Antzora o visitando restaurantes como el del castillo de Arteaga.

Otro punto en el que se intuye la labor de documentación realizada por el autor, o quizás sus propios conocimientos, es en todo lo relacionado con la viticultura y enología. Tanto la profesión de Mateo como los encuentros que protagoniza con Silvia permiten que Félix nos introduzca en la cultura del vino a través tanto de las catas en las que nos muestra datos que caracterizan sabor, aroma y textura de cada vino como de información sobre su producción en las bodegas.

Un punto que me ha gustado y que tengo que mencionar en este análisis son los guiños vinculados a su anterior novela que salpican la narración en uno y otro momento. No voy a entrar en detalles para que, si habéis leído La ciudad de los ojos grises, intentéis localizar esas referencias que aparecen y que consiguen traer a nuestra memoria a Alfredo e Izarbe, además de, algunos de ellos, arrancarnos una pequeña sonrisa. 

Como complemento a todo lo que hasta ahora he señalado, Secretos del Arenal también es una novela en la que su autor introduce reflexiones en torno a diversos temas, entre los que tiene cabida la crítica social. Puesto que Silvia escribe en primera persona no se limita a relatarnos unos hechos sino que en diversos momentos plasma sus pensamientos y reflexiones sobre diversas cuestiones como el amor, las relaciones, el compromiso, los sentimientos o la búsqueda de identidad, pero también sobre temas que tienen relación con la sociedad actual. Es así una obra en la que en cierta manera se nos invita a tomar partido en torno a esos mismos planteamientos sobre los que Silvia expone su punto de vista, haciendo que nos cuestionemos nuestra posición o la forma en la que actuaríamos ante una situación determinada.

Al igual que sucedía en La ciudad de los ojos grises, es posible intuir la respuesta de varios de los interrogantes que se plantean en torno a las tramas de Secretos del Arenal aunque esto no es impedimento para que la tensión e intriga nos acompañen durante toda la lectura. Félix logra una vez más que el lector se implique en la historia que está leyendo y avance al ritmo que él marca, siguiendo los pasos de los protagonistas y colocando cada pieza en su lugar para completar ambas líneas argumentales, lo que no quiere decir que el final no nos vaya a deparar ninguna sorpresa pues sí hay giros argumentales que no vamos a ver venir.

Si habéis llegado a este punto, os resultará evidente que Secretos del Arenal me ha gustado mucho y os recomiendo su lectura sin ninguna duda. Félix vuelve a cautivarnos con una obra muy completa en cuanto a la combinación de elementos que presenta, y trabajada pues ofrece un complejo desarrollo a través de diversas líneas argumentales, dando como resultado una novela que se lee con interés desde las primeras páginas y con la que sin duda disfrutarán un amplio número de lectores.

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Gracias a Félix y a la editorial por facilitarme el ejemplar para su reseña
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