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miércoles, 28 de junio de 2017

Nadie muere en Zanzíbar - Fernando García Calderón

Título: Nadie muere en Zanzíbar
Autor: Fernando García Calderón
Editorial: Algaida
Año: 2016
ISBN: 978-84-9067-466-6
Nº de páginas: 552

Me había llamado mucho la atención este título cuando lo vi entre las novedades de la editorial Algaida en mayo del año pasado por lo que cuando su autor, del que ya había leído Yo también fui Jack el Destripador, me ofreció su lectura, acepté inmediatamente. Sin embargo, tanto por mi escasez de tiempo como por las reseñas que iba viendo en las que afirmaban que era una lectura densa, han pasado varios meses hasta que por fin he encontrado el momento propicio para sumergirme en su historia.

En Nadie muere en Zanzíbar nos vamos a encontrar con la biografía novelada de Juan Ángel Santacruz de Colle, escrita por Fernando García Calderón a partir de sus diarios personales. El autor tuvo acceso a esta historia gracias a su tía abuela Luisa, quien recibió la visita del ahijado de Santacruz para hacerla partícipe de un apunte de su biografía, dejándola en custodia una caja en la que se suponía que se hallaban las pruebas de que todo lo relatado por él era cierto. Antes de morir Luisa hará entrega de la caja a Fernando, quien en su interior encontrará unos cincuenta cuadernos escritos del puño y letra de Juan Santacruz, en los que éste recogerá diversas cuestiones, albergando veintiséis de ellos su diario personal.Y será a través de ellos y de sus propias investigaciones como Fernando García Calderón desarrolle esta novela, en la que conoceremos de cerca quién fue Juan Santacruz, un hombre que tras nacer en la Sevilla de 1900 acabó falleciendo en una isla de la costa este de África en 1976, después de haber protagonizado un sinfín de idas y venidas, lucrativos negocios, episodios y aventuras que harían que su vida pueda calificarse como extraordinaria.

Fernando García Calderón
Fernando García Calderón
A través de esta novela Fernando García Calderón nos acerca a la figura de un desconocido pero interesante personaje nacido a principios de 1900 en Sevilla, Juan Ángel Santacruz de Colle. Si bien sus diarios son la base sobre la que se asienta la novela, el autor ha desarrollado una compleja labor de investigación, llegando incluso a viajar en más de una ocasión a Zanzíbar, para completar aquella información que no quedaba recogida en los mismos. El resultado ha sido esta extensa novela en la que con todo lujo de detalles nos muestra la apasionante vida que llevó Santacruz, repleta de todo tipo de aventuras y experiencias que en algún caso incluso cuesta creer que sean reales.

El relato se va desarrollando linealmente a través de distintos capítulos que a su vez quedan agrupados en lo que serían nueve grandes bloques. Es el propio autor quien asume la voz narrativa aunque durante la mayor parte del libro emplea una tercera persona para hablar de las vivencias del protagonista, incluyendo algunos pasajes en primera persona para añadir su propia visión o algún matiz adicional. Por lo que se refiere al estilo en el que está escrito, Fernando García Calderón hace gala de una prosa cuidada al detalle, sosegada, elegante y culta que resulta accesible para el lector. No obstante, es un libro para leer sin prisas, de forma pausada, pues aunque los episodios se suceden de forma constante en la vida del protagonista, el ritmo es más bien lento tanto por la amplitud de los datos y detalles con los que el autor adereza la historia como por el predominio de la narración sobre el diálogo, que al menos en mi caso provoca que la lectura me resulten menos ágil. Y es por eso que, aunque no puedo decir que no me haya gustado, tampoco lo he disfrutado plenamente ya que algunas partes se me han hecho un tanto pesadas y me costaba avanzar. 

Se deduce fácilmente que el grueso de la novela gira en torno a Juan Ángel Santacruz, un personaje al que vamos a acabar conociendo con gran profundidad. Es prácticamente toda su vida la que queda recogida en "Nadie muere en Zanzíbar" y esto hace que sea una figura que queda retratada de una forma muy precisa. No cabe duda de que fue un hombre muy carismático y merece la pena conocer su historia. Nació a principios del siglo XX en Sevilla, estudió medicina y se convirtió en un experto en libros antiguos llegando a ser fundador de la Logia de los Calígrafos. Al finalizar la Guerra Civil huye de España pero tras pasar por diversas ciudades europeas y siendo perseguido por los nazis, acabará desembarcando en Zanzíbar en el año 1940. A partir de este momento su vida sufrirá una transformación y se convertirá en un ferviente defensor de la cultura de estos pueblos y de su anhelo por lograr la libertad, participando en la independencia de los países de habla swahili. Todo esto y mucho más queda expuesto en la novela de Fernando García Calderón, que nos da a conocer a un hombre fascinante que llevó una intensa vida, llegando a adoptar dos identidades diferentes en África, el gibraltareño John Cross y el árabe Jamshid. Y todo ello sin abandonar su personalidad, ostentando múltiples cualidades entre las que destacaron su determinación, valentía, fuerza, coraje, tesón y optimismo a la hora de enfrentarse a cuantos obstáculos se iban interponiendo en su camino. 

Una vez dejados atrás esos primeros años que transcurren entre la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, buena parte de la vida de Santacruz queda vinculada de forma estrecha con la historia africana y, especialmente, con el proceso de independencia de aquellos países que eran colonias o protectorados. Es por esto que al mismo tiempo que vamos descubriendo lo que fue su vida, vamos accediendo a los principales acontecimientos históricos que tuvieron lugar como la Revolución de Zanzíbar dirigida por John Okello o la unión del país con Tanganica para formar la República unida de Tanzania . Es necesario conocer lo que sucede en dichos países para poder comprender muchas de las acciones y decisiones del protagonista, por lo que el autor no escatima en detalles y recoge cuantos datos e información cree necesarios para que todo quede claro y el lector finalice el libro con una amplia visión de lo acontecido en ese periodo. De esta manera Nadie muere en Zanzíbar se convierte en una lectura instructiva que nos permite ahondar en unos hechos que puede que para algunas personas sean conocidos, pero para mí no, y por eso me ha parecido una novela tremendamente interesante. Y a pesar de esto he de reconocer, como ya he señalado anteriormente, que algunas partes me han costado,  me he sentido un tanto estancada y con la sensación de no avanzar. 

Pero al margen de esto, no queda duda de que detrás de Nadie muere en Zanzíbar hay un enorme esfuerzo y trabajo, con una gran labor de documentación que se aprecia en cada una de las páginas y que contribuye aumentar el valor de la obra. Una documentación que se refleja no solo en los hechos que se recogen sino también en la fantástica ambientación con la que la novela cuenta y que nos va a permitir desde disfrutar de sus exóticos paisajes hasta descubrir cómo era su forma de vida, su cultura o sus costumbres.

Así que en conclusión y  a modo de resumen de todo lo expuesto, Nadie muere en Zanzíbar es una interesante y trabajada novela a través de la que su autor nos descubre la figura de Juan Ángel Santacruz de Colle, un carismático personaje que protagonizó una vida intensa y fascinante, repleta de anécdotas y aventuras, que sin duda merece la pena conocer.

Si te ha gustado mi reseña, puedes comprar Nadie muere en Zanzíbar a través de los siguientes enlaces:

Gracias al autor por facilitarme el ejemplar para su reseña

viernes, 7 de agosto de 2015

Yo también fui Jack el Destripador - Fernando García Calderón

Yo también fui Jack el Destripador
Título: Yo también fui Jack el Destripador
Autor: Fernando García Calderón
Editorial: Ediciones del Viento
Año: 2015
ISBN: 978-84-15374-76-3
Nº de páginas: 384

Gracias al blog de Marisa, Books & Co., conocí la última novela de Fernando García Calderón, Yo también fui Jack el Destripador, y me pareció un planteamiento llamativo por lo que cuando días después el autor me ofreció la posibilidad de leerla acepté encantada.

"Yo también fui Jack el Destripador" recoge el relato de John Riordan, un anciano forense de Scotland Yard que, una vez retirado y tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, recibe la visita de un sujeto que afirma tener información relevante y secreta sobre el club Diógenes, al que John perteneció en su juventud junto a hombres tan relevantes como Charles Lutwidge Dodgson, Thomas Parker o Abraham Stoker. Este hombre, apellidado Bloom, afirma tener documentos que, de revelarse, provocarían la deshonra de muchos miembros del club, entre ellos su amigo Charles Lutwidge, el admirado Lewis Carroll. Ante la incredulidad de Riordan y como prueba de ello, esa misma noche Bloom introduce un sobre por debajo de la puerta de su casa que contiene una filmina en la que se aprecia una hoja de papel que recoge la confesión de Lewis Carroll declarando ser Jack el Destripador. Jonh Riordan no podrá hacer otra cosa que iniciar una investigación por su cuenta para intentar esclarecer qué hay de cierto detrás de estas palabras, gracias a la cual rememorará lo vivido en los años pasados.

Fernando García Calderón
Fernando García Calderón
Quién más, quién menos, todos conocemos la historia de Jack el Destripador, el famoso asesino en serie que a finales del siglo XIX cometió una serie de crímenes en Londres y cuya identidad no pudo ser desvelada, siendo aún hoy una verdadera incógnita. Esto ha propiciado que a lo largo de los años se hayan ido construyendo teorías en torno a su figura y homicidios, siendo muchas las obras que se han escrito tomando como base estos hechos. Parece entonces complicado a estas alturas presentar una historia que basándose en esta figura, aporte una perspectiva diferente y eso es precisamente lo que Fernando García Calderón ha conseguido, pues su novela Yo también fui Jack el Destripador nos ofrece una original teoría con relación a la identidad del asesino de Whitechapel.

El libro de Fernando García Calderón se presenta dividido en seis partes principales, las cuales vienen introducidas por una cita célebre, y estas a su vez están estructuradas internamente en capítulos. A lo largo de los mismos la narración no discurre linealmente, sino que va alternando entre los avances que John Riordan va realizando en el tiempo actual y sus recuerdos de lo que sucedió en el pasado, estando todo ello diferenciado con claridad de tal forma que el lector identificará sin problema a qué tiempo corresponde cada secuencia. Todos los capítulos están relatados en primera persona por Riordan, lo que nos da acceso a descubrir las experiencias que vivió así como a acceder a sus pensamientos, emociones y conclusiones que va extrayendo, avanzando al mismo tiempo que él en su investigación.

Uno de los aspectos a resaltar en el libro es, entre otros, el estilo narrativo de Fernando García Calderón. Fernando emplea una prosa cuidada, elegante, rica, fluida y asequible, que resulta muy agradable de leer y a través de la que consigue sumergir al lector en la época en la que se sitúa la historia. Predomina la narración sobre el diálogo y no es un libro que cuente con un ritmo intenso a pesar de que contiene dosis de misterio e intriga, sino que transcurre más bien de forma pausada, por lo que conviene enfrentarse a su lectura sin prisas, dejándose llevar tanto por el relato de su protagonista como la forma en la que el autor nos presenta el mismo.

Siguiendo con los aspectos positivos, que en este libro son varios, es necesario mencionar la fantástica ambientación con la que Yo también fui Jack el Destripador cuenta, a través de la cual se refleja el trabajo de documentación que Fernando García Calderón ha tenido que realizar para lograr que el lector conozca con detalle cómo era la sociedad y el ambiente que se vivía por entonces. A través de descripciones y datos perfectamente integrados en la narración, el autor va reconstruyendo este Londres de finales del siglo XIX, caracterizado por el declive y la crisis social en la que se encuentra sumido. Nos movemos por sus calles observando tanto la imagen que presentaban como los aspectos que caracterizaban a la sociedad de la época, una sociedad dominada por las desigualdades entre las clases más adineradas y las que se hacinaban en los suburbios de la ciudad, proliferando la violencia, el alcoholismo y la prostitución y sin olvidar los cada vez más abundantes clubes privados de caballeros, cuya principal representación en esta obra viene dada por el club Diógenes.

Este trabajo documental también se aplica en la figura de Jack el Destripador, pues a través de la lectura y de la investigación que lleva a cabo Riordan vamos a conocer muchos datos e información relacionada con el asesino y con los crímenes que llevó a cabo, especialmente detalles de los de sus cinco víctimas canónicas: Mary Ann Nichols, Annie Chapman, Elizabeth Stride, Catherine Eddowes y Mary Jane Kelly. De esta manera, aquellos lectores que se sientan atraídos por todo lo relativo a este personaje disfrutarán sin duda con esta obra, cuya lectura resulta entretenida a la par que interesante, o al menos a mí me lo ha parecido ya que mis conocimientos en torno a estos sucesos no eran tan amplios.

Lewis Carroll
Lewis Carroll
Respecto a los personajes, en el punto central de la historia se sitúa John Riordan y siendo el narrador resulta el más destacable y al que el lector llega a conocer con mayor profundidad, pues su relato en primera persona nos da acceso a conocer diferentes matices tanto de su personalidad como de su forma de actuar. Es un hombre que se perfila a través de dos momentos temporales, por un lado vamos viendo cómo era en su juventud, en el momento en el que tuvieron lugar los hechos que actualmente está investigando, y por otro lado descubrimos al anciano en el que se ha convertido con el paso de los años y las experiencias acumuladas en los mismos.

Tanto su investigación como sus recuerdos harán que Riordan entre en contacto con diversas figuras que dan lugar a una amplia galería de secundarios, entre los que se entremezclan personajes reales y ficticios. Así nombres tan conocidos como Abraham Stoker, Arthur Conan Doyle, Walter Sickert o John Goodall entre otros, van apareciendo con mayor o menor implicación en esta historia aumentando su atractivo y sobresaliendo entre todos ellos, por la teoría que se construye en torno a él, Charles Lutwidge Dodgson, conocido como Lewis Carroll.

Todo ello hace que Yo también fui Jack el Destripador resulte una lectura muy recomendable tanto por la teoría que plantea en su interior como por su cuidado desarrollo y excelente ambientación. Fernando García Calderón nos invita a adentrarnos en el Londres victoriano de finales del siglo XIX para desvelar la identidad de uno de los asesinos más famosos de la historia, ofreciéndonos una perspectiva diferente en torno a esta cuestión con la que disfrutarán tanto los aficionados a la época como aquellas personas interesadas en este personaje.

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Gracias al autor por facilitarme el ejemplar para su reseña
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