No te das cuenta que estás dormido hasta que te despiertas, no eres capaz de sentir alegría si previamente no has vivido la tristeza, el juego de los opuestos nos abre los sentidos y nos enseña a ver la luz cuando hemos integrado la sombra.
Hoy hace un año que Nacho murió; la amistad con Marta desapareció devorada por su traición, y por su rencor hacía mí; ella siempre me culpó de la muerte del único hombre al que había amado. Sin embargo, nunca le estaré lo suficientemente agradecida por haberme abierto los ojos a la necesidad de despertar.
Despertar de esa existencia que transcurría como un lamento, abrazada a una rutina que no me dejaba respirar, guiada por una madre empeñada en que viviera su vida y no la mía, anestesiada por un desanimo que encogía mi corazón.
Fabo finalmente medió en mi despido y me encontré con una sustanciosa indemnización que, contra todo pronóstico, no invertí en la empresa de Arturo, sino en esta casa en el campo, donde cada mañana me siento más viva que la anterior, donde presencio día a día el milagro del amanecer entre los brazos de Gabriel, donde saboreo este amor maduro que nos envuelve, nos diluye, nos hace uno y me hace sentir como una diosa a cada instante. En las noches silenciosas y oscuras, siento su calor y su presencia tan dentro de mi, que podría abandonarme eternamente en el momento hasta morir en él.
Alguna vez, al descansar la mirada en la oscuridad de la noche, me ha parecido ver, a lo lejos, a la castañera sonriendo. Gabriel también la ha visto.
Nada es lo que parece, nunca pensé que terminaría escribiendo el relato de mi despertar, como si fuera un poeta urbano.
J
-¿Sabes?- dijo Ángeles, transformando el silencio en voz y su mirada perdida en el reflejo de lo que veía por dentro. - En casa de Nacho descubrí un Libro de Poemas escrito por él que se titulaba “Diario de un poeta urbano”. Luego resultó que el poeta urbano eras tu ¿curioso, no?-
Gabriel le sonrió y con una intensa mirada que la hizo estremecer le respondió: detrás de cada vagabundo que deambula por la ciudad, hay un poeta urbano buscando el alma de las cosas y cuando, por fin, lo atrapa, lo incuba hasta que se convierte en palabra, y surge el milagro de transformar lo efímero en eterno.
J
Para todos vosotros, que por estar ahí, habéis hecho posible que mi sueño de escribir una novela se haya hecho realidad.
Gracias.