31 julio 2010
Sánchez Bolín en Harlem (VII)
Después de leer sobre el apocalipsis que trajo la democracia, en el barco de nuestros zapatos navegamos cuatro millas y pico por el Bridle Path.
Todas las calles hasta el quiebro que nos pone a la puerta del Chelsea Hotel. Hay que tragarse un sable en un Subway para llegar al Film Forum donde Chaplin nos descubrirá que todo está inventado porque lo inventó él.
Y si hay miles de libros, ¿por qué no podemos comprarlos todos? De Jeff Bridges, sobre Hopper, el Magic School Bus, Greendale, sobre The Sopranos.
Y si hay miles de libros, ¿por qué no podemos comprarlos todos? De Jeff Bridges, sobre Hopper, el Magic School Bus, Greendale, sobre The Sopranos.
En Japonica se cierra el círculo. El pescado es capturado desde el barco y a la mesa te llegará en otro barco. Pescado sin olor y con sabor. Las Sapporo. Y el perfume del jengibre, del rábano, del wasabi, del ¿perejil?
Sánchez Bolín en Harlem (V)
El Ambigú se perdió como lágrimas en la lluvia y yo estuve en Blade Runner el miércoles por la tarde. Los niños juegan a Star Wars aunque Lego ofrece también reproducciones de arquitectura en blanco, gris y negro.
Calor, comercio, idiomas extraños. Música, Laproaig, Dashiell Hammett. Con qué hilo se teje el verano. Con qué ilusión se salta un océano. Crucé océanos de tiempo para encontrarte.
Comimos en un restaurante chino con dos altares, vimos rechazar ranas poco apetitosas, esquivamos la muerte por chocolate. Y vimos un policía que comía en la terraza con la identificación en el salpicadero del Impala. Y en The Evolution Store la ventana tenía cientos de dientes, y las arañas eran como centollos, y las mariposas como pájaros, y nuestros ojos fueron platos. Y Peter Lik nos descubrió dónde nace el azul de tus dulces ojos neoyorkinos.
En la barahúnda de la tienda de ropa vimos el fantasma del Singer Building y rato después nos cruzamos con el espíritu en bronce de Fiorello H. Laguardia.
En Nueva York los edificios, a remedo de las iglesias, tienen campanarios rellenos de agua en grandes depósitos y en un bar del siglo dieciocho los muchachos del arco iris tararean melodías de loa viejos musicales.
El cansancio nubló mi vista, Nick Charles lo comprendió todo, dormí plácidamente.
30 julio 2010
29 julio 2010
Sánchez Bolín en Harlem (IV)
En el J.G. Melon te atenderá Michelle Pfeiffer cuando sea mayor y las hamburguesas serán de nata montada y nuestras risas decorarán el aire entre cuadros de sandías.
Verás rubias de piel transparente y mirada gélida, hermanos que no lo son y un anciano que sonríe en el estupor de aquella estatua del Whitney.
Por dieciocho dólares descubrirás a Charles Burchfield y la vuelta de la esquina te encontrarás con Early sunday morning donde las bocas de incendio tienen la sombra azul.
Verás rubias de piel transparente y mirada gélida, hermanos que no lo son y un anciano que sonríe en el estupor de aquella estatua del Whitney.
Por dieciocho dólares descubrirás a Charles Burchfield y la vuelta de la esquina te encontrarás con Early sunday morning donde las bocas de incendio tienen la sombra azul.
Recorremos la cuadrícula infinita, el escenario eterno de la pulsión del comercio, el portal de Belén de la fantasía de plástico, las mil iglesias, los talleres de uñas, las cárcavas de ladrillo, las ventanas que espejean nuestro sueño de viajeros sin billete de vuelta.
Si no tienes dioses te los puedes inventar, rezar, venerar y temer. O comértelos antes de que te devoren.
Y mientras tanto, los niños chapotean en los parques y las carpas regresan al agua una vez tras otra.
Y mientras tanto, los niños chapotean en los parques y las carpas regresan al agua una vez tras otra.
28 julio 2010
27 julio 2010
El extranjero (1.942)
Contesté que no se cambia nunca de vida, que en cualquier caso todas valían lo mismo y que la mía estaba lejos de disgustarme.
Etiquetas: libros
Sánchez Bolín en Harlem (I)
Autobús, tren, metro, avión, taxi. Faltó el barco.
Hay mil maneras de ir a Harlem. Yo estuve con el corazón y ahora recorro las infraestructuras públicas y privadas para presentar mis respetos a casa de ladrillo rojo de libros, fotografías y discos.
Antes de llegar, la aventura.
Corrí para alcanzar el autobús, subí en ascensor desde las profundidades y llegué a una sala enorme para que me dieran las luces largas desde un avión. El tiempo no nos pertenece y así Maigret puede explicarme, con suficiente calma, cómo conoció a Simenon. Después duermo con los ojos abiertos y vuelo hasta mis hijos, esas nutrias de pelo brillante y cariño espeso. Un tribunal de pistoleros uniformados de la U.S. Customs and Borders Protection investiga a la chica de mirada oceánica como un sanedrín de hombres sabios y lentos armado con faxes, destructoras de papel y fundas de plástico. Un imperio con los pies de barro enfangados entre montañas de papel y el ir y venir cansino de sus hombres de negro.
Mr. Singletary nos absuelve desde su mirar de camaleón y corremos a abrazarnos con J. y M., nuestros anfitriones vestidos también de negro. El taxista pakistaní conduce un milagro amarillo a mil quinientas revoluciones y Duke y Princess nos saludan desde el apartamento número cuatro.
Estamos en casa.
24 julio 2010
Viajes
Al final de la escalera puede haber un restaurante de comida soul, una tomografía axial computerizada o el adosado a una cuadra. Una vez que la luz te inunde sabrás la verdad. Seis millas y media o el fragante olor del bosque asturiano. Una hamburguesa descomunal o las delicias que salen de la Boca del Fraile.
Los kilómetros metabolizados y los icebergs sobrevolados y la caliza acogedora serán el bálsamo de nuestras almas fatigadas y el linimiento de nuestros corazones abrasados.
Los kilómetros metabolizados y los icebergs sobrevolados y la caliza acogedora serán el bálsamo de nuestras almas fatigadas y el linimiento de nuestros corazones abrasados.
Viajes que son salvación y ruina. Y esperanza.
23 julio 2010
Historia universal de la infamia (1.935)
Leer, por lo pronto, es una actividad posterior a la de escribir: más resignada, más civil, más intelectual.
[del prólogo del autor a la primera edición]
Etiquetas: libros
21 julio 2010
18 julio 2010
Dieciocho de julio
El trofeo de oro dejó de brillar. La ciudad gris, vacía como nunca, se calcina al sol de julio. Vivo con el teléfono en la mano pensando en una habitación con números.
Quién nos engañó. Quién prometió futuro a los buenos. Quién dijo que el infierno esperaba a los demás. Quién nos mintió.
Quién nos engañó. Quién prometió futuro a los buenos. Quién dijo que el infierno esperaba a los demás. Quién nos mintió.
El cielo es azul incluso de noche. Las estrellas, quizá un satélite, motean su superficie. El hombre creó la luz para cegar la oscuridad y se obligó a visitar las penumbras. Su orgullo adora la tecnología y olvida la mano que coge otra mano.
Escucho Der Tod und das Mädchen y pienso en una ventana de Manhattan. Intuyo un teclado exhausto y una pantalla de cine. Volaré hasta allí para deshacerme en un abrazo. Caminaré seis millas y media y será el mejor paseo de mi vida si J. me acompaña.
17 julio 2010
Diecisiete de julio
El verano se inventó para disfrutar la risa de mi hija cuando se mete en el agua.
El verano se inventó para recibir su abrazo tímido y perfecto al felicitarle sus nueve años.
El verano se inventó para ella.
El verano se inventó para recibir su abrazo tímido y perfecto al felicitarle sus nueve años.
El verano se inventó para ella.
13 julio 2010
Crimen en Holanda (1.931)
Ese día, en la Policía Judicial, Maigret encontró el modo de regañar a todos sus inspectores.
Etiquetas: libros
12 julio 2010
10 julio 2010
Historias de Roma (2.010)
Al fin y al cabo, ¿qué es la verdad? No los hechos, sino la verdad. ¿qué es? Un concepto relativo, como la libertad o la felicidad. Una cosa, la verdad, sin la cual Roma lleva muchos siglos viviendo bastante bien. Por decirlo a la manera romana, in belleza.
Etiquetas: libros
09 julio 2010
07 julio 2010
Ahora recuerdo
En el garaje vi un cangrejo de río. Estaba congelado en cera aunque su mirada esférica quedó fijada en aquél que lo flanqueó sin saludar.
E hice memoria.
Recordé a la niña que vive sin ces pues las tes le dan el servicio. Y la cocacola de D. a hurtadillas. Una navaja que viaja dentro de una flecha de plástico directa hacia N. La música que crepita junto al fuego, en pleno festival de Biodramina. La catarata de musgo como tsunami vegetal que se desparrama por el árbol que sobrevivió al rayo. Conocí un fotógrafo, cuyos cuadros espero, que viaja con la niña a la espalda sobre dos esquís de la talla cuarenta y nueve. La ruina resistente sobre el río, los bosques irrepetibles, el pánico al regreso. Júrale a tu madre, M., que comiste frente al fuego que habla desde una chimenea, que la montaña suda agua fría en una cueva, que el corzo con setas está buenísimo y que algún día la Vespa amarilla será montura fiel y inagotable. Hasta entonces pasamos la tarde en un cuadro gris, informe, mareante y húmedo. Contando los minutos.
E hice memoria.
Recordé a la niña que vive sin ces pues las tes le dan el servicio. Y la cocacola de D. a hurtadillas. Una navaja que viaja dentro de una flecha de plástico directa hacia N. La música que crepita junto al fuego, en pleno festival de Biodramina. La catarata de musgo como tsunami vegetal que se desparrama por el árbol que sobrevivió al rayo. Conocí un fotógrafo, cuyos cuadros espero, que viaja con la niña a la espalda sobre dos esquís de la talla cuarenta y nueve. La ruina resistente sobre el río, los bosques irrepetibles, el pánico al regreso. Júrale a tu madre, M., que comiste frente al fuego que habla desde una chimenea, que la montaña suda agua fría en una cueva, que el corzo con setas está buenísimo y que algún día la Vespa amarilla será montura fiel y inagotable. Hasta entonces pasamos la tarde en un cuadro gris, informe, mareante y húmedo. Contando los minutos.
Después, en la misa pagana de la religión que no tiene dios, un banderillero con chubasquero rojo se subió a mis brazos y juntos fuimos un derviche azul y rojo gritando hasta agotar la voz. La pregunta flota en el aire: ¿quién tiene el teléfono de España? Es para darle felicitaciones desde la ingenuidad de un niño fuera de percentil.
Y al día siguiente, el estupor del regreso al mundo calcinado y amarillo donde esperamos un prodigio vestidos con tres camisetas rojas.
Y al día siguiente, el estupor del regreso al mundo calcinado y amarillo donde esperamos un prodigio vestidos con tres camisetas rojas.
dedicado a Q., M., D. y L., a Q., e I., a N. y T., a M. I. y A.
y a ti
y a ti
Etiquetas: viaje
05 julio 2010
01 julio 2010
La Reina del Sur (2.002)
Recuerdos. De pronto comprendió que, durante aquel larguísimo viaje de ida y vuelta, sólo había adquirido tres certezas sobre la vida y los seres humanos: que matan, recuerdan y mueren. Porque llega un momento, se dijo, en que miras adelante y sólo lo que dejaste atrás: cadáveres que fueron quedando a tu espalda mientras caminabas. Entre ellos vaga el tuyo, y no lo sabes. Hasta que al fin lo ves, y lo sabes.
Etiquetas: libros