Catarsis
Desahogo al amor y al desamor. Cartas anónimas para ti, para ellos, para nosotros. Porque la poesía es cotidiana.
martes, 10 de mayo de 2016
Gracias, cobarde
Desde el día que me despediste en la parada del colectivo, que pensaba que estaba loca por pensar que ese beso que me diste me había sabido a despedida.
No estaba loca.
Fue una despedida.
No te bastó con acostumbrar mi cuerpo al tuyo para bailar, mi nariz a tu perfume dulce, mi lengua a la tuya, no te bastó, esa noche tuviste que hacerme el amor como si fuese la única, como nadie, como nunca... ¿Cómo iba a imaginar que otros brazos y otras piernas ya te habían acogido?
Ese día, egoísta, ya habías decidido que debíamos despedirnos...
Hipócrita.
¿Qué hacías besándome con tanto fervor si querías a otra, si no querías intentarlo conmigo?
¿Lo bueno dura poco?
Pues, lo bueno te duró muy poco, desde el rincón más adolorido y sentido de mi corazón, te lo digo: con quién más te besarás en las esquinas, de madrugada, haciendo envidiar a los transeuntes, con quién verás llegar el amanecer de verano, solos, abrazados. Dime, quién te hará reír en la cocina, quién te pedirá que cocines y te convencerá bailandote salsa y bachata, para al final ayudarte, porque es injusto no quedarse juntitos en el reducido espacio de tu cocina, para luego terminar en la pieza bailando boleros.
Esa otra que ya conocía todo esto, que no te hizo vivirlo como yo, tu ex, con la que ahora estás, no te hará gemir así, no te hará reír y callar de emoción. Estoy segura que no le dejarás marca... Basta.
Te pido, no regreses, estos brazos no tienen valentía para no recibirte...
Este corazón sufrió mucho. Mis pies sufrirán al intentar buscar el ritmo con otros al bailar, y mi nariz... mi nariz no soporta otro olor que no sea el tuyo, pero sobrevivirá.
No me diste la cara nunca, cobarde...¿te dio miedo enfrentar la realidad?
Nos quieres a la dos. A mí porque te enseñé a vivir, a aceptar ser tú, a ella.. a ella porque es lo conocido.
Te repito, dolida, no vuelvas porque todo esto que vivimos no será igual, todo éste recuerdo se dañará; tú no serás el mismo después de haber cometido este error tantas veces. No regreses porque quiero que me añores, que me sufras, que me extrañes; quiero que pases por la avenida y veas esa esquina donde tantas veces nos besamos y te haga falta, y te escueza, y desees estar ahí... y yo no estaré.
Hay más esquinas, más cocinas, espacios reducidos, más olores, más, algo más allá de ti.
Amaba tu dorada nuca, amaba morder, oler y quedarme dormida ahí...¡Hay mil millones más de esas!
No vuelvas porque tu recuerdo no estára intacto, te repito. Quiero que este primer contacto con el amor, y con esas chispas que surgían al besarnos, las cosquillas en la panza al vernos llegar y el sosiego al estar juntos, queden intactos.
Esto será algo para contar a mis nietos, que no serán los tuyos. Definitivamente.
Quiero que recuerdes todo, y cuando ésto con ella termine, no vuelvas a cometer el mismo error con otro amor.
lunes, 26 de octubre de 2015
Estoy lista
Ven a buscarme, por favor.
Suplicante.
Desde que estoy acá, muy pocas cosas nos unen
es más, diría que nada nos une
solo ésta morbosa necesidad de saber del otro.
Desde que me mudé acá, me ha entrado un gusto por escuchar a Ely Guerra
ella sabe decir mucho mejor que yo, todo aquello que hubiese querido decirte.
Ahora me conformo con escucharlo de su voz, porque jamás te lo diría.
Soy una cobarde.
Somos unos cobardes, jamás nos hubiésemos atrevido a ser felices
O al menos a intentarlo.
Estoy lista para dejarte ir,
mejor no me busques.
lunes, 21 de septiembre de 2015
Between the lines
Escuchando la canción Between the lines de Sara Bareilles, es imposible que no lo recuerde. Como ella misma lo dice en un verso, que me describe totalmente: I’m queen of attention to details… Tengo ciertos problemas para resumir, porque todo me parece importante, y quizás, esto me sucedió por eso.
viernes, 23 de mayo de 2014
Rara
Me encanta ser rara.
Cierta vez estuve intercambiando unas pocas palabras con un especimen común del macho marabino; hablabamos sobre lo que buscabamos del otro en cierta página de internet donde te registras para conocer a personas de otros países, yo le comentaba que, principalmente, buscanba hablar con una persona en un contexto diferente. Me tomó casi media hora explicarle qué quería decir yo con eso, aún escribiendo esto, mi mente está corriendo rápido intentando comprender por qué fue así, por qué no me entendió. Luego, caí en cuenta que la cuestión no es por qué no me entendió, sino por qué intenté yo explicarle algo tan sencillo.
Él, por supuesto, buscaba "joder" diciendo textualmente como él me lo dijo a mí; su respuesta a mi opinión fue que, soy una complicada, que es normal que esté estudiando "locología" y desee sentirme insultada y vejada, pero no fue así. Sentí que estaba hablando con alguien fuera de mi sintonía.
Nuestra conversación siguió en el ritmo en el que él me decía rara, que hablaba raro, que no me entendía y yo me sentí de otro planeta. Y otra vez caí en cuenta de lo concreto que era y de lo común de eso últimamente.
Ser rara en esta ciudad, al menos, es no decir lo que el otro desea escuchar sino lo que verdaderamente piensa, y no asentir a todo lo que te dice el otro.
Lo siento querido macho marabino, no deseo caer en tu flirteo básico, si ser rara es no caer rendida a tus pies y darte una conversación sustanciosa, pues amo ser rara.
miércoles, 23 de abril de 2014
Mi bogotano
He sido feliz. Sí. Pero ahora, ahora no sé qué hacer.
Su libertad me tiene conmovida, su arrebato me tiene con los colores hasta el último cabello de mi cabeza; es tan decidido y directo, que no es nada como yo. Eso me encanta.
No sé qué hacer.
domingo, 5 de enero de 2014
Realize
Hoy ha ocurrido algo espléndido. Fue un revelación para mí. El renacer. Me he dado cuenta de que ya no estoy completamente dispuesta a que pasen sobre mí y sobre mis deseos.
La cuestión es que aún no sé cómo manejar mi nueva posición existencial.
Ultimamente, he pensado en el amor. He pensado en las distintas formas en las que se presenta, cómo se me ha presentado y en mi punto de vista sobre él.
Me he encontrado preguntándome si deseo un amor que abandone, y qué tan raro es eso. Lo más raro es haberme dado cuenta en este punto de mi vida, tan neófita como soy, apenas en la segunda década de ella.
¿por qué un amor que me abandone?
Es algo tan retorcido pensar que siempre me hallo buscando la felicidad, deseando el abandono. Pienso que no tiene sentido.
Es cierto que el amor no me ha golpeado de frente aun, aún cuando lo desee con todas mis fuerzas, y creo que ahí está mi error, me empeño en hacer pasar por amor todo aquello que desea algo de mi. Porque todos deseamos algo, es una afirmación.
A cada comienzo de año, coloco en el blog una entrada, y siempre lo dejo abandonado. Me ha entrado un miedo por revisar las anteriores, no deseo toparme con un Juan, con un Alejo, con un extraño en la cama.
Esta vez, deseo reencontrarme a mí misma, quiero que hagamos las pases, y esta se ha convertido en la resolución del 2014.
¡voy a quererme como se debe!
Como quererte a ti, amor, si no me quiero a mí.
Quiero quererte porque tu me harás quererme más y mejor, no porque quieras cambiarme o yo quiera cambiarme por ti.
martes, 1 de octubre de 2013
Cuelgas
Cuelgas. A veces te veo, a veces no, pero te agarras un poco más de mí
O te agarro, cuando piensas
O pienso, que te vas a caer, te soltarás.
Te olvidaré.
¿Cuándo te olvidaré?
¿Será esa una pregunta?
¿Existe una respuesta lógica? o ¿será que, lo lógico, no sirve?
Sirve tanto esto, como sirve la geometría a las nubes, si de mencionar a Blas Coll, es.
Cuelgas, cuelgas de mi mente,
y no te sueltas, te balanceas
te balanceas en mis recuerdos a placer.
Aun así, a veces no te encuentro