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martes, 10 de mayo de 2016

Gracias, cobarde

Hace unos meses que no sé nada de ti. Me he encontrado pensando en escribirte más que ésta carta que nunca llegará a tus manos; ahora resulta que hasta la tecnología se ha puesto en mi contra, sabes que perdí tu número de celular, mi cuenta de Facebook, y ahora, hasta mi cuenta de correo electrónico. ¿Qué más debe suceder para convencerme, de una vez por todas, de que no somos el uno para el otro? Que eres mi nube negra.

Desde el día que me despediste en la parada del colectivo, que pensaba que estaba loca por pensar que ese beso que me diste me había sabido a despedida.
No estaba loca.
Fue una despedida.
No te bastó con acostumbrar mi cuerpo al tuyo para bailar, mi nariz a tu perfume dulce, mi lengua a la tuya, no te bastó, esa noche tuviste que hacerme el amor como si fuese la única, como nadie, como nunca... ¿Cómo iba a imaginar que otros brazos y otras piernas ya te habían acogido?
Ese día, egoísta, ya habías decidido que debíamos despedirnos...
Hipócrita.
¿Qué hacías besándome con tanto fervor si querías a otra, si no querías intentarlo conmigo?
¿Lo bueno dura poco?
Pues, lo bueno te duró muy poco, desde el rincón más adolorido y sentido de mi corazón, te lo digo: con quién más te besarás en las esquinas, de madrugada, haciendo envidiar a los transeuntes, con quién verás llegar el amanecer de verano, solos, abrazados. Dime, quién te hará reír en la cocina, quién te pedirá que cocines y te convencerá bailandote salsa y bachata, para al final ayudarte, porque es injusto no quedarse juntitos en el reducido espacio de tu cocina, para luego terminar en la pieza bailando boleros.
Esa otra que ya conocía todo esto, que no te hizo vivirlo como yo, tu ex, con la que ahora estás, no te hará gemir así, no te hará reír y callar de emoción. Estoy segura que no le dejarás marca... Basta.

Te pido, no regreses, estos brazos no tienen valentía para no recibirte...
Este corazón sufrió mucho. Mis pies sufrirán al intentar buscar el ritmo con otros al bailar, y mi nariz... mi nariz no soporta otro olor que no sea el tuyo, pero sobrevivirá.

No me diste la cara nunca, cobarde...¿te dio miedo enfrentar la realidad?
Nos quieres a la dos. A mí porque te enseñé a vivir, a aceptar ser tú, a ella.. a ella porque es lo conocido.

Te repito, dolida, no vuelvas porque todo esto que vivimos no será igual, todo éste recuerdo se dañará; tú no serás el mismo después de haber cometido este error tantas veces. No regreses porque quiero que me añores, que me sufras, que me extrañes; quiero que pases por la avenida y veas esa esquina donde tantas veces nos besamos y te haga falta, y te escueza, y desees estar ahí... y yo no estaré.

Hay más esquinas, más cocinas, espacios reducidos, más olores, más, algo más allá de ti.

Amaba tu dorada nuca, amaba morder, oler y quedarme dormida ahí...¡Hay mil millones más de esas!

No vuelvas porque tu recuerdo no estára intacto, te repito. Quiero que este primer contacto con el amor, y con esas chispas que surgían al besarnos, las cosquillas en la panza al vernos llegar y el sosiego al estar juntos, queden intactos.
Esto será algo para contar a mis nietos, que no serán los tuyos. Definitivamente.
Quiero que recuerdes todo, y cuando ésto con ella termine, no vuelvas a cometer el mismo error con otro amor.

lunes, 26 de octubre de 2015

Estoy lista

Ya recogí todo.
Ven a buscarme, por favor.
Suplicante.
Desde que estoy acá, muy pocas cosas nos unen
es más, diría que nada nos une
solo ésta morbosa necesidad de saber del otro.

Desde que me mudé acá, me ha entrado un gusto por escuchar a Ely Guerra
ella sabe decir mucho mejor que yo, todo aquello que hubiese querido decirte.
Ahora me conformo con escucharlo de su voz, porque jamás te lo diría.
Soy una cobarde.
Somos unos cobardes, jamás nos hubiésemos atrevido a ser felices
O al menos a intentarlo.


Estoy lista para dejarte ir,
mejor no me busques.

miércoles, 23 de abril de 2014

Mi bogotano

Juré que no volvería a hacer esto otra vez pero, mi inconsciente me ha jugado una mala pasada y heme aquí, siendo deseada por un extraño lejano.
Desde que Alejo desapareció de mi vida, he estado en una vorágine de sensaciones y en un constante desencadenamiento psicótico. Comencé a pensar más en mí, menos en los demás y mi inconsciente no está acostumbrado a eso.
He sido feliz. Sí. Pero ahora, ahora no sé qué hacer.
Todo comenzó con esa dichosa correspondencia de citas a ciegas, con un tipo del que jamás en mi vida me hubiese fijado. Muy alto, delgado, de ojos cálidos y voz juguetona... mi bogotano es 1.90 m de energía pura y magnetismo sexual.
No sabía que me encendiera tanto el dirty talk hasta el día en él que comenzó a decirme todo lo que me haría de tenerme a escasos centímetros. No sabía que existía tal sensibilidad en mí. Siempre creí que era una mujer con gusto y preferencia por caballeros que me hablaran como lo haría un Keats, Byron, Benedetti. No era sí. Quizás, es delicioso escuchar eso de un hombre, pero no hay más delicia que saber lo que una inspira a un hombre. Forma cruda y carnal. Existe cierta ordinariez en eso, pero quizás es el contraste lo que a una enciende.
Él en cierta forma me recuerda al Marqués de Sade con su filosofía de tocador. No he caído en sus manos, pero el hombre me está invitando a vivir con él. Se quiere arriesgar a tenerme todos los días en su cama. Y está por arriesgarse a venir al país para verme. Esto me está volviendo loca.
Es importante que mi bogotano me lleva unos años y esa experiencia de esos años creo que es lo que me tiene atraída, como la mosca a la luz, las abejas a la miel.
Su libertad me tiene conmovida, su arrebato me tiene con los colores hasta el último cabello de mi cabeza; es tan decidido y directo, que no es nada como yo. Eso me encanta.
No sé qué hacer.

domingo, 5 de enero de 2014

Realize

Hoy ha ocurrido algo espléndido. Fue un revelación para mí. El renacer. Me he dado cuenta de que ya no estoy completamente dispuesta a que pasen sobre mí y sobre mis deseos.
La cuestión es que aún no sé cómo manejar mi nueva posición existencial.
Ultimamente, he pensado en el amor. He pensado en las distintas formas en las que se presenta, cómo se me ha presentado y en mi punto de vista sobre él.
Me he encontrado preguntándome si deseo un amor que abandone, y qué tan raro es eso. Lo más raro es haberme dado cuenta en este punto de mi vida, tan neófita como soy, apenas en la segunda década de ella.
¿por qué un amor que me abandone?
Es algo tan retorcido pensar que siempre me hallo buscando la felicidad, deseando el abandono. Pienso que no tiene sentido.
Es cierto que el amor no me ha golpeado de frente aun, aún cuando lo desee con todas mis fuerzas, y creo que ahí está mi error, me empeño en hacer pasar por amor todo aquello que desea algo de mi. Porque todos deseamos algo, es una afirmación.
A cada comienzo de año, coloco en el blog una entrada, y siempre lo dejo abandonado. Me ha entrado un miedo por revisar las anteriores, no deseo toparme con un Juan, con un Alejo, con un extraño en la cama.
Esta vez, deseo reencontrarme a mí misma, quiero que hagamos las pases, y esta se ha convertido en la resolución del 2014.
¡voy a quererme como se debe!
Como quererte a ti, amor, si no me quiero a mí.
Quiero quererte porque tu me harás quererme más y mejor, no porque quieras cambiarme o yo quiera cambiarme por ti.

martes, 1 de octubre de 2013

Cuelgas

¿Por qué cuelgas así de mi mente?
Cuelgas. A veces te veo, a veces no, pero te agarras un poco más de mí
O te agarro, cuando piensas
O pienso, que te vas a caer, te soltarás.
Te olvidaré.
¿Cuándo te olvidaré?
¿Será esa una pregunta?
¿Existe una respuesta lógica? o ¿será que, lo lógico, no sirve?
Sirve tanto esto, como sirve la geometría a las nubes, si de mencionar a Blas Coll, es.

Cuelgas, cuelgas de  mi mente,
y no te sueltas, te balanceas
te balanceas en mis recuerdos a placer.
Aun así, a veces no te encuentro

martes, 7 de mayo de 2013

Sublimando

Esta vez no pretendo acusarte, no pretendo acusarme. No pretendo nada. Quizás esté expresándome mal, pero lo único que deseo es la tregua; aquí no está pasando nada.
Te he extrañado.
Aun cuando me he negado la posibilidad, la realidad es que lo hago. No es que haya sucedido entre tú y yo algo más importante que unas cuantas palabras, ciertas tardes a medias, películas inconclusas y comidas lentas. Tú y yo, era más yo que tú, pero al final tú lo hiciste al revés cambiando cada frase, cada caricia, cada suspiro, cada beso.
Me dejaste, te fuiste.
Nunca me buscaste. ¿He de comprender que es una muestra de amor? ¿qué es el amor?
Nada lógico parece.

Amor es luchar, no lo hiciste.
Amor es libertad, te liberaste, pero ¿y a mí, quién me libera?
Amor es respeto, ¿cuántas veces has subestimado? ¿cuántas veces me he dejado? Ninguno se ha respetado o ha respetado al otro.
Amor es dar desinteresado, aquello que no te beneficiaba no funcionaba para ti. ¿de qué hablábamos?
Necesito que alguien me explique el amor.

martes, 2 de abril de 2013

Abril

No sé qué tiene Abril.
Me hace más sensible a mí
más insensible a ti
un dolor febril se instaló aquí
bien dentro, en el pecho
cerca de donde tocabas a placer
para mi placer
para mi bien.

Me tocabas con tus manos
con tu boca
con tu alma.
Pero ahora no,
es tarde.
Quiero tenerte, pero no quiero
es una ambivalencia amor

Ahora es tarde porque huyes
huyes de mí
huyes del compromiso tácito
implícito
huyes del deseo
huyes del amor
huyes de ti.

Juro que puedo ver cómo te escuece el miedo
cómo te presiona el miedo
cómo luchan tu amor, mi amor, con tu miedo.
¿por qué tanto miedo?

He de ser una criatura malvada
has de estar a mi merced
nadie puede salvarte
nadie puede salvarnos de caer en  el amor.

jueves, 28 de marzo de 2013

Cualquiera

Era un día cualquiera cuando te conocí
De una semana cualquiera
Una hora cualquiera.
Pudo haber sido cualquiera.

Tú eres más que eso...
Más como un tierno amigo
Como un beso de miel
Más como el vapor del café en una mañana fría
Más como una locura
Menos cualquiera, que un primer amor
Pero más inolvidable que cualquiera.

Cualquiera no eres tú
Cualquiera puede verse como tú
Pero jamás querer como tú.
Te quiero hoy
Quizás mañana lo haga
Pero siempre serás el lugar donde regresar.
Quizás cualquiera te quiera,
Pero ninguna como yo.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Dos palabras

Me elevas.



Judy Buendia "Me elevas"

martes, 5 de marzo de 2013

Aire fresco

Una vez más me encontré idealizando a un hombre. Desde la partida de Alejo mi vida no ha sido la misma; he de confesar que no fue fácil adaptarme a su ausencia: el peso en la cama al dormir, el calor en la cama, su olor en las sábanas.
Vivíamos a base de una tranquila y cómoda costumbre. Alejo resultó no ser lo que pensé, descartando aquella idea de Mister Venezuela o modelo de portada, estoy clara que él tiene de eso lo que yo de Miss, hablo más del amor, de principios, de personalidad. Él fue invento de sí mismo, producto de mi idealización, de la crisis de sus padres, problemas de infancia y un viejo amor.
Un mentiroso.
Pero aquí no estamos para arrancarles las tiras a Alejo, al menos no esta vez.
Este hombre, es un soplo de aire fresco, fresquísimo, como sentir el té con limón y hielo caer y bajar por tu garganta en una tarde calurosa. Pero hay un inconveniente, como todo: este hombre no sabe que existo. 
Sí, me conoce,
pero digamos que "no estoy en su radar". Me he encontrado a mi misma sintiendo mariposas en el estómago cuando estoy cerca de él, me he descubierto pensando en la curva de sus sonrisa, y en la anchura de su espalda.
¿Qué será de mi? me pregunto constantemente desde que lo conocí.
Idealizándolo como caballero perfecto, distorsionándolo, pensando que debe quererme, que puedo gustarle.
Puede ser el caballero perfecto, tan provocador como en realidad es, es el amante perfecto.

¿Qué hago para tenerte, amor?

Pensando en ti
con un bolígrafo prestado,
es de ti, como lo es mi corazón,
mi corazón, es de ti mi risa
por ti mis cantos desafinados,
de ti mi llanto, por ti mis sueños,
y los desvelos.

Los desvelos me matan
lentamente me matan, querido
queriéndote es estar viva, pero
muriendo.

¿Qué pasa cuando te veo?
y aun cuando no te veo,
siento marchas de soldaditos de azúcar
la dulce espera, tortuoso placer, aun culposo,
porque no me conoces amor
estamos en un abismo,
donde yo pertenezco al fondo, y tú
tu altar en lo más alto.
¿Qué hago para tenerte, amor?

lunes, 14 de enero de 2013

A contra luz

Me desperté con su sonrisa ante mis ojos,
su cuerpo calentando mi cuerpo,
sus piernas entre las mías...

No pensé que así se sintiera el corazón de una al estar gratamente acompañada.
Alejo...
Mi Alejo...
Si antes no me quería involucrar,
si antes pensaba que eres un peligro,
si no quería enamorarme...

No...

viernes, 4 de enero de 2013

Sensibilidad

Su sensibilidad me deja anonadada.
Puede mostrarse como un hombre duro, regio
Insensible, intocable e imposible de amar.
Pero es simplemente sensible,
Cuando su coraza se rompe
Se deja entrever un hombre pleno
Capaz de entender hasta la existencia de la bruma del mar,
El rumor del viento,
Lo tenaz del azar,
Y aún así, creer en mí.
Oh, mi hombre...
Lo amo tanto.
Mi hombre bohemio, que aparenta ser un frívolo por prenteder,
Caballero de brillante armadura,
Que abres mi puerta, sigues mi estela, y besas mis pecas.
Quédate aquí.
El viento sopla en tu cara y las cuerdas de tu chaqueta no dejan de ondear.
Tus ojos fijos en los míos, captando cualquier señal que niegue lo-que-sea.
Quédate, que aprendiste a leer mi párpadear.
Quédate, que te amoldaste perfecto en el espacio en mi lugar.


Alejo

Teníamos varios minutos discutiendo por lo mismo. Alejo es el hombre con un don de palabra tan desarrollado que no se te ocurriría desafiarlo, pero siempre lo hago; sabe qué decir y en qué momento, tiene unos detalles... Simplemente justos, tan justos que me tiene a punto de caramelo, siempre que quiere...

Usted y yo, no somos nada. Le dije.
Para de hablarme de "Usted", Joss, ¿cuántas veces lo hemos hablado? Solo nos llevamos algunos meses.
Le hablo de "Usted" cuantas veces me plazca, fíjese.
Estás empeñada en pelear, cielo. Primero, me apagas el teléfono celular mientras yo te llamo, unas 30 veces aproximadamente.
Se le está haciendo costumbre llamarme a altas horas de la madrugada, casi al amanecer; sabe bien que soy de sueño ligero y no vuelvo a dormir luego de eso.
Me encanta mantenerte despierta...
No sea tan idiota, al menos debería hacerlo con su presencia, con su cuerpo, y el calor, pero no. Me quedo sola en cama, y usted quién sabe dónde, y con quién...
Amor mío, pero sabes que no hay otra aparte de ti...
No debo hacerle éstas escenas, no más, Alejo. Usted mismo lo dijo, no somos nada, que aquí no hay nada.
Mi cuaima hermosa ¿vas a seguir con ese cuento? Sabes que fue echando broma, no fue en serio.
No fue en serio, como lo nuestro.
No hay punto de comparación. Sabes que no hay nada más real, y a la vez increíble, que tú.
Tan increíble... Que tú no lo tomas en serio.
Todo esto...¿Es por darle un nombre a lo nuestro?
¡¿Qué carajos importa un nombre, Alejo?! Cuando deseas ser indolente, lo eres. No deseo ser otra más, ¿está bien? Yo no quiero jueguitos, pensé que lo sabías.
Tú eres mía, nadie lo duda, yo menos. Este no es un juego, tú no eres un juego, coño. ¡Hasta cuándo con esto, Joss! Te lo voy a decir hasta el cansancio, hasta que te aburras, eres todo lo que pido, la única en mi vida, lo tienes todo. No necesito buscar algo afuera. Me abrazó con todo su 1.90 m y me sentí tan segura, como ninguna, a cien, y al mismo tiempo desamparada. Estoy a su merced.

Así logró arroparme el alma y el cuerpo, a las tantas horas de la noche. Alejo, mi amante de pasiones y vidas ocultas, mi criptonita, tan peligroso que siento arder en el candelero de solo pensar enamorarme de él.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Frente a ti

Frente a ti te digo que no aguantaba más, que necesitaba espacio para respirar
Frente a ti te digo que no me lo esperaba, que fue muy cruel esa forma de tratarme
Frente a ti estoy parada, dudando qué hacer, si reír o llorar amargamente por el fin.
Te creí, sí. Aun cuando me mentía, creí que era feliz
Que te hacía feliz.
¿Qué te dio el derecho de hacerme un tonta?
¿Qué te dio el derecho de cambiar mi actitud?
Frente a ti, frente a frente, estrecho mis manos contra mi cuerpo
Buscando el calor que nunca les diste,
Frente a ti, desesperada, callo.
Mi silencio, el más profundo, es el llanto que no verás, pero el más sentido
Dedicado a ti.
Frente a ti, me despido, amante,
Dejandote la vista de mi espalda y aquella marca en el cuello, que un día me dejaste.
No volveré más.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Como repartimos los amigos

Vivía por mí, pero casi para él. Alguna vez llegué a pensar en dejarlo, es curioso, pero nunca pude hacerlo. Entre mi responsabilidad, pretendida, con él, con sus problemas, sus demonios, sus complejos, y lo que sentía por él, no sé qué llevaba la delantera.
Él nunca me necesitó, estemos claros, fue un espejismo, una proyección quizás. Yo necesitaba sentirme útil, que estaba queriendo a alguien, que tendría sentido la lucha; nunca lo tuvo.
Llegando al punto. Así quedamos. Él por su lado, alegando ser víctima, yo por mi lado, queriendo ser el verdugo, cuando no soy más que el producto de un sumiso.
Desde el principio, nunca estuve segura de quererlo tanto, no quería darme cuenta de que así era, disfrute como un espectador de cómo me abría hacia él, como "no involucrarme tanto" era mejor, lo creí enamorado, en un principio. Enamorado como pocos, capaz de hacer cualquier cosa: de mentir, de escaparse, de bajar cielo y tierra y poner a su amada por encima de todo; con el tiempo, las cosas se fueron "enfriando". Aquello se olvidó y se pasó a otra cosa.
Nunca lo entendí.
No es sano permanecer por tanto tiempo con quien te descalifica constantemente.
Llegué a pensar que lo mío era porque resaltaba todas las cosas malas de él, él se encargó de que yo lo hiciera, siempre. Tuvo sus cosas buenas, he de reconocerlo, pero la mayoría, por no decir que todas, fueron coaccionadas, obligadas por mis amenazas; estas cosas me hacían sentir bien al momento, pero luego me dejaban un mal sabor en la boca. ¿qué clase de relación llevo? pensaba, ¿necesito demandar cariño y atención? ¡no! nunca me quise responder, "me hacía la loca", creo que este es el problema de muchas de nosotras.
Nunca entendí porqué estuvo conmigo.

sábado, 25 de febrero de 2012

te he echado de menos

Desperté agitada, mi corazón corría a mil por hora, hiperventilaba y no paraba de pensar en el sueño de hace unos minutos. Mi cabeza martilleaba de dolor, éste sueño repetitivo volvía a mí..

"Sonó la puerta de la entrada, era un toque insistente y enérgico, -¿quién es? -dije, pero nadie contestó. Mi corazón iba acelerado, como potra rebelde. Abrí la puerta, y él estaba ahí
-¿puedo pasar? -preguntó, yo sólo supe afirmar con mi cabeza, y bajar mi mirada, que si pudiera, la misma hubiese derretido el porcelanato de mi piso.

Se paseó con parsimonia por mi sala de estar, cualquiera que no lo conociera podría pensar que estaba taciturno y pensativo, en cambio, yo sé que sólo está esperando el momento para abalanzarse sobre mí.
Le ofrecí café, se negó, de nuevo lo hice y rechazó hasta el té; la lluvia empezó a caer, haciendo estragos y creo que consiente de mi estado; me fui enfriando, y su mirada se volvió tan oscura como la noche antes del amanecer, sin siquiera darme chance de acostumbrarme a su presencia. Echada en mi sofa de terciopelo lila, mis pies reposaban en el aire, salidos del sofá, yo sólo embutida en mi bata de seda color salmón daba la impresión de un duendecillo, aun con mi cabello suelto, enmarañado por la cama.
-¿piensas quedarte allí toda la noche? -mi voz suave contrastó con el sonido del trueno que seguido de un rayo, iluminó la habitación.
Silencio.
Me miró fijo, repasando mi figura. Se acercó al sofa y se arrodilló ante mí, tomó mi pie derecho entre sus manos y empezó a masajearlo.
-¿cómo debo interpretar esto? -le dije cerrando mis ojos y recostándome hacia atrás, mi columna se iba relajando y mi respiración acompasando. Él no respondió.
-Voy por un poco de té -le dije con voz pastosa, y seguí mi camino por el corredor hasta la cocina, no lo oí caminar, sabiendo lo sigiloso como un gato que solía ser; tuve que contener un gemido de asombro cuando tomó de mi cintura y me rodeó con sus amplios, fuertes y tibios brazos, me volteó y puso sus ojos sobre los míos.
Era un juego del que más puede, para mí, hice prueba de mi autocontrol cuando un rayo iluminó mi cocina y con ella los ojos de mi amado, mi gran pesadilla. Miel.
Me besó.
Y lo sentí, en los más profundo y recóndito de mi ser... Fue como el trinar de las aves, mantequilla y azucar derretida, el abrazo de un ser querido, el despertar de un sueño eterno.. El sol sobre mi piel, canela y vanilla, y la arena debajo de mis dedos.
-Te encontré.. De nuevo- me dijo, primera vez que escuchaba su voz, y la vez número un millón que la reconocía."

Su voz acarició mi piel, sus palabras llenaron mi alma y me sentí plena, como cada vez que el hombre de mis sueños volvía a visitarme, pero a la vez; su visita dejaba sabor a hiel y a resignación, por no tener su olor a incienso cada noche acompañandome en mi cama.

lunes, 16 de enero de 2012

Desencuentro

Me encontré en la vereda, ahí, a pie del Lago, bastaba saber que el deporte nunca había sido mi fuerte. El viento rozaba mi piel, la caricia que dejaba en mis mejillas y el aroma de su estela lo trajo a mi mente; era sal, almizcle y sol. Mi pecho bajaba y subía constantemente, por culpa del ejercicio, seguido por mi cabello que  ondeaba con el viento, que junto al sol se asemejaba al caoba puro, como él solía decir. Mi ensoñación vuelve con cada ola del agua, con cada choque de espuma con las piedras. ¿Seré capaz de dilucidar mi sueño?.

Me hundo en un infierno, quizás sea Psyque sin ti, vagando en un sueño profundo hasta que regreses. Quizás seas Eros, el que escucha mi llanto y vuelve a mí. Quizás no seamos ni lo uno ni lo otro. Pero sí, soy como el alma vuelta inmortal en la búsqueda del amor, llevada por la pasión, donde quizás te pierda, por mi curiosidad; quizás te tenga, por mi terquedad. Sólo sé que éste amor narcótico me ha llevado a través de la cárcel de mi espera por ti, y es bizarro, pero aunque estás lejos yo te extraño. Puedes decir que me has olvidado, puede que sí, pero en el aire permanece mi voz y mi recuerdo. Una tormenta de dudas amenaza mi cuerpo y mi alma, cada desencuentro hace que te desee como el aire, que te anhele como al recuerdo más atesorado, que te necesite como al agua, que la pasión me consuma. Es absurdo, lo disfruto como el tiempo que pasas con un amigo querido.

Es que acaso el haber visto tu rostro, conocer tu identidad me ha llevado a ésto... Es una pregunta.

Mi ensoñación termina por mi tropezar con una persona, casi caigo, casi me agarran. Levanto mi mirada, y estás tú; no eres tú, pero lo eres. Y me quedo ahí, estática, me reconociste y yo sólo puedo quedarme viéndote. El encuentro de dos amantes.

viernes, 13 de enero de 2012

De tus supuestos y aparentes.

Las gotas de mis lágrimas dejaron su huella sobre mis mejillas, el marrón negruzco del rimmel manchaba mi rostro y, dejaba surcos y dibujos abstractos.

Restos de un corazón roto.

Sonaba The Corrs de fondo, Sanz hacía la segunda voz, y ya ni podía recordar el nombre la canción, era él...
El dolor en mi pecho iba descendiendo por mis pulmones, mi hígado, el bazo, por todo mi cuerpo; congelaba mis extremidades y estremecía mi estómago, era como el erizar de la piel cuando ésta es tocada por el agua congelada de la mañana. Un dolor seco, punzante, venenoso, invasivo y progresivo.
Su olor ya empezaba a desaparecer de mi cardigan color verde esmeralda, mi cabello enmarañado por sus manos recién empezó a alisarse y en mi boca estaba el sabor amargo de la verdad, mezclado con té natural y, aderezo Cesar.
Sus palabras aún resonaban en mi cabeza. "No puedo", "no es posible", "yo te amo", "quisiera poder hacer algo más". Pero aún así, mi mente jamás olvidaría las cosas que jamás hizo, las promesas dadas por alto, lo que daba por hecho y lo que no.

Querido, sabes que te amo. ¿Verdad?. Es penoso para mí decirte cuánto siento no comprenderte, entiendo, pero no comprendo. Y creo que ese es el problema, entrañablemente te necesito, te justifico siempre ante mí, ante todos; y eso no es lo que necesitas, querido. Mi necesidad dependiente va de lo amada que creo sentirme, de la ilusión que me creé, que nos creé. Porque estemos claros, amor; tú jamás te has entregado con pasión, con el desenfreno de la primera ilusión, con la incertidumbre de la espera, y el desinterés nulo que da el enamoramiento. Que, viéndolo desde mi punto de vista, nos puede durar hasta unos tres años, orgánica-mente. Pero, acaso, debemos esperar hasta tres años para saber que no me quieres como yo a ti, que no me amas así; y discúlpame, querido, me siento en extremo egoísta, tan sólo por pretender que me des un poco más de lo que doy, o sólo un poco de tu atención, querido. ¿Mucho pedir?

Esto te lo pregunté, pero no me respondiste. Las lágrimas amenazaban por caer, te hundiste en el pozo ambar de mis ojos, que a la hora del búho, ya venía siendo color ébano. Tomaste mi cuello, intentando besarme. No lo permití. Acariciaste mi cabello, como lo hiciste tantas veces.. aquellas tardes que pasábamos mirándonos a los ojos, sin más que una manta separándonos. Tomaste mis manos, besándolas sin cesar; juré ver una gota perlada en uno de tus ojos, pero creo que fue mi tonta imaginación, ilusa, la pobre, esperanzada.

Estoy cansada, amor. No quiero saber que lo intentas, quiero escuchar que lo haces. De tus supuestos intentos, de tus aparentes pruebas... Sólo quiero saber que me amas, ¿es mucho?. Que te importo, ¿es así? No puedo seguir contigo... Ésta debe ser la noche más difícil de mi vida, al menos, si te vas, no me sueltes. Si no vuelves, bésame y vete.

Y así, quedaron mis labios y mi corazón rotos... Mi cena en su casa, y su foto frente a mi cama.

martes, 10 de enero de 2012

Amor indeciso

El hombre que se hallaba en el portal de mi edificio esperaba con prisa que yo abriera el portón, para pasar a mi departamento. Él es de esos que dan sin esperar, pero esperan que una dé para ellos dar; un alma que no le nacen las palabras correctas, ni las incorrectas, ni se identifica con palabras de terceros; Caucásico, de metro ochenta, de la década de últimos de los setentas y principio de los ochentas; piel nívea, rojos labios, ojos expresivos y una marca de nacimiento, particular, en un lugar donde no llega el sol.


Se conocía bien mi cuerpo, aún así, dijo al verme –¡Estás preciosa!– quise creerle, pero el estar con el cabello revuelto, ropa de pijama y sin mi brassier no es exactamente el concepto de preciosa que tengo. Pasó al living y tomó su concurrido lugar en mi sofá color crema.

–Necesitamos hablar, ¿podrías venir hasta la mesa?– le dije. Él simplemente me miró de arriba a abajo, con una mirada que me quemó hasta la última célula de mi cuerpo y mermó, por poco, mi cordura.

Su idea de hablar, no era igual a la mía, era más que todo hacer el amor hasta el amanecer y dormir dándome mi espacio. Cosas que a cualquier mujer le parecería perfecto, pero éste es el meollo del asunto, querido lector ¡no soy cualquier mujer!, él lo sabía, por eso su mirada. 

–Joss, cualquiera diría que estás a punto de terminarme. ¿Lo estás?– me preguntó, tuve el valor para sólo responderle –Quizás sea así– su espíritu cayó sobre el granito de mi mesón, sus ojos inquietos ahora estaban fijos sobre los míos, tomó mis manos tal cual tesoro invaluable. No pude sostener su mirada. Levantó mi rostro por el mentón y me besó con fiereza.
Sí, terminó haciéndome el amor.

La mujer fuerte que quería mostrar se desarmó, me sentía más vulnerable que nunca. Mi amado sabía cómo derribar esas paredes que solía gustarme edificar. En la radio, para mi martirio, sonaba Il Volo con Un Amore Cosí Grande. Seguía sobre mí, mis ojos derramaban las lágrimas que tenía guardadas desde hace mucho.

–Yo sé lo que quieres decirme, Josefina. Te conozco como al dorso y palma de mi mano. Sé que te preguntas ¿A dónde vamos con esto? Si de verdad soy serio contigo, si deseo que formes parte de mi vida... Todas esas preguntas las hacen tus ojos cada vez que me miras, cuando te descubro mirando al cielo, hasta cuando te brillan los ojos al leer esos libros que tanto te gustan – lo dijo mientras se levantaba de mi cuerpo, dejando en mí una sensación de vacío nada placentera, con ojos cerrados tomé de su mano, aún sobre mi pecho; no la dejaba ir.

–Estoy aquí amor, no me iré a ningún lado– dijo mirándome a los ojos, y yo sentí que moría de amor.. Así me quedé dormida, y cuando desperté a la mañana siguiente, mi amante indeciso ya no estaba. Y como dijo un poeta, alguna vez: El amor tocó mi puerta, le pregunté qué buscaba, pero no pasaba, no saluda, no dice nada.