Los alumnos suelen venir de vacaciones con muy pocas ganas de trabajar y cuesta ponerlos de nuevo en órbita. En años como este donde el calendario tiene la Pascua tardía, se da la circunstancia de que ellos tienen en mente que aún queda todo un trimestre, cuando la realidad es que queda mucho menos, especialmente en cursos altos. La evaluación empezó mucho antes pero ellos siguen asociando una evaluación a un periodo antes de una pausa por lo que aunque lo repitamos cansinamente no ven que la mitad de la nota ya la tienen ganada o perdida.
Creo que situaciones así deberían tenerse en cuenta en el debate del calendario escolar: no tiene sentido pelearse por la fecha de inicio de curso si cada año la duración de los trimestres cambian, si no hay correspondencia entre evaluaciones y vacaciones, si el ritmo es muy dispar según el curso. Se pierden muchas horas prevacacionales (es complicado conjugar festivales y notas con el inicio de una evaluación) y luego faltan a mitad de curso, al menos para ellos, no importa que hayamos planificado el temario desde septiembre.
Habría que racionalizar las vacaciones y las evaluaciones, intentando conseguir un poco de regularidad y que todos saliéramos ganando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario