Cuando lo leí fue realmente devastador. No sé cómo llegué hasta allí ni con qué intención habían esas palabras llamado al timbre de mis ojos. De hecho, me hubiese gustado verme la cara de pánfilo iluso que suelo proyectar en estas situaciones.
Sin embargo era lógico, y las palabras, aún siendo no más que eso, no dejaban lugar a duda; ella ya amaba a otra persona, así lo mostraban, y a estas alturas ¿quién va a disputar un corazón que ya siente como propio? También entregaría el mío si pudiese.
1 comentarios:
¡Hola!
Después de mil años sin entrar acá, vengo a darte las gracias por tu comentario!. Tu blog tambien está bueno. Y te re imaginé con esa cara de pánfilo iluso jajaja, hay caras que ante ciertas palabras no se pueden evitar, y mucho menos en algo así, no?
Que estes bien un beso!
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