La semana pasada tocaron vinos clásicos de La Rioja, de esos que uno lleva viendo desde pequeño en las ocasiones especiales, y que quizás por eso asocio a gente de edad , a las corbatas, al brandy y al humo de puro:
Faustino de autor 2002: . Al principio, a pesar de los tonos avinagrados, pareció que podía aguantar un poco, pero acabó cayéndose con lo puesto. Una pena.
Imperial Gran Reserva 1995 : fue un Rioja de un clasicismo impecable. Empezó poco expresivo en nariz, con notas de carne cruda. Pero fue evolucionando elegantemente hacia una mayor intensidad para dar las notas de fruta (mucha roja) y una mayor complejidad, acabando en notas de crianza bien integrada. En boca tenía esa finura característica, pero sin que ello supusiera una merma del vino: una buena expresión de la fruta (tempranillo sobre todo, algo de graciano y mazuelo), una tanicidad fina, una punta de acidez, un recorrido medio-largo. Todo muy conjuntado, mostrando una agradabilísima identidad, haciéndose muy fácil de beber. 22-24 euros, por lo que en estos tiempos me parece de una muy buena RCP.
83
Barón de Chirel 2002: Me sorprendió que este vino, que empieza por Barón y lo elabora un Marqués , tuviera tanto de vino de “alta expresión” , aunque en nariz no pudiese disimular su carácter riojano, junto con un abundante especiado . Es un vino denso y concentrado , potente , carnoso, sabroso, con abundante fruta negra compotada, sin perder del todo su carácter riojano. Taninos firmes pero sedosos. Acidez ajustada.Muy amplio y con una buena persistencia, evolucionaba muy bien , dando unas notas de crianza elegantes y bien integradas (tostados , tabaco, vainilla). Muy buen vino, aunque me faltó ese no se qué para emocionar que quizás exija su precio :65-70 euros.
84
Marqués de Riscal Reserva 2003: el hermano pequeño del barón sin embargo fue poco más que un tablón con poco más que ofrecer.
56