Si algo ha proliferado en el panorama gastronómico nacional
al hilo de la crisis han sido los llamados gastrobares. Sitios en los que comer
más desenfadadamente que en un restaurante tradicional y con facturas más bajas,
aunque habría que escudriñar estas para ver si de verdad lo pagado al final
resulta más barato en comparación con otros restaurantes.
El caso es que Tràngol se podría encuadrar en esta
categoría aunque ellos se autodenominan restaurante-vermutería, concepto que
suena casi hasta novedoso, por recuperar una bebida tan poco de moda como es el
vermut. Disponen de menús de tapas para diferentes personas y una carta
amplísima. Tanto, que nos hizo ponernos en guardia, ya que cuesta creer que
dominen tamaña cantidad de platos. Por lo menos en este caso sí tienen el IVA
incluido en los precios.
Como aperitivo de la casa nos pusieron unos bombones de
foie bastante resultones.
Comenzamos con dos platos fríos. Uno era un roast-beef de
pato con foie, vinagreta de naranja y frutos secos. 14€. Este plato podría
ser el ejemplo de "plato resultón de gastrobar" y verdaderamente estaba bien la
carne, con una vinagreta lograda y la agradable mezcla del foie y los frutos
secos. Nada que no te puedas hacer en casa parecido pero por lo menos
sabroso.
Algo inferior resultó el sashimi de atún rojo con salsa oriental casera.
15€. Con diferencia el plato más flojo de todos. El atún no parecía de la mejor
calidad y su apariencia, textura y sabor lo manifestaban. Además la salsa era
una vulgar de soja, no sé si “casera” de verdad pero el caso es que no la
diferenciabas de otras muchas del supermercado.
Se lo comentamos y aparte de pedirnos disculpas
sorprendentemente nos trajeron dos pequeños escalopes de foie, como
invitación de la casa, que estaban realmente bien. Estupendo detalle poco
habitual.
Seguimos con dos tipos de empanadilla. Bien las de
musaka, 1,80€ unidad, pero quedaron eclipsadas por las riquísimas
empanadas criollas, 2€ unidad,
que bien merecían comer unas cuantas. Solo
tengo un referente de este tipo del pasado, pero ni comparación con lo ricas que
estaban estas.
Como platos principales, sendos aciertos. Uno fue una
carrillada de cerdo ibérico de bellota estofada al vermut con crema de
boniato, 15€. Como ya comenté en anteriores post, es leer en una carta
cosas como carrilleras, rabo, paletillas, etc, y empezar a revolotearnos la
mosca cerca de la oreja; pero fuera la materia un producto de quinta gama o no,
el caso es que hacía tiempo que no comíamos una tan sabrosa, bien de punto,
melosa e intensa como esta. Además el toque dulce del estofado con vermut y la
lograda crema de boniato la complementaban a las mil maravillas. Mejor plato de
este tipo que en un montón de restaurantes de mayor (supuesto) nivel en los
últimos años.
Igual pensamos del último plato. Algo que antaño pedía muy a
menudo en los restaurantes era el magret de pato, pero dejamos de pedirlo porque
una y otra vez lo solían destrozar. Aquí el magret de pato laqueado con peras
al moscatel, 14€, no solo fue servido en la mayor ración que recuerdo en
mucho tiempo sino que estaba hecho con un punto impecable, sabroso, bien
cortado, casi elegante y bien atemperada su grasa por la dulzura de las peras al
moscatel. Enhorabuena al cocinero por hacer tan bien un plato que puede parecer
fácil pero por experiencia no lo es en absoluto.
La carta de vinos, reducida pero con cosas dignas para
escoger y más en una zona como es la provincia de Castellón que no nos pareció
muy amante de los vinos. Tomamos un Cava valenciano, Dominio de la Vega Brut,
14,50€. El pan, 0,85€, nada caro para restaurante.
El personal de servicio muy bien, conociendo su oficio y de
formas impecables.
Un fallo a reseñar es que la página web está
inoperativa.
Esto es lo que tiene a veces el mundo gastronómico, que donde
no te esperas gran cosa salta la agradable sorpresa y te encuentras un sitio con
el Tràngol. A lo mejor en este caso y al revés que en otros restaurantes
tuvimos suerte con los platos escogidos, salvo el sashimi, pero resultó así, por
lo que no dudo en recomendar acercarse hasta Benicarló para probar su cocina a
quien esté de vacaciones por el norte de Castellón.
Tràngol
Valencia, 19, 12580 Benicarló (Castellón)
964 044 323