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viernes, octubre 10, 2014

Tràngol (Benicarló, Castellón)



Si algo ha proliferado en el panorama gastronómico nacional al hilo de la crisis han sido los llamados gastrobares. Sitios en los que comer más desenfadadamente que en un restaurante tradicional y con facturas más bajas, aunque habría que escudriñar estas para ver si de verdad lo pagado al final resulta más barato en comparación con otros restaurantes.


El caso es que Tràngol se podría encuadrar en esta categoría aunque ellos se autodenominan restaurante-vermutería, concepto que suena casi hasta novedoso, por recuperar una bebida tan poco de moda como es el vermut. Disponen de menús de tapas para diferentes personas y una carta amplísima. Tanto, que nos hizo ponernos en guardia, ya que cuesta creer que dominen tamaña cantidad de platos.  Por lo menos en este caso sí tienen el IVA incluido en los precios.


 

Como aperitivo de la casa nos pusieron unos  bombones de foie bastante resultones.






Comenzamos con dos platos fríos. Uno era un roast-beef de pato con foie, vinagreta de naranja y frutos secos. 14€. Este plato podría ser el ejemplo de "plato resultón de gastrobar" y verdaderamente estaba  bien la carne, con una vinagreta lograda y la agradable mezcla del foie y los frutos secos. Nada que no te puedas hacer en casa parecido pero por lo menos sabroso.




 Algo inferior resultó el sashimi de atún rojo con salsa oriental casera. 15€. Con diferencia el plato más flojo de todos. El atún no parecía de la mejor calidad y su apariencia, textura y sabor lo manifestaban. Además la salsa era una vulgar de soja, no sé si “casera” de verdad pero el caso es que no la diferenciabas de otras muchas del supermercado.


 

 

Se lo comentamos y aparte de pedirnos disculpas sorprendentemente nos trajeron dos pequeños escalopes de foie, como invitación de la casa, que estaban realmente bien. Estupendo detalle poco habitual.





Seguimos con dos tipos de empanadilla. Bien las de musaka, 1,80€ unidad, pero quedaron eclipsadas por las riquísimas empanadas criollas, 2€ unidad, 

que bien merecían comer unas cuantas. Solo tengo un referente de este tipo del pasado, pero ni comparación con lo ricas que estaban estas.

Como platos principales, sendos aciertos. Uno fue una carrillada de cerdo ibérico de bellota estofada al vermut con crema de boniato, 15€.  Como ya comenté en anteriores post, es leer en una carta cosas como carrilleras, rabo, paletillas, etc, y empezar a revolotearnos la mosca cerca de la oreja; pero fuera la materia un producto de quinta gama o no, el caso es que hacía tiempo que no comíamos una tan sabrosa, bien de punto, melosa e intensa como esta. Además el toque dulce del estofado con vermut y la lograda crema de boniato la complementaban a las mil maravillas. Mejor plato de este tipo que en un montón de restaurantes de mayor (supuesto) nivel en los últimos años.


Igual pensamos del último plato. Algo que antaño pedía muy a menudo en los restaurantes era el magret de pato, pero dejamos de pedirlo porque una y otra vez lo solían destrozar. Aquí el magret de pato laqueado con peras al moscatel, 14€, no solo fue servido en la mayor ración que recuerdo en mucho tiempo sino que estaba hecho con un punto impecable, sabroso, bien cortado, casi elegante y bien atemperada su grasa por la dulzura de las peras al moscatel. Enhorabuena al cocinero por hacer tan bien un plato que puede parecer fácil pero por experiencia no lo es en absoluto.

La carta de vinos, reducida pero con cosas dignas para escoger y más en una zona como es la provincia de Castellón que no nos pareció muy amante de los vinos. Tomamos un Cava valenciano, Dominio de la Vega Brut, 14,50€. El pan, 0,85€, nada caro para restaurante.


El personal de servicio muy bien, conociendo su oficio y de formas impecables.

Un fallo a reseñar es que la página web está inoperativa.

Esto es lo que tiene a veces el mundo gastronómico, que donde no te esperas gran cosa salta la agradable sorpresa y te encuentras un sitio con el Tràngol. A lo mejor en este caso y al revés que en otros restaurantes  tuvimos suerte con los platos escogidos, salvo el sashimi, pero resultó así, por lo que no dudo en recomendar acercarse hasta Benicarló para probar su cocina a quien esté de vacaciones por el norte de Castellón.

Tràngol

Valencia, 19, 12580 Benicarló (Castellón)
964 044 323