Habiendo llegado ya el frío otoñal, y con un día gris de lluvia intermitente, se me apeteció probar el menú de setas que prepara Pedro Martino en su restaurante L'Alezna, y que estará vigente hasta el día 19 de noviembre. La comida, con sus altibajos, pero en general estimulante y agradable, fue más o menos como sigue:
Como aperitivo una cuchara de Cantarelus marinados, con pasta fila y cuadradito de concentrado de llámpares (con la misma técnica que usa para los oricios/aleznas), que resulta una combinación acertada.
Excelentísimo aceite de oliva, que resultó ser griego (Oliva Kalamata), y muy buen pan (tipo gallego), aunque no había mas variedades a escoger.
De primero, una (crema) Espumosa de "Boletus" ahumada al foie con castañas, concentración de sabores otoñales, bien concebida, aunque el ahumado daba un regusto a embutido no del todo apropiado.
Luego, "Níscalos" marinados con "aromas del bosque" en ensalada. Plato decepcionante: los níscalos, que nunca han sido de mis setas favoritas, estaban insípidos, y aunque los "aromas del bosque" (aliño de ensalada con fondo de setas) estaba bien, el acompañamiento vegetal no tenía mayor interés.
Luego, Caldo ibérico con "Trompeta de los muertos" y tropiezos silvestres. Plato de inspiración andaluza/mozárabe, que de vez en cuando salpica la carta de Pedro. Caldo de sabor intenso a jamón ibérico, con un regusto un poco de ese rancio del hueso o grasa amarilla , que no es desagradable . Los "tropiezos silvestres" son jenjibre y raíz de perifollo, que sobreviven a la potencia del caldo,lo que no ocurre con la "Trompeta de los muertos", que a pesar de su presencia tiene un sabor delicado, y que resulta imposible rescatar .
Luego, el mejor plato del menú : Arroz meloso azafranado con "Senderuelas" y manitas glaseadas. El arroz, excelente en punto, abundante azafrán que combina muy bien con la finura de las senderuelas, y las manitas, de leve presencia, como suave contundencia.
Luego, el peor plato del menú, Raya escabechada a la naranja con "Pie Azul" confitado. La raya, aunque gelatinosa es muy plana de sabor, el escabeche no me parece su mejor preparación y el concentrado de naranja tenía una presencia excesiva. El "Pie Azul" tampoco ayuda a elevar la calidad del plato.
Luego, "Tocino tostado con langostino en su jugo y "Rebozuelos". Plato típico de Pedro, de carne muy grasa que tuesta mucho en su exterior , dejando un interior tierno que recoje parte de esa grasa. Sin embargo, el tocino tiene sus limitaciones. Los "rebozuelos" nos los cambiaron por otra seta, que llamaban "carbonera" y que no supe distinguir, y que fue , entre las setas, la que más me gustó, por su frescura y profundidad de sabor. El langostino no molestaba.
Luego, una original tabla de quesos asturianos ( Taramundi con nuez, Xinestoso y Peral), alineados en la parte izquierda, y que en la derecha tenían su contrapunto dulce :membrillo, nuez con miel, y confitura de flores de violeta como acertado final. Excelente el xinestoso.
De postre, un Royal de fruta de la pasión con chocolate blanco. Muy bien : fondo concentrado de maracuyá, crema de chocolate blanco ligera, y como acertado condimento, una semillas de amapola.
Comí con un Malpaso 2004, de Syrah y Garnacha , que me gustó mucho: de cálida entrada, potente fruta , taninos bastante redondos y final más persistente y complejo de lo esperado.
Quizás un poco excesivo de madera (vainilla). Lo que me quedó del vino me lo encorcharon y me lo metieron en una bonita bolsa.
Muy buen café y servicio atento y agradable. Precio muy ajustado, quizás incluso demasiado, en el sentido de explicar, aunque no justificar, alguna de las irregularidades : 2 personas, con una botella de vino, y agua: 103 euros.