La presentación la pensé cuando compre “la baldosa de pizarra”; sí, eso que venden en las tiendas de menaje que se utiliza como fondo de plato, pero que yo uso para servir y hacer fotos y queda, a mi gusto, muy atrevida en la mesa.
Para darle vidilla al melón, me dejé llevar por mi adicción al sabor del maracuyá, que es una fruta que me encanta. Potencia el sabor de cualquier postre de fruta cruda que toméis. Su perfume y el aroma que desprende esa mezcla gelatinosa de pulpa y semillas me tiene loquita. Compro, siempre que encuentro en el mercado, y se la añado al zumo de naranja y a las macedonias. En este caso, la mezcla queda estupenda, impregnando el culete de las bolas en su pulpa.
Preparando este postre, si tenéis niños se lo pasarán divertido haciendo bolitas, si sólo sois adultos os lo pasaréis de lo más comiéndoos las que decís que no salen bien, con lo cual puede resultar que a la hora de montar los platos, tengáis que ir, de nuevo, al mercado a por más melones. Es lo que hay, os lo digo por algo ;))
Ingredientes:
* Melón de piel de sapo
* Maracuyá, Granadilla, Fruta de la Pasión (tiene mil nombres)
* Hojas de menta para decorar
Elaboración:
1.- Hacer las bolitas de melón y colocarlas sobre papel absorbente.
2.- Abrir el maracuyá y sacar toda su pulpa. Esparcirla sobre el plato de servir y colocar las bolitas de melón al gusto.
3.- Decorar con hojas de menta, que también dejan su aroma
Y, ya está, a disfrutarlo