Fue una tarde casi perfecta. Ismael pasó por casa de Lara a eso de la una. Se fueron al centro y entraron en un par de tiendas de ropa. Ella no encontró los pantalones que le gustaban de su talla. Él, mientras, se perdió por la -pequeña- sección de chico. Entraron en una perfumería y en Women'secret. Al salir fueron a comer, ella solo tomó una ensalada, él una hamburguesa con mil extras. Eso sí, compartieron postre. Después de comer fueron a una librería, y más tarde él se empeñó en entrar en una tienda de videojuegos. Lara esperó fuera. Se fueron a tomar un café y un helado. Antes de anochecer, Ismael la acompañó a casa, la besó y se marchó con prisa.
Lara subió a casa y ya iba pegada al móvil hablando con su amiga. Entró, saludó dando una voz y se metió en su cuarto. Sacó un pequeño diario de un cajón, escribió un par de cosas mientras se encendía el portátil y se replanteaba quince veces su relación con Ismael, pensando qué podía cambiar para ser más feliz. Entró en algunos blogs, no se le ocurrió con qué actualizar el suyo y se fue a duchar.
Ismael entró en casa y le preguntó a su padre cómo iba el partido.
28/4/10
Couple
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9/2/10
Over
Se dio cuenta en ese momento, justo cuando le miró a los ojos mientras le cabalgaba como tantas veces hiciera en el pasado. Ya no había nada, no sentía nada. Pero fue condescendiente y se lo calló, quiso darle al menos un último orgasmo compartido (compartido con ella, no con su orgasmo). No tenía nada que ver que fuera un cretino o que el sexo con él fuera aburrido, ni otras cosas que también había perdonado hace unos años. Se sintió estúpida por haber vuelto a él, por no haber tenido criterio, por no haber pensado que no hacía falta hacerlo una vez más. Sus polvos post-ruptura se habían vuelto tan cotidianos que esta vez ni se planteó si debía o no, simplemente quedaron dándolo por hecho porque llevaban todo el verano sin verse, como el que queda con un amigo para ponerse al día, ellos quedaban para follar. No recuerda cuándo empezó, cuándo fue el primero, pero en ese momento tuvo claro que este sería el último.
Comenzó a vestirse antes de que él encendiera el cigarrillo. "¿No te quedas?", le preguntó, y ella negó sin girarse. "Venga, quédate y luego echamos el último", insistió el galán. Pero ella ya estaba cerrando la cremallera de sus botas. "Ya hemos echado el último" -contestó al fin- "el último de verdad. No habrá un siguiente". "¿Qué coño te pasa?", le espetó él, visiblemente molesto.
- Es solo que me he dado cuenta de que esto no lleva a ninguna parte. Estoy cansada de siempre lo mismo, tener que vernos cada dos o tres meses como si fuera una obligación, por rutina, por inercia. Es una pérdida de tiempo. Prefiero tirarme a cualquier otro, por lo menos conoceré gente.
- Eres una zorra.
- Puede. Pero no volveré a ser la tuya.
Y dicen que la puerta ni siquiera hizo ruido al cerrarse.
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24/1/10
Tan amigos
- Sabes, tampoco creo que seamos tan amigos.
Laura levantó la vista de su iPod para posar una mirada inquisitiva sobre Jon, que ya estaba apurando el primer botellín de la tarde.
- ¿Qué quieres decir? ¿No lo somos?
- No sé. Somos amigos, pero no somos tan amigos.
- No veo adónde quieres llegar.
- Está claro que entre nosotros hay algo. Tú me gustas a mí y yo diría que te gusto a ti. Pero estamos igual que hace tres meses, de cañas en un bar a las siete de la tarde. Dentro de un par de horas te irás a tu casa a cenar y actualizarás tu blog contando que has pasado otra tarde estupenda con... y aquí disfrazarás mi nombre con algún apelativo tipo ChicoFabuloso o RubioMono.
Laura se encontraba tan aturdida que ni siquiera era capaz de desviar la mirada. Tras un momento de pausa, pensó que tenía que hacer la pregunta pero ello suponía reconocer lo que acababa de decir.
- No tengo blog.
- Da igual, lo he leído en tus ojos, Laura, todos los días. Entiendo que has sufrido por amor, ¿y quién no? Pero tienes veinte años y sigues teniendo reservas adolescentes. No quieres sufrir y sobre todo no quieres perderme como amigo. Me lo has dicho muchas veces. Y he pensado que no somos tan amigos.
- ¿Y qué somos entonces?
- Somos esto, somos lo que tú quieres que seamos. Tú tienes amigos, tienes a tus mejores amigas, a quienes les cuentas cosas que no podrías contarme a mí. Conmigo no te cruzas por el barrio y no tenemos fotos juntos en el Facebook. Vamos al cine, salimos por el centro, te acompaño al Ikea, nos tomamos un café. Abre los ojos, Laura, no somos amigos. Dices que no quieres perderme como amigo pero lo que no quieres perder es esto, lo que tenemos. Estás bien así porque aunque no te has dado cuenta es tu situación ideal. Estamos en el punto previo a estar saliendo juntos pero no quieres dar el paso porque te acojona.
Laura quedó pensativa un buen rato. Jon pidió otra cerveza y había bebido la mitad antes de que Laura hablase. No dejó de mirarla, aunque eso no la ponía incómoda. Al fin, dijo:
- Quiero poder seguir llegando a casa con una sonrisa. Quiero saber que vas a estar ahí si te lo pido. Pero no quiero que estés hasta que te lo pida. Quiero seguir quedando contigo pero no quiero empezar nada hasta tenerlo claro...
- No creo que nunca vayas a tenerlo claro. No quieres empezar porque sabes que algún día acabará y que empezarlo será el principio del fin, y prefieres estar así indefinidamente, en este estado de promesa de que algo va a suceder entre nosotros. Pero nunca pasa nada. Serías capaz de salir con otro para poder seguir teniendo esto conmigo, aplazarlo durante un tiempo pero saber que siempre te queda esa carta que jugar. Y yo no. No puedo seguir eternamente en los títulos de crédito, quiero que empiece ya nuestra película y tú aún estás comprando las palomitas.
Esa noche Jon se fue de fiesta con los amigos, mientras Laura escribía en su blog que probablemente no volvería a quedar con OjosVerdes, pues la había decepcionado.
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