Marrones: Café des Îles de Herbin, que podía haber sido de Estípula, de tono similar, cálido, más rojizo y amarillento que las otras dos, siena y nogal de Sennelier. Su tono se aprecia en los dos siguientes dibujos, un Quijote y un rincón de Peratallada, en Gerona.
En este olivo no se utilizó la de Herbin, quedando los tonos más apagados, armonizados cn el negro de E. Babb. Contando con el fondo crema del papel, no deja de ser una técnica parecida a los clásicos dibujos con sanguina, negro y blanco en tizas.
En este otro árbol, que estaba a la orilla del río Madera, coetáneo de los pinos que se llevaban a Sevilla o Cartagena cuando estos montes eran la provincia marítima de Segura de la Sierra, para hacer barcos o edificar la fábrica de tabacos. Las tintas son la de Herbin, un marrón en cartuchos, algo más apagado y granate al diluir, junto con el negro.
Los anteriores dibujos se hicieron sobre un papel verjurado (laid paper), con tono crema. El siguiente olivo se dibuja sobre Garzapapel, con las mismas tintas ya descritas, junto al lápiz blanco. Los contornos quedan menos definidos, todo se suaviza y el papel da tiempo para añadir o matizar mientras está húmedo.
Otra vez el papel verjurado y una única tinta, sepia. Además de plumilla se ha usado un cálamo, una caña cortada, lo que le da un aire distinto que puede recordar en algunas zonas a algunos dibujos de Van Gogh, que también los usaba.
Por último, sobre un paper de Windsor & Newton satinado, Promaker, de los utilizados para pintar con rotulador. Al mojarlo se comba un poco, algo que no ocurre con los anteriores papeles. Tinta china con plumilla, un crow quill de Gillott, y E. Babb con pincel, más o menos diluída.
Este olivo humillado, ultrajado de esa manera atroz, reducido a caniche arbóreo por alguien con escaso gusto y nulo aprecio por estos olivos centenarios que mejor lucen como son que con estas... digamos cursiladas, estos atusamientos de ramas y hojas que debería estar prohibido perpetrar a un olivo indefenso. Es un verdadero crimen de lesa flora. No por horroroso es excepcional, pues desde Andalucía a Cataluña, con islas de buen gusto donde los dejan crecer a su aire, podemos lamentar esta cursilería botánica. Más les valía dedicarse a perseguir gorgojos que a desfigurar olivos. Esto tinee pase con los setos de arciprestes, pero no con serios y graves olivos antañones.