Mostrando entradas con la etiqueta #Microrelato. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta #Microrelato. Mostrar todas las entradas

jueves, 15 de noviembre de 2018

MALENA 5.- RUTINAS




Malena respira hondo apoyada contra la puerta. 
Pese al control que ha conseguido aparentar tiene el corazón a mil. 
Sus propios latidos la ensordecen. 
Las manos se le humedecen. Las aprieta decidida y busca en el bolso sus zapatos.
 Se descalza y los cambia. Fuera tacones, fuera sofisticación, escenografía, teatralidad. 

Adiós a la mujer fatal. ¡Qué repugnancia! La rabia la ciega y tropieza con la pared de enfrente.
Uno de los discretos limpiadores la mira de reojo y levanta la cabeza altiva.
“Ni se te ocurra mirarme”- piensa.


Esa agresividad sólo la despierta él. Esa pasión, esa furia, ese descontrol… Esos sentimientos.
Alberto tuvo ese don desde el primer día. Él de afectarle demasiado y esto empezaba a durar demasiado. Diez años, es una vida cuando se está enamorado.

Baja las escaleras quitándose pendientes, pulseras, collares, anillos… Todo lo que se ha puesto ante Alberto con tanta ceremonia. Se pasa la mano enfurecida por los labios para quitarse su sabor. Ese sabor único de ese maldito egocéntrico que no consigue desprenderse del cuerpo.

Sale tras saludar al recepcionista con un movimiento de cabeza. Señala con el dedo hacia arriba y el hombre asiente. Mensaje captado. El cliente sigue en la habitación. Hoy no salen juntos.
Ya en la calle saca el móvil del bolso. Esa tarde merienda con las chicas y conociéndolas tendrá el whats lleno de mensajes. 


Cuando se encontró con Alberto, aún no habían decidido donde irían.
Otra de esas viejas costumbres de siempre, donde alguna sugería un cambio en la monotonía. 
Como cambiar de escenario para los encuentros para acabar invariablemente yendo al mismo bar de siempre, eso sí, nunca ocupaban la misma mesa que la semana anterior, si es que podían evitarlo e intentaban variar el día del encuentro. Cada semana corría un día, como los turnos de la fábrica, y la que no podía venir se lo perdía.
Al no ser que coincidiera que nadie podía ir, solían decir. Pero eso hasta el momento no había sucedido y de las cuatro que eran, siempre había un mínimo de dos. No se aceptaban nuevas adeptas al clan. Ya lo habían probado y era desastroso.
Amigas, familias, parejas o hijos, fuera de la cita.
Era el momento de explicarse las batallas semanales y todas conocían los secretos de todas. O casi todo. Siempre había informaciones que se guardaban para la más comprensiva y por extraño que le pareciera, esta persona era Malena.
La gran guardiana, como la apodaban. Ella sabía más de lo que quería. Según la mirada de sus amigas o hermanas, como se llamaban entre sí, llegaba hasta el fondo. La única capaz de no juzgar y no pestañear ante el más grave crimen. Quien mejor mantenía la calma en las crisis.
Sus consejos eran los más buscados.
Perdida en sus pensamientos siente que el bolso vibra. Busca a ciegas el móvil y tropieza con montones de tesoros olvidados. Se promete por centésima vez en ese día ordenarlo y de paso ordenar su caótica vida.


El audio de aviso se ha convertido en sirena y los ocupantes de su apretado vagón, parecen animarla con ojos asesinos a pararlo.
¡Como sean de nuevo alguna de las chicas o Alberto, los mata. Uno a uno, lentamente!

-Dime- susurra descolgándolo...



viernes, 21 de septiembre de 2018

CARTAS A ROMA XV.- CAMINOS CRUZADOS



Mi querido romano:


Savia me contó que le hablaste de mí en tu última carta.
Curioso que no me escribieras directamente a mi o incluso que me visitaras.
¿Tanto temes no ser tan bien recibido como en el pasado?
!Pobre demonio!
!Tus Dioses son ciertamente menos piadosos que mis espíritus legionario, pero a cada cual le pesan sus creencias.


Te llegaron rumores sobre mi pareja.
También curioso, como alguien con tan poca importancia como mi persona levanta tanta expectación.
Quizás mi vida es más aburrida de lo que imagináis, o quizás no.
Puesto que no lo averiguaste de primera mano, no seré yo quien te saque de la duda.
No nos engañemos, poco importa. 
Sola o con compañero, ya hace mucho que dejé de esperarte...

Los hombres que no tuve, fueron los que más amé
Quizás por eso, te amo tanto romano
Porqué de ti, tuve tan poco que el resto lo llené de sueños e ilusiones
Es tan fácil presentirte
Encontrarte en este inmenso vacío en el que te has perdido
Pensar si me piensas
Es tan fácil para ti desilusionarme
como para mi, no esperar nada de ti
Viviré
Amaré
Caminaré
No volverás a besarme
No vengas de nuevo


Aún sigo pegada a esta despedida que no parece finalizar nunca
Manteniendo ese hilo, que cortas con tanta facilidad
¿Como puedes vivir sin saber de mí?
Yo vivo gracias a mi orgullo
Más grande que tu reino
Tanto orgullo para una mujer tan pequeña...
Algunos hombres sois criaturas curiosas, débiles, vulnerables.
Algunas mujeres viven sin ser conscientes del poder de ser mujer, de su fuerza, su constancia, su entereza.
Mi respeto está con las mujeres guerreras que no derraman sangre
Las que luchan cada día por sacar adelante a los suyos
Las que no dependen de los favores de su pareja
Las que son conscientes de su cuerpo, de su feminidad y disfrutan de ella
La sabiduría ancestral que transmitimos de unas a otras
Las que aman la paz y escuchan el viento
Las que esconden a sus hijos para que no aprendan a violentarse ante el enojo
Yo soy sólo una de ellas
Pero me reconozco, soy consciente de mi condición y procuro ayudar a otras hermanas a saber quienes son.
Cuando todas seamos conscientes, no habrá soldados que vengan a pedirnos que las esperemos. Porqué seréis vosotros quienes esperareis a que nosotras acabemos de luchar. Sin peleas. Sin sangre. Con amor.

Te engañas soldado
La lucha no está en el acero
La lucha está en levantarse cada día y cuidar de los que amas
Quizás por ello, nunca llegamos a nada
Y aún así, creo que no puedo perdonarte por verme tan fuerte, tan fiera, tan inmensa, tan capaz...

Me hubiera gustado ser como Elena, tu primera mujer
La que ganó  tu corazón
Quizás necesitabas sentirte más poderoso que yo y te asusto mi seguridad

!Ese ego tuyo !
¿Y el corazón?
No sé

¿Amáis como una mujer?
Pues amadla bien.
Os parió una
!Qué pronto lo olvidáis!
El equilibrio está en el amor, no en juegos de odio 

Mira mis manos
Dan vida y dan muerte
Sostienen la vida y sostienen la muerte
Así son las cosas aquí en las montañas
La rueda sigue



Más cada vez me cuesta más amar a los humanos
Entenderlos y aceptarlos me era fácil en el pasado
Ahora esquivo la compañía de muchos
Me cansan sus quejas, me duelen su sufrimiento, me enerva su falta de piedad
Demasiados seres egoístas y tristes que dedican demasiado tiempo a dañar
Ya sabes, la ley no escrita
Lo que se quiere no se daña,
Lo que no se quiere tampoco
Escribí en la página de tu libro sólo el mes de Enero
Ahora respeto todo lo que estás consiguiendo
En mi quedan versos marcados en los otros meses
Podría ser el tiempo en el recuerdo de aquel templo
El cerco donde repetimos los momentos que no repetiremos
No hay escusas para esto
Cierro las puertas  al tormento de la memoria, de la añoranza, de la ausencia y el olvido.

Puede ser que tu futuro sea más largo que tu silencios
Quiera el destino que yo sea tu calma algún día
La marca en el libro que no leíste
Podrá ser el tiempo que nos tocó perder
Pero no seré la dueña de tu imperio
La capitana de tu ejercito

Ya sabes, sólo soy una mujer
y el único miedo que me queda,
es  no me llegue la vida para extrañarte lo suficiente
No comprendiste,
que tu vista contagiaba de alegría mis rincones
Y que pese a todo ello,
Elijo seguir ciega sin verte
Sea






Me llevo mi alma conmigo
La tuya la dejo al olvido



jueves, 13 de septiembre de 2018

CARTAS A ROMA XIV.- AMOR ETERNO


Mi apreciada Savia:

Bien sabes que soy hombre de pocas palabras y menos gestos
Te diría que fui, soy y seré un soldado.
Me contestarías que un guerrero no tiene miedo a la lucha
Puede que tuvieras razón
Puede que tema más a la vida que a la muerte



 ¿Sentirse vivo?
¿Qué es eso?
¿La adrenalina que siento al entrar en combate?
¿Esa energía que me hace sentir inmortal cada vez que blando mi espada?
¿El olor de la sangre en el campo de batalla?
¿Ese letargo donde mis sentimientos duermen y aspiro a no sentir?
Conozco tan bien vuestras respuestas...

Ylena me diría que estar vivo es sentir y dejaría ahí uno de sus eternos silencios, los que acompañan a sus frases cruciales. Esa densidad que parece flotar en el aire esperando a que las respires. Y cuando al fin, la inhalas, sientes. 
Dolorosamente.
¿Puede que por eso la evitara?
Ha sido la tentación más grande 
Nunca me sentí tan atraído...

Tú dirías que la vida consiste en comer, dormir y hacer el amor. 
Placeres y evitar conflictos. 
Buscar tranquilidad.
 En ti, siempre me pesó la incongruencia. 
Creo que no aceptas tu Naturaleza, mi amada hermana. 
No podemos negar esa parte de nosotros que nos inclina hacia la guerra. 
Nacimos así. 
Entiendo que, tras tus experiencias, desees compartir tus días con mi amigo Plubio. 
Alguna vez recibo alguna carta suya. 
No se extiende demasiado. 
Me cuenta que además de ayudarle con la medicina y documentar sus estudios, aprendes lucha y que eres una aventajada alumna. Me alegro que tus días sean serenos. Espero y deseo que pronto podrías cumplir vuestro deseo de estableceros cerca de Ylena. Vuestra compañía os hacía aun mejores a los dos. Siempre os complementasteis de una forma natural, aunque extraña para mi, lo confieso.
No llegué a entender vuestra complicidad no habiendo amor entre vosotras. Sentí envidia de vuestra relación, de ser ese vértice del triángulo al que no parecíais llegar ninguna de las dos.

No os culpo.
Fui y soy un hombre ausente
No creo que me sirva de escusa, para haber perdido tantas cosas como he perdido
He estado tan centrado en no perder vidas, que he perdido la mía
No es una lamentación. 
Constato un hecho con mi pragmatismo habitual.



En mi defensa, si que puedo argumentar, que para ser tan buen estratega nunca tuve un plan establecido.
Me hice responsable de mis hombre, no me hicieron, y aquí notarás la influencia que Ylena ha marcado en mí.
Ella lo ha marcado todo.
Soy quien ella amó, supongo. 
Me he convertido en quien no podría amar.
Lo sé, vuelvo a caer en el victimismo.
Suena a lamento.
Más así me siento. Responsable hasta el infinito, responsable cansadamente, eternamente condenado.
Soy responsable, no sólo del destino de mis hombres sino del destino de las tres mujeres a las que he amado y defraudado
Se que os he causado dolor a todas y no tengo modo de ponerle fin
En su ultima carta Ylena me decía que no pensaba, que no podía, después me habló de la sequía de su pueblo. Ambos sabemos que responde a la sequía de su corazón. Es una mujer sagrada.
Sus misivas se instalaron como maldiciones en mi cabeza.
Su  voz me susurra, llega con esa cadencia con las que dejaba caer las palabras, suave como una brisa pero siempre firme. !Tan seria!

No creo que sea consciente de lo que es amar a alguien tan perfecto, tan grande. 
No es consciente porqué se ve a si misma pequeña, diminuta para la grandeza de lo que ve fuera de nosotros. Esos humanos que caminamos mirándonos el ombligo..
Habrás de estar de acuerdo conmigo, en que el miedo a defraudarla es una gran losa. Pese a que jamás nos hayas juzgado. Su dualidad, ya sabes.



Que pocas veces la escuche reir y cuanto adoré esa risa
Muero de pensar que habrá alguien a estas alturas que la haga sonreir
Que le provoque ese brillo en los ojos que yo nunca le di
Sólo brillaron por lágrimas
Lágrimas por mi
Y pese a las heridas que he causado, ésta me tortura
No puedo explicarte porqué la temí tanto. 
No fue su naturaleza del todo inusual.
Esa conexión, que no podemos negar ni lo más incrédulos, entre este mundo y el otro.
Creí que necesitaría un hombre mucho mas espiritual que yo para compartir su mundo.
 Me espantaba esa concentración de energías que conviven en su grácil cuerpo tanto como me atraían.
Tiemblo de deseo ahora más que antes.
Yo, el romano, que tantas mujeres podría tener nunca tuve valor de estar con la mujer que amé y que amo.
Me prometió amor eterno pero me juró que se iría con quien le diera el amor que deseaba recibir.
Tuve la sensación de que ya sabía lo que iba a ocurrir, que me esperaba por pura obstinación, por ese instinto que le hace negarse a aceptar el destino. Su hermosa rebelión. Su afán de cambiar lo que la rodea ,de mejorarlo.

Mi matrimonio con Helena me marcó mucho.
Nunca estuve y dejé que se marchitara lo que teníamos.
No entendí que en nuestra unión nunca hubo un amor fuerte, sólido, sino más bien un pacto entre amigos de infancia que deciden seguir lo esperado.
No esperé que me dejara y menos aún, que me dejara por carta y con tantos reproches.
Decidí evitar otro compromisos.

Ahora he tardado un año en aparecer.
Te preguntarás porqué te escribo de nuevo y porqué a ti.
Creo que es justo que sepas que hubo momentos en que me planteé también pedirte que vinieras conmigo.
En cierto modo también te amé a ti. Tus cartas, tus enfados, tus reproches, tu fidelidad y tu coraje, hicieron que el amor y la admiración caminaran juntos. 
Pienso que te defraudé doblemente. 
Lo hice al no pedirte estar juntos, cosa que evidentemente hubiera dependido de ti, no parto de la insensatez de creer que me hubieras aceptado ni siquiera de que me amaras.
Y volví a defraudarte de nuevo, cuando me negué a tener relación con Ylena.
Hace un mes tuve un sueño.
Pude verla, olerla, escucharla. Reía mientras recogía sus plantas y a su lado caminaba un hombre que no conocía. Su cabello rubio y su piel blanca, me hicieron pensar en algún nórdico. Él le sujetaba el canasto y la besaba cada vez que ella soltaba un ramillete.
Fueron muchos ramilletes y muchos besos...
Hasta en mi sueño luchaba por despertar. No quería ver estas escenas. 
Así fue como supe que ya había pasado.
La había perdido definitivamente.
Había encontrado al hombre que esperaba.
Ahora  me siento liberado. 
Triste pero libre.
Y por ello decidí escribirte de nuevo.
Quiero pedirte que le digas que lo se y que quiero que sea inmensamente feliz.
Que lo acepto.
Y que lo lamento....
Quizás así, consiga algo de paz por fin en esta vida de lucha.
Sea querida Savia
Sea que las tres mujeres que amé, encontrasteis hombres que supieran estar al lado de tan grandes féminas.
Sea que ellos disfruten de lo que yo no osé conquistar.
Sed felices ambas
Vuestro humilde servidor.
Vuestro romano, por siempre.


No busques en otro lo que falta en ti

martes, 15 de mayo de 2018

BICICLETAS


Su primer regalo fue una bicicleta


Llevaban poco casados
Había esperado ese regalo especial que anhelaba sin saber
Nunca se le dio bien pensar, menos aún pensar que deseaba, menos que desean los demás
Curioso para alguien que sólo buscaba complacer y que tanta imaginación tenía para imaginar  finales felices

Recordaba que siendo pequeña sabía montar en bicicleta
No tuvo ninguna, tuvo pocas cosas
Lo daba todo porqué sentía que las cosas materiales le hacían más ilusión a los demás y estaba convencida de que nada era para si
Entonces, de cría, creía recordarse dando vueltas y más vueltas al patio de Teresa
Creá recordar risas, la amistad de niños; ahora me enfado, ahora te quiero
Aunque no recordaba enfados 

Tampoco recordaba porque ya no estaban juntas ni que  las separó
Creía haber olvidado muchas cosas y que algunos de esos olvidos, conscientes o inconscientes, fueron necesarios
Hay que sobrevivir, resistir, seguir, pá lante, como decía su abuela.




Con él tuvo miedo a todo
También a montar en bicicleta
Había que hacerlo todo tan bien
No valía ser mediocre

La entrenaban para ser la mejor y nunca fue suficiente
Sigue siendo la mejor en muchas cosas, como en perder con dignidad,
más no es suficiente para él que se cree tan perfecto
!Qué lástima, pero ya no le duele!
Cree
No sabe, no piensa
Es su frase
Quizás nunca la oyó porqué la decía calladito, más la dijo tantas veces
Cuando decía que la oía refunfuñar, esa era la frase mágica, 
que la hacía salir de la cocina donde la destinaste, sonriéndote para borrarte el ceño

Su sitio
¿Tampoco recuerdas eso?
Quizás otra de las mentiras de sus locuras
Y ahora que las escribo, que las nombro, 
!Ostras! 
Duelen
¿Como conseguía que no le dolieran a ella?

Más no lo piensa, no puede
Y sobre todo no llora

¿Porqué?
Porqué no sirve para nada, porqué tiene que levantase mañana para tirar con su peso y todos los pesos que le dejaste cuando te dejó 
Fue tan mala, tan malísima que no merece el perdón de ese buen Dios a quien tanto miedo le tienes, el mismo al que maldices cada vez que te da la gana

Reconoce al menos que eras difícil de entender
Demasiado esfuerzo para ti, soberbio 




Pero hablábamos de bicicletas creo
Hoy está tan cansada de no haber aprendido a montar y tiene tan pocas ganas de aprender de nuevo, que creo que no va a pensar, no puede
Porqué mañana hay que levantarse

Y hoy...
Sólo quiero que mis espíritus la sigan ayudando y la concedan el sueño en otra noche sola

Más,
 !Que bien está sin ti!

Sólo por eso, quédate con la bicicleta
!Caray olvido que te quedaste con todo!
 Ya la tienes
Entonces como se suele decir:
 que la disfrutes

Sin rencores...
Supongo que te ha perdonado
Ella, claro
Yo no soy tan perfecta





No te acerques nunca más,
Hasta el cielo se abre de vez en cuando,
puede que se canse de no pensar

o yo de que ganen los malos
Te lo dije no soy perfecta, ni quiero serlo

martes, 8 de mayo de 2018

CARTAS A ROMA XIII.- SEQUÍA. ORACIÓN A LOS DIOSES


Sequía
Meses sin lluvia
Hambre, decepción, desesperación, enfermedades, muertes




Ylena, la espartana, ya no es tan amada. 
Es tan difícil ser buena y tan fácil ser mala. 
Su pueblo dice que desde que el romano no viene al poblado, la mujer se ha ido apagando y con ella sus poderes

Pocos conservan la fe
El desconsuelo se extiende más rápido si la tierra es yerma y no tienes nada en la boca más que palabras furiosas.

La gente comienza a marchar
Las casas quedan abandonadas

Sólo Hasira espera, la observa y llora a escondidas



Por ella, muestra sus dientes mellados y curva sus labios con esfuerzo, pero el dolor le aprieta el corazón. Ver como todos por los que su niña espartana se sacrificó le giran la espalda, es tan triste

"No merecen que se siga esforzando". Malditos. Malditos corazones podridos".- piensa con rabia.

"Y si Ylena hablara.... ¿Que pensará? Está tan sola"

Presiente que su unión con los elementos hace que también se seque. 
!Si esa mujer se hubiera quedado con una pequeña parte de cuanto dio; cuanto tendría!
Pero cuanto hubo no fue para ella misma, la necesitaban



 Hasira vuelve a llorar, porqué es consciente de que también la anciana demandó, exigió, urgió,  presionó y entre todos los demandantes, la destruyeron, la apagaron... 
Ahora el sol ha recuperado su poder absoluta y les azota sin descanso.
Hasta en las noches parece negarse a esconderse.
Sin la fuerza de la dama mágica, el mundo gira sin sentido 
La Naturaleza gime desorientada.

 Quiere creer que su sonrisa es de verdad. 
No quiere ver lágrimas en los ojos de la espartana
Si las viera, ¿que sentido tendría la vida y la muerte?


Mientras Ylena camina descalza bajo el sol abrasador hasta llegar al roble quemado, el primero en arder tras la última batalla.
Fuego y sangre
Más batallas
Más acero
Más huesos tirados en el suelo
Alimento para los buitres


La espartana mira el árbol que antaño recibió sus plegarías y sabe como intentó dejar que el fuego se consumiera en él y no se extendiera

Suspira. 

No pidió sentir estas cosas que otros no aprecian.
 No escogió. 

Se sienta en el suelo tiznado y contempla las figuras de los esqueletos del bosque

Sólo entonces habla con los Dioses. 

Sólo entonces sabe que la escucharán





 Este es mi desierto
Aquí vivo
En este páramo donde me dejasteis
Olvidasteis decirme quien soy
Y decidí ser todas ellas
Todo ello

No hay lugar para la lástima
No hay tiempo para lamentaciones
No hay escusas para el dolor
No hay más que hacer y hacer

Es un lujo dormir demasiado
Es un pecado desear lo que no te falta
Es banal querer estar más hermosa
Es de ilusos esperar recompensas

Seguir y seguir
Tener lo que decidáis darme 
Acatar que lo quitéis cuando queráis
Sois caprichosos y egoístas  

No es consentimiento, 
no os lo consiento
No es rabia,
me enseñasteis a amar sobre todas las cosas
No es tristeza, 
recordad que deseáis que esté siempre alegre

Pero no estáis...
Nos abandonasteis
Me abandonasteis a mi suerte
Y ya sabeis...
tengo poco de todo
Naturalmente no es una queja,
tengo cuanto necesito

¿Iréis a castigarme ahora?

Otra penitente culpable
Quizás somos demasiados los devotos descontentos,
pero puede que os equivocarais y nos hicierais así,
seres desajustados, incompletos, inadaptados

No se, después de todos, los Dioses sois vosotros
Pero como tengo este don de hablaros,
 os niego el gusto de escucharos

Apago la luz y cierro mi corazón
Mucho habrá de llover para que lo abra de nuevo
Mucho habré de mojarme

Más no os precocupeis amos de los mundos,
seguiré 

Y seguiré sola
Sea vuestra voluntad
Compañeros ausentes de mi desidia



Recordad humanos que la vida no espera
Ya lo dije mucho antes




viernes, 6 de abril de 2018

VERSOS PERDIDOS.: 1.-LA VIDA SE ME COME


Hace tiempo que me falta tiempo






Todo corre tanto...




Mi tiempo se pierde
Pero mis ganas de escribir sobreviven y se vuelven retazos
Trozos de papel con setimientos
palabras que salen de dentro
De la cueva de mi saber
De mi conciencia
De mi inconsciencia
De la locura de las noches cerradas
Cuando olvidas que quizás haya un mañana
Escribir es mostrar todas las facetas
Las que ocultas a esa humanidad tan fría que me llaman rara
Si. Soy extraña
Y estoy extrañamente viva


Muy viva, aunque muera cada noche
Unas de pena, otras de gozo
Dualidad, siempre
Por eso, hasta que recupere mi puesto en mi vida, nacen estos versos perdidos que quiero recoger de esos trozos de meses de silencio. 
Por los que callan, por los que se fueron y me acompañan y por mi.
Porqué no quiero olvidar que tengo voz...
No quiero olvidar que un día quise ser poeta.

-I-
Que mis versos perdidos me lleven a ti
Es mi camino
Que mis pies descalzos caminen por tu espalda
Es mi destino
Es lo que he querido
Lo que he tenido

_II-
Elevada a creyente soy
De tu sinfonía derramada en tu piel brillante
Diamante amor, diamante
Te lo juro, no es mentira
Le llaman amor
Tú sabes...


¿Y tú?
¿Qué ganas mujer?
¿Dónde quedaste?

martes, 8 de agosto de 2017

MALENA 4.-EL TEDIO



Ambos se concentran en la carta.

Él le pregunta si le gusta el vino a lo que ella responde, que le gusta casi todo. 




Alberto siente otra punzada de deseo. Cada vez que ella habla se siente provocado, inducido, atrapado en esa red, deseando besar esos labios que se mueven tan despacio, tan dulcemente.



Para romper la tensión, le cuenta que está de visita por negocios, que precisamente esa tarde ha cerrado un buen trato, que al día siguiente vuelve a casa. 

Ella escucha sin interrumpir, mientras come. No deja de mirarle a los ojos y él se siente cómodo en ellos. Más grande, más fuerte.




-Lo siento. He monopolizado la conversación. No sé nada sobre ti –le dice Alberto para intentar que ella le cuente. Siente curiosidad además de esa pasión expectante que le hormiguea por el cuerpo.

-No lo sientes –le sorprende ella-. Y no me importa. Esta es una noche especial. Estás feliz porqué tu empresa acaba de tener éxito con tu acuerdo. Yo, por mi parte, sólo te diré que estoy de vacaciones y a la vez, busco trabajo y decido si me interesa vivir aquí o quedarme donde estoy. Soy de madre inglesa y padre alemán, así que hablo varios idiomas. Pensé que en la isla no me costaría encontrar trabajo con mis conocimientos de idiomas y me vine a investigar. Así que yo también estoy feliz, porqué es la primera vez que cojo las riendas de mi vida y hago algo atrevido. Me siento osada y me gusta tu compañía. Una noche. Sólo eso. ¿Si estás de acuerdo?

-¿Me estás ofreciendo lo que creo que me ofreces? –No quiero parecer estúpido pero no estoy acostumbrado a estas situaciones.

-¿A qué situaciones? –Responde ella con las cejas levantadas-. ¿A que una mujer te diga que te desea?

-A esas tampoco –ríe él.

Malena ríe Alberto se sorprende del cosquilleo que siente en el estómago, ¿esas son las famosas mariposas?

-Me aburren las tonterías –le provoca insolente ella-. Prefiero las cosas directas. Diría que estás casado…

-¿Cansado o casado? –bromea él.

-Ingenioso –murmura la mujer manteniéndole la mirada.



La palabra queda suspendida en el aire.

Alberto está más desconcertado si cabe. No le apetece explicarle su situación. Suena convencional. 

-Me casé con mi novia de toda la vida del instituto, seguí con la empresa familiar, tengo un par de hijos, un perro, un buen coche y un apartamento en la costa. Pero, me encuentro vacío, insatisfecho, sólo eso. Y no debería de quejarme, así que añade culpable a la lista. Muy típico, ¿no crees? –se oye decir.

-Muy típico –asiente Malena-. Acabemos de cenar y tendrás tu noche fantástica. Muy típica también. La de dos desconocidos que se encuentran y al día siguiente se separan y vuelven a sus típicas vidas. Sólo te pido una cosa, que no me disfraces la historia con más tópicos. No necesito oír lo hermosa que soy, lo bien que te hago sentir, ni que nos volvamos a ver.

-Quizás yo si lo necesite.

-¿Decirlo o hacerlo? –pregunta curiosa por primera vez.

-Ambas –responde misterioso.

-Entonces no soy la mujer que buscas. Decide. Tienes tiempo sólo voy por el primer plato...






Quizás, sólo quizás
Todo puede ser más fácil
Do easy

martes, 6 de septiembre de 2016

CARTAS A ROMA XI .- PLUBIO


Mi admirada espartana, Ylena Diosa de los Desamparados:



Me permito este atrevimiento.
El de nombraros como el pueblo os llama.

Sé que negáis vuestros dones
Que os apena que la gente crea más en vuestras dotes adivinatorias o vuestra capacidad de hacer milagros sobrenaturales, que en si mismos y la capacidad de sus corazones

Más hoy soy plebe
Soy carne 
Soy polvo. 
Soy hombre

No el doctor formado 
Acreditado por nobles ilustrados 
Criticado por mis colegas, por incluir vuestras curas en mis pacientes.

Y soy pura osadía.
Sé cuanto os gusta la franqueza.
Así que sigo con mis licencias. 
Las que se me otorgaríais si estuvierais aquí.

Comparto mis sentimientos con vos, como vieja amiga, como confidente de estos años en que ambos luchamos a brazo partido contra esta absurdidad de la guerra.
Ambos somos personas de paz
Obligados a pelear.
Defender la paz implica luchas.
Es una lucha constante.
Amar implica luchas.
Luchas errantes.

No quiero luchar en esta, mi guerra de amor, sólo.



Soy un hombre de ciencias.
Nunca creí nada que mis ojos no vieran, que mis manos no tocaran o mi mente no entendiera.
Conoceros fue abrir la puerta a algo tan desconocido como intrigante.

Ya no me hago preguntas.
Sois y estáis.

Como médico he podido salvar algunas vidas. 
A veces, arrancándolas de los mismos dientes de la muerte.
Otras, me las han arrebatado de las manos cuando creía haber salido victorioso.

En estos tiempos no se puede decir que no crees.
Ni en Dioses ni en ese Mesias.
!Tantos Dioses y pierdo niños entre mis brazos!
Pobreza, sangre, injusticia, caos, desolación...
Temí volverme loco 
Lo hubiera hecho sino os hubiera conocido.
¿Cómo entender que aceptaríais con tanta solemnidad este duro destino?
¿Cómo comprender que podías saber más que el resto de los mortales ?
¿Y que esa sabiduría vuestra fuera ancestral?
Compartida y transmitida.



Recuerdo vuestro primer encuentro con mi querido amigo Marcus.
Os sentaron juntos en la reunión. 
Táctica clara del senador que pensó que vuestras diferencias y caracteres opuestos harían que no os aliarais.
Sorprendisteis a todos con vuestra cordialidad, con la discreción y los argumentos que defendisteis, para mi deleite, conjuntos.
Unidos.

No me considero romántico ni fácil de emocionar, pero me gustó veros 
Quise veros así por siempre.
Tan felices, risueños, jóvenes y valientes.
Brillando radiantes.
Poderosos.

El romano ya estaba divorciado de Annia. 
Me atreví entonces a adivinaros un futuro juntos 
Me sobrecogía la excitación.

Quiero a Marcus como a un hermano. 
Crecimos en la misma casa. 
Su matrimonio fue un enorme error.
Se enamoró pero no supo comprenderle ni aceptarle. 
Vos sin embargo...

Perdonadme, os lo ruego, pero me hunde la rabia de veros separados, distantes, cuando nacisteis el uno para el otro.
Puedo oír vuestros susurros cuando bajabais por la escalera. 
Con esa complicidad que siempre os he envidiado.
Que absurdo que este loco amigo mío os haya dejado escapar.
Que hombre tan valiente no haya tenido el valor de adentrarse en el verdadero Amor
Y aquí llegamos al verdadero motivo de mi carta.
El de adentrarme yo en esta senda donde algunos como vosotros, acabáis perdidos y dolidos.

Amo a Savia.
No se si los sentimientos de la tracia hacia el romano son de agradecimiento y cariño, o si albergan un sueño romántico. 
No podemos evitar sentir, bien lo sabéis.

Sé cuales son los míos.

Soy consciente de que le doblo la edad, de que con su belleza y su preparación serán muchos sus pretendientes. 
Hombres más jóvenes. fuertes y guapos que yo. 
Poco tengo que ofrecerle.
La vida de un médico 
Mi deseo de establecerme algún día en alguna aldea lejana donde podamos promover la paz y el equilibrio Como vos me enseñasteis.

Es posible la utopía.
Quiero la ilusión.

Por ello, me permito la licencia de rogaros que ahora que sus heridas han sanado la dejéis en nuestra hacienda. 
No sólo para completar sus enseñanzas, sino para darme la oportunidad de que me conozca mejor y sepa que mi única pretensión es cuidarla y respetarla.

Conozco su pasado. 
Fui yo quien curó sus heridas físicas cuando Marcus la trajo
Fuisteis vos quien cuidó las heridas de su alma.
Es una mujer sana y fuerte
Totalmente recuperada de esas misteriosas fiebres que casi nos la arrebatan y a la que seguro vos habéis puesto nombre y razón.
Quiero pensar que eran una segunda oportunidad para devolverla a mis cuidados.
Cuando la primera vez me faltó el valor.

Esta vez, no dejaré pasar la ocasión. 
Aunque respetaré sus deseos y voluntad.
Si niega mis galanteos, torpes con mi poca experiencia, no la molestaré.
Seguiré cuidándola con todo el amor que le profeso.
Con igual devoción.

Me duele acabar esta carta con la opinión tan personal que os expresaré ahora, pero por primera vez oso deciros que no esperéis más al romano señora.
Lleváis años despidiéndoos sin que ninguno de los dos abandone su posición.
El de indecisión y vos de solemne espera

Conozco a Marcus y no cederá.
No se acercará.

Merecéis ser amada y cuidada por un hombre que esté presente.
basta de largas ausencias y silencios.
Savia me ha contado cuanto sufrís en vuestro callado aislamiento.
Mientras lo hacéis, él vive.
Es la dura realidad.
El romano es así.


Vuestro recuerdo no frena sus días y paraliza los vuestros.
Estáis empeñada en que lo veréis llegar por mucho que lo neguéis.
No sucederá.
Vendrá, volverá y reanudará su marcha.
¿Os ama?
Puede que si, puede que no
Puede que a su manera
Puede que no sepa amar
¿Qué importa?
No hay amor en el abandono. Se acaba
Se transforma

Le quiero, no lo dudeís, pero hace mucho que dejé de esperarle.
Nadie le espera ya.
Escogió vivir así.
No lo esperéis Ylena.
Os matará el corazón.
No malgastéis vuestros años, por un fantasma que corre de batalla a batalla para esconder su miedo a la vida.
Vos sois vida.

Madre de los desamparados.
Vivid esta vida espartana
Las demás están aún lejanas.




La lógica puede resultar una gran ayuda
O un gran enemigo



lunes, 29 de agosto de 2016

MALENA 3.- EL ENCUENTRO



La mujer pasea la mirada por las mesas de la terraza del restaurante deteniéndose en cada una de ellas, con una tranquilidad curiosa, objetiva.

Alberto la observa concentrado más en su actividad que en su belleza.

Después de cinco días luchando por conseguir el contrato y harto de reuniones inútiles, se siente aburrido y frustrado.

Tras observarla un rato con indecisión, un impulso que no reconoce le levanta.
Se dirige a ella con determinación.



-Hola –la saluda.

Queda mudo, cortado al observar sus ojos, de un gris azulado. No es muy dado a la poesía, pero ve en su mirada un cielo nublado, que amenaza lluvia. Una lluvia tan suave como parece su piel.

-No pretendo asustarla, pero la he visto aquí sola, vacilante. He pensado que quizás le gustaría cenar conmigo –le dice cuando recupera el habla. 

-¿Cómo sabe que estoy sola? –responde ella.


Su voz es mucho más grave de lo que esperaba. Rasgada. Se sorprende de nuevo y vacila dando un paso atrás. No sabe si retirarse. La ha ofendido. 

-Lo estoy –le dice, extendiendo su mano para sujetarlo con delicadeza el hombro antes de que marche-. Me llamo Malena. Encantada.

-Alberto –responde él mecánicamente.

Ambos se quedan parados mirándose en medio del salón. 

Ella mantiene su mano y él empieza a dar otra óptica a la situación. Igual no es una turista. Podría ser una profesional, de una prostituta. La evalúa con atención. Es espectacular. Es muy alta, quizás metro setenta y cinco.

Su melena negra rizada y larga enmarca un rostro de expresiones suaves, dulcificado aún más por el gris de sus enormes ojos. Las largas pestañas abanican sin cesar como si llamara a un insecto. Él es el insecto, y quiere dirigirse exactamente hacia esa tela de araña, a esos labios rosados y carnosos. Los pómulos altos le dan una altivez que se opone a la ternura del rostro, indicando una fuerza de carácter escondida. Sugiere fuego. El conjunto es demoledor.

Su cuerpo es atlético y delgado. Lleva un vestido anudado al cuello. De color verde esmeralda Un color muy fuerte para la blancura de su piel, pero que aún resalta, más su delicadeza. Sus pechos se ven pequeños y firmes, debe tener unos veinte pocos años, quizás treinta. No es una niña. Madura, inteligente y segura. Es una mujer acostumbrada a despertar el interés masculino y sabe manejarlos.



Se despeja unos mechones del rostro y le sonríe con nerviosismo.

-Quizás deberíamos empezar de nuevo, ¿qué te parece? –Pregunta él con ansiedad no disimulada-. Si estás sola, podríamos cenar juntos.

-Creo que eso no es empezar si no ir al grano –ríe ella-. Pero si, estoy sola, y tengo que cenar, así que acepto encantada.

Alberto asiente con cortesía dispuesto a desplegar sus encantos. No suele estar acostumbrado a hablar con mujeres tan hermosas y menos a intentar seducirlas, porqué eso es lo que quiere, llevarla a su habitación. Se inquieta ante este nuevo pensamiento, pero lo siente tan certero que le resulta imposible disimularlo. 

La desea.
Desea a una desconocida con nombre de tango.


Lejos del principio, ¿estás más lejos del final?


martes, 9 de agosto de 2016

CARTAS A ROMA X.- ADIÓS


Mi querido amor, mi cielo:


Solías decir que tengo demasiada imaginación.
Que la fantasía me ocupaba demasiado espacio.

Te hablé de la dualidad.
Te desnudé mi alma mientras oraba por mostrarte mi cuerpo.
Me decías que dejara de soñar.

Te decía que sin sueños sólo tengo bocas que alimentar,
Corazones que consolar
 Cuerpos tristes que abrazar

Mis historias eran tristes
Aun así aprendí a hacerte reír.

No te hablé de mis largas noches de soledad.
Del inmenso dolor de tu ausencia.
De cuanto añoraba tu barba
Su tacto en mi cuello
En mis mejillas



Acariciada por mis manos
Manos pequeñas
Manos que cavan la tierra
Manos que tocan el aire
Manos que deploran tu tacto

Mi querido Merlín dice que el amor no existe.
Que es un juego de niños donde idealizamos al otro
Le dotamos de cualidades especiales que inventamos.

Amamos un espejismo.
Al comprender que no existe caemos en la desolación, en el desengaño

Puede que tenga razón.
Puede que por eso sigo amándote con esta desesperada angustia.
Por qué no te tuve

No pudiste enseñarme que estaba equivocada.

Me has dado motivos para que te dé la espalda.
Me sobran pruebas de cuánto me ignoras.

Nadie creerá mi promesa de amarte por siempre.

Hasira me saca la lengua cuando me encuentra melancólica
En tu recuerdo, errante
Se burla de mi inocente empeño.

-“Hay demasiados hombres como para que llores por uno”-. Me dice rabiosa con mi abatimiento.

Razonable.
Tan razonable como tú, amor.
No son tú.
No lo son.
Y tú, no estás.

Irrazonable.
Irrazonable como yo, amor.
Eres tú.
Sólo tú.
Y tú, estás en mi interior.

Aunque sea por este empeño ilógico de llevarte conmigo.
Aunque sea por mi cabezonería en permanecer.
O la imposibilidad de escapar a este destino mío del cual te mofas con tanta altanería.

Y hasta eso, adoro en ti.

Intento decirle a Savia que no te escriba.
Mandé una paloma a Montaña para que le advirtiera, que mi único deseo era su recuperación
Que mientras esté convaleciente, yo misma te informaría de mis avatares.



Cuando podamos hablar le diré en persona algunas verdades que ignora o pasa por alto.
Es justo que conozca la verdad y deje de juzgarte por un abandono que sólo nace en su cabeza.
Pues tú nunca me abandonaste.

¿Cómo dejar lo que no se tiene?
¿Lo que no se ha tenido?

¡Ay amor, como amé nuestro espejismo!
¡Ay amor, cuanto lo amo aún!

Es culpa nuestra, que juguemos a este estúpido juego, con la comodidad de que Savia refleje en sus cartas los sentimientos que nuestros labios sellan tan celosamente.

No fue justo para con ella.
Que sufrió por ambos.
No fue justo para nosotros
Que nos acostumbramos a utilizarla para ponerla a nuestro lado
De espaldas al otro.

Nuestro orgullo impide que nos preguntemos directamente si querremos saber del otro.
Mitigamos esta necesidad a costa de su afán en agradarnos.

Intentaré que comprenda que si no estás conmigo es por tu decisión y que yo lo respeto.

Llegamos demasiados cansados a la vida del otro.
Si yo hubiera llegado antes que tú Annia.
Si tú hubieras llegado cuando yo además de soñar, me dedicaba a perseguir mis sueños.

Demasiado tarde
No teníamos oportunidades
No hubo más que encuentros
Fugaces, efímeros y durables

Yo los convertí en eternos y sé que tú también.
Es más fácil vivir con lo que no ocurrió que arriesgarnos a perdernos en este laberinto de obligaciones y demandas que acucian a los amantes.

Ya no respondes ante nadie Marco, salvo ante tu emperador.
¡Cuánta suerte ése César al que consagras una vida que no le pertenece!
Tampoco me pertenece a mí
Ni a ti, por mucho que te empeñes en tu sueño de libertad.
Ningún hombre es libre.
Solías decirlo tú mismo, pero Savia tiene razón.
Tus esclavos aún lo son menos.
No te engañes pensando que les proteges o que deciden.

No hablan mis Dioses ni mi corazón ni mis espíritus.
Te habla mi cabeza.
No hay libertad en las cadenas, sólo aceptación.

Mi corazón te hablaría de recuerdos.
Mi alma de los sentimientos que me despertaste.
Mi cuerpo de cuanto te deseo.

Todo está allí.
Al girar la cabeza.
Tan próximo…
Tan lejos…

El río.
Mi risa.
Tu azoro.
El río.
Tu risa.
Mi azoro.

Vuelvo a menudo.

Bajo de mi caballo.
Me frustro
Me entristezco
Me enfado

No puedo acercarme al lugar de nuestro primer encuentro.
Hay tantas cosas que no puedo hacer.

Quisiera ser como tú
Que no me doliera tanto amarte.
Quisiera ser mejor de lo que soy, para dejarte ir por fin
Buscar un buen compañero
Pasar el resto de mis días dejando que me mimen
Me hagan el amor.

Necesito creer que el amor existe
Que lo tendré y no decepcionará

Savia me ha comunicado su deseo de quedarse como aprendiz de tu médico.
Está deseosa de aprender su ciencia para completarla con los conocimientos que mi viejo hechicero le enseña
Será una buena sanadora.
Sus manos no fueran hechas para dar muerte, como piensas
Sino para dar vida, como le enseño.

Ella también te ama.
No sufras, no hay competición entre nosotras
No nos separará amarte
Primero por qué no serás para ninguna de las dos y segundo porqué si lo fuera seriamos tan felices de ver que entregas tu corazón a una mujer, que eso nos consolaría.

No volveré a escribirte.
Savia tampoco, al menos hablándote de mí.
Así se lo pediré.
Ella es libre de mantener correspondencia con quien quiera, pero libérala de la promesa que te hizo de contarte como estoy.

Quiero acabar con estas eternas despedidas.
No hemos dicho adiós demasiadas veces para una sola vida.

Estoy cansada.

Tú eres hombre de pocas palabras y menos letras.
Sea pues romano.

Amor sigue con salud y fuerza.
Sigue despacio o deprisa.
Conquista o mata
Lucha o descansa
Pero respira, hasta que yo deje de hacerlo.
Es cuanto te pide ésta, tu espartana
Que no vea llegar tu cuerpo sin vida sobre tu escudo.
Si fuera así...
¿Qué sentido tuvo dejarte ir?
¿Cuánto costará mi renuncia?


No vivo en un sueño
Sólo sueño con vivir mis sueños