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jueves, 15 de noviembre de 2018

MALENA 5.- RUTINAS




Malena respira hondo apoyada contra la puerta. 
Pese al control que ha conseguido aparentar tiene el corazón a mil. 
Sus propios latidos la ensordecen. 
Las manos se le humedecen. Las aprieta decidida y busca en el bolso sus zapatos.
 Se descalza y los cambia. Fuera tacones, fuera sofisticación, escenografía, teatralidad. 

Adiós a la mujer fatal. ¡Qué repugnancia! La rabia la ciega y tropieza con la pared de enfrente.
Uno de los discretos limpiadores la mira de reojo y levanta la cabeza altiva.
“Ni se te ocurra mirarme”- piensa.


Esa agresividad sólo la despierta él. Esa pasión, esa furia, ese descontrol… Esos sentimientos.
Alberto tuvo ese don desde el primer día. Él de afectarle demasiado y esto empezaba a durar demasiado. Diez años, es una vida cuando se está enamorado.

Baja las escaleras quitándose pendientes, pulseras, collares, anillos… Todo lo que se ha puesto ante Alberto con tanta ceremonia. Se pasa la mano enfurecida por los labios para quitarse su sabor. Ese sabor único de ese maldito egocéntrico que no consigue desprenderse del cuerpo.

Sale tras saludar al recepcionista con un movimiento de cabeza. Señala con el dedo hacia arriba y el hombre asiente. Mensaje captado. El cliente sigue en la habitación. Hoy no salen juntos.
Ya en la calle saca el móvil del bolso. Esa tarde merienda con las chicas y conociéndolas tendrá el whats lleno de mensajes. 


Cuando se encontró con Alberto, aún no habían decidido donde irían.
Otra de esas viejas costumbres de siempre, donde alguna sugería un cambio en la monotonía. 
Como cambiar de escenario para los encuentros para acabar invariablemente yendo al mismo bar de siempre, eso sí, nunca ocupaban la misma mesa que la semana anterior, si es que podían evitarlo e intentaban variar el día del encuentro. Cada semana corría un día, como los turnos de la fábrica, y la que no podía venir se lo perdía.
Al no ser que coincidiera que nadie podía ir, solían decir. Pero eso hasta el momento no había sucedido y de las cuatro que eran, siempre había un mínimo de dos. No se aceptaban nuevas adeptas al clan. Ya lo habían probado y era desastroso.
Amigas, familias, parejas o hijos, fuera de la cita.
Era el momento de explicarse las batallas semanales y todas conocían los secretos de todas. O casi todo. Siempre había informaciones que se guardaban para la más comprensiva y por extraño que le pareciera, esta persona era Malena.
La gran guardiana, como la apodaban. Ella sabía más de lo que quería. Según la mirada de sus amigas o hermanas, como se llamaban entre sí, llegaba hasta el fondo. La única capaz de no juzgar y no pestañear ante el más grave crimen. Quien mejor mantenía la calma en las crisis.
Sus consejos eran los más buscados.
Perdida en sus pensamientos siente que el bolso vibra. Busca a ciegas el móvil y tropieza con montones de tesoros olvidados. Se promete por centésima vez en ese día ordenarlo y de paso ordenar su caótica vida.


El audio de aviso se ha convertido en sirena y los ocupantes de su apretado vagón, parecen animarla con ojos asesinos a pararlo.
¡Como sean de nuevo alguna de las chicas o Alberto, los mata. Uno a uno, lentamente!

-Dime- susurra descolgándolo...



viernes, 21 de septiembre de 2018

CARTAS A ROMA XV.- CAMINOS CRUZADOS



Mi querido romano:


Savia me contó que le hablaste de mí en tu última carta.
Curioso que no me escribieras directamente a mi o incluso que me visitaras.
¿Tanto temes no ser tan bien recibido como en el pasado?
!Pobre demonio!
!Tus Dioses son ciertamente menos piadosos que mis espíritus legionario, pero a cada cual le pesan sus creencias.


Te llegaron rumores sobre mi pareja.
También curioso, como alguien con tan poca importancia como mi persona levanta tanta expectación.
Quizás mi vida es más aburrida de lo que imagináis, o quizás no.
Puesto que no lo averiguaste de primera mano, no seré yo quien te saque de la duda.
No nos engañemos, poco importa. 
Sola o con compañero, ya hace mucho que dejé de esperarte...

Los hombres que no tuve, fueron los que más amé
Quizás por eso, te amo tanto romano
Porqué de ti, tuve tan poco que el resto lo llené de sueños e ilusiones
Es tan fácil presentirte
Encontrarte en este inmenso vacío en el que te has perdido
Pensar si me piensas
Es tan fácil para ti desilusionarme
como para mi, no esperar nada de ti
Viviré
Amaré
Caminaré
No volverás a besarme
No vengas de nuevo


Aún sigo pegada a esta despedida que no parece finalizar nunca
Manteniendo ese hilo, que cortas con tanta facilidad
¿Como puedes vivir sin saber de mí?
Yo vivo gracias a mi orgullo
Más grande que tu reino
Tanto orgullo para una mujer tan pequeña...
Algunos hombres sois criaturas curiosas, débiles, vulnerables.
Algunas mujeres viven sin ser conscientes del poder de ser mujer, de su fuerza, su constancia, su entereza.
Mi respeto está con las mujeres guerreras que no derraman sangre
Las que luchan cada día por sacar adelante a los suyos
Las que no dependen de los favores de su pareja
Las que son conscientes de su cuerpo, de su feminidad y disfrutan de ella
La sabiduría ancestral que transmitimos de unas a otras
Las que aman la paz y escuchan el viento
Las que esconden a sus hijos para que no aprendan a violentarse ante el enojo
Yo soy sólo una de ellas
Pero me reconozco, soy consciente de mi condición y procuro ayudar a otras hermanas a saber quienes son.
Cuando todas seamos conscientes, no habrá soldados que vengan a pedirnos que las esperemos. Porqué seréis vosotros quienes esperareis a que nosotras acabemos de luchar. Sin peleas. Sin sangre. Con amor.

Te engañas soldado
La lucha no está en el acero
La lucha está en levantarse cada día y cuidar de los que amas
Quizás por ello, nunca llegamos a nada
Y aún así, creo que no puedo perdonarte por verme tan fuerte, tan fiera, tan inmensa, tan capaz...

Me hubiera gustado ser como Elena, tu primera mujer
La que ganó  tu corazón
Quizás necesitabas sentirte más poderoso que yo y te asusto mi seguridad

!Ese ego tuyo !
¿Y el corazón?
No sé

¿Amáis como una mujer?
Pues amadla bien.
Os parió una
!Qué pronto lo olvidáis!
El equilibrio está en el amor, no en juegos de odio 

Mira mis manos
Dan vida y dan muerte
Sostienen la vida y sostienen la muerte
Así son las cosas aquí en las montañas
La rueda sigue



Más cada vez me cuesta más amar a los humanos
Entenderlos y aceptarlos me era fácil en el pasado
Ahora esquivo la compañía de muchos
Me cansan sus quejas, me duelen su sufrimiento, me enerva su falta de piedad
Demasiados seres egoístas y tristes que dedican demasiado tiempo a dañar
Ya sabes, la ley no escrita
Lo que se quiere no se daña,
Lo que no se quiere tampoco
Escribí en la página de tu libro sólo el mes de Enero
Ahora respeto todo lo que estás consiguiendo
En mi quedan versos marcados en los otros meses
Podría ser el tiempo en el recuerdo de aquel templo
El cerco donde repetimos los momentos que no repetiremos
No hay escusas para esto
Cierro las puertas  al tormento de la memoria, de la añoranza, de la ausencia y el olvido.

Puede ser que tu futuro sea más largo que tu silencios
Quiera el destino que yo sea tu calma algún día
La marca en el libro que no leíste
Podrá ser el tiempo que nos tocó perder
Pero no seré la dueña de tu imperio
La capitana de tu ejercito

Ya sabes, sólo soy una mujer
y el único miedo que me queda,
es  no me llegue la vida para extrañarte lo suficiente
No comprendiste,
que tu vista contagiaba de alegría mis rincones
Y que pese a todo ello,
Elijo seguir ciega sin verte
Sea






Me llevo mi alma conmigo
La tuya la dejo al olvido



jueves, 13 de septiembre de 2018

CARTAS A ROMA XIV.- AMOR ETERNO


Mi apreciada Savia:

Bien sabes que soy hombre de pocas palabras y menos gestos
Te diría que fui, soy y seré un soldado.
Me contestarías que un guerrero no tiene miedo a la lucha
Puede que tuvieras razón
Puede que tema más a la vida que a la muerte



 ¿Sentirse vivo?
¿Qué es eso?
¿La adrenalina que siento al entrar en combate?
¿Esa energía que me hace sentir inmortal cada vez que blando mi espada?
¿El olor de la sangre en el campo de batalla?
¿Ese letargo donde mis sentimientos duermen y aspiro a no sentir?
Conozco tan bien vuestras respuestas...

Ylena me diría que estar vivo es sentir y dejaría ahí uno de sus eternos silencios, los que acompañan a sus frases cruciales. Esa densidad que parece flotar en el aire esperando a que las respires. Y cuando al fin, la inhalas, sientes. 
Dolorosamente.
¿Puede que por eso la evitara?
Ha sido la tentación más grande 
Nunca me sentí tan atraído...

Tú dirías que la vida consiste en comer, dormir y hacer el amor. 
Placeres y evitar conflictos. 
Buscar tranquilidad.
 En ti, siempre me pesó la incongruencia. 
Creo que no aceptas tu Naturaleza, mi amada hermana. 
No podemos negar esa parte de nosotros que nos inclina hacia la guerra. 
Nacimos así. 
Entiendo que, tras tus experiencias, desees compartir tus días con mi amigo Plubio. 
Alguna vez recibo alguna carta suya. 
No se extiende demasiado. 
Me cuenta que además de ayudarle con la medicina y documentar sus estudios, aprendes lucha y que eres una aventajada alumna. Me alegro que tus días sean serenos. Espero y deseo que pronto podrías cumplir vuestro deseo de estableceros cerca de Ylena. Vuestra compañía os hacía aun mejores a los dos. Siempre os complementasteis de una forma natural, aunque extraña para mi, lo confieso.
No llegué a entender vuestra complicidad no habiendo amor entre vosotras. Sentí envidia de vuestra relación, de ser ese vértice del triángulo al que no parecíais llegar ninguna de las dos.

No os culpo.
Fui y soy un hombre ausente
No creo que me sirva de escusa, para haber perdido tantas cosas como he perdido
He estado tan centrado en no perder vidas, que he perdido la mía
No es una lamentación. 
Constato un hecho con mi pragmatismo habitual.



En mi defensa, si que puedo argumentar, que para ser tan buen estratega nunca tuve un plan establecido.
Me hice responsable de mis hombre, no me hicieron, y aquí notarás la influencia que Ylena ha marcado en mí.
Ella lo ha marcado todo.
Soy quien ella amó, supongo. 
Me he convertido en quien no podría amar.
Lo sé, vuelvo a caer en el victimismo.
Suena a lamento.
Más así me siento. Responsable hasta el infinito, responsable cansadamente, eternamente condenado.
Soy responsable, no sólo del destino de mis hombres sino del destino de las tres mujeres a las que he amado y defraudado
Se que os he causado dolor a todas y no tengo modo de ponerle fin
En su ultima carta Ylena me decía que no pensaba, que no podía, después me habló de la sequía de su pueblo. Ambos sabemos que responde a la sequía de su corazón. Es una mujer sagrada.
Sus misivas se instalaron como maldiciones en mi cabeza.
Su  voz me susurra, llega con esa cadencia con las que dejaba caer las palabras, suave como una brisa pero siempre firme. !Tan seria!

No creo que sea consciente de lo que es amar a alguien tan perfecto, tan grande. 
No es consciente porqué se ve a si misma pequeña, diminuta para la grandeza de lo que ve fuera de nosotros. Esos humanos que caminamos mirándonos el ombligo..
Habrás de estar de acuerdo conmigo, en que el miedo a defraudarla es una gran losa. Pese a que jamás nos hayas juzgado. Su dualidad, ya sabes.



Que pocas veces la escuche reir y cuanto adoré esa risa
Muero de pensar que habrá alguien a estas alturas que la haga sonreir
Que le provoque ese brillo en los ojos que yo nunca le di
Sólo brillaron por lágrimas
Lágrimas por mi
Y pese a las heridas que he causado, ésta me tortura
No puedo explicarte porqué la temí tanto. 
No fue su naturaleza del todo inusual.
Esa conexión, que no podemos negar ni lo más incrédulos, entre este mundo y el otro.
Creí que necesitaría un hombre mucho mas espiritual que yo para compartir su mundo.
 Me espantaba esa concentración de energías que conviven en su grácil cuerpo tanto como me atraían.
Tiemblo de deseo ahora más que antes.
Yo, el romano, que tantas mujeres podría tener nunca tuve valor de estar con la mujer que amé y que amo.
Me prometió amor eterno pero me juró que se iría con quien le diera el amor que deseaba recibir.
Tuve la sensación de que ya sabía lo que iba a ocurrir, que me esperaba por pura obstinación, por ese instinto que le hace negarse a aceptar el destino. Su hermosa rebelión. Su afán de cambiar lo que la rodea ,de mejorarlo.

Mi matrimonio con Helena me marcó mucho.
Nunca estuve y dejé que se marchitara lo que teníamos.
No entendí que en nuestra unión nunca hubo un amor fuerte, sólido, sino más bien un pacto entre amigos de infancia que deciden seguir lo esperado.
No esperé que me dejara y menos aún, que me dejara por carta y con tantos reproches.
Decidí evitar otro compromisos.

Ahora he tardado un año en aparecer.
Te preguntarás porqué te escribo de nuevo y porqué a ti.
Creo que es justo que sepas que hubo momentos en que me planteé también pedirte que vinieras conmigo.
En cierto modo también te amé a ti. Tus cartas, tus enfados, tus reproches, tu fidelidad y tu coraje, hicieron que el amor y la admiración caminaran juntos. 
Pienso que te defraudé doblemente. 
Lo hice al no pedirte estar juntos, cosa que evidentemente hubiera dependido de ti, no parto de la insensatez de creer que me hubieras aceptado ni siquiera de que me amaras.
Y volví a defraudarte de nuevo, cuando me negué a tener relación con Ylena.
Hace un mes tuve un sueño.
Pude verla, olerla, escucharla. Reía mientras recogía sus plantas y a su lado caminaba un hombre que no conocía. Su cabello rubio y su piel blanca, me hicieron pensar en algún nórdico. Él le sujetaba el canasto y la besaba cada vez que ella soltaba un ramillete.
Fueron muchos ramilletes y muchos besos...
Hasta en mi sueño luchaba por despertar. No quería ver estas escenas. 
Así fue como supe que ya había pasado.
La había perdido definitivamente.
Había encontrado al hombre que esperaba.
Ahora  me siento liberado. 
Triste pero libre.
Y por ello decidí escribirte de nuevo.
Quiero pedirte que le digas que lo se y que quiero que sea inmensamente feliz.
Que lo acepto.
Y que lo lamento....
Quizás así, consiga algo de paz por fin en esta vida de lucha.
Sea querida Savia
Sea que las tres mujeres que amé, encontrasteis hombres que supieran estar al lado de tan grandes féminas.
Sea que ellos disfruten de lo que yo no osé conquistar.
Sed felices ambas
Vuestro humilde servidor.
Vuestro romano, por siempre.


No busques en otro lo que falta en ti

martes, 15 de mayo de 2018

BICICLETAS


Su primer regalo fue una bicicleta


Llevaban poco casados
Había esperado ese regalo especial que anhelaba sin saber
Nunca se le dio bien pensar, menos aún pensar que deseaba, menos que desean los demás
Curioso para alguien que sólo buscaba complacer y que tanta imaginación tenía para imaginar  finales felices

Recordaba que siendo pequeña sabía montar en bicicleta
No tuvo ninguna, tuvo pocas cosas
Lo daba todo porqué sentía que las cosas materiales le hacían más ilusión a los demás y estaba convencida de que nada era para si
Entonces, de cría, creía recordarse dando vueltas y más vueltas al patio de Teresa
Creá recordar risas, la amistad de niños; ahora me enfado, ahora te quiero
Aunque no recordaba enfados 

Tampoco recordaba porque ya no estaban juntas ni que  las separó
Creía haber olvidado muchas cosas y que algunos de esos olvidos, conscientes o inconscientes, fueron necesarios
Hay que sobrevivir, resistir, seguir, pá lante, como decía su abuela.




Con él tuvo miedo a todo
También a montar en bicicleta
Había que hacerlo todo tan bien
No valía ser mediocre

La entrenaban para ser la mejor y nunca fue suficiente
Sigue siendo la mejor en muchas cosas, como en perder con dignidad,
más no es suficiente para él que se cree tan perfecto
!Qué lástima, pero ya no le duele!
Cree
No sabe, no piensa
Es su frase
Quizás nunca la oyó porqué la decía calladito, más la dijo tantas veces
Cuando decía que la oía refunfuñar, esa era la frase mágica, 
que la hacía salir de la cocina donde la destinaste, sonriéndote para borrarte el ceño

Su sitio
¿Tampoco recuerdas eso?
Quizás otra de las mentiras de sus locuras
Y ahora que las escribo, que las nombro, 
!Ostras! 
Duelen
¿Como conseguía que no le dolieran a ella?

Más no lo piensa, no puede
Y sobre todo no llora

¿Porqué?
Porqué no sirve para nada, porqué tiene que levantase mañana para tirar con su peso y todos los pesos que le dejaste cuando te dejó 
Fue tan mala, tan malísima que no merece el perdón de ese buen Dios a quien tanto miedo le tienes, el mismo al que maldices cada vez que te da la gana

Reconoce al menos que eras difícil de entender
Demasiado esfuerzo para ti, soberbio 




Pero hablábamos de bicicletas creo
Hoy está tan cansada de no haber aprendido a montar y tiene tan pocas ganas de aprender de nuevo, que creo que no va a pensar, no puede
Porqué mañana hay que levantarse

Y hoy...
Sólo quiero que mis espíritus la sigan ayudando y la concedan el sueño en otra noche sola

Más,
 !Que bien está sin ti!

Sólo por eso, quédate con la bicicleta
!Caray olvido que te quedaste con todo!
 Ya la tienes
Entonces como se suele decir:
 que la disfrutes

Sin rencores...
Supongo que te ha perdonado
Ella, claro
Yo no soy tan perfecta





No te acerques nunca más,
Hasta el cielo se abre de vez en cuando,
puede que se canse de no pensar

o yo de que ganen los malos
Te lo dije no soy perfecta, ni quiero serlo

lunes, 17 de julio de 2017

¿MAÑANA?


Sigo aquí
Peso
No floto
Pies pesados
Pies descalzos


Metáforas que no entiendo
No
No entiendo
¿Porqué mañana?

Hecho de menos cuando Roma era un paraíso



Antes de que ardiera París
Y yo siguiera aquí
Sin irme
Perenne
Pesada
Descalza

La eterna espartana
La amazona tracia
El alma salada en la piel
La soledad controlada

Todos los personajes de cien vidas luchadas
Honor y coraje

Pesa mi espada
Pies descalzos
Calma mojada
Las ganas secas




Tus palabras...
No las oí
Ni imaginarlas 
Sabes que nunca fui  osada

Estás tan bien sin mi
Que me asusta tu nada
Casi no te pienso
No te creas
No me engañas

Hasta tu ausencia se pega al cuerpo
Pero...
Que no exista mañana


Pronuncié las palabras
¿las oíste?
Me pediste que hablara en voz alta
Y no oíste

Recuerdo sólo tus labios en mi cuello
Aquel único día
Tan poco
Quise más
Quiero más después de tanto tiempo

¿Mañana?
Dará igual

Peso
No floto
Pies pesados
Pies descalzos
Tu adiós,
Tan lejos, tan cercano

Más dualidad
Estoy preparada
Me quedan fuerzas

¿Mañana?
No existe
¿Recuerdas?

¿Fuimos mañana alguna vez?

Extraños humanos somos
Extraño para mi eres
Extraña soy para ti

Peso
Hoy no floto
Mañana quizás si
Cuando despierte...
Si despierto, sigue despierto

Respira
Yo no tengo aire para ti





martes, 13 de junio de 2017

"LA VIDA DE MANU" DE JAVIER BARBA GARZÓN



Hablar de Manu, protagonista del último libro de mi querido y admirado amigo, Javier Barba Garzón, es difícil para mi.
Los personajes de Javier, como os he contado en alguna ocasión forman parte de mi familia, respiran junto a mi, me acompañan.
Les conozco.
He llegado a sentir tanta empatía y cariño por ellos, que sólo quiero saber más, entenderlos, seguirlos y encontrarlos en esa familiaridad del "tú a tú". Una magia que está en la escritura del autor, la cercanía.

Quiero tener noticias suyas, y guardarlos junto a mis lecturas favoritos. Como un retorno al interior, a la forma poética de abrazar la vida, pese a lo que pese, y esa supervivencia de la que hace gala el personaje principal, tan sentido que buscando en nuestro interior compartimos sus sentimientos, tememos por él, sufrimos si sufre y nos llena el corazón de ternura..
Nos habla directos, sin tapujos. Con ese estilo tan propio en Javier, de convertir lo triste, lo melancólico en pura belleza.

Hace que hasta el dolor se vuelva hermoso, bello, sensible y con figuras magistrales que destacan todos los colores, pues viven con nitidez, desnudan el alma, conmueven, asustan.
Es como si os contara cosas privadas sobre alguien a quien quiero mucho, casi en la frontera de quebrar esa confianza que, en contadas ocasiones, se convierte en complicidad. ese anhelo que te hace querer protegerlos y hace que pases las páginas del libro con aprensión, con miedo, con alborozo, con alegría.

Amo lo que me hace sentir, lo que me devuelve a la vida. Por eso amo las lecturas que éste autor nos regala. Amo que Javier escriba.
En esta ocasión, no sólo no me ha defraudado, sino que aún se ha superado.

La vida de Manu contiene las emociones que todos compartimos.
No subraya el drama.
Nos habla de vidas difíciles, de carencias, de amores y desamores sin caer en el victimismo, con dulzura y  sutileza




Podeís encontrar su libro en el siguiente enlace:
https://www.amazon.es/vida-Manu-Javier-Barba-Garz%C3%B3n/dp/8491402888
Os recomiendo su lectura. Leeer nos ayuda a crecer. "La vida de Manu" es un libro para crecer, para disfrutar y para entender a los demás.



Gracias Javier.

martes, 6 de septiembre de 2016

CARTAS A ROMA XI .- PLUBIO


Mi admirada espartana, Ylena Diosa de los Desamparados:



Me permito este atrevimiento.
El de nombraros como el pueblo os llama.

Sé que negáis vuestros dones
Que os apena que la gente crea más en vuestras dotes adivinatorias o vuestra capacidad de hacer milagros sobrenaturales, que en si mismos y la capacidad de sus corazones

Más hoy soy plebe
Soy carne 
Soy polvo. 
Soy hombre

No el doctor formado 
Acreditado por nobles ilustrados 
Criticado por mis colegas, por incluir vuestras curas en mis pacientes.

Y soy pura osadía.
Sé cuanto os gusta la franqueza.
Así que sigo con mis licencias. 
Las que se me otorgaríais si estuvierais aquí.

Comparto mis sentimientos con vos, como vieja amiga, como confidente de estos años en que ambos luchamos a brazo partido contra esta absurdidad de la guerra.
Ambos somos personas de paz
Obligados a pelear.
Defender la paz implica luchas.
Es una lucha constante.
Amar implica luchas.
Luchas errantes.

No quiero luchar en esta, mi guerra de amor, sólo.



Soy un hombre de ciencias.
Nunca creí nada que mis ojos no vieran, que mis manos no tocaran o mi mente no entendiera.
Conoceros fue abrir la puerta a algo tan desconocido como intrigante.

Ya no me hago preguntas.
Sois y estáis.

Como médico he podido salvar algunas vidas. 
A veces, arrancándolas de los mismos dientes de la muerte.
Otras, me las han arrebatado de las manos cuando creía haber salido victorioso.

En estos tiempos no se puede decir que no crees.
Ni en Dioses ni en ese Mesias.
!Tantos Dioses y pierdo niños entre mis brazos!
Pobreza, sangre, injusticia, caos, desolación...
Temí volverme loco 
Lo hubiera hecho sino os hubiera conocido.
¿Cómo entender que aceptaríais con tanta solemnidad este duro destino?
¿Cómo comprender que podías saber más que el resto de los mortales ?
¿Y que esa sabiduría vuestra fuera ancestral?
Compartida y transmitida.



Recuerdo vuestro primer encuentro con mi querido amigo Marcus.
Os sentaron juntos en la reunión. 
Táctica clara del senador que pensó que vuestras diferencias y caracteres opuestos harían que no os aliarais.
Sorprendisteis a todos con vuestra cordialidad, con la discreción y los argumentos que defendisteis, para mi deleite, conjuntos.
Unidos.

No me considero romántico ni fácil de emocionar, pero me gustó veros 
Quise veros así por siempre.
Tan felices, risueños, jóvenes y valientes.
Brillando radiantes.
Poderosos.

El romano ya estaba divorciado de Annia. 
Me atreví entonces a adivinaros un futuro juntos 
Me sobrecogía la excitación.

Quiero a Marcus como a un hermano. 
Crecimos en la misma casa. 
Su matrimonio fue un enorme error.
Se enamoró pero no supo comprenderle ni aceptarle. 
Vos sin embargo...

Perdonadme, os lo ruego, pero me hunde la rabia de veros separados, distantes, cuando nacisteis el uno para el otro.
Puedo oír vuestros susurros cuando bajabais por la escalera. 
Con esa complicidad que siempre os he envidiado.
Que absurdo que este loco amigo mío os haya dejado escapar.
Que hombre tan valiente no haya tenido el valor de adentrarse en el verdadero Amor
Y aquí llegamos al verdadero motivo de mi carta.
El de adentrarme yo en esta senda donde algunos como vosotros, acabáis perdidos y dolidos.

Amo a Savia.
No se si los sentimientos de la tracia hacia el romano son de agradecimiento y cariño, o si albergan un sueño romántico. 
No podemos evitar sentir, bien lo sabéis.

Sé cuales son los míos.

Soy consciente de que le doblo la edad, de que con su belleza y su preparación serán muchos sus pretendientes. 
Hombres más jóvenes. fuertes y guapos que yo. 
Poco tengo que ofrecerle.
La vida de un médico 
Mi deseo de establecerme algún día en alguna aldea lejana donde podamos promover la paz y el equilibrio Como vos me enseñasteis.

Es posible la utopía.
Quiero la ilusión.

Por ello, me permito la licencia de rogaros que ahora que sus heridas han sanado la dejéis en nuestra hacienda. 
No sólo para completar sus enseñanzas, sino para darme la oportunidad de que me conozca mejor y sepa que mi única pretensión es cuidarla y respetarla.

Conozco su pasado. 
Fui yo quien curó sus heridas físicas cuando Marcus la trajo
Fuisteis vos quien cuidó las heridas de su alma.
Es una mujer sana y fuerte
Totalmente recuperada de esas misteriosas fiebres que casi nos la arrebatan y a la que seguro vos habéis puesto nombre y razón.
Quiero pensar que eran una segunda oportunidad para devolverla a mis cuidados.
Cuando la primera vez me faltó el valor.

Esta vez, no dejaré pasar la ocasión. 
Aunque respetaré sus deseos y voluntad.
Si niega mis galanteos, torpes con mi poca experiencia, no la molestaré.
Seguiré cuidándola con todo el amor que le profeso.
Con igual devoción.

Me duele acabar esta carta con la opinión tan personal que os expresaré ahora, pero por primera vez oso deciros que no esperéis más al romano señora.
Lleváis años despidiéndoos sin que ninguno de los dos abandone su posición.
El de indecisión y vos de solemne espera

Conozco a Marcus y no cederá.
No se acercará.

Merecéis ser amada y cuidada por un hombre que esté presente.
basta de largas ausencias y silencios.
Savia me ha contado cuanto sufrís en vuestro callado aislamiento.
Mientras lo hacéis, él vive.
Es la dura realidad.
El romano es así.


Vuestro recuerdo no frena sus días y paraliza los vuestros.
Estáis empeñada en que lo veréis llegar por mucho que lo neguéis.
No sucederá.
Vendrá, volverá y reanudará su marcha.
¿Os ama?
Puede que si, puede que no
Puede que a su manera
Puede que no sepa amar
¿Qué importa?
No hay amor en el abandono. Se acaba
Se transforma

Le quiero, no lo dudeís, pero hace mucho que dejé de esperarle.
Nadie le espera ya.
Escogió vivir así.
No lo esperéis Ylena.
Os matará el corazón.
No malgastéis vuestros años, por un fantasma que corre de batalla a batalla para esconder su miedo a la vida.
Vos sois vida.

Madre de los desamparados.
Vivid esta vida espartana
Las demás están aún lejanas.




La lógica puede resultar una gran ayuda
O un gran enemigo



martes, 16 de agosto de 2016

AJENA


Ajena mi alma,
tus momentos
Aliena insistencia
tus silencios
Rauda metamorfosis
tus misterios



Aún desconozco tus curvas
Suspiros que dejé en tu boca
Amarga ausencia que no llena

Loba de historias pasadas
Leona fui en las estepas
Dragona de tus caderas




Hoy dama indígena
Niña que rechaza penas
Más mujer, menos fiera

Con hechizos ruego a la luna
Que no vuelvas y me hieras
Que si me quieres tener 
Con lamentos no me llegas

Que risa me dan tus promesas
Que pena me da tu carencia
Que poca ilusión pusiste
Que rápido pasó la fiesta

Mira como esta guerrera
Ya no llora más 
Mansa espera las horas
Las horas pasan ajenas




Alta crecí sin verte
Ciega esta suerte mía
No me tengas presente
Sino entras en mi vida




lunes, 27 de junio de 2016

MALENA 2.- NOMBRES



“Malena, no será su nombre” –se dice.

Cuando se conocieron hace diez años, él tampoco le dijo el suyo. 
Después comenzó a revelarle secretos.
 A confiar.
 No creía que hubiera algo que ella no conociera. 
De hecho, era la persona que más sabía de él.

Alberto, sin embargo, seguía ignorando.
 No sabía ni lo más básico, como su verdadero nombre, su edad, si estaba casada, si tenía hijos.



Creía que tendría algún trabajo que no estaba relacionado con la prostitución, porqué limitaba sus citas  a unos horarios que en su día puso como condición.
 Había intentado preguntarle, sonsacarla con trampas, cambiar de fechas para escuchar sus escusas.
No caía en sus emboscadas.
Mantenía el mutismo.

En un principio pensó que eso acentuaba su misterio.
Ahora estaba molesto.
Quería traspasar la barrera y resultaba imposible.
 Estaba frustrado, enfadado.
Pero lo paralizaba su miedo a perderla.
 Intuía que si la presionaba, desparecería. 

-¿Acabas ya? –le pregunto más brusco de lo que pretendía, azotado por la impotencia a la que le habían conducido sus pensamientos.

-Si tienes prisa puedes marcharte –responde tranquila-. El conserje no tiene prisa, me permite quedarme el tiempo que quiera. Ventajas de ser vieja en la profesión.

-¿Es eso una ironía? –la pica buscando provocarla. Odia esa pasividad con que le trata después de la intimidad compartida. Es como una traición a lo que han compartido.

-Nunca soy irónica, quizás algo cínica, pero siempre sincera –contesta ya concentrada en él y adoptando la postura defensiva que Alberto conoce tan bien-. ¿Buscas pelea querido?

-Busco emoción, sentimiento, hasta un poco de amor. No estaría mal. Y sobre todo busco comprender, entender, saber… -Baja la mirada derrotado antes del combate.

-Buscas demasiadas cosas que no puedo darte –aclara ella suavemente-. No me gustan estas escenas. No quiero perderte como cliente. No es sólo dinero. Te tengo aprecio. Pero puse unas normas. Son las mismas para todos y evitan estas situaciones. No me saldo de ellas ni por ti ni por nadie. Soy lo que soy. Lo que ves. Me pagas y trabajo para ti. A partir de ahí. Mi vida me pertenece. Piénsalo.

-Podría ser diferente –niega él.




-Podría creer en tus promesas, abrazarme a ti y contaré mi triste historia, podría escucharte decir como me ayudarás a cambiar, como se solucionarán las cosas. Pero la realidad es que yo me iré a mi casa y seguiré con mi rutina, mis problemas y mis días. Y tú volverás a la tuya con tu mujer, tus hijos, tus nietos, tu negocio. No me interesa ninguna oferta. Imagina lo que desees. Soy Malena.

-Puedo averiguar de ti lo que quiera –sigue Alberto altivo-. Tengo dinero para ponerte un investigador privado y conocer hasta el último detalle de tu existencia. No es curiosidad. Es sólo que me gustaría que lo compartieras conmigo.

-Hazlo. Investígame –responde ella con esos pozos negros llenos de oscuridad.

Él queda parado en medio de la habitación sabiendo que ha llegado demasiado lejos. No sabe cómo arreglarlo. No sabe si quiero hacerlo. Sólo sabe que la mujer está más lejos que nunca. Y como si le leyera el pensamiento se acerca a él con sus cosas bajo el brazo. Lo besa ligeramente en los labios y sale de la habitación.

Todo sucede tan rápido que Alberto parpadea espantado. No ha sido consciente de que ella terminaba de vestirse mientras hablaban. Ha vuelto a escapar y presiente que encontrarla de nuevo será más difícil que las otras veces.

Malena tiene el don de desmontar su control. Su mundo queda hecho añicos a cada encuentro. Más para cuando lo recompone, su necesidad de ella se ha vuelto inmensurable. La necesita. Pero ella a él, no. Aunque le necesitara jamás se lo pediría.



¿Qué le está pasando?

Quizás es sólo la edad. Demasiados años, mucho trabajo, poco cariño, insatisfacción, cansancio…
 Un cóctel explosivo.



Camino del olvido
La maldición de encontrarte
El lamento de pensarte
La mala suerte de no soñarte



jueves, 16 de junio de 2016

CARTAS A ROMA IX.- EL MISTERIO



Querido amor:



Nuestra adorada Savia sigue en este mundo.

Sé que es lo que más te preocupa.

Te conozco lo suficiente, como para saber cuánto estarás sufriendo.

La angustia ante el temor de perderla.

Y una vez más, no estoy.

Sigo ausente..



En cuanto recibí tu carta abandoné mis tareas y me vine galopando a la Hacienda.

Confío en mi gente como para saber que estaría bien cuidada.

Pero no podía soportar la idea de que la salvé de la muerte para entregársela a unas fiebres desconocidos.



Cuando la veo tan apagada, tan consumida y falta de energía no puedo entenderlo 

Me causa desazón y dolor.



Me conoces

No soporto la impotencia.

Estar inactivo

Cruzarme de brazos a admirar amaneceres.

Orar a esos dioses a los que veneráis, unos u otros, de unas formas u otras.

¿Dónde están los Dioses cuando los hombres sufren?





He oído a sirios, galos, tracios, romanos, griegos, cristianos, fenicios...

Cada uno asegura que su Dios, o Dioses, es único y verdadero.



! Que cansado estoy amor!

Como desearía perderme en tu tranquila sonrisa, escuchar tus palabras de consuelo, sentir tus labios.



Marcho de nuevo a Roma.

Me encomiendan otra misión.

Otro lugar por defender.

Defender este imperio y mantener seguras a las gentes que como tú, queréis vivir en paz, no es tarea fácil.

Necesitamos sacrificio, y si, sangre.

Mucha sangre.

Demasiada sangre.



¿Un soldado nace o se hace?

¿Recuerdas?

Uno de nuestro numerosos debates.



Interminables horas llenas de palabras, risas, enojos, muecas, donde acabábamos cada uno más apegado a sus convicciones matizadas por el fluir del pensamiento del otro.




No soy el mismo, desde que te hallé y me hablaste de dualidad.

No creo que seas la misma, desde que me hallaste y te hablé de realidad

De supervivencia.

Tú misma tuviste que reconocer alguna vez que el hombre escoge su destino.

Por maldito que sea.

Tus espíritus no guían.

Y mis muertos…

Ahí están.

Bajo tierra, quemados o devorados por las alimañas.

No me habitan.

No me despiertan por las noches.



Puedo irte decir:

-Afortunado tú que puedes escoger no pensar.



Olvidas espartana que yo no escojo.

Me niego.

No quiero.



No te preguntes porqué lo hago.

Así soy.

Amas al hombre equivocado.

Nunca me permitiré hacerte una promesa ni dormir en tu lecho, pues, por mucho que digas, te fallaría de nuevo.

Pasaría ante ti por mi gloria y la del Imperio

Dejaría atrás una buena Mujer.

La Mujer a la que amo

Y te destrozaría aún más con ello.





Eres libre, Ylena, mi amada.



Dejo en buenas manos a nuestra amiga.

En cuanto abrió los ojos, empezó a quejarse de que aún tenga esclavos.



Le hubiera explicado que todos mis esclavos son libres de irse cuando quieran.

De hecho, muchos han marchado.

Los que quieren quedarse, conservan una apariencia de esclavitud para mantener apariencias, pero viven como hombres y mujeres libres.

Deciden su destino.



Su lengua afilada hiere pero es imposible no quererla.

No admirarla.

Cuídala. 

Es joven y valiente.

Tiene el brío y la resistencia de miles de mujeres.

Juntas formáis un Todo.

Tú la sabiduría, la feminidad, el equilibrio.

Ella la pasión, la tormenta, la supervivencia.





Soy un hombre con un corazón muy dividido.

Sólo tú sabes que soy un pobre hombre empeñado en seguir mi propia guerra.

Cuéntale.

No por buscar su perdón o entendimiento.

No me dará ninguna de las dos cosas.

Sino porqué es justo que lo sepa.

Y si de algo entiendo es de justicia

No divina, precisamente.

La justicia injusta de los necios que andamos deambulando este loco mundo.

Los pocos que aún nos empeñamos en creer en el honor y la gloria.







No puedo extrañarte

No tengo derecho

Así que sólo digo…

Te recuerdo