Una receta de mi infancia, de mi casa, de mi madre... Y ahora una receta que le encanta a mi hija y que hace que se coma el pescado encantadísima. Os la recomiendo a los padres.
El orégano da al pescado un toque muy bueno y si tenéis suerte y le cogéis el punto a la masa disfrutaréis con ellos (a mí cada vez me sale de una manera, aunque cuando acierto es una masa crujiente buenísima). ¡Para no parar!
INGREDIENTES (para 2 personas):
- 250-300 grs. de boquerones grandes
- 1 diente de ajo
- 1 cucharada sopera de orégano (no os quedéis cortos con él)
- 1 cucharadita de colorante "Carmencita"
- 3 cucharadas soperas de harina
- Agua
- Sal
- Aceite de oliva para freir
Lo primero es limpiar los boquerones. Abrirlos y quitarle la raspa y las tripas intentando que no se abran en 2 mitades (más que nada por estética). Lavar muy bien y escurrir.
Para el rebozado batimos el orégano, colorante, ajo, sal, harina y agua (la cantidad de agua es a ojo, la próxima vez que los haga intento calcular...) hasta que se quede una pasta de la textura aproximada de unas natillas, es decir ni aguada ni muy espesa. Si se os pasa de líquida podéis añadir harina y si está muy espesa un poquito de agua (no hay problema porque no afectará al resto de las proporciones).
Una vez conseguida la textura deseada mezclamos con los boquerones que estarán bien escurridos (si no lo están se aguará más la masa). Movemos hasta que estén bien cubiertos de la mezcla.
Ponemos una sartén con aceite y calentamos. Cuando esté muy caliente vamos sacando los boquerones intentando mojarlos un poquito en la masa antes de freir para que estén mejor cubiertos. Se frien a fuego fuerte hasta que estén dorados. Sacamos con la espumadera y escurrimos en papel de cocina.
En casa el rebozado que sobraba lo freía también mi madre a cucharaditas y salían unos "buñuelos" muy ricos.