Texto escrito y leído por Maite Amaya en la presentación del libro “Cuerpos sin patrones. Resistencias desde las geografías desmesuradas de la carne”. Compiladores: Nicolás Cuello - Laura Contrera, en el marco del Festival El Deleite de los Cuerpos. 4 de noviembre 2016. Publicado originalmente por Trastocadas.
Hablemos de las intersecciones de la carne.
Curvas, humedades, desiertos, selvas. La territorialidad de estos cuerpos mamíferos.
La abyección del territorio trans durante los procesos de colonización de la carne en la construcción de un relato corporal-sexo-genérico hegemónico, unívocamente importado a la fuerza de expulsión, sanción, muerte y domesticación.
Carne no sustituible, la nuestra. Carne con historia. Una historia atravesada por el poder ya no sustantivizado sino como forma de relación social y como capacidad del acción, podemos hacer, podemos sostener el mandato o subvertirlo. Hete aquí una situación que amerita posicionamiento ¿Qué hacemos?
Posición no es pose, es la posible muerte de la pasividad inerte. Potencialmente una disrupción en el magro cotidiano propuesto por la realidad, claramente la versión de la realeza.
Parte del relleno del cuerpo trans está impregnado de dictadura, la carne no alcanza a rechazar el elemento alienante, no expulsa mediante un forúnculo afiebrado la transfobia internalizada, uno de los mas suspicaces dispositivos autodisciplinadores.
Esta carne tiene un relato de vencida, porque lxs vencedorxs son otrxs, matar el vestigio disciplinador interno no es una tarea aislada del contexto y es más que necesaria, merecida la batalla al estilizado sistema de dominación heteropatriarcal y capitalista.
Revivir, reavivar toda la energía. Conspirar hasta vencerles. Batallar desde el territorio propio. Batallar en todos los territorios. Allanar el camino del contrasentido.
Carne que deviene torta antes que pasar desapercibida como un chicito más en el plato de esta fiesta.
Es el momento de hablar de corazones que no entran en el pecho, hablemos de chagas. O de cuando el corazón no entra en el pecho de la carne sin chagas.
Que sería de nuestra existencia cotidiana sin encarnar la guerrilla urbana de la que somos parte, visible, vivible, disfrutable en la superficie. Apenas una respuesta, esta, esta, mi cuerpo ya no cavando los túneles sino construyendo los puentes que ante la mirada atenta atraviesan las fronteras de esta normalidad clasista, racista, heterosexista, etc.
Cada mañana saltar al abismo, donde en caída libre el cuerpo toma diferentes formas. Nunca es el mismo, en el movimiento constante de esta macilla que me pertenece a mí, sólo a mí y para la cual reclamo y declaro la absoluta soberanía!
En palabras de Nico Cuello: multiplicando espacios de experimentación sensible en los que hacer posibles nuestros cuerpos a nuestro ritmo, con nuestras formas y con los placeres que sepamos y podamos inventar desde nuestras diferencias.
Sin ser, estar siendo esta rebeldía viviente, la de sabor a pequeñas victorias en una lucha que parece perdida per se.
La muerte del gerenciamiento, el agenciamiento de la carne mamífera. El contra cotillón de la domesticación. Digerible, masticable, incorporable. Una contraescuela, el ejercicio de la rebelión de la carne. Abortar los vestigios de una microprostética de la normalidad y la ridiculez fascista de la ideología del amor romántico. En vez de un aditivo que adorna la carne una cerbatana venenosa que hace posible leer la carne, otra carne. La rebelión de la carne en los pasillos mismos del matadero. Una propuesta vegana en la era de la industrialización de la matanza de la carne para cristalizar la supremacía especista que nos otorga superpoderes como especie y alimenta así un imaginario colectivo viciado de eternidad, perdurabilidad de la carne y que nos trata como envases de algo que por ser eterno es supremo.
Si tuvieran que alinear este cuerpo al mandato del binario heteropatriarcal: Qué sobra? Qué falta? Quiénes dicen qué es cuerpo? Qué cuerpo vale? Cuánto vale un cuerpo? Quién define el precio a pagar y Quién lo paga?
Los estereotipos nos mantienen corriendo detrás del molde, hacemos lo posible para encajar en el molde hasta que la carne ya no rinde y caduca habiendo corrido para llegar tarde.
En mi carne trans cuáles serian los hábitos predominantes de un género u otro? Qué pesa más en la interpretación genérica de mi cuerpo trans? Las tetas? La verga? La acción de pintarme los ojos o la acción de afeitarme? Jugar al fútbol o a las muñecas? Orinar de parada o de sentada? Penetrar o ser penetrada?
En mi carne trans cuáles serian los hábitos predominantes de un género u otro? Qué pesa más en la interpretación genérica de mi cuerpo trans? Las tetas? La verga? La acción de pintarme los ojos o la acción de afeitarme? Jugar al fútbol o a las muñecas? Orinar de parada o de sentada? Penetrar o ser penetrada?
La decadente puesta escénica heterocentrada, otorga papeles a la carne. Una dramaturgia al servicio del control y el disciplinamiento. La actuación de la carne es una ficción naturalizada. Elabora cuerpos e identidades privilegiadas. El gerenciamiento estructural y macroestructural no tan solo responden a modos de producción económica sino también al modo de producción económico-político-cultural-sexo-genérico de los cuerpos.
Sin un cambio social de raíz no acabamos con los patrones inscriptos en el paradigma que sacude y acomoda a la carne humana, la disciplina, la distribuye, la viola, la mata, la burla, la vende, la compra, la alquila, la explota. Reposar a la sombra del sistema sin atender lo que en nosotrxs vive y palpita tampoco nos sirve.
En este contexto la pregunta rebota de pared a pared en el laberinto hegemónico pero siempre sigue siendo la misma ¿Qué carajo hacer con mi carne?
| Sobre la autora |
Nacida hace 36 años en una familia laburante de barrio Argüello, al norte de la ciudad de Córdoba, desde que en la adolescencia cambió el Juan Matías por Maite transitó muchas carreteras revolucionarias: la causa de los derechos LGBT, “los feminismos” –como gustaba decir- y el anticapitalismo; la denuncia de las violaciones de derechos humanos en las cárceles y la persecución a las trabajadoras sexuales; la luchas piqueteras, villeras y anarquistas.
Maite vivía en la Kasa Karakol de barrio General Paz, sede de la FOB y epicentro de la militancia libertaria en Córdoba, donde oficiaba de solidaria anfitriona de todo aquel que necesitara un cobijo o llegara a Córdoba a difundir alguna lucha del pueblo, como las de los zapatistas, familiares de los estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa o la guerrilla del Kurdistán (“Guerrera feminista, hermanada con las luchas internacionalistas. Mariposa disidente”, dice el comunicado publicado en http://kurdistanamericalatina.org).
| Sobre Cuerpos sin patrones |
Escribir sobre gordura, compartir esos saberes críticos que ponen continuamente en jaque el imperio de la norma. La politización de los cuerpos gordos desafía el estado “natural” de las cosas. Laura Contrera y Nicolás Cuello (comp.). Editado por Editorial Madre Selva.
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