Las últimas lluvias y la subida de temperaturas han animado a muchos anfibios a comenzar la reproducción. Los sapos comunes (
Bufo bufo) han abandonado sus refugios y se han empezado a dirigir al agua para aparearse y poner sus huevos. Los sapos son muy filopátricos, es decir, que tienden a volver al lugar donde han nacido para reproducirse, en muchas ocasiones regresan exactamente a la misma charca, arroyo o lago, por pequeña que sea.
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Una vez que llegan al lugar de reproducción los machos agarran a las hembras y permanecen abrazados a ellas hasta que se produce la puesta. En ocasiones pueden permanecer varios días, agarrados hasta que la hembra empieza a poner un cordón de huevos que es inmediatamente fecudado por el macho.
En este video, extraido de la página web
http://www.arkive.org/ , se puede ver en detalle el proceso de la puesta de los sapos
Para llegar a los lugares de reproducción, los sapos pueden recorrer muchos kilómetros, atravesando bosques, ríos y desgraciadamente para ellos, carreteras, lo que le cuesta la vida a muchos de ellos todos los años. Los sapos no son animales rápidos ni huidizos y en muchas ocasiones se reproducen en cunetas y pequeños encharcamientos a los lados de caminos y carreteras, por lo que son atropellados en grandes cantidades durante la reproducción.
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En muchos países europeos, en estos lugares se colocan señales advirtiendo de la presencia de los sapos para que los conductores circulen con prudencia y eviten atropellarlos. Y los conductores les hacen caso, e incluso se detienen y pasan a los animales al otro lado de la carretera.
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En un país como el nuestro, en el que la mayoría de la gente sigue pensando que los sapos son criaturas despreciables y asquerosas, que las salamandras hay que tirarlas al fuego porque son terriblemente venenosas o que las serpientes y culebras hay que matarlas nada mas que se las vea, sería ciencia-ficción pensar en carreteras con señales de este tipo.
Toda esa gente cambiaría de opinión si en vez de creerse esas historias absurdas se agachara y abriera los ojos para ver una charca, que se fijara en los sapos y las ranas, en los tritones y salmandras, en los insectos acuáticos, y los cientos de otros invertebrados que habítan en ella.