Reseña: Amy y Roger

Amy y Roger

Autora: Morgan Matson             Género: Juvenil

Editorial: Plataforma Neo           ISBN: 978-84-16096-02-2

Para encontrar el verdadero camino, a veces tienes que perderte…

Amy no quiere que llegue el verano. Su madre ha decidido mudarse al otro extremo de los Estados Unidos, y ahora Amy tiene que llevar el coche de California a Connecticut. El problema es que, desde la muerte de su padre en un accidente de tráfico, no se siente capaz de ponerse al volante. Y aquí entra Roger, un amigo de la infancia que también debe viajar al otro lado del país, y que carga con sus propios problemas.

A medida que avanzan, ambos descubrirán que las personas que menos esperas pueden convertirse en las más importantes y que a veces es necesario dar algunos rodeos para llegar a casa.

Amy y Roger es mucho más que cinco mil kilómetros para enamorarse, de hecho, son cinco mil kilómetros para perdonarse, aprender y comenzar de nuevo. El suyo es un viaje inesperado, en cuyo camino encontrarán la oportunidad de dejar el pasado atrás y mirar al futuro con esperanza. Y sí, por el camino se enamoran, pero esto es algo meramente secundario, un complemento bonito y agradable, que te deja con una sonrisa en la cara, pero, insisto, no es la esencia del libro.

Amy se encuentra perdida. Su padre ha muerte dos meses atrás y ella ha dejado de vivir desde entonces. Ahora, su madre ha decidido que deben mudarse a la otra punta del país y Amy debería conducir el coche familiar hasta su nueva casa, pero es incapaz de ponerse al volante desde que perdió a su padre, así que será Roger, un amigo de la infancia al que ya no recuerda, quien conduzca desde California hasta Connecticut. Como era de esperar, la idea no le hace ni pizca de gracia a Amy por diversas razones, pero lo que debería haber sido un viaje incómodo, aburrido y eficiente se convierte en toda una aventura cuando la pareja de adolescentes decide cambiar el itinerario marcado y descubrir su país de una forma libre y relajada.

Amy no puede sonreír. Sobrevive en soledad, incapaz de expresar lo que siente, consciente de que su vida ha cambiado para siempre y con la certeza de que jamás volverá a encontrar su lugar. La Amy alegre, divertida y juvenil desapareció con su padre; el desgarrador dolor que anida en su pecho se ve perpetuamente acompañado por la culpabilidad, y ninguno de los dos la dejan respirar. Aprender a decir adiós, a perdonarse y a continuar viviendo será una dura tarea para Amy, pero merecerá la pena, tanto para ella como para el lector, que disfruta de sus tropiezos y su evolución, de la sabiduría que su historia nos transmite. Y luego esta Roger, un encanto, un chico divertido, agradable y sensible que se mete al lector en el bolsillo desde el primer momento. Sí, tiene cierta tendencia obsesiva que asusta un poco, pero él también aprende a decir adiós y se enriquece con este viaje. 

No se me ocurren cosas negativas que resaltar de esta historia. Morgan Matson consigue crear una historia sencilla capaz de emocionar al lector, no se decanta por lo sencillo, no deja que el romance se convierta en el eje de la historia y, sobre todo, no cae en el dramatismo exagerado y hueco que enfría al lector. Echa mano de la vida misma, recurre a sensaciones y situaciones cotidianas y les da el punto justo de realidad y dureza para que te emociones, pero luego te da momentos divertidos y tiernos que te hacen suspirar. Logra crear una excelente química entre Amy y Roger, el suyo es un romance dulce y lento, disfrutas de su evolución y te enterneces en más de una ocasión. A todo ello hay que sumarle el excelente retrato que se hace de Estados Unidos, muy diferente al que solemos conocer por otros libros (fiestas, peleas de gatas en institutos...). Y el resultado final se ve aun más enriquecido por la cantidad de detalles que la autora nos ofrece del road-trip (tickets, fotografías, postales, playlists…).