¿Por qué Italia gana más del doble de medallas que España en Juegos Olímpicos?

España ha sumado cifras muy parecidas de medallas en las últimas ediciones de Juegos Olímpicos. La horquilla se reduce a 17-20 desde hace 20 años, y solo en Barcelona 1992 se superaron las 20 medallas y la proporción de oros (13) que provocó nuestro mejor puesto histórico (6º). Hoy vemos una quimera entrar en el top-10, algo que sí consigue desde Atlanta 1996 Italia, uno de los países de nuestro entorno con el que más nos comparamos. Sin embargo, ha sido en los últimos tiempos donde han registrado sus mejores números, alcanzando los 40 metales tanto en Tokio 2020 como en París 2024, aumentando en el último caso el número de oros (12, la mayor cifra desde Sydney 2000). ¿Por qué ha crecido de forma tan exponencial Italia y cómo nosotros seguimos estancados?

Para empezar, el gobierno italiano invierte bastante más que el español: solo en 2023 destinó 325 millones de euros a los organismos deportivos, 272 de ellos a las federaciones. España, en todo el ciclo olímpico, dispuso de alrededor de 222 millones. El modelo de reparto, además, es distinto: en España es el Consejo Superior de Deportes el que transfiere el dinero a las federaciones y tiene poder de decisión. En Italia, es el Comité Olímpico Italiano (CONI) el que reparte el dinero, algo que ha reivindicado recientemente Alejandro Blanco. "Italia, Alemania, los países nórdicos, Francia, Paises Bajos, Corea, Japón... Estos países pueden planificar mejor, porque no les afecta cuando hay muchos cambios de ministros, de secretarios de estado, de gobierno".

Además, el CONI pagó 40 millones para costear los Juegos Olímpicos de París 2024, de los cuales 13 han ido directos al bolsillo de los deportistas (mediante becas) y sobre todo a los medallistas, con jugosos incentivos: 180.000 euros por cada oro), 90.000 por cada plata y 45.000 por cada bronce. España, aunque a cierta distancia, gratifica bien a sus deportistas (es el 3º en la lista según datos de Jaime Gómez, Doctorando en Ciencias del Deporte y Gestión Deportiva).

El modelo deportivo de Italia permite al deportista centrarse al cien por cien su carrera deportiva. Solo con asomar parte de su potencial ya recibe un sueldo mensual que ronda los 1.500 euros. Una parte importante de los integrantes de la delegación azzurra en Tokio y París están enrolados en las Fuerzas Armadas: ejército, marina, aeronáutica militar, cuerpo de carabinieri, policía, bomberos... A los últimos Juegos eran 115 de 402. Cuentan con contratos indefinidos y la seguridad de que tendrán trabajo una vez finalicen su trayectoria deportiva, ya sea en el cuerpo militar o como trabajadores de las instalaciones deportivas. Los únicos deportes que no forman parte de la rueda son los profesionales: fútbol, voleibol, baloncesto y tenis, además del rugby.

Entre los medallistas italianos pertenecientes a las Fuerzas Armadas está el equipo de gimnasia rítmica (todas aviadoras), la tiradora Diana Bacosi (ejército), el floretista Alessio Foconi (aviador), los remeros Gabriel Soares y Stefano Oppo (jefe de la armada y carabinieri respectivamente), la gimnasta artística Angela Andreoli (cabo del ejército) o el ganador del oro en piragüismo esprint (K1), Giovanni De Gennaro (oficial de los Carabinieri).

Italia ha ganado medallas en 19 disciplinas deportivas distintas. Uno de los que más, en esgrima, un deporte tradicional en el país transalpino y que ha aportado hasta cinco metales. Otras cuatro han caído en un otro deporte con mística en Italia, el ciclismo: uno en ruta (el de Filippo Ganna en la contrarreloj) y hasta tres en pista. El crecimiento en otras disciplinas deportivas desde la pandemia, sobre todo en atletismo, han permitido ese repunte en las dos últimas ediciones: en Tokio sumó cinco campeones olímpicos, en París dos platas y un bronce. El primer oro olímpico en voleibol (en este caso femenino) ha sido histórico, así como el gran éxito en el equipo de gimnasia artística liderado por una Alice D'Amato que desbancó a la mismísima Simone Biles en barra de equilibrio, y posó en el podio junto a otra compañera, Manila Esposito.

Pero el deporte en el que sobresalió con fuerza en París es en la natación. Llevó la tercera mayor participación en este deporte tras Estados Unidos y Australia, y obtuvo seis medallas, dos de ellas de oro: Thomas Ceccon y Nicolò Martinenghi. Italia destacó también en tiro (4 metales) y vela (dos oros).

Esta diversidad contrasta con la de España, que podía haber sacado más provecho de los deportes en los que más ha rendido históricamente, la vela y el piragüismo. En el primero solo lograron el oro de Botín y Trittel, en el segundo conquistaron tres bronces (dos en esprint y uno en eslalon), pero la propia Federación apuntaba al doble visto los resultados en Mundiales y Europeos.

España albergó los Juegos de Barcelona 1992, para muchos los mejores de la historia, sentando varios precedentes que duran hoy y abriendo las puertas al profesionalismo y el espectáculo. Además, Juan Antonio Samaranch presidió el COI entre 1980 y 2001 y su legado es incalculable. Italia no alberga unos Juegos Olímpicos de Verano desde 1960, cuando firmó el que por entonces era su mayor resultado histórico (36 medallas, 13 de oro) y sentó las bases de su modelo deportivo. Aunque sufrieron altibajos, a partir de Atlanta 1996 no han salido ni del top-10 ni han bajado de las 27 medallas. Para ponernos en situación: antes de Barcelona 92, España sumaba 26 preseas en el cómputo histórico. Italia, por contra, ya había ganado 374.

El país transalpino es, además, otra fuente de medallas en los Juegos Olímpicos de Invierno, que han organizado en dos ocasiones (1956 y 2006) y lo harán una tercera en la próxima edición en Cortina d'Ampezzo, en 2026. En Pekín 2022 lograron 17 metales. España solo una (la plata de Queralt Castellet) y tiene cinco en toda su historia.

Italia no se va a quedar ahí. Pese a los mejores resultados de su historia, no están del todo contentos y creen que su techo es todavía más elevado. "El gobierno proclama su interés por el deporte pero, en realidad, luego lo consideran un aspecto marginal de la vida social. Las inversiones de las instituciones deberían ser más sustanciales, para mejorar la infraestructura y crear figuras profesionales de referencia y también para reformar el sistema escolar", nos dice Marco Arcari, de Eurosport Italia. Allí valoran el trabajo del presidente del CONI, Giovanni Malagò, en el cargo desde 2013. Alejandro Blanco lleva en el COE desde 2005 y ha sido objeto de críticas tras el resultado español en París.

"Nosotros tuvimos 22 medallas en Barcelona y siempre nos hemos movido en esta horquilla de 17 y 18, ese es el nivel que tenemos. Cuando hablemos del medallero hablemos de inversión: si nos comparamos con países vecinos que sacan muchas más medallas hemos de poner sobre la mesa el dinero que reciben ellos y el que recibe España. En el coeficiente de inversión y resultado estamos por encima de ellos. Si sólo miramos el nombre del país y del medallero no seríamos justos con nuestro deporte y nuestros deportistas", quiso justificarse.