Países Bajos, el modelo deportivo de éxito en los Juegos Olímpicos y un ejemplo a seguir para España

Los números están ahí. Países Bajos, con una población que no llega a los 18 millones de habitantes (Alemania tiene 83, Francia 68, Reino Unido 67, Italia 59 y España 48) ha quedado sexta en el medallero de los Juegos Olímpicos de París 2024, solo superada por Estados Unidos, China, Japón, Australia y la anfitriona, Francia. Ha cosechado 34 medallas, 15 de ellas de oro, la cifra más alta de su historia. En Tokio fueron séptimos y alcanzaron su techo en número de preseas con 36, once más que en Sydney 2000. ¿Qué les ha llevado a estos excelentes resultados? ¿Qué modelo deportivo rige en el país 'Oranje' y por qué todos quieren calcarlo?

Entre Sydney 2000 y Río 2016, el número de medallas olímpicas de Países Bajos disminuyó un 24%. En 2008 (tras los peores resultados en 16 años) el gobierno neerlandés decidió dar un golpe sobre la mesa y seguir los pasos que ya dieron en su dia Australia y Reino Unido. Adoptó un modelo a largo plazo, a diez años vista, con el objetivo de afianzarse en el top-10 en Juegos Olímpicos y Campeonatos Mundiales. El cerebro iba a ser Maurits Hendriks, por entonces el técnico de la selección española de hockey masculino a la que llevó a ganar la plata olímpica en Pekín. Antes, ganó el oro con Países Bajos en Atlanta 1996 y Sydney 2000, el primero de ellos como asistente. En diciembre de 2008 aceptó el cargo de director técnico de alto rendimiento y responsable de la preparación olímpica tanto de los Juegos de verano como los de invierno (se retiró tras Pekín 2022).

El salto de calidad llegó gracias a los estándares de exigencia implantados en cada federación que poseyera talento emergente y una organización estable. Países Bajos contaba con deportes que aseguraban medallas (ciclismo, natación, vela, atletismo, remo, judo e hípica) y los potenció aun más (en París ganó ocho metales en remo y cinco en ciclismo en pista), pero el objetivo pasaba por ser multidisciplinar, excluyendo del plan tanto los deportes no olímpicos como los que lo eran pero no representaban ningún futuro. Un método selectivo llevado al extremo: si las Federaciones Mundiales ponían unos requisitos para ir a los Juegos, el Comité Olímpico Neerlandés y la Confederación Deportiva Neerlandesa (NOC*NSF) subían más alto el listón. "Si no estás en el top-8 mundial, no vas", llegó a decir Hendriks en una entrevista en MARCA. Esto mismo le ocurrió a tres golfistas neerlandeses, todos clasificados entre los 60 mejores para París 2024 pero excluidos por su propia Federación al no ofrecer "perspectivas suficientes que lleven a pensar que se alcanzará una posición entre los ocho primeros clasificados". En España, la Federación española de Atletismo ya ha implementado, en menor medida, las llamadas 'mínimas de excelencia' que dejaron a varios atletas españoles sin posibilidad de acudir a los Europeos de Roma y después a los Juegos de París 2024. El campeón olímpico Álvaro Martín es uno de los más críticos con este sistema.

Hendricks creó una red de Centros de Alto Rendimiento cercanos entre sí, donde deportistas de distintas disciplinas intercambian conocimientos, dotando a las Federaciones de cierta libertad de gestión, pero en permanente coordinación y comunicación con el NOC*NSF. Se rodeó de 250 expertos: desde entrenadores, fisioterapeutas hasta asesores, pasando por biomecánicos o videoanalistas, también excampeones del mundo y especialistas de otros países. Se unió al método SPLISS (Sport Policy factors Leading to International Sporting Success), una red de investigación para estudiar y comparar las políticas deportivas de alto rendimiento en todo el mundo. Estudian cada detalle gracias al Big Data, al que tienen acceso todas las Federaciones. Todo está digitalizado.

Una de las grandes demostraciones del éxito de este modelo es la exatleta Dafne Schippers, campeona mundial en 200 metros en 2015 y 2017, y plata en Río 2016. En 2015 dejó atrás toda una carrera especializada en combinadas (principalmente heptatlón) para ser velocista, y el equipo neerlandés se puso manos a la obra: contrató al entrenador británico Rana Reider, que aplicó una técnica innovadora de correr, basándose en nuevos estudios de biomecánica. Se estudió su fisionomía, la longitud de su paso, su centro de gravedad y hasta la inclinación de su cabeza al correr. Schippers acabó haciendo historia como la primera atleta blanca en ganar una prueba mundial en velocidad en 12 años.

Países Bajos no es ni mucho menos la nación que más recursos económicos consume en su modelo deportivo. Si bien aumentó el presupuesto de forma considerable entre el ciclo olímpico de Río 2016 y el de Tokio 2020 (de 107,5 millones a 192,3) sigue lejos de las grandes inversiones de Gran Bretaña, Alemania, Italia e incluso de España. Sin embargo, la fortaleza de su sistema financiero se traduce en una diversidad notable de fuentes de financión pública del deporte de alto nivel, así como a la hora de contar con recursos propios (no privados) de las organizaciones deportivas.

Al contrario que en España, donde las subvenciones se transfieren a las Federaciones a través del Consejo Superior de Deportes (dejando fuera de la ecuación al COE) en Países Bajos es el Ministerio de Salud, Bienestar y Deporte quien se encarga de la financiación a través del NOC*NSF, que representan a las Federaciones y mantienen una relación cercana y corporativista. Esta inversión se complementa desde 2008 con importantes partidas procedentes de la Lotería Nacional, tal y como hizo en su momento Gran Bretaña con su sistema UK Sport. Además, el deporte federado neerlandés recibe también sumas sustanciales por parte del sector privado.

En inversión pública por habitante, el país de los tulipanes sí está entre los mejores del mundo. Según un estudio de Eurostat en 2022, solo Luxemburgo y Suecia estaban por delante en esta clasificación, mientras que España figuraba en 11º posición.

Según un estudio de Deloitte de 2018, Países Bajos es líder en atención al deportista con unos niveles situados en el 85%. Detectan el talento emergente y ofrecen becas a medida. Les instruyen en los Centros de Alto Rendimiento no solo para la competición, también para la vida y el futuro tras la retirada. Son pioneros en carrera dual (compaginar carrera deportiva con estudios), algo que ya implantó en 1999 Johan Cruyff a través de su Academia. Cuentan con programas dedicados a asesorar al deportista en su preparación para la vida post-alto nivel, ofrecen coaching en asociación con empresas nacionales, apoyo psicológico y asesoramiento financiero. Se han impuesto como obligación seguir a los deportistas de alto nivel más allá de su carrera deportiva. Su programa Alumni conecta exdeportistas y empresas asociadas.

Países Bajos (y también Bélgica) cuenta con la estructura fiscal más benigna para el uso de instalaciones deportivas. Según el mencionado estudio de Deloitte, los impuestos por organización de eventos y uso de instalaciones son de apenas un 6% (España cuenta con un 21%, uno de los más elevados). El gobierno neerlandés considera el deporte un pilar fundamental de la sociedad, lo patrocina y estimula, lo valora como elemento dinamizador. "Nuestra misión es que todos descubran la alegría del deporte: en nuestras calles, vecindarios, comunidades y escenarios; en pueblos, ciudades y localidades, y como individuos, equipos y como naciones. Juntos, liberaremos el poder del deporte para construir un país más fuerte, más saludable y más feliz", exponen. 12 millones de neerlandeses (de una población, repetimos, de casi 18) practican deporte y actividades físicas al menos 3 veces por semana (la mayoría dedica 12,8 horas a la semana, dato muy superior a la media mundial). Según el gobierno 'oranje', 14 millones de neerlandeses disfrutan de competiciones deportivas, ya sea como participantes o seguidores, cada semana. Alrededor de cinco millones de personas pertenecen a casi 30.000 clubes y federaciones. Países Bajos es, tras Alemania, la nación con mayor proporción de licencias por club. España es último en este ranking.

El fútbol es, como en la inmensa mayoría de países del viejo continente, el deporte rey. Sin embargo, el número de licencias y seguimiento de deportes como el tenis, el hockey sobre hierba o el voleibol es significativo. Ni que decir tiene del ciclismo. No se entiende este país sin la bicicleta, principal medio de transporte y una parte integral de la vida diaria. Países Bajos, además de ser ya una de las naciones líderes en Juegos Olímpicos de Verano, lo es también en los de Invierno (en el top-6 en las tres últimas ediciones gracias casi exclusivamente al patinaje de velocidad) y en los Juegos Paralímpicos (en Tokio 2020 ganó 59 metales, 25 de oro, el mayor registro desde Seúl 1988).

Hace dos años, Países Bajos elaboró otro plan a diez años vista, con un objetivo de lo más ambicioso: "Aspiramos a convertirnos en la nación más deportiva del mundo". Se han propuesto que, en 2032, todos los habitantes de los Países Bajos, en todas las etapas de la vida y a cualquier nivel, disfruten del deporte a diario. "Alcanzaremos este objetivo principalmente participando tanto en deportes individuales como en equipo y sobresaliendo en deportes y/o actividades físicas. Pero también ampliando el grupo de voluntarios, profesionales y aficionados en un entorno seguro, saludable y sostenible".

En términos olímpicos, el objetivo es el mismo: mantenerse en ese top-10. Aunque en París 2024 se quedaron a dos oros del quinto puesto. Claro que se enfrentan a auténticos transatlánticos. ¿A qué deberíamos aspirar nosotros?