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martes, 3 de junio de 2014

Cambio de cromos. 20 detalles en los que (todavía) no habías reparado

Maldita sea mi estampa. El día después de la noticia más comentada del año tengo que cumplir un trámite que había programado con antelación: un pequeño viaje fugaz en coche para resolver un asunto menor, aunque inaplazable.

La consecuencia: tres horas de viaje, escuchando la radio, asistiendo perplejo a la enorme facilidad que tenemos, todos los españoles, para opinar sobre cualquier asunto, dándonoslas de enterados al tiempo que pretendemos sentar cátedra sobre lo que sea, con una facilidad y un descaro increíble.

No importa que ni el propio Gobierno sea capaz de dibujar todavía cómo va a ser la hoja de ruta por la que discurrirá el proceso sucesorio. Pese a que mi tardanza en escribir habrá hecho que, a estas alturas, ya se sepa el contenido de la L. O. que regulará el interregno, ello no quita que, entonces, durante las tres horas que llevan de las nueve al mediodía, todo quisque sabía con certeza cómo debería ser.

Con el apriorismo característico de estos lares, se apiñaban en torno a dos polos de un mismo eje: los que ensalzan los méritos de la Institución, la Transición, la Monarquía, la Corona; esos en los que asombra su capacidad para llenarse la boca con palabras que se entienden como si fueran todas mayúsculas, recordando enormemente la sentencia más memorable del Sr. Lobo. Y, desde el polo opuesto, salen a la calle, envalentonados, los que añorando la República, piden un Referéndum que legitime sus aspiraciones, olvidando que a la monarquía se la debe derrocar, con un método conocido por todos (explicado con vehemencia por Miguel Rellán a Omero Antonutti, en “El maestro de esgrima”, la película que Pedro Olea dirigió en 1992 sobre el libro homónimo de Arturo Pérez–Reverte), del mismo modo que el muro de Berlín fue en su día demolido y no se esperó a que cayera de puro viejo.

En fin. Un suplicio de viaje, asistiendo a la revisión y reforzamiento de tópicos manidos y gastados por el uso, refrescados en raras ocasiones por el repaso del ingenio que facilitan las conciencias individuales, seres distópicos que planteaban con gracejo español las consecuencias de un hecho como el ocurrido.

*****

Se plantea la dificultad de mostrarse original.


"Llenaré esta imagen de marquitas"

Yo me resignaré a analizar el espacio, la puesta en escena, obsesionado como estoy por los detalles.

Las 20 cosas de las que no te habías percatado.


1 – Vade. Sobre este cartapacio firmaré mi renuncia.
2 – El último número del Jueves, con tapas falsas de la Constitución.
3 – Me obligaron a quitar todo lo que tenía esparcido sobre la mesa. En la carpeta amarilla (confieso) hay un Interviú (de diciembre de 1975).
4 – El Presente, el Futuro (y mi Nieta).
5 – Con Papá. ¡Qué napias gastaba el tío!
6 – Teléfono. Tengo memorizados los siguientes números en marcación rápida: (1 Spottorno 2 Felipe 3 Mariano 4 Bieitio 5 Corinna 6 Norma 7 Bárbara 8 Pedro J. –buscar remplazo– 9 Colubi 10 Sofía)
7 – Cuenco para caramelos. Últimamente aprovecho para echar esputos.
8 – Mola mazo. Haces una pregunta y te devuelve una respuesta. Es la bola del ocho.
9 – Un par de lagartos que se persiguen. No sé quién me obsequió la pareja. A veces, fantaseo e imagino cómo uno captura al otro y me evado y dejo pasar el rato.
10 – Unas tijeras. ¿Seré masón?
11 – Un cuchillo. Me dicen que puedo usarlo de abrecartas. ¡Ya! Si todas vienen abiertas. En ocasiones, si se despistan en alguna visita, sin que se den cuenta me voy con la correspondencia que dejan a Mi alcance, sólo por el placer de meter el dedo y abrir el sobre sin mostrar la más mínima delicadeza.
12 – Pedazo lupa. Pesa un güevo. No puedo con ella. Mogollón de aumentos. De joven me miraba en el espejo, usándola.
13 – No tengo la menor idea de qué se trata. Una especie de bola.
14 – Sistema de sonido envolvente. Encendido (se ve la lucecita roja). Sonando Raffaella. Una inspiración. Con la botonera, puedo cambiar de canción.
15 – Paña. Si estoy nostálgico, me descamiso y canto.
16 – Gueropa. Con el cuello jodido, me cuesta llevar el ritmo. Cuando quería barrer con todo, me enfervorizaba y me ponía a tono. Hoy me desanima un poquito.
17 – Nada. Una manchita. Que no se note. Me aburría y quise poner la fecha en que Rua, Rey de los hunos, une a los hunos en uno.
18 – Mis grandes placeres: (a) Sesión megamix de vídeos y caídas tontas de gente llana y campechana.
19 – (b) papel de liar.
20 – (c) risas que me manda Mohamed, con el mismo ordinal que el hereu.

No se nota, pero debajo de la mesa estoy bailando con los pies, antes de que entre Rajoy.

“Firmo, con un poco de desgana.
Cambiamos las banderas de sitio.
Se ve la cola de uno de los lagartos”
“Le doy el papel al barbas, que tira, pero se lo hago pasar mal aguantando un poco.
Se ve, a Mi derecha, Mi periódico de cabecera.
Una foto de Torcuato (qué de bromas le gastaba con su nombre).
Libros de pega.
Mariconadas del chino y de los Kinder que los nietos me traían y no supe tirar.”
“El barbas se quiere pirar.
Le cojo las dos manos y hago como que me tambaleo.
¡Qué guapo estaba, vestido de guardamarina, brazos cruzados, mentón elevado!
Abajo, a la derecha, la foto con Adolfo, apoyándome en él, porque me trastabillaba.
Y barquitos por todos lados”

*****

Estoy contrito.
Se va un personaje de aparición recurrente en este espacio. Un recurso fácil.
Y creo que, estando al borde del abismo, le ayudé a dar un paso al frente.
En la nochebuena del año pasado, coincidiendo con los prolegómenos de su (entonces no lo sabíamos) postrera alocución anual, le animé a pensar en sí mismo y escribir una carta a sus colegas.
Y se le concedió.
En su mensaje, afirmaba literalmente:

“Cuando el pasado enero cumplí setenta y seis años consideré llegado el momento de preparar en unos meses el relevo”.

Ese día, en el que cumplió años, el cinco de enero, víspera de Reyes, el día que escribió la carta a sus colegas y en las que sólo pedía una cosa; ése fue el día en que decidió abdicar.
Jo.
Estoy contrito.

*****

Está a punto de irse.
Pero no pudimos decir:
“A Rey muerto, Rey puesto”.

PD – Nadie lo puedo ver mejor que los Monty Python.

Esa incierta edad [el libro]

A veces tengo la sensación de que llevo toda la vida escribiendo este libro. Por fin está terminado. Edita Libros Indie . Con ilustracio...