"Soy curiosidad, soy razón, soy amor y soy odio. Soy indiferencia. Soy el hijo de un padre, quien a su vez era hijo de otro padre. Soy la razón por la que mi madre reía y la razón por la que lloraba. Soy asombro y soy asombroso. Sí, el mundo puede pulsar tus botones cuando pasa por tu sistema de circuitos. Pero el mundo no pasa a través de mí. Se queda en mí. Yo estoy en él y él está en mí. Yo soy el medio a través del cual el universo se ha conocido a sí mismo. Soy eso que ninguna máquina podrá fabricar nunca. Soy el significado".
Empecé a leer este libro movida por lo que dijo Ro aquí. Creo que ya he dicho en alguna ocasión que, en principio (y solo en principio, según compruebo con mayor frecuencia) no me atraen las novelas ambientadas en posibles futuros. Sin embargo, no puedo negar que esta historia tan original me ha mantenido en vilo unos cuantos días. Y digo original porque ya solo su estructura lo es: la novela dura lo que tarda la protagonista, Anaximandro, en contestar oralmente las preguntas del examen para entrar en la Academia, es decir: cuatro horas. A través de esas respuestas vamos conociendo todo un mundo creado para huir de la peste y que queda separado por una valla infranqueable.
Anax ha basado su estudio en la figura de Adán Forde, un personaje histórico que desafió las normas establecidas y creo que no debería contar más, pues puede que ya haya dicho demasiado...
Sí quisiera añadir, para terminar, que quizá lo más significativo de esta historia son las reflexiones filosóficas que suscita y que nunca están de más.
----------------------Reto Libros olvidados: 2006