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domingo, 16 de febrero de 2014

Lo que el día debe a la noche, Yasmina Khadra

"Erguida sobre su acantilado, miraba el mar con fingida languidez, al igual que una bella cautiva acechando desde su torre a su príncipe encantado. Y eso que Orán no creía demasiado en el mar ni en los príncipes encantados. Miraba el mar solo para mantenerlo a distancia".  
Aunque su nombre nos lleve a pensar lo contrario, el autor de esta novela no es una mujer. Y eso me parece muy curioso, pues a lo largo de la historia literaria es extraño que un hombre utilice un pseudónimo femenino, ¿no os parece? Al parecer se trata de los nombres de su esposa, que significa jazmín verde.
En cuanto a la historia que cuenta se trata de una narración triste, en parte porque el protagonista no actúa: simplemente se deja llevar por los acontecimientos a pesar de vivir circunstancias muy duras (en concreto en las primeras páginas, donde asistimos a la crudeza de la vida en un barrio marginal de Orán). Younes es un argelino que vive en pésimas condiciones con su familia y que logra salir de esa situación al irse a vivir con sus tíos. 
"A mi edad, no me daba cuenta del perjuicio que mi partida suponía para los míos, de la mutilación en que me había convertido. Mi madre no soltó una sola lágrima. Ya lloraría más adelante. Me hablaba  sonriéndome, sin soltarme la mano. La sonrisa de mi madre era una absolución."
Su tía no es musulmana, por lo que a partir de entonces vivirá en una mezcla de culturas que le hará, incluso, cambiar su nombre por Jonas. Presenciaremos su adolescencia, su juventud y una historia amorosa que girará a su alrededor toda su vida. Por otro lado, la situación política de su país (el enfrentamiento de los autóctonos con los colonos franceses) le obligará a tomar partido, aunque esa decisión no sea fácil. 
La verdad es que es un libro que no me ha entusiasmado, posiblemente por esa apatía del protagonista que en algunos momentos ha llegado a exasperarme. Sin embargo, era la primera vez que leía algo ambientado en este lugar y esta época, por lo que me ha parecido muy interesante. Además, se agradece la poesía que destilan muchas de las imágenes que recrea el autor.   
"Qué guapa era mi madre [...] Tenia porte, gracia, y cuando bajaba a la carrera del cerro, no conseguía alcanzarla la miseria que, cual jauría de perros, le dentelleaba el bajo del vestido".     
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Reto Sumando 2013: 22 caracteres (73/2014)