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miércoles, 26 de junio de 2013

Si a Mas le parece razonable es que no lo es

Hace falta dinero para muchas cosas perentorias, pero no hay. Sin embargo, sobra el dinero para subvencionar medios que publican en catalán.
Y en la Comunidad Valenciana también. La gilipollez es contagiosa. Y también hay enemigos de los valencianos prestos a poner el grito en el cielo si se quita un solo céntimo de las ayudas a la promoción del catalán en las tierras valencianas. Pero a mí me han contado que en una farmacia se le negó un medicamento a una persona porque valía 2000 euros y la Generalidad paga muy tarde. Pero no es necesario recurrir a los casos extremos, basta con recordar cómo eran las cosas y cómo son.
¿Desde cuando una lengua es más importante que una persona? ¿Desde cuando se considera ético condenar a la gente a pasar hambre o a ser diagnosticada tarde, con las consecuencias que se pueden imaginar, porque hay que destinar recursos a la protección de una lengua?
Lo de Mas no es gilipollez, sino interés. Si los nacionalistas pusieran su interés en el cuidado de la gente en lugar de en la Causa el nacionalismo se quedaría en nada.
Basta con meditar un poco, sólo un poco, para comprender que el nacionalismo consiste en convencer a las masas para que se sacrifiquen en beneficio de cuatro gatos, con perdón para los gatos.
Si los nacionalistas, de cualquier pelaje, pensasen en gobernar en beneficio de las personas dejarían de ser nacionalistas. Ellos dicen que defienden un territorio, no a quienes viven en ese territorio. Para ellos todo son obligaciones, como si se tratase de una religión.
La suerte de la lengua catalana, y la de cualquier otra, no depende del dinero que se gaste en defenderla. Y eso lo sabe Mas, porque alguien se lo tiene que haber explicado. Lo que ocurre es que los nacionalistas no defienden a ninguna lengua, procuran su supervivencia.


viernes, 1 de diciembre de 2006

¿El fin de la humanidad?

Dice Stephen Hawking, y dice bien, que en cualquier momento puede estallar una guerra nuclear que acabe con el género humano de una vez por todas. También se refiere a la posibilidad del choque de la Tierra con un asteroide con idéntico resultado. Y como solución a este previsible final plantea la colonización de otros planetas lejanos, a los que piensa que algún día se podrá llegar. Esta solución, no obstante, no podría sino ser provisional. El peligro de guerra seguiría latente. Establecidas varias colonias, cada una en un planeta distinto, nada impediría que alguna de ellas, o todas, quisieran imponerse a las demás. La previsible guerra interplanetaria podría dar lugar a que sólo quedara una colonia superviviente y ya estaríamos en la misma situación que ahora. No trato de desmerecer a nadie. Ya dijo Cela que el hecho de que alguien acierte en una cosa no significa que tenga que acertar en las demás. Hay que agradecer a S.H. que haya puesto la cuestión sobre el tapete y ahora nos toca a los demás meditar sobre el asunto. Mi opinión, cuando me la preguntaron, fue que la paz la hemos de lograr entre todos, por convencimiento, en la Tierra, por supuesto. Sólo cuando la mayor parte del género humano se dé cuenta de que la supervivencia de la especie está en peligro y que hay que evitar que ese peligro se concrete, estaremos salvados. Entonces sí que podremos colonizar otro planeta para que en caso de choque con un asteroide, sobreviva la humanidad, porque una parte de ella estará en otro lugar.