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miércoles, 16 de enero de 2013

La equivocación de Javier Erro

Tenemos una casta política responsable en buena medida, y sin que sea posible negar esto, de la grave situación en la que estamos inmersos. Pero ocurre que sus componentes no se ven a sí mismos como culpables, sino como los más guapos, puros y nobles. No se paran a pensar que no es que sean malos, sino que el sistema los hace malos.
En lugar de verse como el problema fundamental del país, se ven como una parte del cuerpo, de la que no se puede prescindir. Como la lengua, por ejemplo. Sería el órgano humano del que se valdrían los políticos para exponer sus ideas y sus soluciones. Pero no la usan así, sino de forma metafórica. Antes de que hable alguien en el Parlamento ya se sabe cual va a ser el resultado de la votación, de modo que el discurso sirve para poco. Se sabe, sin embargo, que un político que no sepa hacer la pelota no tiene un futuro halagüeño. He aquí, pues, el uso metafórico de la lengua.
Javier Erro es uno de esos políticos desbordados por el problema. Hay demasiados parados. Y piensa que lo engañan. Y no sólo lo engañan con eso, sino que luego tienen descuentos por ser parados. Y pone el grito en el cielo. Y cuando lo oyen se queja y dice que han tergiversado sus palabras. Todo el mundo lo engaña.
¿Por qué no se da cuenta de que los primeros que hacen trampa son los políticos? Exprimen hasta el final todas las ventajas que se han otorgado a sí mismos, con las dietas por kilometraje, con los complementos por vivienda, con los móviles, con los vales de comedor, etc.
No sólo tenemos más políticos por cada cien habitantes que ningún otro país, sino que además nuestros políticos son muy caros y muy despabilados. Pero hay cosas que se les escapan. Las que les conviene.

jueves, 12 de julio de 2012

Ya están contentos los oligarcas

No es que lo hayan hecho adrede, sino que llevados de su egoísmo se han puesto a engordar sus carteras sin pensar en nada más. Y cuando no había más remedio se han dado cuenta de que han armado un desbarajuste de padre y señor mío y se han puesto manos a la obra para que sean otros los que paguen los platos rotos.
Ya está, lo han conseguido. Si los oligarcas miran hacia el pasado les da la risa, de la cantidad de dinero que han ganado, y si miran hacia el futuro lo hacen con optimismo.
Los oligarcas tienen sus plumillas, que son los que tratan de convencernos de que debemos aceptar las cosas como nos las presentan. Uno que escribe 'arremangado' en lugar de remangado, nos dice que como colectivo hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. De modo que yo, que llevo tiempo sin votar, porque creo que este sistema político favorece a las oligarquías, soy culpable de que se hayan hecho muchos más aeropuertos de los necesarios, más puertos deportivos de lo que sería prudente, más autovías de las que el tránsito rodado demandaba, más líneas de AVE de las que podemos pagar y así sucesivamente. También tengo la culpa de que bancos y cajas de ahorros se lanzaran desenfrenadamente a financiar promociones inmobiliarias. Y por ahí podría seguir.
No es que tenga la culpa, sino que me la adjudican y una vez adjudicada ya se sienten moralmente capaces de hacérmela pagar.
Y quizá sea este el momento en el que recuerdo a esos que miran de arriba abajo, porque si los pelotas se rebajan ante unos es para poder crecerse ante los demás. Pero los de abajo tenemos un recurso frente a esto. Lo explicó Novalis: Cuando veas a un gigante, examina antes la posición del sol, no vaya a ser la sombra de un pigmeo.

'De Laura y otras muertes'
'Hasta los cuervos picotean las cerezas'
'La energía después de Fukushima'
'Limones dulces'
'Ocurrió en Valencia'
'Los invitados de la princesa'
'La vida y la poesía de Gustavo Adolfo Bécquer contada a los niños'
'Los mejores dibujos publicados en El País 2004-2011'

martes, 22 de mayo de 2012

El caso Dívar

La Fiscalía decidió archivar la denuncia presentada por el vocal del CGPJ, José Manuel Gómez Bermúdez, contra el presidente del citado organismo, Carlos Dívar, por no considerar delictivos los hechos denunciados, que consisten en una serie de viajes a Marbella, realizados por el denunciado, con cargo al propio CGPJ.
Dado que el denunciante sabía que las normas del Consejo no obligan a informar de las actividades oficiales de sus miembros cuando realizan algún viaje, cabe suponer que era consciente de que su denuncia podía ser archivada. Pero cabe suponer que también sabía que el diario El País serviría de altavoz de la noticia, por lo que el prestigio de Dívar quedaría un tanto menguado, como probablemente ha ocurrido.
Para los ciudadanos cada vez es más evidente que la Justicia debe estar totalmente al margen de la política, porque si no es así no hay Justicia y sin Justicia no hay democracia.
Creo que hay una propuesta de alguien perteneciente al Movimiento de los Ciudadanos hacia la República Constitucional, que consiste en que los componentes del CGPJ sean elegidos por todo el personal de la Administración de Justicia. Parece una idea razonable, puesto que de este modo los jueces ya no dependen de los políticos y por otra parte han de demostrar su valía ante quienes les observan desde la primera fila con ojos expertos.
Podría darse el caso de que algunos jueces muy conocidos, quizá Garzón, acaso el propio Dívar, yo eso no lo sé, no fueran vistos con simpatía por quienes han trabajado a sus órdenes. Lo que es evidente es que este sistema, si se aprobara, obligaría a los jueces a ser más eficientes y, al mismo tiempo, más comprensivos con los funcionarios de Justicia, a la par que les permitiría ser menos complacientes con los políticos.
El mayor pelota de España, y es difícil alcanzar ese título, salió en defensa de Carlos Dívar, pero mejor se hubiera defendido él solo si hubiera explicado sus gastos.

martes, 13 de marzo de 2007

Murla


Murla es un pequeño pueblo que en los últimos tiempos ha llegado hasta los 500 habitantes. Está enclavado en el Valle del Pop, también llamado Caballo Verde, en la provincia de Alicante. Su economía siempre ha sido fundamentalmente agrícola, siendo la base de sus cultivos el moscatel romano, para uva de mesa o para hacer pasa, las algarrobas, aceitunas y almendras. También hay algunos campos de naranjos. El castillo fue convertido en iglesia en el siglo XVI. Hay una fuente con varios caños a cuya vera está el lavadero público. La fuente está en un nivel más bajo que el de la calle y hay unas escaleras por las que se baja hasta el lugar, amplio, espacioso y pavimentado en el que desagua su manantial. Una estampa tradicional de la villa es la de la gente que va a llenar su botijo y a la vuelta da a beber el agua fresca a aquellos con quienes se cruza. Se trata de un pueblo alegre y festivo. Muchos de sus habitantes emigraron el siglo pasado a Estados Unidos, mientras que los de otros pueblos de los alrededores, como Parcent o Jalón, eligieron Argentina. Los emigrantes suelen volver de vacaciones a Murla, por lo que el pueblo cambia su faz en verano y sobre todo en agosto, cuando celebra sus fiestas patronales. Pese a tratarse de un pueblo tan pequeño, no carece de hijos ilustres, como el P. Pedro Vives Ivars, franciscano, autor del primer catecismo; el P. José Reig Riera, jesuita; y el P. Miguel Sirera Pastor, franciscano. Nacidos en Murla son también los historiadores Severino Giner Guerri, entre cuyas obras quiero destacar precisamente la Historia de Murla, y Daniel Sala Giner, autor entre otros títulos de El Tribunal de las Aguas de Valencia. Cabe reseñar también que no sólo veranean en el pueblo los emigrantes añorantes de su tierra. También lo hizo antaño el Dr. Calatayud Bayá, presidente que fue de Lo Rat Penat y médico del arzobispo. Y otros valencianos ilustres, entre los que quizá destaque el catedrático de filosofía jubilado José Guerri Núñez, cuyos tres hijos triunfan cada uno en su faceta. Es destacable también la gran afición de los habitantes del pueblo por la pelota valenciana en la calle, siendo figuras legendarias de este deporte, cada uno en su tiempo, el Nel, Silvestre el papa y Tonico.

'Hablar con corrección'

'En compañía del sol'

`Teresa de Jesús´