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martes, 15 de octubre de 2013

Lo de las Femen en el Congreso

Tengo la impresión de que el acto que llevaron a cabo las Femen en el Congreso de los Diputados les ha parecido bien a algunas mujeres. A mí me ha parecido mal.
Yo creo que el feminismo es un asunto serio. Hay uno cuyo nombre es Peter Innes, al que bastantes periodistas se empeñan en considerar una persona respetable, que se empeña en llamarme feminazi.
También creo que el aborto es un asunto de Estado. Todo lo que tuviera que ver con él debería hacerse por acuerdo entre los partidos, sin que la Iglesia Católica tuviera nada que decir en este o en otros puntos. No se trata de decir el aborto es sagrado. Que va a ser sagrado. Como mucho, es una necesidad. Natalia Ginzburg, a la que ningún malasombra podrá tildar de facha, lo dijo bien claro: abortar es matar.
El Congreso debería ser un lugar serio, puesto que en él estamos representados todos los ciudadanos, o, por lo menos, todos los ciudadanos que respetamos la ley. El hecho de que no nos guste el modo en que funciona no debería hacer olvidar lo más importante.
Las Femen banalizaron al feminismo, banalizaron al aborto y banalizaron al Congreso.
Si cada vez que algún ministro, del partido que sea, hace algo que no gusta a un grupo determinado de personas acude alguien al Congreso a montar un numerito, y se pueden imaginar muchos, la política española se va a degradar mucho más de lo que ya está.
Habría que encontrar una forma serena y responsable de hacer política, buscando llegar a soluciones razonables y sin excitar el sectarismo de las gentes.
Convocar manifestaciones por parte de quienes tienen cauces legales a su alcance es optar por la razón de la fuerza, en lugar de por la fuerza de la razón.
Se puede entender que se desnude alguien para despertar conciencias, pero no como ejercicio de fuerza

miércoles, 10 de julio de 2013

Un asunto del que no habla la Iglesia Católica

Es un hecho proverbial que la Iglesia Católica trata de influir en las decisiones de los gobiernos de aquellos países, entre ellos España, en los que sus fieles lo permiten y salen a manifestarse a la calle cuando las jerarquías eclesiásticas lo piden.
Lo hace en el caso del aborto, en el que no se limita a pedir a sus seguidores que no aborten y a ayudar a las embarazadas que no quieran abortar, sino que pretende que el gobierno legisle según sus deseos.
Ocurre lo mismo en el caso de la homosexualidad, aunque en este caso la homofobia eclesial resulta un tanto sospechosa. Es de común dominio que hay muchos homosexuales entre los curas y las monjas. ¿Quizá se pretende tenerlos a raya? La excusa que dan los responsables viene a ser como si se pretendiera poner puertas al campo. No condenan a los homosexuales, sino sus prácticas. En esta vida hay cosas que no hacen daño a nadie y cosas que hacen daño a otros.
Por ejemplo, la Iglesia no dice nada de los psicópatas. Al menos, yo no me he enterado. Y la cuestión no es baladí. Puesto que de los psicópatas no cabe esperar nada bueno, la pregunta que surge es: ¿están condenados de antemano? ¿Qué opina la Iglesia de esto?
Lo único que interesa a estas personas es la satisfacción de sus caprichos o deseos y para ello no dudan en utilizar todas las armas al alcance de su mano, siempre y cuando lo puedan hacer impunemente. De modo que una persona se puede casar con un psicópata, sin ser consciente de ello, y tener que soportar luego todos los inconvenientes que se pueden imaginar. O los psicópatas pueden llegar a las alturas de las cumbres financieras y políticas y organizar una hecatombe.
Pero a lo mejor, los psicópatas también han llegado a las alturas de la Iglesia. Podría ser por esto que calla sobre el particular.


viernes, 30 de noviembre de 2012

Monseñor Cañizares y la ciencia

Nada menos que miembro de honor de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Andalucía Oriental es lo que fue nombrado el cardenal Antonio Cañizares.
El interesado, en su discurso, que carece de méritos para dicho título, pero no renunció a él. Ni siquiera el hecho de que otro académico renunciara a causa de la indignación que le produjo su nombramiento, le hizo sonrojarse, ni entrar en razón.
Se aduce como su mayor mérito para el nombramiento su defensa encarnizada de la vida. Eufemismo que puede contener unas cosas y excluir otras. Lo que ocurre es que la postura que mantiene el tal Cañizares le ha servido para encumbrarse dentro de la Iglesia y acaparar cargos. De modo que ya estaba suficientemente recompensado, no era necesario denigrar a la ciencia y soliviantar a muchos científicos (habría que preguntarles a los que no se soliviantan).
Deben de haber cientos de miles de personas que defienden encarnizadamente la vida con riesgo y con mérito y no reciben más recompensa que la satisfacción por el deber cumplido.
En cuanto al tal Cañizares, uno de tantos cardenales que han conseguido que se les tome a chacota, su modo de pensar es tan pintoresco, por no decir otra cosa, que llegó a decir que es peor el aborto que la pederastia. Una animalada tan gorda y tan cargada de injusticia como las perpetradas por otros altos cargos de su institución.
Contra el aborto ha argumentado muchísimo mejor Julián Marías, que no ganaba nada por hacerlo. No obstante, admitiendo la tesis general de este filósofo, habría que ir caso por caso antes de soltar la sandez de Cañizares. Habría que ver qué perspectivas tiene cada mujer, porque es muy bonito teorizar, pero luego la realidad de la vida es la que es. La pederastia siempre es horrenda, aunque el pederasta sea un obispo.
'Anécdotas de la Historia'
'La Biblia contada a los niños'
'¿Estás bien?'
'Imagino historias fantásticas'
'Las fabulosas aventuras del caballero Zifar'
'El primer viaje de nuestra vida'
'La amante imperfecta'



sábado, 19 de noviembre de 2011

Día de reflexión: hermano robado

Para algunos, imaginar que pudieron haber sido robados, ellos o algún hermano suyo, entra dentro de lo quimérico. Para otros, sobre todo si proceden de familias humildes, es una sospecha tan fundada como la que se cuenta en el blog de Soledad, titulado Buscamos a Francisco.
La cuestión es la siguiente: Según el diario ABC, en el año 1965 nacieron en Madrid 34838 niños y 32710 niñas. Puesto que lo que busca la familia Luque es un varón, hay que descartar a las niñas. La búsqueda se circunscribiría entonces a unos tres o cuatro mil niños, que serían los inscritos en las fechas en que debió serlo Francisco. De esos, habría que descartar todos los que no fueran primogénitos, puesto que quienes tienen hijos propios no suelen adoptar otros; Habría que descartar también a aquellos cuyos padres se hubieran casado en fechas recientes, puesto que los matrimonios comienzan a pensar en adoptar cuando ya llevan varios años intentando tener hijos sin conseguirlo. De modo que la búsqueda se reduciría a unos pocos. Para el Estado sería muy fácil. Una familia que busque por su cuenta, encuentra muchas dificultades. ¿Por qué el Estado no ha intentado resolver éste y otros casos similares?
Los nacidos en 1965 y en años cercanos, si proceden de familias indefensas en aquellos tiempos, pueden sentir que un escalofrío les recorre las espaldas. Pudieron ser robados, ellos o sus hermanos, si los tienen. Haber corrido ese riesgo no es agradable. Para quienes se han quedado sin hermano o hijo, es peor.
¿Cómo es que Rouco no sale a la calle exigiendo que se investiguen y resuelvan todos estos casos al igual que lo ha hecho para protestar por la ley del aborto? Si le importan los embriones de la provincia de Lugo o de Almería, también deberían importarle los niños que nacieron. Y la angustia de sus padres y hermanos.

viernes, 19 de agosto de 2011

Se creen dioses y desearían decidir por sí mismos lo que es bueno y malo, lo justo o lo injusto

Ante la muerte, el ser humano está solo. La responsabilidad de lo que ha hecho o dejado de hacer durante su vida es suya. Y puesto que esto es así, lo lógico es que cada uno se fíe de su propia conciencia. Otra cosa es que la cultive, tratando continuamente de mejorarla, durante su vida y otra muy distinta que sólo atienda a sus pulsiones caprichosas o egoístas.
Los hay que por no poder considerarse buenos, quieren creerse mejores que otros. Eso les sirve como sucedáneo, y ya con esa sensación se quedan conformes. Por ello, dar motivos para que unos se crean mejores que otros, sin más, no puede ser una buena idea. Yo no tengo nada contra los creyentes, ni contra los no creyentes, ni en principio contra nadie. Creo que cada cual tiene el derecho y la obligación de elegir el rumbo que ha de tomar su vida, y no el que le marquen. Ahora bien, uno es mejor o peor por sus hechos, no por sus creencias. Si alguien quiere alardear de ellas, que lo haga, pero sin dar la sensación de que se considera moralmente superior.
Vengo diciendo, a lo largo del tiempo, que abortar es matar. Ahora bien, levantar bandera doctrinal contra el aborto es una mala idea. Hay mujeres que abortan porque les obliga la hipocresía social, que, por otra parte, tanto ha fomentado y fomenta la propia Iglesia; y hay mujeres que abortan por egoísmo. Evitaría más abortos la Iglesia si combatiera, sobre todo con el ejemplo, el egoísmo y la hipocresía y fomentara la solidaridad. De todos modos, eso de llamar asesinos a quienes están a favor del aborto, no parece muy correcto.
Tampoco parece correcto exigir que los símbolos religiosos invadan los espacios públicos en un Estado laico. ¿No es suficiente con que estén en el interior de los templos? La función de la Iglesia debería ser la de hacer mejores a las personas, no la de disputar parcelas de poder a los legítimos representantes de la sociedad.

'El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde'
'Alrededor del deseo'
'Cuentos neuróticos'
'Alfonso X el Sabio'
'¿Cuándo y cómo acabará la crisis?'
'El psicólogo en casa'
'La huella del hereje'
'Quién mató al ayatolá Kanuni'


lunes, 27 de abril de 2009

Antiabortistas agredidos

Un grupo de jóvenes agredió de forma brutal a unos voluntarios de Derecho a Vivir (DAV), que recogían firmas en contra de la ley que prepara el gobierno sobre el aborto, y también a un ciudadano chileno que estaba firmando. La prescindible ministra de Igualdad, Aído, tachó anteriormente de fundamentalistas a quienes se oponen a su reforma.
La ministra no sabe lo que dice, evidentemente, y puesto que su palabra, mientras su palabra, mientras esté respaldada por Zapatero, es la que vale, cree que sus argumentos son mejores que los de sus opuestos. Julián Marías para ella, un don nadie. Lo cierto es que en el campo teórico el aborto tiene una defensa difícil. Un óvulo fecundado es un proyecto de vida único e irrepetible, y totalmente indefenso, por lo que se ve. En la práctica cambia la cuestión, la práctica abortiva parece irrefrenable, al menos en nuestros días.
Lo que vemos a diario es un desinterés total y absoluto hacia la maldad que se ejerce contra otros; sólo se suele protestar contra la injusticia cuando se vuelca contra uno mismo. Si se ejerce contra otro, y de modo impune, es más frecuente que se engrose el número de los verdugos y más raro que alguien socorra a la víctima. Estampar una firma en un documento es más fácil que correr riesgos a favor de la justicia. Los embriones que no son queridos por sus madres lo tienen muy difícil.
Aparte de que el egoísmo impera en nuestra sociedad de modo incontestable, y es buena parte culpable de la crisis que vivimos, fomentar la intolerancia y el dogmatismo, como hace la tal ministra Aído, no ayuda a la convivencia. Recoger firmas es un acto democrático. Y si se consiguen más de las que quisiera el gobierno, lo democrático es aceptar los deseos de la mayoría. Por esa razón le soportamos a él.

domingo, 22 de marzo de 2009

El lince

Aunque es suficientemente sabido, no está de más recordar que para Julián Marías los dos grandes males del siglo XX fueron la aceptación social del aborto y la popularización de las drogas. En lo que a mí respecta, ya he explicado algunas veces que la legalización del aborto fomenta el egoísmo y establece la preponderancia del fuerte sobre el débil.
Por otro lado, no queda más remedio que reconocer que para algunas mujeres, que inesperadamente se han quedado embarazadas, resulta totalmente imposible, o al menos ellas lo ven así, criar al hijo que esperan. La sociedad es inmadura, tiene muchas carencias, y no puede resolver este problema. Por mucho que duela un aborto, no se puede criticar que una mujer en estas condiciones lo haga. Más difícil es comprender cuando se produce por motivos caprichosos o egoístas. Sin embargo, vivimos en un mundo caprichoso y egoísta. Las mujeres que lo pueden pagar, abortan; si no puede ser en un sitio buscan otro. Las que no pueden pagar, a veces arriesgan sus vidas.
Hay que luchar contra el aborto y el camino es largo. Pero esta lucha debe llevarse a cabo con realismo. Esto significa que los esfuerzos deben estar dirigidos a mejorar la sociedad, cada uno en aquello en lo que pueda. Cada uno debe intentar ser mejor persona, menos egoísta, más preocupado por el prójimo. Quienes dicen estar en contra del aborto deben demostrar que quienes ya han nacido les interesan tanto como quienes están por nacer.
La campaña del lince, sin embargo, no tiene nada que ver con eso. No intenta convencer a nadie, puesto que el mensaje, tan simplificador y fuera de sitio, no puede ser tomado como un argumento. Lo que pretende esa campaña, a todas luces, es producir un impacto emocional en los ya convencidos. Probablemente, para que no se pasen al otro bando. Quienes la lanzan demuestran tener muy poca fe en ellos. Y poco respeto.

domingo, 8 de marzo de 2009

Bibiana Aído y el aborto

No queda más remedio, por muy doloroso que resulte, que reconocer que nuestro presidente es un grandísimo irresponsable. Y lo es en todas y cada una de las cosas que hace o dice. Es cierto que algunas de las cosas que ha hecho están bien, pero es que es imposible hacerlo todo mal.
Hoy, Día de la Mujer, es un buen día para decir que el nombramiento de Bibiana Aído como ministra es una broma de muy mal gusto. Como en España está mal visto disentir y dado que Zapatero está de acuerdo con la demencial ley que permitirá que las menores de edad puedan abortar sin el consentimiento de sus padres, ningún ministro se ha atrevido a criticar la propuesta. Sin duda porque saben que hacerlo equivale a dimitir.
Cuando se habla del aborto conviene recordar que su aceptación social fue para Julián Marías una de las dos grandes catástrofes del siglo XX, en el que tantas hubo. El aborto no es algo irrelevante, sino una cuestión que conviene examinar con mucho cuidado. Es cierto que para algunas mujeres el hecho de quedarse embarazadas supone un problema irresoluble. No se le puede reprochar a una mujer que aborte si no se le habían proporcionado antes los medios para que pudiera sacar adelante a la criatura que esperaba, y conservar al mismo tiempo las expectativas que tenía antes de quedarse embarazada. Nuestra sociedad no es modélica y, por tanto, no puede exigir un comportamiento exacto a nadie.
Pero que se comprenda que algunas mujeres se ven abocadas a abortar, por puro instinto de supervivencia no significa que haya que olvidar que el embrión sea el menos culpable de todos los intervinientes y el más débil y desprotegido. Si se fomenta el egoísmo y se permite que el fuerte prevalezca sobre el débil, la sociedad lo acabará pagando.
Dice la ministra, refiriéndose a las menores de 18 años que pretendan abortar, que confía en la madurez, preparación y responsabilidad de los jóvenes españoles. Y no explica en qué se basa para suponer esa madurez generalizada en la juventud española. Puesto que no ha dicho que la madurez la demostrarían si decidieran contar no sólo con sus padres de ellas, sino también con el de la criatura que esperan, cabe pensar que se trata de una ley oportunista, creada para hacer ruido, desconcertar a todos y hacer olvidar la crisis, ésa que el gobierno no sabe manejar.

viernes, 2 de enero de 2009

Pepiño es contrario al aborto

No sabe Pepiño el peso que nos ha quitado de encima al explicar de forma tan tajante que él es contrario al aborto. Pensará que ahora ya podemos estar tranquilos y confiar en lo que haga, dada su buena fe. Dice que el aborto es una situación excepcional. Por otro lado, no he visto ninguna explicación sobre el asunto en su cuaderno. Debe de considerar que con haberlo afirmado ya es suficiente.
Después de aquello dice que su voto es favorable al aborto porque esa es la vía para proteger los derechos de las madres y de los profesionales de la medicina. Afirmaciones para las que tampoco da ninguna explicación, pero es que la puede dar. Pero, además, al decir que quiere proteger los derechos de las madres contradice de lleno su afirmación de que es contrario al aborto.
Una cosa es que comprenda que algunas mujeres, dadas sus circunstancias y el carácter egoísta de nuestra sociedad, decidan abortar, ya que en modo alguno se ven capaces de sacar a su hijo adelante. Pero reconocer que el aborto es un derecho y no una solución desesperada es un paso más. Pepiño, a estas alturas, no puede engañar a nadie.
Ignoro en qué momento la ley reconoce al futuro ser su condición de persona, ni tampoco sé cuando lo hace la filosofía. Pero sí sé que en el momento en que un ser es concebido tiene características propias e irrepetibles. También sé que es el ser más inocente y la parte más débil de cuantas intervienen en el proceso. Fomentar el egoísmo no parece una medida positiva para la humanidad, por mucho que quienes lo hacen se llamen a sí mismos progresistas.
Ser engendrado es mucho más difícil que acertar en cualquier lotería, con la diferencia de que a la lotería se juega, mientras que quien es engendrado no ha pedido serlo. Ser engendrado es algo grandioso, algo cuya magnitud no es tenida en cuenta. Pero el embrión se apresta a vivir, necesita y merece todo tipo de apoyos –y esos apoyos constituyen el germen de la dignidad humana-, y resulta que en lugar de eso, son numerosos los peligros que se ciernen ya sobre él.
En una sociedad que acepta el aborto quienes nacen no cuentan con un amor incondicional, ni de sus padres ni de nadie, sino que son fruto de las conveniencias. Esto, como es natural, repercute en todos. La gente en estas condiciones no puede ser igual de confiada. Con razón, para Julián Marías, la aceptación social del aborto es una de las dos mayores catástrofes del siglo XX.

viernes, 17 de octubre de 2008

El niño nacido para curar a su hermano

No creo que resulte muy iluso pensar -en el caso de la familia que ha tenido un niño para curar al que ya tenían- que el futuro ambos hermanos serán carne y uña, puesto que ambos se deberán la vida uno al otro. Cabe también la posibilidad de que no sea así, pero la veo bastante diluida, puesto que sus padres los van a tratar con sumo cariño a ambos. Por otro lado, lo mejor que se puede decir de un ser humano es que ha sido útil a los demás. En este caso ya lo es desde su concepción. Enseguida aprenderán ambos hermanos el valor de la solidaridad y se darán cuenta, inevitablemente, que unos nos necesitamos a otros. Al igual que ambos se han ayudado entre sí, es posible, e incluso probable que ayuden a otros. Por su parte ya están haciendo algo para que el mundo sea mejor.
En ciertos sectores han dado en llamar “bebé medicina” al recién nacido, pero eso es una broma de muy mal gusto. Algunas de las objeciones a que este niño haya sido concebido por este procedimiento, con la finalidad citada tienen sentido; pero otras, o la mayoría, son forzadas. Pero las objeciones que tienen sentido se pueden y se deben obviar tranquilamente puesto que vivimos en una sociedad que acepta el aborto, que es algo infinitamente más grave. Y se acepta el aborto, porque para muchas mujeres no hay otra solución mejor. Nadie da una solución mejor a esas mujeres.
Por más que sea cierto que la eugenesia puede dar lugar a otro tipo de experimentos y a otras prácticas menos recomendables, no se pueden olvidar los aspectos positivos de la cuestión. Por otra parte, la ciencia seguirá avanzando y probablemente estas enfermedades se podrán curar de otro modo. Pudiendo curar al niño, no se le podía condenar a muerte, ni permitir el sufrimiento injustificado de los padres.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Los debates que propone Zapatero

Si no recuerdo mal, ahora mismo Zapatero nos propone, a través de sus ministros, el debate de la ampliación del aborto y el de la eutanasia asistida, entre otros. Es curioso que sea la ministra de Igualdad la que se encargue del asunto y acaso el motivo consista en que el ministro Soria está embebido en algún nuevo intento de adornar su currículo.
Pero Bibiana siempre nos deja con la sensación de que ha ido y no ha llegado. Se propone abrir un debate sobre el aborto, que podría resultar muy interesante, si ella no fuera tan superficial. Para Julián Marías la aceptación social del aborto fue una de las dos grandes catástrofes del siglo XX. Naturalmente que todos nos podemos equivocar y Julián Marías no iba a ser una excepción. Pero si la ministra piensa que se da el caso citado, no debería pasar por encima del filósofo, como si éste nunca hubiera existido, o no hubiera dado su opinión acerca del aborto, sino que debería explicar en qué punto se equivocó y cuál es el razonamiento correcto.
Para terminar de arreglar las cosas, al bueno de Zapatero - y digo lo de bueno por la cara que pone-, no se le ocurre más que acusar de hipócritas a sus rivales del PP, como si él no lo fuera. Es más fácil ver la paja que la viga. Nada nuevo bajo el sol.
El debate sobre la eutanasia asistida tampoco es manco. Sobre todo si tenemos en cuenta que casi cualquiera puede suicidarse, sin que nadie se lo puede impedir, por el método que le parezca oportuno. Sin embargo, algunos, por estar impedidos, no pueden llevar a cabo sus deseos, en el caso de quieran suicidarse. Resultaría muy aleccionador conocer los argumentos en pro y en contra.
Sin embargo, dado que son dos asuntos que afectan a cuestiones muy importantes de la vida humana, convendría tomarse las cosas más en serio. Los parlamentarios españoles están acostumbrados a apretar el botón que les indican. Esto invalida el debate. Aunque se les diera libertad de voto a todos, los diputados actuarían por inercia y votarían lo mismo que sus jefes de filas. Y correrían a hacérselo saber.
Lo que debería hacer Zapatero, entonces, es preocuparse por la situación económica de España. Hay gente verdaderamente angustiada.

lunes, 7 de julio de 2008

Acerca del Congreso del PSOE

No queda más remedio que repetir que ningún partido político español está exento de culpa en lo que a la crisis en la que está inmersa España se refiere. Es cierto que la crisis se originó fuera de España, pero no lo es menos que las políticas que se llevaban a cabo en nuestro país no preveían en ninguno de los casos que se pudiera originar situación catastrófica. La que tenemos no es moco de pavo, algunos ya no levantarán cabeza jamás. De modo que una situación como la que sufrimos debería haber llevado a los políticos a tratar de actuar con cordura y mostrar a los ciudadanos su cara más responsable, tratando de buscar entre todos la mejor forma de sortear la crisis.
La cuestión es que en ese Congreso del PSOE, en el que nadie se ha atrevido a manifestar ninguna discrepancia, se ha buscado hacer más grande la brecha entre los españoles, no ya entre el PP y el PSOE. Bonita manera de enfrentar la crisis. Tiene el PSOE la intención de dar unas facilidades para abortar mucho más amplias que las que rigen en la actualidad. Algún ginecólogo ha dicho que vendrán oleadas de mujeres a abortar a España. Julián Marías dijo que una de las dos peores cosas que ocurrieron en el siglo XX es la aceptación social del aborto. Ya no se trata de comprender a aquellas mujeres a las que les resulta sumamente difícil criar un hijo que ha concebido inesperadamente, sino que ya se da rienda suelta al aborto caprichoso, a la condena del inocente que no tiene ninguna culpa. Al final queda patente el desprecio de Zapatero por los débiles, a los que deja en manos de los fuertes. Las palabras sirven a menudo para enmascarar los actos y así lo egoísta puede hacerse pasar por solidario.
En cuanto a la economía, Zapatero exhortó a todos a tener confianza en sí mismos para salir de la crisis, no sé cómo recibirá esto alguien que acabe de ingresar en el paro y tenga ante sí la cuota de la hipoteca. También habló de economía de izquierdas, pero eso debería proponerlo en las discusiones por los pactos para salir de la crisis, pactos que a la vista de lo sucedido en su congreso no desea.

lunes, 21 de enero de 2008

El aborto

Creo que todo el mundo estará de acuerdo en que un óvulo fecundado es un proyecto único de vida y que si se va al traste, es para siempre. No tendrá otra oportunidad. Por otra parte, no tiene la culpa de haber sido fecundado, ni siquiera lo ha pedido. Es decir, no voy a hacer publicidad del aborto, ni a mostrarme de acuerdo con él. Lo que ocurre es que creo que la estridencia no es el mejor modo de luchar contra el aborto. Este mundo puede ser muy acogedor y lleno de promesas para quienes siguieron la misa del Papa en Valencia, desde el palco VIP. Pero para muchos otros resulta sumamente inhóspito y lleno de dificultades. El propio cardenal de Valencia fue capaz de defender vivamente, ante el embajador español, al presidente del gobierno valenciano por una tonta cuestión de protocolo. ¿Sería capaz de defender con el mismo énfasis a un trabajador que estuviera siendo tratado brutalmente por gente poderosa?
El mejor modo de luchar contra el aborto consiste en intentar que la sociedad sea más justa y menos egoísta. Sé de una madre soltera, que nunca ha pedido ayuda a nadie más que a sus propios familiares y que tras tener al niño tuvo que peregrinar por varias parroquias hasta encontrar una que aceptó bautizarlo. Si ha ocurrido una vez, también puede haber ocurrido más. El interés de quienes gritan en contra del aborto, por los niños que han de nacer se termina, a veces, en cuanto éstos tienen nombre y apellidos.
Está muy bien preocuparse por los que han de nacer, pero el movimiento se demuestra andando, y la sinceridad de sus propósitos se manifiesta con el interés por quienes ya han nacido. Hay muchas injusticias, muchas dificultades, muchos problemas y, sobre todo, mucho egoísmo.
En la medida en que la vida sea más fácil, en que el interés por la justicia sea más generalizado y que la gente que pase por dificultades encuentre un mayor apoyo en los demás, a muchas futuras madres no les resultará tan angustioso saberse embarazadas.