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jueves, 7 de julio de 2016

Messi y los idiotas

Este jugador de fútbol al que jamás he visto jugar, y tampoco a ningún otro de los que juegan ahora, ha sido condenado por haber defraudado a Hacienda.
Es decir, si todo el mundo pagara lo que debe, saldríamos a menos. Y si nadie robara, aún nos saldrían mejor las cuentas. Y si el dinero de los impuestos se gastara en cosas que interesan a los ciudadanos y no en chorradas ni desvaríos se podría decir que vivimos en la civilización.
El caso es que tanto los clubes de fútbol como los propios futbolistas suelen transgredir las leyes con mayor frecuencia que las demás empresas o ciudadanos. La diferencia estriba en que cuando lo hace una empresa, un banco, por ejemplo, o un alto directivo, la opinión pública exige que el castigo sea ejemplar y cuando el caso tiene que ver con el fútbol siempre hay un numeroso grupo de personas que piden la impunidad.
El fútbol nos cuesta muy caro, incluso a los que nos desentendemos de él, y todos estos incumplimientos de la ley lo encarecen todavía más. En Valencia se han desgraciado dos barrios por culpa del fútbol, se debería haber derribado hace tiempo una parte del Mestalla, que se hizo de forma ilegal y en otros lugares de España ocurren cosas parecidas. Siempre el fútbol tiene trato de favor. En tiempo de Franco se les hicieron favores, para la construcción de sus estadios, al Real Madrid, Atlético de Madrid y Barcelona. En democracia, se les han perdonado deudas a la Seguridad Social a todos o casi todos los clubes de España.
Los mismos que vendieron sus acciones a Paco Roig, para obtener unas pequeñas plusvalías, llamaban pesetero a Mijatovic y exigían luego que Bancaja perdonara la deuda al Valencia CF, con lo cual la habrían tenido que pagar los contribuyentes.
Ahora veremos lo que ocurre con Messi.

miércoles, 29 de julio de 2015

De acuerdo con Ribó

Por una vez en la vida y sin que sirva de precedente estoy de acuerdo con ese alcalde de sonrisa artificiosa e intenciones perversas que nos han caído a los valencianos a plomo como castigo de los dioses. No cabe duda de que ha venido a empeorar lo que había.
Estoy de acuerdo con Ribó en que la Señera no entre en la catedral el 9 de Octubre. Pero los motivos míos y los del alcalde han de ser forzosamente distintos. Mis motivos son democráticos y tienen que ver con la separación Iglesia-Estado. Los motivos de Ribó no pueden ser democráticos, puesto que este alcalde es nacionalista. Y puesto que cabe situarlo ideológicamente en la extrema izquierda habría hay que pensar en el anticlericalismo. Hay que hacer constar que esto de ser nacionalista y de extrema izquierda es como la cuadratura del círculo, como sorber y soplar al mismo tiempo, como comer cerezas y cantar, todo a la vez. Existe gente así. Conocí a un matrimonio muy beato que al mismo tiempo era comunista. El caso es que los dos recogían de todas partes.
Éste va en bicicleta y quizá se trate de una bicicleta vieja.
O sea, estamos de acuerdo en que la señera no debe entrar en la catedral, pero yo por motivos democráticos y él por su anticlericalismo.
En el resto de los asuntos, es difícil que el señor Ribó (que tanto entusiasmo ha despertado en el rey de la sopa: ¡el alcalde de Valencia es de Manresa!) y yo coincidamos en algo. Si yo opto por el respeto a las leyes y los símbolos, aunque no me gusten, él se mostrará condescendiente con quienes se los salten si son nacionalistas o de izquierda, o ambas cosas, que esas mezclas tan raras se dan en los países con escasos hábitos democráticos. Ribó puede pintar la márfega en su bicicleta, si quiere. O sugerirle a Puig que la pinte en su peluquín.

lunes, 23 de febrero de 2015

Critican el 'valenciano' de Rita Barberá

Hay que reconocer que los nacionalistas se adueñado de lo que podría definirse como el mundo de las esencias, de tal modo que para estar a la moda no queda más remedio que hacerse gilipollas, eso para el que no lo sea ya de fábrica.
Rita Barberá es una señora que lleva muchos años como alcaldesa de Valencia, lo que da pie a que se le pueda criticar por muchas cosas, pero que se aproveche que no habla valenciano para ello es de risa.
Tuvimos un rey de España, y el suyo fue el segundo reinado más largo, que jamás aprendió a hablar español y este detalle no mejoró ni empeoró su gestión.
Uno habla las lenguas que le da la gana, o que ha podido aprender, y eso de dar o denegar cédulas de valencianía cae de lleno en el campo de lo ridículo. Merece más la pena, por ejemplo, el carnet de donante de órganos, o de médula ósea, o de sangre. Yo no sé si mis vecinos tienen el carnet de valencianos o no, ni me interesa saberlo. Lo que sí que me afecta es que sean buenos ciudadanos y paguen los impuestos. Tampoco me importa que hablen o no valenciano, sino que hay otros detalles mucho más interesantes.
Estas manías que contagian los nacionalistas tienen consecuencias económicas. Rita Barberá no habla valenciano, pero el ayuntamiento de Valencia se ha gastado un dineral, o sea, impuestos de los ciudadanos, en rotular todas las calles en valenciano. Muchas de ellas llevaban siglos rotuladas en español sin que se hubiera muerto nadie del susto, o sea que podían seguir igual unos cuantos siglos más. Pero es que además, se puede dar la impresión engañosa, al igual que ocurre en Barcelona, de que aquí nunca se ha hablado español, lo cual es una solemne mentira.

martes, 11 de noviembre de 2014

El error de Susana Díaz

Hace poco, refiriéndose a la corrupción, la presidenta andaluza dijo: «Andalucía no es Madrid ni Valencia, aquí no voy a permitir eso.» Y hoy, ¡zas!, detienen a 26 en Andalucía. Susana no dijo nada de Cataluña, que es en donde está el mayor foco de corrupción en España.
Unidas todas esas cosas sus palabras pierden mucho crédito, por más que las adobara con algo inusual y realmente atractivo, como es el anuncio de que cualquier persona que resulte imputada por el Supremo o por el Tribunal Superior de Andalucía tendrá que dejar el escaño.
Su error consiste en que si realmente tuviera deseos de luchar contra la corrupción plantearía directamente la independencia del Poder Judicial, que tendría que ser económica también para que realmente fuera efectiva.
Hay una propuesta, que considero razonable, que consiste en que los miembros del Consejo General del Poder Judicial sean votados por los jueces y los funcionarios del ministerio de Justicia. Los funcionarios son los que mejor conocen a los jueces, puesto que los ven trabajar y los soportan o disfrutan.
Lo que ocurre es que a la mayoría de los partidos políticos españoles no les interesa. Ellos sabrán por qué; los contribuyentes, con mayor o menor acierto, lo imaginan. Sólo UPyD lo ha pedido, aunque creo que no en los mismos términos que he explicado más arriba. Y supongo que a Ciudadanos le parecería bien que se implantara.
Si los jueces fueran absolutamente independendientes del Poder Ejecutivo nos habríamos ahorrado mucho dinero, porque se habría robado mucho menos, mucho fraude fiscal, mucha vergüenza, porque la payasada del 9/11 no se habría llevado a cabo, y muchos de los que chulean a los ciudadanos cada día estarían en la cárcel.
La independencia del Poder Judicial no garantiza que todo vaya sobre ruedas. Pero sí que garantizaría que los jueces que quisieran hacer correctamente su trabajo pudieran. Esto ya serviría para frenar muchas cosas.

miércoles, 6 de febrero de 2013

La prensa también es corrupta

Los medios españoles claman contra la corrupción, es el asunto del día y tienen que darles a sus lectores lo que piden.
Olvidan la propia, aunque cabe la posibilidad de que esporádicamente se refieran a la de los rivales.
El llamado Cuarto Poder debería ser contrapeso de los otros tres, pero ocurre que no hay otros tres, en la práctica es uno el que lo decide todo. Aunque al decir uno hay que entender el funcionamiento de la Autonomías, en las que su Poder Ejecutivo también pretende controlarlo todo, incluso en algunos casos pisoteando al Poder Ejecutivo central.
Mal pueden los medios servir de contrapeso al poder si dependen de sus subvenciones y para algunos las subvenciones ya son la única forma en que pueden sobrevivir. Resulta grotesca la actitud de algunos, puesto que ponen el grito en el cielo basándose en unos papeles que probablemente son falsos, y callan cuando aparecen informaciones más fidedignas, que involucran a otros. La prensa española ha recuperado una función antigua, la de desinformar. Se le dice a la gente lo que interesa al patrocinador del medio, sea verdad o mentira, y se calla lo que no conviene.
En Valencia hubo un asunto tiempo atrás que interesaba a todos, y que ahora está continuamente en los medios valencianos, pero en aquel momento crucial había que seguirlo en la prensa de fuera de Valencia. Es un ejemplo del respeto que tienen por el lector los medios españoles.
También el lector español tiene su culpa, porque se traga todas las bolas que le cuelan, si convienen a sus simpatías personales. No le importa que sea verdad o mentira, o que esté exagerada la noticia, o que se la hayan callado.
Eso de comprar un periódico para que le cuenten a uno mentiras piadosas no parece propio de gente adulta.

domingo, 25 de diciembre de 2011

¿Monarquía o República?

No todas las cosas interesantes ocurren en Madrid, también en Valencia se programan eventos que merecen la pena. En este caso, el asunto que suscitó el interés de un grupo de personas hasta el punto de motivar un debate, en el que se le examinó desde todos ángulos posibles, fue el de la forma de Estado.
Fue, como se puede suponer, una tertulia civilizada en la que los análisis y las ideas no dejaron paso a las tomas de postura predeterminadas e inamovibles. Se trataba, simplemente, de dilucidar qué es lo que más nos conviene a los españoles. En los inicios del debate, el moderador, cuyo nombre omito, porque de no hacerlo así me vería obligado a citar a otros intervinientes con el riesgo de olvidar a alguno, hizo un repaso de la reciente historia de España.
Tuvo lugar el evento, y creo que ya es hora de decirlo, en la cafetería Vía Florencia, situada en la calle del Valle de la Ballestera, número 38. El interés que suscitó (todo no va a ser fútbol en España) se puede colegir de dos datos: nadie se fue antes de hora y fueron muchos los que quisieron intervenir.
Mi postura ante el dilema era pragmática. Estuve a favor de la institución, sin que ello supusiera mi conformidad con las actividades de la familia que ocupa el trono, que llegó al mismo de forma irregular y luego se ha visto protegida, indebidamente, por los medios españoles.
Surgió, no obstante, otra alternativa más útil todavía, como es la de dejar de lado ambas opciones, monarquía y república. Sería cuestión, tal vez, de estudiar el modelo estadounidense. Probablemente, nos ahorraríamos mucho dinero. Y los diputados tendrían que hacer algo más que obedecer a sus jefes de filas.
Para el próximo viernes hay preparada otra tertulia. Llevará por título “Gobierno Rajoy: ¿Solución o salida en falso? Esta me da miedo porque me han puesto como moderador.

'Zero'
'Cuentos nevados de Phil y Maya'
'El Conde Lucanor'
'Contra el insulto'
'Milagros de Nuestra Señora contados a los niños'
'El hombre que quiso entrar en Auschwitz'
'La estrategia de los antílopes'
'Pedro I el Cruel'

viernes, 9 de diciembre de 2011

Hablan del autoodio de los valencianos

Hay una serie de valencianos que viven en Cataluña, o venden libros o discos en Cataluña, o viven en Valencia pero reciben subvenciones de Cataluña, cuyo mayor mérito parece consistir en procurar que los catalanes puedan mirar a los valencianos de forma posesiva y conmiserativa. Los catalanes aprueban y retribuyen con creces esta actitud.
Uno de sus descubrimientos fue que los valencianos padecemos autoodio. Resulta que aparecen muchos talentos individuales que, tras esforzarse mucho, no encuentran luego el respaldo de la población. Y es que si se ponen a buscar defectos alguno han de encontrar. Los valencianos que triunfan no encuentran apoyo en su propia Comunidad. Queda establecido pues el autoodio de los valencianos.
Lo que no dicen es que entre los valencianos no prospera el nacionalismo. Y esta es la mayor pulsión autodestructiva de nuestros días. El nacionalismo cercena y ahoga todas aquellas cualidades que no se avienen con él. Incluso las cualidades que ya se poseían de antes, como la discreción y la elegancia serena. De pronto, quien antes era una persona admirable, educada y dialogante, se convierte en monotemática, aburrida y cargante.
Algunos nacionalistas viven muy bien, a costa de intoxicar a los demás con esta nefasta ideología, lo cual les permite aposentarse muy cómodamente en las poltronas que ambicionan, desde las cuales derrochan el dinero de los impuestos en cosas que no benefician en nada a los contribuyentes.
Los nacionalistas están incapacitados para ver la realidad de las cosas, todo lo que ocurre les llega a ellos a través del filtro distorsionador que permite que ciertos personajes vivan a cuerpo de rey.
Un nacionalista es alguien que se traga todas las bolas que le ofrecen, por gordas e indigestas que sean, si convienen a su ideología.
He aquí, pues, que no es inteligente mirar a los valencianos por encima del hombro.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Lo que queda de la Sanidad española

Una noticia del diario El País, fechada en el día de ayer, lleva el título “Parados sin prestacióno llevan dos meses pagando sus medicamentos”. Ocurre en Galicia.
Hace poco, todos los políticos sin excepción nos exhortaban a que votásemos. Debíamos ir a votar para cumplir con nuestro deber ciudadano. Se callaban la subvención que reciben los partidos por cada voto que reciben. No es moco de pavo. Hay partido que se ha podido llevar alrededor de veinte millones de euros.
Las farmacias no cobran, pero los partidos no van a perdonar ni un céntimo.
En el mismo diario El País de ayer, otra noticia, esta procedente de Cataluña, tenía este título: “Su morfina puede esperar”. Hay dinero para las embajadas catalanas, pero no para mitigar el dolor de un enfermo terminal. Si ese sufrimiento lo padeciera el familiar de algún político, otra cosa sería.
En el diario El Mundo, de hoy, va un artículo titulado “Valencia anuncia cierres y fusiones de ambulatorios para evitar el copago”. Es decir, el gobierno de Camps malgastó el dinero de los contribuyentes y ahora éstos tienen que procurar no ponerse enfermos.
Se nos recomendó votar, y se nos envió publicidad por tierra, mar y aire, a cargo de los contribuyentes, para que lo hiciéramos, y como consecuencia de ello cada diputado, desde el mismo día en que salió elegido, dispone de iPad, iPod y ordenador portátil. El gasto que hagan con esos artilugios también correrá a cargo de los contribuyentes. La función de los diputados ya se sabe cuál es: poner el dedito en la tecla que se les ordene.
Hemos de ser optimistas a pesar de todo, pero el optimismo del contribuyente común se cifra en enfermar lo menos posible, por la cuenta que le trae, y en lograr hacer las tajadas de pan más finas, para que dure lo suficiente. Los políticos, por fortuna para ellos, no tendrán esos problemas.

martes, 12 de enero de 2010

El Cabañal

El ministerio de Cultura ha catalogado como expolio del patrimonio artístico la prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez, de Valencia. ¿Cuántas actuaciones se habrán llevado a cabo en Madrid, en la propia Valencia, o en otros lugares de España, similares a esa, sin que el susodicho ministerio diga nada? No es mi intención defender a Rita Barberá, pero sí decir que utilizar el Cabañal como arma electoral en contra suya no está bien.
Valencia vivía de espaldas al mar y gracias a ello el Cabañal pudo adquirir la trama que le es característica. Pero en 1894, mucho antes de que naciera Rita Barberá, ya se redactó el proyecto que ella trata de llevar a cabo. También mucho antes de que ella naciera, otro valenciano ilustre, Vicente Blasco Ibáñez, supo entender la importancia de este proyecto para Valencia. Finalmente, los tiempos han cambiado y ya no son unos pocos los que comprenden que Valencia debe volver su mirada hacia el mar, ya la ciudad entera lo busca compulsivamente.
El Cabañal, por su parte, ya no es lo que era tampoco. Aquellas formas de vida, de las que nació su idiosincrasia, languidecen. Y han cambiado más cosas. Antes, sus habitantes decían: Voy a Valencia. Ahora están en Valencia.
La avenida de Blasco Ibáñez parte al Cabañal, pero es que se trata de elegir entre el Cabañal y Valencia, teniendo en cuenta que El Cabañal forma parte de Valencia. En su primera época, sólo la falta de dinero frustró el proyecto y en aquel tiempo los poblados marítimos de Valencia estaban en pleno esplendor. El proyecto entonces era más romántico que otra cosa, una actuación con vistas al futuro, puesto que hubiera tardado años en rentabilizarse. Hoy en día la rentabilidad está asegurada, la necesidad es patente y lo único que cabría reclamar es que todo se hiciera de forma transparente y que se compensase de forma adecuada al barrio.

jueves, 5 de febrero de 2009

Cristóbal Montoro en Valencia

Estuvo en Valencia el ex ministro Cristóbal Montoro y dijo que si a él o Mariano Rajoy podrían convencer a la audiencia si les dejaran hablar durante dos horas, pero que sólo tienen diez segundos de cuota de pantalla. Dejando aparte el infame modo de utilizar la televisión que tienen todos los gobiernos españoles, lo que afirma Montoro es insostenible.
Sólo se convence a los previamente convencidos y afirman que si su partido no gana las elecciones es por culpa de ese uso torticero de las televisiones es tomar a los votantes por tontos del todo. Vivimos tiempos en los quienes venden temen no cobrar lo vendido, quienes prestan temen no recuperar lo prestado, y quienes se plantean tomarse unos altramuces como aperitivo temen lamentar en un futuro cercano este derroche.
Hay una falta total y absoluta de confianza en el futuro y en España, además, en el gobierno, puesto que no sólo no supo prever la crisis (y si lo hubiera hecho podría haber empezado a tomar medidas para que no alcanzara los niveles catastróficos que sufrimos), sino que con la crisis ya destrozando sueños aún la negaba, y luego toma medidas demagógicas y que comprometen a los futuros gobiernos. Nadie cree en Zapatero, Sebastián, Solbes, Álvarez, etc.
Si se pudiera confiar en la oposición, tanto si se les conceden diez segundos en la televisión, como si les dejan hablar durante dos horas, la gente volcaría sus expectativas en el PP. La realidad dice que este partido tampoco inspira ninguna confianza, Rajoy nunca ha tenido su control y a pesar de eso no dimite.
Las disputas por el poder son continuas en el PP, cuando no son unos los que discuten lo hacen otros y en las comunidades en las que gobiernan tampoco hubo indicio de que previeran la crisis.
Montoro propone la reforma del mercado laboral. Si fuera esa la panacea, si se pudiera asegurar que con esa medida iban a mejorar las cosas, Aurelio Martínez, por ejemplo, ya se las hubiera arreglado para convencer a Zapatero. Más bien parece que se quiere aprovechar la coyuntura para colar una medida largamente deseada.
Lo que interesa ahora es olvidar los oportunismos y las posibilidades de lucimiento y procurar la recuperación de la confianza. Es la hora de consensuar una reforma política que cambie sustancialmente las reglas de juego, que quite el poder a los partidos y se lo devuelva a los ciudadanos.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Elvira Lindo desbarra

Suelo leer sus columnas que, generalmente me agradan. Nunca me había parecido sectaria, quizá porque no me fijo en esas cosas, salvo que sean evidentes. No creo que quien escribe tenga la obligación de acertar, sino la de decir lo que piensa. Cuando se intenta dar un servicio al lector, se da la propia opinión, sea cual sea el prisma desde el que se miran las cosas. Ahora bien, cuando se intenta convencer al lector de algo, entonces se le está tomando el pelo. Es decir, no me imaginaba a Elvira Lindo metida en una trinchera y disparando a quien estuviera enfrente con cualquier cosa que tuviera a mano.
Lo que ha ocurrido es que la buena mujer, según cuenta en un artículo titulado ”La revolución de los VIP”, que ha publicado en El País, ha visitado Valencia y, según palabras textuales suyas, se ha dado un garbeo por el antiguo cauce del río Turia y llegó a ese gran sueño de Rita, hecho realidad. Y esto ya es un gran error, porque quizá Rita soñó con la Ciudad de las Artes y las Ciencias, pero lo cierto es que fue concebida por el gobierno de Joan Lerma, aunque fue terminado durante el gobierno del PP. De modo que yerra el tiro Elvira, que claramente había apuntado a Rita. Así que cuando a continuación dice que el nivel de calatravismo en la sangre le subió hasta niveles inaceptables, porque no hay nada peor que la acumulación, sigue errando el tiro, puesto que de haber sabido que no es culpa de Rita no lo hubiera escrito.
Conviene aclarar, en este punto, dos cosas. La primera es que no pretendo defender a Rita y la segunda es que antes de Rita, a la entrada de Valencia, en el llamado semáforo de Europa, había un cartel que decía que Valencia se podía visitar en cuatro horas. Gracias a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, entre otras cosas, Valencia se ha convertido en un destino turístico. La gestión de Rita tiene luces y sombras, pero la nobleza obliga a reconocer que el balance es positivo.
Hay otra cuestión en la que Elvira Lindo toca de oídas y al dictado de quien le sopla la información, y se refiere al Cabanyal. Es un asunto todo lo polémico que se quiera, pero desde el momento en que todos los de izquierdas están en contra de la prolongación de Blasco Ibáñez hasta el mar y todos los de derechas a favor, ya no hay debate posible. Otra cosa sería si cada uno diera su opinión, sin importarle la línea del partido de sus preferencias. Lo cierto es que ese proyecto tampoco ha sido concebido por Rita, porque cuando surgió ella todavía no había nacido.