Ante todo puntualizar, que el resultado de esta jornada, es del todo
inusual y con este pequeño apunte, paso a contaros lo que nos sucedió.
De buena mañana mi mujer y yo, decidimos salir con la barca a ver si
haciendo algo de curricán, encontrábamos actividad en superficie. Desde nuestro
puerto base nos dirigimos hacia el Norte, en dirección a Lloret y buscando un
fondo de entorno a los 35/45 metros. Una zona en la que por estas fechas, los
bonitos hacen acto de presencia y si das con ellos, te pueden dar una mañana de
lo más entretenida.
Los señuelos que utilicé al inicio de la jornada, eran unas plumas de
Yo-Zuri, en concreto las cabeza cristal en su tamaño más reducido. En una caña
puse un montaje en “metralleta”, al final del cual iba una cucharilla para
resaltar, las otras dos cañas con una única pluma en cada una de ellas.
Después de varias horas sin tener ningún tipo de ataque, ni ver actividad en superficie, al final de la playa de Lloret sobre una sonda de casi 20 metros, una de las cañas marcaba picada. La pelea fue corta, un par de carreras y embarcamos una pequeña melva, que se había tragado completamente la muestra, un par de fotos y la devolvimos otra vez a su medio natural.
En vistas de tan poco éxito y de que no parecía que los bonitos estuviesen
activos, hicimos un cambio de rumbo radical y nos dirigimos a una zona más
alejada de la costa y más cercana a nuestro puerto. Conforme íbamos acercándonos
a otro hot spot, mi compañera que era quien gobernaba la barca en ese momento,
me avisó de que había una pajarera a no mucha distancia. Dos embarcaciones
estaban ya por la zona, por lo que con cuidado de no molestarnos, empezó la
segunda parte de una jornada que se nos quedará grabada en el recuerdo.
Esta modalidad de pesca es muy divertida, como todas cuando hay actividad,
pero no olvidemos que hasta encontrar un día así, hemos empleado muchas horas y
hemos remojado muchos señuelos, sin que ni un solo pescado diese señales de
vida.
Justo antes de llegar a dónde estaba una de las pajareras, la primera de
las cañas se curvaba y el carrete empezaba a soltar hilo. Cambio de roles y mi
mujer era quien trabajaba la captura, mientras yo dirigía la barca, otra de las
cañas hacía lo mismo que la anterior, el frenesí se iniciaba.
Una tras otra las picadas se sucedían, melvas y pequeñas bacoretas eran los
peces que depredaban, mientras que los peces pasto eran esta vez sardinitas. La
diferencia entre pelear con una bacoreta y una melva es sustancial, como luchan
las primeras. No obstante todos los miembros de esta familia con un cuerpo
compacto e hidrodinámico, son verdaderos torpedos difíciles de dominar.
Paulatinamente y con cada pasada que íbamos haciendo las tres
embarcaciones, las pajareras iban menguando y cada vez se dispersaban más, es
lo que tiene este tipo de pesca cuando hay estas concentraciones de aves y de
peces.
Para esta modalidad de pesca suelo utilizar dos tipos de cañas, las típicas
de curricán algo más toscas y recias y unas cañas de spinning tropical que para
mí son muy polivalentes. Hablo en concreto de las Tica Shore the Jig, que me
permiten disfrutar aún más de la lucha con el pescado.
Con estas cañas uso unos carretes Tica en un tamaño 6000, cargados con un
multifilamento al que en la parte final, añado unos 30 metros de fluorocarbono
de un grosor del 0,45.
No desistiremos de buscar a los bonitos, aunque por estas fechas se muestra
más propicia la pesca de otras especies.
Captura y suelta |