
Umberto Eco hablaba
de que un texto está
plagado de espacios en blanco, de intersticios que hay que rellenar. Lo
mismo podría aplicarse al cine: una película se emite siempre para que alguien
la actualice, la complete. Lo que el
director pretende no siempre es lo que el espectador concibe.
Toda película
quiere dejar al espectador la iniciativa interpretativa. Nuestro bagaje
cultural individual y las experiencias vividas definen una forma muy particular de entender el séptimo arte.

Son muchas las películas que miro para luego
preguntarme: ¿qué me quiso decir? No
me refiero a los mensajes
ocultos de los Illuminati o las supuestas referencias al 9/11. Hablo de un
nivel más conceptual. La Idea detrás de
la Idea. El Cine detrás del Cine. “Sexto Sentido” es un gran ejemplo.
Cada vez que la veo encuentro nuevos significados. Shyamalan, sin entrar en
detalles de su curiosa y trágica historia como cineasta, presenta una historia
que es mucho más que un “thriller de
fantasmas”.
Es sobre comunicar
los miedos, sobre las consecuencias de tener adultos que “no escuchan”. Nos
enseña que los niños tienen MUCHO para
decir y reflexiona sobre el horror de no poder ayudar a un hijo a superar
sus temores.

Shyamalan
prestaba atención a los detalles, en la época en la que sabía hacer una
película. Tomemos los colores. En “El
Protegido” es el violeta de Samuel
Jackson, en “La Aldea” el
amarillo. En “Sexto sentido” el
rojo tiene un simbolismo clave. Una segunda mirada nos permite darnos
cuenta del rol que juega en la trama. La carpa que se había armado Haley Joel
era roja,
también las puertas de la iglesia, velas, el sweater de la madre de Haley Joel
al final de la película. El color rojo representa la
conexión con ese mundo de los muertos… recuerdo también que la esposa de Bruce Willis usaba mucha ropa roja.
Este tipo de películas que generan delirios y debates son interesantes porque podemos
encontrar un nuevo sentido con cada mirada. Cada nuevo espectador llena los
espacios dejados en blanco por el creador.
En Donnie
Darko se afirma que el mundo va a
terminar en 28 días, 6 horas, 42 minutos y 12 segundos. Sumando todos los
dígitos encontramos el número 88. La película sucede en 1988 y hay muchas
menciones a ese número. Recordemos que 88 mph era la velocidad que necesitaba el
DeLorean para viajar en el tiempo. ¡Y ni hablar de las alegorías con Dios y el
cristianismo!
Cada vez que releo “Casa tomada”, un
cuento que Cortázar soñó, me doy cuenta de la gran capacidad del hombre
para crear
historias conceptuales, universales, existenciales con la que cualquier ser
humano logra identificarse.
¿...Qué tan
profundo llega el agujero de conejo?
¿...Qué tanto podemos adentrarnos
en una creación para develar sus más íntimos significados?
Disney
también tiene la culpa de que siempre vuelva
a ver sus películas con otro tono, analizando la Idea detrás de la Idea. “La Bella y la Bestia” es una de las
películas más simbólicas que alguna vez produjo. Llena de colores y accesorios
que representan siempre algo más grande. La historia de “La Sirenita” podría ser una poderosa metáfora para la “sagrada
femineidad”.

Me pregunto si será posible tragarse
la pastilla roja para ver “la Verdad”
detrás de cada cinta, de cada libro, de
cada historia. Me gusta acercarme a la realidad con un signo de pregunta.
Me gusta pensar que con cada pequeña cosa que vemos a través de una pantalla,
aprendemos, evolucionamos, reflexionamos y nos replanteamos nuestra propia
forma de percibir el mundo.
Así, ver cine es siempre mucho más placentero.
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LA PROPUESTA: ¿Qué películas los
dejaron pensando en sus interpretaciones y significados? ¿Cuál vuelven siempre
a ver y le encuentran otra forma de entenderla? ¡Dejen sus comentarios!