La Taberna de Rufino

Cuando los correligionarios que pululan por la Taberna de Rufino, leánse los llamados "incrúspidos", "tagarones", "lapizarios", "rantamplanes", "justicieros" y otras gentes, las cuales, si tienes la suerte de toparte con ellas al llegar a dicho lugar, puedes dar por hecho que tienes asegurado un momento glorioso. Por supuesto que la gloria te llega poniendo atención a lo que allí se está cociendo en el citado momento. No, nada de exagerar lo que estoy diciendo. Todos los dichos, historias, peripecias y otras, son pocas las que te cuente para asemejarse con la realidad.
Si bien es cierto que no ha lugar, para comenzar a describir las cientos de anécdotas, que puedes vivir en el caso, de que tengas la suerte de coincidir como he dicho con algún "personajillo" de los que te estoy comentando. Te sonria o no la suerte en lo referente a los mentados, siempre estarás rodeado de buenas gentes, buenas viandas y un típico porrón que además de regar tu gaznate, tu pechera casi siempre quedará inmortalizada por el rico caldo.
Y para terminar, quiero apostillar que el firmante de estos sencillos comentarios, siempre que visita a los moradores de esa casa, se encuentra como en la suya propia. Y es por ello que mis palabras brotan siempre con halagos para esa familia. Acercándome siempre que puedo a pasar un rato, casi siempre, más que agradable.

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Por fin llegó.

Después de haber estado varios meses desaparecido, al final llegó. Me refiero a Rufino, como no podía ser menos, que ha tenido cerrada su taberna unos meses. En su periplo por esas tierras mediterráneas, se lo habrá pasado estupendamente no lo dudo. Pero en todo este tiempo que ha permanecido cerrado -según cuentan-, varios médicos de cabecera han solicitado al SCS (Servicio Cántabro de Salud) apoyo para sus consultas de personal especializado en psicología. Con esta medida intentaban paliar de alguna forma el desaguisado que había provocado el tal Rufino por no haber atendido sus obligaciones para con sus clientes.

El domingo cuando me dirigía a casa de mi suegro y al pasar por el pueblo de Castillo, ya de lejos vi un vehículo aparcado y me dije, parece que "el insumiso" ha regresado del citado periplo. Huelga el comentario pero se me iluminó el ojillo pensando en "el porroncillo" y el picoteo del mediodia, muy socorridos a esas horas del día.
Al final se ha quedado todo en agua de borrajas, habida cuenta que todos hemos salido ganando con sus vacaciones. Él, porque se lo ha pasado de cine y los clientes con esta medida han salido fortalecidos gracias a sus médicos de cabecera que se han preocupado de su salud -física y mental-. El encuentro con todo lo que se cuece en la taberna de Rufino, ha sido como no podía ser de otra manera. Entre los dimes y diretes, charrasquillos, alguna que otra aventurilla y entre trago y cigarro el mediodía como siempre, ameno de narices.
Bienvenido Rufi y familia al tajo. Un saludo.

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Rufino, de vacaciones

Como todos los domingos y este no iba a ser menos, dado que después del cambio de hora con el cuerpo así de esa manera, me dispuse a afrontar el final de la mañana como mejor sabía. La Taberna, se encontraba llena, como siempre gentes haciendo ejercicios maxilares como no podía ser menos. Él, como siempre dando caña de un lado para otro, la verdad que tiene para todos sus clientes, unos más otros menos. No tenía huevos de las picapiedras, que pena eso, se oía ¡Rufi! no tienes huevitos rojos....que cosas y que respuesta (risas).
Sendos claretes algo afrutados, fresquitos y choricillos de la Rioja que entran a esas horas bufff, ni os cuento. Entre comentario y risas, me dice: justiciero!!! mañana me voy de vacaciones, como no merecidas, pero no deja de ser una faena, hasta el 1 de diciembre no abre, le pregunto que como es eso y claro, dice que la masa obrera le ha presionado y no ha tenido más remedio. Le comento que aplique el sindicato vertical y claro, raudo entra a la cocina y saca una "estaca" para emular lo de vertical, risas en el bar y de nuevo vuelta a lo mismo.
Así, como leéis he pasado el mediodia, pronto para casa que la hora estomacal no entiende de atrasos o adelantos, tienen que pasar unos cuantos días para acostumbrarnos, que nuestro reloj interno sabe un montón. Eso sí, no sin antes decirle a Rufi que se lo pase muy bien en sus vacaciones por tierras levantinas, comentando que ojito con el agua que está cayendo por ahí, vaya temporada que llevan.

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