viernes, 30 de marzo de 2018

El cheque escolar (2)

Esta es la segunda parte de la versión en español de mi artículo de febrero en Mapping Ignorance. Debe leerse la primera parte para entender esta.


Cuestión 1: Los resultados no son claros. En muchos casos los resultados de transferir estudiantes a la escuela privada tiene poca incidencia en los resultados escolares; en otros casos mejoran o disminuyen de manera sustancial. Además, las investigaciones más rigurosas no revelan los mecanismos que darían cuenta de estas diferencias, por lo que es difícil extraer ninguna conclusión. Es relevante apuntar que la evidencia, particularmente la de los EE.UU., es consistente con la hipótesis de que los cheques mejoran más un tipo de habilidades que otros. Por ejemplo, es posible que los efectos positivos en las tasas de graduación en EE.UU. se deriven de mejoras en las habilidades no cognitivas, puesto que la falta de impacto en las pruebas académicas apuntan a un efecto más débil en la dimensión cognitiva.

Cuestión 2: La evidencia sugiere, como parecía esperar, que los cheques pueden resultar en una reasignación no aleatoria de los estudiantes entre sectores y dentro de ellos. Dicho esto, los detalles del diseño del programa importan. Por poner un ejemplo entre los programas a gran escala, el diseño de Chile, en general, facilita la separación más que el de Suecia. Una de las características del programa de cheques escolares en chile es que permite a las escuelas operar lucrativamente, pero no se puede establecer una relación causal entre este hecho y la mayor segmentación. 

Cuestión 3: Varios estudios sobre la respuesta de las escuelas públicas a la competición por los cheques escolares han medido la intensidad de la reacción según la proporción de los estudiantes en la escuela pública que son elegibles para recibir el cheque, o por la proximidad de escuelas privadas alternativas. Prácticamente todos estos estudios encuentran que los resultados de las escuelas públicas mejoran con la intensidad del tratamiento. Dicho esto, la mayoría de los análisis no muestran una manera clara con la que tratar los sesgos potenciales derivados del efecto composición (que podría ser significativo, de acuerdo con los estudios) o de políticas que potencialmente pueden confundir los resultados, como la rendición de cuentas. 

Cuestión 4: En países de altos ingresos, la investigación sobre el impacto de programas a pequeña escala en los resultados escolares no muestran un patrón consistente y robusto. Los resultados más prometedores de estos programas vienen de los países en desarrollo. Colombia e India ofrecen los resultados más positivos; en el caso de Colombia, porque los resultados de las pruebas mejoran, y en el caso de India porque , aunque los resultados no mejoran mucho, se obtienen a un tercio del coste y sin efectos distributivos. Sin embargo, la conexión causal no puede establecerse y las mejoras en la India son difícilmente extrapolables a otros países (de hecho, esos efectos no es han encontrado en ninguna otra parte) debido a la disfuncionalidad de su sistema educativo. 

Los programas a gran escala ofrecen una variedad de resultados. Por ejemplo, los resultados en Chile no mejoraron durante los primeros veinte años de la reforma que introdujo los cheques, pero sí lo han hecho sustancialmente desde 2003 hasta 2011 (el segundo mayor crecimiento de los indicadores en los cuarenta y nueve países en el estudio), un periodo que incluyó una reforma para aumentar los cheques a estudiantes de bajos ingresos y para eliminar los complementos de tasas para esos estudiantes y las admisiones selectivas. En Suecia, sin embargo, el panorama es claramente más negativo, puesto que en este país los resultados se han ido deteriorando en los años posteriores a la introducción del cheque. 

Cuestión 5: Los autores muestran algunos estudios empíricos sobre el apoyo a los programas de cheques escolares en California. Una predicción teórica es que los cheques deberían causar una bajada (subida) de los precios de las viviendas en aquellos barrios con escuelas de alta (baja) calidad. Los estudios encuentran, efectivamente, que los dueños de las viviendas con un valor un 15% sobre la media estarían ocho puntos por debajo en su apoyo al programa en comparación con los de un distrito con viviendas con un valor un 15% menor que la media. El apoyo al cheque escolar también cambia dependiendo de si la persona entrevistada tiene hijos en escuelas públicas o privadas. Las familias con hijos en escuelas privadas apoyan mucho más el programa de cheques que las que tienen sus hijos en escuelas públicas. En ambos casos el apoyo aumenta con la calidad de las escuelas públicas en su distrito. En los EE.UU. prácticamente todas las propuestas de programas de cheque escolar tuvieron lugar en estados donde el Partido Republicano controla el legislativo, y entre ellos, las propuestas que salieron adelante lo fueron en estados con más mayoría republicana. Los estudios muestran también evidencias de que las propuestas de cheque escolar centradas en distritos de grandes ciudades tienden a aglutinar más apoyo. No hay estudios disponibles en otros países. 

Para resumir, la evidencia no apoya la causa de una adopción generalizada del sistema de cheque escolar, pero sí apoya con fuerza la necesidad de continuar con la experimentación y evaluación. Para la investigación, las tareas futuras incluyen el refinamiento de las estrategias de identificación, el estudio de los impactos a largo plazo, el lograr entender por qué algunos efectos aparecen o no, así como juntar las evidencias teóricas y empíricas para mejorar el diseño del sistema.

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Hace cinco años en el blog: Cómo ser "escéptico" de la Economía en 15 lecciones.
Hace tres años en el blog: Miguelito (el de Mafalda) y el libre albedrío.
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miércoles, 28 de marzo de 2018

El cheque escolar (1)

Esta es la primera parte de la versión en español de mi artículo de febrero en Mapping Ignorance.


El mecanismo más usado para garantizar la educación universal en un país es la provisión pública de educación, donde el término “pública” se refiere tanto a la financiación como a la provisión. Milton Friedman (1962) [1] abogó por mantener la financiación pública y al mismo tiempo privatizar la provisión mediante un mecanismo de cheques escolares. Si el Estado se gasta 100 por cada estudiante en el sistema público, ese mismo Estado podría dar a cada estudiante un cheque escolar por valor de 100 para que lo empleara en la escuela de su elección. El Estado estaría haciendo el mismo esfuerzo para financiar la educación universal, pero ahora las escuelas privadas estarían compitiendo para atraer a los estudiantes y tener sus cheques. La competición entre las escuelas mejorará la calidad de la educación y hará que los recursos se usen de manera más eficiente que en manos del gobierno.

Al menos, esa era la idea, extrapolando las buenas propiedades de los mercados competitivos en ausencia de fallos de mercado importantes. Desde Friedman, la literatura teórica ha desarrollado diferentes modelos para analizar el posible impacto del mecanismo de cheque escolar en distintos escenarios. Una característica que se mantiene constante en todos esos estudios es que el diseño de laisser-faire separa a los alumnos por renta y habilidades. Otras consecuencias dependen de los detalles específicos del sistema. 

En un artículo reciente, Epple et al. (2017) [2] repasan la evidencia empírica sobre los programas de cheques escolares. Los autores encuentran resultados encontrados, pero que aún así permiten dar algunas indicaciones sobre cómo limitar algunos de los resultados negativos manteniendo los positivos. En sus palabras, la investigación que ha analizado estos programas intenta contestar cinco cuestiones fundamentales: 
  1. ¿Qué efectos tienen los cheques en los estudiantes que los usan? 
  2. ¿Inducen los cheques una migración no aleatoria de los estudiantes desde las escuelas públicas a las privadas, posiblemente reduciendo el rendimiento de los estudiantes que se quedan en el sector público por efecto de grupo o por otros canales?
  3. ¿Inducen los cheques presión en las escuelas públicas para ser más eficientes, aumentando el rendimiento de los estudiantes que se mantienen en el sector público? 
  4. ¿Cuál es el efecto neto del sistema de cheques en el rendimiento agregado del sistema educativo? 
  5. ¿Qué factores económicos y políticos determinan la existencia y el diseño de los programas de cheques escolares? 
La literatura que ha investigado el tema cubre una variedad de países, incluidos los EE.UU., Colombia, India, Chile, Dinamarca, Países Bajos, Nueva Zelanda, Suecia y Canadá. Hay programas a pequeña y a gran escala; programas financiados por los presupuestos generales del país, otros financiados por rebajas en los impuestos y todavía otros financiados por fundaciones privadas. Finalmente, los programas difieren en su diseño: algunos permiten que la escuela imponga otras tasas y otros no; algunos requieren que la escuela use una lotería cuando tienen exceso de demanda, mientras otros permiten que la escuela elija a los alumnos; algunos se dirigen a un grupo específico de estudiantes y otros se dirigen a otros grupo o a ninguno en particular, y así sucesivamente. En la siguiente entrada presento el sumario sobre las cuestiones planteadas.

Referencias:

1. Friedman, M. 1962. The Role of Government in Education. Chapter VI in Capitalism and Freedom. Chicago and London: University of Chicago Press.

2. Epple, D.; Romano, R.E., y Urquiola, M. 2017. School Vouchers: A Survey of the Economics Literature. Journal of Economic Literature 55(2), 441–492.

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Hace cinco años en el blog: Cuentos de la lechera austriacos y planes de pensiones.
Y también: Sobre la monogamia y sus alternativas.
Y también: Experimentos sobre equidad (1).
Y también: Experimentos sobre equidad (2).
Hace tres años en el blog: Separación por sexos en el aula. ¿No, por principios o no, por evidencias?
Y también: Impresiones andaluzas.
Y también: Los mitos de la razón. El Hombre Flotante de Avicena.
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jueves, 15 de marzo de 2018

Entender los errores para entender los feminismos


Hace un tiempo escribí sobre entender los errores para entender la realidad (aquí). Error tipo I: condenar a un inocente, un falso positivo en un test de embarazo. Error tipo II: dejar libre a un culpable, un falso negativo en el test anterior. Cualquier política diseñada para ayudar al colectivo X tendrá estos dos errores, ayudará a veces a quien no sea de ese colectivo y dejará de ayudar otras veces a quien sí lo es. Cualquier ideología que denuncie el problema Y, a veces denunciará cosas que no son ese problema y a veces dejará de denunciar otras que sí lo son. Es imposible evitarlo, tenemos recursos limitados y somos seres imperfectos. Sin embargo, sí es posible darse cuenta de esto y de no solo querer mejorar nuestras políticas e ideologías, sino también de abrirse a dialogar con quien tiene los mismos objetivos (favorecer al colectivo X y denunciar el problema Y), pero cuya propuesta política o ideológica tiene errores tipo I y tipo II distintos de los nuestros o los pondera de manera distinta.

Voy a extenderme un poco más en esta idea en el tema del feminismo, y me restringiré a las sociedades occidentales avanzadas. No hace tanto tiempo que las mujeres carecían de muchos derechos en estas sociedades. En la próspera suiza no tuvieron el derecho al voto hasta 1971 y en Irlanda todavía no tienen derecho al aborto. Ahora hombres y mujeres tienen, sobre el papel, los mismos derechos, lo que es sin duda un gran avance del siglo 20. Falta que la igualdad sea también efectiva, y ahí las cosas se complican mucho, sobre todo, porque nadie sabe cómo conseguirla al 100%. Desde luego que sabemos muchas cosas que hay que hacer: educar en igualdad (hacer que les niñes ven igual de normal que una mujer sea astronauta a que lo sea un hombre, p.e.), evitar que la selección y promoción en el puesto de trabajo se realice de manera discriminatoria, hacer que socialmente el reparto de tareas en el seno familiar sea aceptado y apreciado, y evitar el acoso y la violencia sexual, entre otras. Lo malo es que no sabemos cómo hacerlo. 

Por ejemplo, hay muchas razones por las que puede haber discriminación en el mercado de trabajo: preferencias contra las mujeres por parte de la empresa, de quien supervisa o del resto de la plantilla; discriminación estadística, o elecciones en la educación, en la inversión en capital humano o en la implicación en las tareas realizadas de manera involuntaria o por gran presión social, entre otras posibles. También hay muchas diferencias en las elecciones voluntarias, con carreras en las que hay mayor presencia masculina y otras con más presencias femenina. Hay distintas razones por las cuales puede suceder eso: condicionantes sociales, genéticos o por dinámicas ajenas a estos condicionantes (como esta). Sabemos que cualquiera de estas razones (o las tres, cada una en distinta medida) puede dar lugar a esas diferencias y sabemos que las tres existen. Lo que no sabemos es cuánto actúa cada una en cada ocasión y cuán maleables son los condicionantes para poder evitarlos a la hora de tomar decisiones libres. Es algo que todavía estamos empezando a estudiar y de lo que solo tenemos resultados parciales. 

Incluso si supiéramos al 100% cuáles son y cómo actúan esos tres condicionantes en cada caso, las políticas propuestas basadas en ellos tendrían sus errores tipo I y tipo II, y distintas personas podrían proponer distintas políticas porque valoran mejor el balance de esos errores que se sigue de ellas. Cuanto más lejos de saber al 100% todo lo relevante acerca de esos tres condicionantes, más se amplía el margen de error. Todo esto importa mucho, porque trasciende la típica disparidad de opiniones sobre si el vaso está medio lleno (hemos avanzado mucho en igualdad) o medio vacío (todavía falta mucho). Lo que ocurre es que en una situación de extrema desigualdad, los errores tipo I (no reconocer una desigualdad que sí existe) son muchos más y mucho más importantes y evidentes que los errores tipo II (encontrar una desigualdad allí donde no la hay). A medida que avanzamos en la igualdad, los errores tipo I, aun existiendo y siendo importantes, son menos y, por el contrario, los errores tipo II empiezan a aflorar y cobrar importancia. Esto es inevitable. 
Esto hace que distintas personas hagan hincapié en unos u otros sin ello querer significar que ninguno está en contra de la idea de la igualdad. Un colectivo de mujeres organiza una campaña #MeToo para denunciar acosos sexuales en el mundo del cine (y no caer en errores de tipo I al dejar pasar una circunstancia discriminatoria). Otro colectivo, también de mujeres, escribe un manifiesto (ver aquí) donde señalan que esa campaña es demasiado agresiva y cae en el error tipo II (se presta a la denuncia sin pruebas y, por tanto a denunciar discriminaciones que no existen). ¿Quién tiene razón? ¿quién es más feminista? Es posible que la razón esté repartida entre ambas (no necesariamente de manera equitativa, que hay que ser ecuánime, no equidistante) y que ambas sean igual de feministas, porque ambas quieren lo mismo y difieren solo en haberse fijado en uno u otro tipo de error. 

Y esto hace también que algunas campañas no tengan por qué ser bien vistas por todes, sin que ello implique ser machista. Como ejemplo, tenemos esta campaña en la que los hombres se autoinculpan de ser machistas (un ejemplo, aquí), no porque discriminen o acosen conscientemente, sino porque han participado o participan inconscientemente de dinámicas que llevan a la desigualdad. De ser aceptadas y promovidas estas autoinculpaciones pueden llevar a situaciones de errores tipo II cuando se da por sentado que no autoinculparse es promover o negar la desigualdad (por no hablar de la posible falta de sinceridad y de ventajismo de algunas de esas autoinculpaciones). Y hace también que la competencia por hacer listas de micromachismos (una, aquí) acabe cometiendo muchos errores de tipo II, llamando micromachismo a unas cuantas cosas que no lo son, o que es muy opinable que lo sean. Podemos seguir con los decálogos y sugerencias para hacer un mundo feminista, que incluyen el rechazo de valores y actitudes asociadas prejuiciosamente al machismo y la aceptación de otras asociadas, también prejuiciosamente, a lo feminista (un ejemplo, aquí). Y continuaríamos con las aceptaciones de que la sexualidad masculina es monstruosa (aquí). Seguiremos aumentando esta lista de errores mientras no seamos conscientes de que lo son, aunque no lo sean del tipo I.

En resumen, dejemos de poner etiquetas de feminista o machista basándonos en la diferencia a la hora de ponderar estos errores, que sobre eso podemos dialogar quienes los ponderamos de manera distinta, y reservémoslas para lo que deben estar: feminista, si luchas por la igualdad efectiva y machista, si deseas o toleras la discriminación o no haces nada por evitarla.

lunes, 12 de marzo de 2018

Las dimensiones económicas de la crisis catalana. El debate en la LSE.

En una reciente visita que hizo Andrew Mas Colell a Madrid me acerqué a saludarlo. Le comenté sobre el debate en la LSE sobre las dimensiones económicas de la crisis catalana entre él mismo, Ángel de la Fuente, Jordi Galí, Ramón Marimón y Antonio Cabrales, y me recomendó que no lo viera. Como veis, no le he hecho caso, pero no porque no valore su consejo, sino porque me ha podido la curiosidad. Aquí está mi resumen para quienes no tengan tiempo de verlo o no entiendan el inglés con marcado acento español/catalán. Adelanto una única reflexión: los pro-independentistas usan argumentos y datos sin contexto (excepto Galí en una ocasión, cuando habla de la productividad del capital público, en que Cataluña no está en ninguna posición distinta que otras comunidades). Los no-independentistas ponen sus datos en contexto, comparando con catalanes no independentistas, con otros momentos, con otras comunidades y con otros países. Lean y, si no se fían, vean el vídeo, para ver que no engaño.


Mas Colell: España gobierna mal, Cataluña lo haría mejor. La financiación autonómica es caótica y Cataluña tiene un déficit fiscal.

De la Fuente: La contribución de Cataluña al resto de España está muy dentro de lo que es normal en España y en el mundo. Muestra un gráfico y comenta que Cataluña es más la regla que la excepción.

Galí: El apoyo a la independencia no es debido a la crisis. Muestra un gráfico y comenta que el apoyo es posterior al aumento del paro. También hay más apoyo donde hay menos paro. Muestra un gráfico donde se ve la evolución de la inversión pública en Cataluña y cómo es muy inferior al peso económico o poblacional en los últimos años. Finalmente muestra que la productividad del capital público es mayor en Cataluña que en otras comunidades, aunque comparable a Madrid, Baleares y Valencia.

Marimón: Para calcular el coste de la independencia no mires el estado estacionario, sino cuántos años hacen falta para recuperar el nivel actual y cuántos para colocarse en el lugar que habría estado sin independencia. Son muchos en cualquier escenario. En alguno no se consigue nunca. La descentralización en España se ha hecho muy rápidamente, de ahí la acumulación de fallos. Entendamos eso y arreglémoslo. Hace hincapié en la división que el independentismo ha causado en la sociedad catalana. 

Cabrales: Los experimentos sobre juegos de confianza entre regiones indican que la desconfianza se da en mucha mayor medida entre personas simpatizantes de distinto partido que entre personas de distinta región. Las preferencias de los simpatizantes de distintos partidos sobre cuántas horas dedicar a cada lengua en el sistema educativo no son tan distintas entre sí y son distintas a la realidad. Hay un capital humano común a catalanes y resto de españoles que no debe dilapidarse. 

De la Fuente: Los datos de Galí están mal, el stock per cápita en infraestructura en Cataluña está en la media de la española y mejor que en Madrid. 

Mas Colell: España sigue siendo centralista, por ejemplo, el aeropuerto de Barcelona se gestiona desde Madrid. ¿Por qué no un referéndum? 

De la Fuente: Ok, tengamos más autonomía y experimentemos con redistribución de competencias, aunque no sabe por qué tener aeropuertos descentralizados es algo bueno. 

Galí: En España se ha descentralizado el gasto, pero no la toma de decisiones. Los costes de la independencia son artificiales, haciendo las cosas más duras de lo que podrían ser para Cataluña.

Marimón: Si España es disfuncional, el problema no es específico de Cataluña. Las simulaciones sobre los costes de la independencia antes aludidos no incluyen los costes artificiales, solo los costes de transacción inherentes a la independencia. No a represalias de ningún tipo. 

De la Fuente: España sí está descentralizada, compares con quien compares. Por ejemplo, con Alemania. 

Mas Colell: España no es federal porque no se quiso. Tiene autonomías para poder quitarlas si se quiere, que es en la situación en que estamos ahora. 

Cabrales: La distancia cultural importa para el comercio y Cataluña tiene menos con el resto de España que con otros países. 

Marimón: ¿Más independencia en un mundo más dependiente? Un Estado federal con responsabilidad regional y con reglas claras de solidaridad y de compartición de riesgos es posible. No se ha hecho bien en España, pero podemos pensar en cómo afrontar esto y a partir de ahí cambiar la Constitución, no al revés. Estamos aprendiendo estos problemas en parte gracias a los catalanes.

Galí: Los beneficios de la independencia no solo son los dividendos fiscales, sino también, y de manera más importante, la posibilidad de empezar desde cero. Los costes comerciales, financieros y monetarios se pueden evitar con voluntad, aunque no los boicots que pueda haber por parte del resto de españoles. Los independentistas quieren ser parte de la UE. Las exportaciones de Cataluña al resto de España han disminuido hasta el 37,7%. ¿Por qué no decidir cambios en las fronteras políticas democráticamente en lugar de mediante guerras y matrimonios reales? 

De la Fuente: Hay que dudar de que Cataluña vaya a ser más rica con la independencia. Acaso son los catalanes más inteligentes que el resto de españoles. Viendo la clase dirigente en Cataluña no apostaría por ello. 

Mas Colell: Tampoco apostaría por la clase dirigente española. No le interesa examinar los pros y contras de la independencia. Esa no es la cuestión, sino por qué Eslovenia puede ser independiente y Cataluña no. El Estado español ha dejado bien claro que ejercerá toda la fuerza para impedirlo, pero eso no cambiará lo que piensa la gente. Y entonces ¿qué hacemos? 

Cabrales: ¿Qué hacemos a partir de ahora? Supongamos que se negocia un referéndum, ¿en qué consistiría? No tenemos ley de claridad como en Quebec. Habría que discutir estas cosas. 

Marimón: Los catalanes hemos ayudado a construir la democracia en España. No olvidemos eso y tengamos la misma implicación para las reformas que pueda haber en los próximos veinte años. La sociedad catalana está dividida. 

Mas Colell: No es cuestión de referéndum sí o no. Esto no está sobre la mesa. La cuestión es por qué España no puede ser como Canadá. 

Galí: No permitir el referéndum y encarcelar a políticos no resolverá la división de la sociedad catalana. Si las fronteras importan tanto, ¿por qué el número de países ha aumentado desde la Segunda Guerra Mundial, incluso en Europa? Hay fuerzas subyacentes que permiten esto, ¿estamos ante una era de países pequeños? Un ránking de los países más ricos incluye muchos de menos de diez millones de habitantes. 

Preguntas de la audiencia: 

-¿Es el modelo vasco una solución aceptable? 

De la Fuente: No, porque tanto el País Vasco como Navarra están subvencionados. Son pate del problema de la financiación, no la solución. 

Marimón: Lo importante es la claridad y el compromiso. Con ello no habría problemas con un sistema así. Una agencia debería encargarse del Cupo, no el ministro de turno. 

-Barcelona está más conectada con Madrid que con cualquier otra ciudad y estamos más preocupados de Madrid que de otra ciudad de Cataluña. 

Mas Colell: Pagamos por el museo del Prado, sería bueno tener parte en Barcelona. Por supuesto que pensamos en Madrid, como en Bruselas, porque dependemos de ella, pero no es lo ideal. 

-¿No es una cuestión de descentralización, sino de relocalización? 

Mas Colell: La relocalización no implica más poder de decisión, pero mejoraría las cosas. 

-¿Cuál es la razón de las autonomías si las reglas están centralizadas (como en el caso de RU y la UE)? 

Mas Colell: Desconfío de las decisiones centralizadas. Cataluña no tiene poder político real, pero aun así es mejor si las decisiones para Cataluña se toman localmente. 

-¿Hay voluntad de cambiar las cosas? 

Marimón: España no es Madrid o el PP. Si se plantean las cosas como todo o nada, esto no lleva a ninguna parte. Pongamos problemas específicos sobre la mesa. Los independentistas dicen: no nos involucremos en Madrid. Esta es una idea equivocada. Cuando Raimon llenaba los estadios en Madrid había un gran respeto por Cataluña. Volvamos a eso, hablemos de cosas normales: sistema de salud, universidades,… Hablemos de la capacidad de tomar decisiones además de ser gestores. 

De la Fuente: Hay mucha gente en todos los partidos que quieren tener un estado más moderno y funcional. Los españoles no son tan estúpidos para no entender esto. Contra lo que dice Mas Colell, España es a todos los efectos un país federal, donde incluso las autonomías tienen margen de decisión sobre los impuestos. 

Galí: España no es el PP, pero las encuestas dicen que en el País Vasco y en Cataluña la mayoría de la población quiere más autonomía, mientras que en el resto de España se quiere más descentralización. ¿Qué hacemos con esto?

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Hace cinco años en el blog: ¿Sueñan los economistas con abrelatas eléctricos?
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viernes, 9 de marzo de 2018

Escépticos en el pub: Pseudociencia en la red


Este sábado 10 de marzo hablaremos en «Pseudociencia en la red: la pandemia de bulos y rumores que nos amenaza» de los factores que convierten Internet en «la selva digital del siglo XXI», en palabras de nuestro invitado, el catedrático de Periodismo Carlos Elías. Licenciado en Química y Periodismo y doctor en Ciencias Sociales, ha dedicado su carrera profesional al periodismo científico y al conocimiento de las actitudes sociales ante la ciencia y la racionalidad. Así lo avala su producción intelectual: Carlos Elías ha dirigido el proyecto de investigación “Big data, redes sociales y periodismo de datos” y, además de casi un centenar de artículos académicos, ha publicado los manuales universitarios Fundamentos de Periodismo Científico (Alianza Editorial, 2008, 2014) y Big data y periodismo en la sociedad red (Síntesis, 2015), y ensayos como Telebasura y periodismo (Libertarias, 2004); La razón estrangulada. La crisis de la ciencia en la sociedad contemporánea (Debate-Penguin-Random-House, 2008, 2014, 2015) y El Selfie de Galileo. Software social, político e intelectual del siglo XXI (Península-Grupo Planeta, 2015). En breve se publicará su último libro, Reason on the Ropes. Science Scorned and STEM Vocations in the era of Post-Truth and Alterative Facts (Springer, 2018). Carlos ha colaborado con Escépticos en el Pub de Madrid con anterioridad. En 2010 nos dio su conferencia «La razón estrangulada. El auge de la irracionalidad en la cultura mediática actual». Enlazamos aquí el vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=zojOyH7Bv74

En la charla del 10 de marzo de 2018, Carlos Elías abordará el desafío que plantea la difusión de bulos y rumores en Internet, donde se diseminan sin filtros y se incentiva a la pseudociencia frente a la ciencia; un caso destacado es el de Wikipedia, convertida en un campo de batalla ideológico más que en una enciclopedia. Ante ese reto, es preciso buscar formas para sobrevivir a la selva digital del siglo XXI. Y, nos atrevemos a decir, para eso necesitamos dosis apropiadas de racionalidad y pensamiento crítico.

Su último libro publicado, El Selfie de Galileo, se ocupa extensamente de los asuntos que tocará en la charla. Carlos Elías nos ha regalado varios ejemplares para sortear entre los asistentes a Escépticos en el Pub. Un incentivo más para vernos el próximo 10 de marzo en el Moe Club, en Alberto Alcocer 32 a las 19 horas. Como siempre, la entrada es libre y gratuita. Durante la realización de esta actividad cultural está permitida la presencia de menores de 18 años, siempre que no consuman bebidas alcohólicas, y de los menores de 16 años si están acompañados por uno de sus padres o tutores.

El diseño del cartel es de Emilio Molina (@ej_molina_c).

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Hace cinco años en el blog: Algunos números de Venezuela.
Hace tres años en el blog: Economía y la ética de las emisiones de carbono (1).
Y también: Economía y la ética de las emisiones de carbono (2).
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lunes, 5 de marzo de 2018

La huelga feminista del 8 de marzo


Este jueves 8 de marzo, aprovechando el día internacional de la mujer trabajadora, está convocada una huelga feminista. Más que huelga es una jornada de brazos caídos para hacer patente el trabajo de las mujeres. Digo que no es huelga porque, por ejemplo, se pide a los hombres que asuman el trabajo de las mujeres y faciliten su participación en la jornada, tanto si es en el trabajo remunerado como en el no remunerado. Conviene aclarar esto porque entendiendo lo que es se evita uno argumentaciones semánticas que no van a ninguna parte, como hace, por ejemplo, quien critica la jornada haciendo burla de la huelga que no es huelga.

En principio, una jornada de este tipo me parece muy buena idea mientras persista la discriminación de la mujer. ¿Persiste? Sobre el papel hay igualdad de derechos y ya en los estudios universitarios y en muchas profesiones liberales son mayoría. Además, la brecha salarial se reduce mucho cuando se compara por igual trabajo. Pero sigue habiendo discriminaciones, aunque no se observen fácilmente. Lo sabemos por las diferencias al valorar currículos o tareas cuando se sabe el sexo (o alguna otra característica) de la persona frente a cuando se hace a ciegas, o cuando el acoso y violencia sexuales son sufridos en mayor medida por las mujeres. También sigue habiendo diferencias estadísticas muy grandes en las tareas y trabajos a que tienen tendencia uno y otro sexo (o género). No sabemos cuánta de esta diferencia es explicable por causas sociales y cuántas por causas de inclinación genética. Las cosas que hemos empezado a saber no son concluyentes en lo que toca a la maleabilidad de una u otra causa. Lo que sí parece es que estas diferencias pueden acortarse sensiblemente, desde el cuidado de les niñes, a la elección de carrera, y ello sin forzar a nadie a hacer lo que no quiere. 

En todo eso concuerdo con una jornada de este tipo, pero hay cosas que no me gustan de esta convocatoria. Una es el lenguaje del manifiesto de la convocatoria (aquí). Está muy mal redactado, con una manera de escribir que recuerda aquellos panfletos de extrema izquierda, tipo Bandera Roja, llenos de eslóganes y de afirmaciones inconexas, sin el menor intento de realizar una argumentación rigurosa sobre nada y dando por sentado que la verdad les ha sido revelada. La otra es la toma de postura por un tipo de reivindicación feminista que no es inclusiva de todo el feminismo. 

El manifiesto está lleno de referencias al neoliberalismo, al pensamiento único, al heteropatriarcado y al capitalismo como causas de la desigualdad y discriminación. Existe el neoliberalismo, si llamamos a eso la ideología que pide una reducción del Estado a la mínima expresión, pero no como hecho ni, desde luego, como pensamiento único. La apelación al heteropatriaracado solo puede ser retórica. Si se refiere al hecho de que los hombres heterosexuales tienen más poder económico, político y militar, eso ha ocurrido y ocurre en la gran mayoría de las sociedades humanas. Es dar un nombre, no hacer un diagnóstico. Sobre el capitalismo, cualquiera es libre de querer una organización económica u otra, pero estará alejándose del feminismo que no ve las cosas de esa manera. Al fin y al cabo, las sociedades capitalistas son las que más han avanzado en la igualdad de las mujeres, con excepciones puntuales en algunas sociedades del antiguo bloque soviético y en algunos parámetros. 

Feminismo significa igualdad efectiva de derechos entre mujeres y hombres dentro de una sociedad. Ni más ni menos. A partir de ahí se puede diferir en diagnósticos y en políticas encaminadas hacia esa igualdad. Tener disparidad de opiniones no es razón para acusar de no ser feminista a la otra parte. 

Con todo, es mi apreciación que la gran mayoría de quienes apoyen la huelga (mantendré el nombre) no entran en todas esas consideraciones, por más que estén en quienes convocan a través del manifiesto, y lo que querrán dejar de manifiesto es la reivindicación de la igualdad, y esa reivindicación es la que más se entenderá y la que se recuerde. Por otra parte, siempre he sido partidario de quitar símbolos, banderas, gestos y monopolios reivindicativos a quien se quiere apropiar de ellos. Cuanta más gente apoye la igualdad, menos estará esa reivindicación en manos de la parte más iracunda del movimiento. Así, pues, reivindiquemos este jueves la igualdad efectiva de derechos y hagamos visible toda la desigualdad y discriminación que todavía existe y, sobre todo, tengamos la disposición para mejorar el mundo en este sentido.

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Hace cinco años en el blog: En torno a las propuestas sobre ciencia en Izquierda Unida.
Y también: La ética solidaria.
Hace tres años en el blog: Odiosa comparación (7).
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