Esta es la historia de unos recuerdos nacidos de muy adentro y de un homenaje a una época, la de los 80 en la que era posible imaginarse el mundo tan solo con una brújula, una linterna y un mapa. Era la inocencia de toda una generación.
En Héroes un grupo de cinco amigos decide inscribirse en una carrera local. El premio será poder disfrutar de una caseta de madera situada sobre un árbol. Los mayores del lugar aseguran que esta caseta tiene atributos mágicos.
La película es el resultado de una esmerada operación de nostalgia que invita al Carpe Diem. Cuenta con un bisturí intimista, la recreación de aquellos veranos donde se creía que la amistad y el amor eran para siempre y que el mundo estaba ahí para que nuestros sueños se cumplieran.
Sin embargo también nos enseña que en un segundo tu vida puede ser otra película distinta.
A nivel personal yo no recuerdo un verano de pandilla en el pueblo porque nunca tuve pueblo y mis vacaciones fueron un poco más cosmopolitas. Sin embargo estoy encantada de que mis hijos hayan sido "adoptados" por un pueblo y sus vacaciones de bici, peñas y aventuras me hayan devuelto la imagen que Héroes ha querido transmitir. Lo que identifico sobre todo es que todo lo que se vive en esa época de pandillas son pequeños momentos pero que se viven grandes. De ahí la grandeza de los recuerdos.
Ahora yo (por qué no) sueño con tener un día una cabaña en lo alto de una árbol. No sé si sera mágica o no, lo que sin duda será todo un reto bajar a altas horas de la noche para hacer pis (una ya no esta para esos trotes).
Aquí os dejo con una muy chula.