Hay estos días en la prensa local algo algo de polémica por la colocación de cámaras para controlar el tráfico en las calles peatonales de Oviedo. Como el coche, además de un elemento de ostentación, es una prolongación del individuo, hay quien defiende que es merecedor de los mismos derechos que las personas, incluidos los derechos fundamentales al honor, la intimidad y la propia imagen.
No alcanzas a ver, salvo que se trate de ejercitar la oposición porque sí, qué diferencia existe entre un control a través de policías uniformados o un control a través de medios técnicos, hoy cámaras, mañana lo que se puedan inventar. Si se realiza únicamente a través de agentes, por desgracia la experiencia demuestra que como no veas un chaleco azul, ancha es Castilla y transitable la calle peatonal. Los partidarios de respetar las normas de tráfico, de reservar las calles peatonales para el uso previsto agradecerán la colocación de las cámaras.
Sería curioso que una grabación presuntamente ilegal colocada en una calle no se pudiera utilizar para probar una infracción de tráfico (una minucia al fin y al cabo) y sí valiera como elemento probatorio ante un delito grave ¿o para denunciar un homicidio tiene necesariamente que verlo un testigo con sus propios ojos?
3 comentarios:
Sr. letrado: el problema está en las leyes. Las leyes consienten verdaderas injusticias, en vez de eliminarlas. Con estas leyes tenemos estos urban-manguinis, de todas las castas y todos los partidos. Ya hubo un Pacheco que se atrevió a decir que en España la justicia es un cachondeo. Hay que cambiar el sistema, que permite tanta ¿...? Los políticos no lo van a proponer, ha de ser el pueblo el que se imponga sobre estos agravios comparativos. Aunque quizá cada pueblo tiene lo que se merece. Quien calla, otorga.
las cámaras, nunca molestan a la gente honrada.Tampoco engordan.
En las cámara hay gente que no es honrada y engorda.
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