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viernes, abril 18, 2008

Los julios y los jefes

Julio no es solo el nombre de un mes o de un emperador romano o de un cantante español de fama internacional, recordará el lector que es también la unidad del trabajo en el sistema internacional. El trabajo se define como la integral del producto escalar del vector fuerza por el vector desplazamiento, siendo el julio un newton × metro.

Una vez realizados estos preliminares vamos a entrar en materia aplicando esta definición de la mecánica al entorno laboral. Definiremos el julio laboral como la fuerza necesaria para empujar a una actividad, que denominamos marrón, hasta alcanzar un objetivo en un entorno definido. El peso del entorno sobre el marrón genera una resistencia que actúa como una fuerza contraria a la consecución del objetivo. Representado gráficamente, queda así:


La fuerza de empuje del marrón tiene dos componentes: La fuerza de los curritos, que denominaremos Fc y la fuerza de los jefes para los que se usará la notación Fj. Generalmente el sentido de la fuerza Fc coincide con la dirección hacia el objetivo. Sin embargo, las fuerzas Fj son más erráticas. La combinación de ambas fuerzas genera múltiples trayectorias del marrón pero en este post se analizarán tres escenarios concretos.

Corresponde a un jefe de valor añadido. Suma su esfuerzo al de los curritos por tener la misma dirección sus fuerzas. El marrón se desplaza hacia su objetivo e incluso tiene posibilidades de alcanzarlo.

Representa a un marrón sujeto a eficiencia 0. Independientemente del esfuerzo desarrollado por los curritos, la fuerza aplastante del jefe sumada a la del entorno hace que el marrón permanezca siempre en el mismo sitio. Este es el caso del jefe burócrata, que entierra el esfuerzo entre papeles, o del jefe indeciso, incapaz de tomar decisiones, o del jefe vago, que simplemente se sienta encina del marrón, o del jefe transparente, que actúa de correa de transmisión, o del jefe malévolo, que disfruta viendo el esfuerzo inútil. Generalmente los curritos caen en la maldición de Sísifo, entrando en un ciclo repetitivo sin posibilidad de avance.

Identifica a un jefe de valor detraído. Todo el esfuerzo de los curritos no sólo se verá anulado por la fuerza de jefe que empuja en dirección contraria, sino que se convertirá en un trabajo negativo porque el marrón no avanza, retrocede. En este escenario se encuentra el jefe incompetente que es incapaz de enterarse de NADA y que genera una espiral de esfuerzo a los curritos para que le expliquen o hagan TODO. O el jefe galáctico que han encontrado los head-hunters para renovar la empresa con nuevas ideas.

En el ecosistema laboral el caso A está en vías de extinción cediendo terreno al caso C, que se encuentra en pleno desarrollo, mientras que el caso B permanece estacionario. Parece que los julios van para atrás como el cangrejo. La solución del problema es fácil (al menos desde el punto de la Física), si se eliminan los jefes se mejoran los casos B y C aunque el caso A puede quedar algo perjudicado, pero al estar en extinción no produce un gran impacto.

¡¡Ni me menees!!

viernes, octubre 26, 2007

El sobre

Chascarrillo recogido de la tradición popular del management y adaptado a mi modo de ver las cosas.

El sobre tiene dos connotaciones laborales, una interna y otra externa. La primera corresponde al antiguo incentivo en metálico que se envolvía dentro de un sobre y se repartía de forma totalmente secreta y arbitraria entre los colaboradores. Ahora se le llama variable y se viste bajo el honorable manto de los objetivos. En realidad, solo ha cambiado la forma, adornada de palabrería huera, y se sigue distribuyendo tan confidencial (menos para Hacienda) e injustamente como antes.

Pero en este post se va a tratar el aspecto externo del sobre, poniendo el foco en su dorso. En la parte posterior del sobre se encuentra la solapa impregnada de pegamento seco que cobra vida al contacto con la lengua para fundirse con los otros pliegues del sobre. Al cerrase, quedan a la vista cuatro triángulos mágicos a los que se ha bautizado como: trabajo, reuniones, viajes y comidas. Trazando tres líneas paralelas de izquierda a derecha del sobre se consigue determinar cinco posibles estados de la vida laboral.


  1. Es la iniciación en la vida laboral. Se sitúa en el borde inferior del sobre. La línea solo atraviesa el triangulo del trabajo. En este nivel se encuentran el aprendiz, destinado a las más pesadas cargas del trabajo. En algunos sitios se le llama becario o "el nuevo".

  2. Corresponde a la adaptación al puesto de trabajo. Está delimitado por la primera paralela al borde inferior del sobre que atraviesa las zonas de reuniones, trabajo y viajes. En este momento laboral, el círculo de conocidos se amplía y se inicia esa cansina tarea de las reuniones y algún viaje esporádico. En esta fase se encuentran el grueso de las fuerzas del trabajo.

  3. Engloba a la integración en la estructura de la empresa. Se alcanza este nivel cuando la segunda paralela al borde inferior atraviesa el triangulo de la comida además de las reuniones, trabajo y viajes. Es el inicio de la hidalguía laboral, en el que el trabajo empieza a ser insignificante frente a las actividades de relación.

  4. Es la etapa de la consolidación en la élite empresarial. Se llega a este estado de gracia cuando la tercera paralela desde la parte inferior del sobre abandona para siempre el triangulo del trabajo y solo atraviesa las reuniones, comidas y viajes. En este nivel se sitúa la aristocracia laboral, exenta de cargas laborales y ocupada tan solo en actividades de relación con sus iguales. Allí se practica la caza del zorro con jauría de perros y otros entretenimientos de las clases ociosas.

  5. El último escalón corresponde a la coronación laboral. Es el estado al que todos desean llegar pero en el que solo uno puede estar. Corresponde con la línea superior del sobre que tan solo atraviesa el triangulo de la comida. Allí se encuentra el rey, habitando la planta más alta del edificio y rodeado de su pequeña corte empresarial. La soledad del líder se manifiesta en la ausencia de reuniones.

En el largo camino laboral cada uno se va planteando en qué estado está y en cual quisiera estar. Desde mi pequeño nivel de influencia solo pido que prevalezca la inteligencia, por favor.

¡¡Ni me menees!!

lunes, julio 02, 2007

La cadena laboral trófica

Escribe o revienta, emulando al Lute con su Camina o revienta. Escribo para no explotar y dejar las paredes de mi despacho salpicadas de bilis. Una deferencia hacia mi compañero de despacho José.





La vida es injusta, cuesta aceptarlo. Depende de donde te sitúes, la suerte estará a favor o en contra y la distancia entre estas dos posiciones será enorme. Es difícil comprender cómo algunas personas alcanzan un estatus y se mantienen en él per se y otras nunca salen del chapapote laboral. Ser cliente, proveedor, subcontratista, mando intermedio, autónomo, currito o becario te sitúa cruelmente en uno de los subsistemas de la cadena laboral trófica.

Al final de la cadena se encuentra el máximo depredador, el cliente. Es un ser que en vez de alma tiene un presupuesto del que hace ostentación y que le sitúa en una posición de poder frente al resto de los subsistemas. Aunque los libros de manachmen lo ponen por las nubes y dicen que hay que orientarse al cliente, se corre el riesgo de ser devorado por él. Se alimenta fundamentalmente de proveedores, subcontratistas y mandos intermedios. Para sobrevivir no necesita ni inteligencia ni agilidad, sólo ferocidad y sangre fria.

En el siguiente eslabón se encuentran los proveedores. Son depredadores más lights y dependen de su agilidad, su ingenio y su flexibilidad para subsistir. Esas habilidades no impiden que a su vez se alimenten también de subcontratistas y mandos intermedios con los que se comportarán a su vez como “clientes”. En algunos casos pasan directamente a nutrirse de las fuerzas del trabajo: autónomos, curritos y becarios

Para que puedan subsistir los depredadores son necesarios los “descomponedores” que forman un chapapote laboral en el que se encuentran los subcontratistas y mandos intermedios. Se alimentan del subsistema productivo formado por autónomos, curritos y becarios. Este subsistema aporta “valor a la producción” haciendo que fermente el trabajo que se desarrolla. El profe, cuando trató el tema de los mandos intermedios, lo definió como remover los barriles de mierda y no estaba muy descaminado.

En el primer eslabón de esta cadena laboral trófica se encuentran los medios de producción en tres variantes: becario, currito y autónomo. El destino del becario, si no espabila, es quedarse en su subsistema como autónomo o como currito. El autónomo, aunque vive con la ilusión de que es un ser libre y que no tiene jefe, en realidad se encuentra en la escala inferior de la cadena trófica, aunque puede cambiar con más facilidad a depredador. El currito por su parte no tiene ni la ilusión de ser libre en un futuro ni la esperanza de cobrar una indemnización.

Cuando te preparas para la vida laboral se piensa en adquirir habilidades en vez de orientar los esfuerzos en situarse en el subsistema más favorecido por la suerte. Si volviera a nacer y me dijeran ¿qué quieres ser de mayor? Contestaría sin dudarlo: cliente.

Sección Fauna humana

¡¡Ni me menees!!