Siento mucho los retrasos, actualizaré el blog de vez en cuando, pero tened paciencia, please:



La vida de un sacerdote en Madrid es algo compleja, hacemos lo que podemos y que Dios ponga el resto. Si quieres contribuir pide a Dios que nos envíe más sacerdotes.

Un fuerte abrazo

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sábado, 7 de mayo de 2011

Existe la providencia aun para las cosas más "tontas"...

Hace relativamente poco, surgió un "problemilla" con el campamento de los alevines de la Congre. Perdimos el lugar donde íbamos a instalarnos por una "tontada". Poco después, y gracias al tesón de nuestro jefe de mandos, Andrés Vicent, tras llamar a u sin fin de casas de convivencias encontramos un lugar, el último que quedaba en Madrid, teníamos algunos sitios más en Ávila, que parecía que tenía buena pinta, aunque tengamos que compartir las instalaciones con otros tres campamentos. Al fin, dado que no queda mucho para elegir contratamos este último lugar en Madrid.

Hace un par de días, Andrés fue a verlo y a conocer las instalaciones. Hoy, todos los mandos del campamento hemos podido soñar con el pedazo de campamento que vamos a disfrutar este año. Gracias a Dios y al tesón de Andrés.

He aquí una muestra de las instalaciones:

Varios kilómetros cuadrados de finca a cuarenta y cinco kilómetros de Madrid, con canchas de deporte, que hasta vamos a poder jugar al paddle.














Con pabellones para dormir en varias habitaciones, con duchas y baños suficientes para no tener que hacer colas...







Con zonas con bosque para hacer juegos espectaculares, sobre los juegos no doy avances para que sean una estupenda sorpresa...








Y hasta una zona con mástiles para izar las banderas por la mañana y arriarlas al anochecer, mientras cantamos el himno de San Ignacio, del Sagrado Corazón y la Salve, durante las formaciones.



Y campo, más campo, más zonas deportivas, piscina,  anfiteatros para las charlas de catequesis, una capilla para celebrar la Misa y rezar y un altar en medio del bosque si queremos...

En fin, un lugar estupendo...




LOS MANDOS YA LLEVAN VARIAS REUNIONES Y HEMOS SELECCIONADO LOS MEJORES JUEGOS PARA ESTE AÑO, LAS MEJORES MARCHAS, LAS MEJORES CATEQUESIS (SÓLO IGUALADAS POR LAS DE LAS ALEVINAS). EN FIN, ESTE AÑO NO EXISTE LA IMPROVISACIÓN, SÓLO LA FLEXIBILIDAD PARA ADPTARNOS A CUALQUIER CIRCUNSTANCIA: JUEGOS DE INTERIOR SI LLUEVE, VARIOS JUEGOS PENSADOS PARA CADA DÍA POR SI OCURRE CUALQUIER INCIDENCIA Y ALGUNAS SORPRESAS QUE NO REVELAREMOS HASTA QUE OCURRAN... JE, JE...

Si quieres venir al mejor campamento, con los mejores mandos y sin lujos (hípica y otras chorradas que realmente no forman ni el corazón, ni la cabeza...). Si quieres una formación integral con virtudes y pasártelo fenomenal.... Ya sabes, los Alevines y las Alevinas de la Congre.

¡Por Cristo, por María, por España!

Por cierto, las plazas son limitadas y tienen prioridad las familias de la Congre. ¡Apuntaos cuanto antes!

lunes, 2 de mayo de 2011

La misión de la Iglesia.

Ésta es, por fin, la última catequesis del campamento de las Alevinas:

Una vez que ya sabemos a quién vamos a recibir en Madrid, del 16 al 21 de agosto del 2011, sólo queda ver ¿por qué tiene tanto interés nuestro obispo en que venga el Papa?

Como sucesor de los Apóstoles, Don Antonio María Rouco Varela quiere acoger al Santo Padre en la Iglesia que camina en Madrid para que el Papa nos confirme en la fe y podamos cumplir nuestra misión.

¿Y cuál es nuestra misión? Pues muy sencillo, la misma que la de Cristo. Esto es, anunciar el Evangelio a todas las naciones y traer la salvación a todas las personas que se nos acerquen. Y como esto es lo mejor que puede pasar a cualquiera, llega un momento en que no nos conformamos con los que se nos acercan, sino que salimos al encuentro de los que no se nos acercan. Igualito que Jesús. Jesús se hizo hombre para salirnos al encuentro, primero buscó a los que le buscaban, pero luego empezó a salir al paso de los que no le buscaban (discípulos de Emaús, fariseos, publicanos y pecadores...)

Aquí se podría acabar la catequesis, pero viene bien analizar ciertas posturas y métodos.

Jesús nos ordenó "Id al mundo entero y predicad el Evangelio, bautizando a todos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". La Iglesia no somos un grupo de personas que se juntan para hacer cosas buenas. No somos hombres y mujeres que como somos tan buenos, hacemos colectas para los pobres o incluso organizamos talleres para que los parados puedan encontrar trabajo. Nuestra misión no es desterrar el hambre en el mundo.

Nuestra misión es traer a Jesús a cada corazón. Salvar a cada persona. Traer el cielo a la tierra, meter en el cielo a todos los que podamos. En definitiva, ser "otro" Jesús para salvar al mundo.

Hemos sido bautizados. Eso significa que hemos muerto al pecado y resucitado para la vida eterna. Hemos sido configurados con Cristo. De hecho, un cristiano es alguien que acepta llevar la Cruz con Jesús para salvarlos a todos. No es tan importante lo de "llevar la cruz", como lo de para "salvarlos a todos".

Hemos dicho en catequesis anteriores que el Espíritu Santo es el que nos da la fuerza para poder amar como Cristo, para poder "tener los mismos sentimientos  de Cristo", como dice Pablo en una de sus cartas. Es como si dejáramos nuestra piel de pecadores y nos vistiéramos con la piel de Jesús. A un cristiano se le debería confundir con Jesús. Somos Jesús para dar la vida al mundo.

Eso significa, que si Cristo amó tanto al mundo, a cada persona, que estuvo dispuesto a morir en una cruz para que ellos llegaran al cielo, nosotros no podemos hacer menos. No es cuestión de que eso sea para sacar un diez. O somos cristianos o no.

Una persona que no se preocupe por sus amigos, sus compañeros, su familia... Que no haga apostolado, no puede llamarse "cristiano" porque no hace lo mismo que Cristo. Cierto es que, poco a poco, en la medida en que nos vamos enamorando de Jesús, Él nos va abriendo el corazón para que nos quepa más personas y así llegamos a preocuparnos por cada persona con la que nos topamos, incluso por los que no conocemos. Hasta amar a todos y cada uno de los seres humanos.

Siempre nos tomamos a guasa el apostolado que hace un sacerdote amigo mío y compañero de curso, Pablo Maldonado, que cuando sube al autobús o compra el periódico se para a hablar con todo el mundo para evangelizarles despacito y con cariño, pero se para con todos. Eso es un corazón a la medida de Cristo. No se conforma con esperar y ser él mismo fiel, sino que sale a buscar a todas las personas que sea posible.

Algo así predicaba San Josemaría Escrivá de Balaguer, cuando hablaba de que hay que "amar al mundo apasionadamente". Un cristiano no puede buscar una santidad "individual". No podemos tratar de ser buenos nosotros solos. No podemos amar a Jesús solo. Si realmente amas a Jesús, Él te va a pedir que cuides a los suyos y a los que no se sienten suyos. No podemos mirar para otro lado. No tenemos derecho a decir, como si fuéramos ingleses, "¿cómo voy a meterme en la vida de los demás?". ¿No os recuerda esta excusa aquella segunda objeción que pusimos los hombres? Cuando Dios preguntó a Caín dónde estaba su hermano, éste le respondió eludiendo al Señor: "¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?".

Te lo voy a preguntar de otro modo: Si pensaras que tu padre, o tu madre, o alguno de tus hermanos se fuera a condenar para siempre... ¿Qué estarías dispuesto a hacer? Pues si amas a Jesús realmente, no puedes quedarte de brazos cruzados viendo cómo todo el mundo se va al garete. Tú tienes algo que decir. Tú puedes hacer algo.

"Es que yo soy muy poquita cosa, quién me va a hacer caso..." Primero, esta excusa denota una soberbia impresionante cubierta por una falsa humildad que da asco. Tú serás lo que seas, pero tenemos que movernos, tenemos que actuar... Hay tanto por decir... Que te escuchen será otro tema, pero nosotros debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano.

Otra excusa, "Es que me da miedo cómo vayan a reaccionar... ¿Y si me quedo sin amigos?... ¿Y si se ríen de mí?" ¡Qué más da! ¡Qué más da que mi alegría sea esta locura mía de quererte siempre más! Si amamos al Señor, ¿qué nos importa lo que piensen de nosotros? Ésta es la excusa de los perdedores, de los que nunca van a pedir una cita a la chica que les gusta por miedo al ridículo. Son los que se van a quedar amargados, arrugados y envasados al vacío por miedo a la vida... ¡Y yo no hablo para esas "caricaturas" de cristiano! Yo quiero chavales y niñas fuertes, valientes, que saben alzarse tanto como miden para enfrentarse a la vida con coraje, con virtudes...

Hablo para hombres y mujeres que saben disfrutar de la vida, que saben amar, que saben perder y saben ganar. Para hombres y mujeres con arrojo. Que saben llevarse del brazo, con una sonrisa y buen humor, a quienes al principio no querían ir a Misa. Son aquellos que sin ningún complejo le dicen a un amigo: "Bueno, me voy a Misa..." Y antes de que el amigo pueda sonreírse con ironía, le dicen con amabilidad, cariño y audacia: "¿Te vienes conmigo?".

Ésta es la diferencia entre los cristianos auténticos y los "esperpénticos".

¡Vivan los cristianos! ¡Abajo las caricaturas!


¡¡Hay tanto por hacer...!! Y tan pocos dispuestos a amar de verdad, como Cristo Ama. ¿Estás dispuesto a ser cristiano de verdad, a continuar con la misión de Cristo de salvar al mundo? Se trata de poner en este viejo mundo un poco de esperanza, ser sembradores de paz y de alegría. Una alegría que sólo Jesús puede dar.

¿Qué son los obispos?

Quinta catequesis del campamento:

Desde que los Apóstoles comenzaron a predicar por todo el mundo, se encontraron con un problema: no podían hacerlo todo solos. De manera que decidieron elegir a unos hombres que les ayudaran a cumplir sumisión. Desde entonces, eligieron a siete hombres que más tarde se llamarían "diáconos" para que administraran la caridad en la Iglesia. Cáritas tuvo aquí su fundación. Los Apóstoles se encargarían de predicar y administrar los sacramentos y los diáconos administrarían los bienes de la Iglesia para ayudar a los pobres y las viudas de aquellos tiempos.

Poco a poco, a medida que fueron multiplicándose las comunidades cristianas por todo el orbe conocido, los Apóstoles fueron eligiendo a determinados hombres para que colaboraran con su ministerio, éste fue el origen de los "presbíteros". En un principio, el papel del presbítero y del obispo se funden, pero a medida que fue necesario se desarrolló cada papel en la Iglesia. Así, San Pablo vinculó a su ministerio a Tito, a Timoteo y a otros tantos... Desde el principio, Marcos aparece vinculado a Pablo y a Bernabé, aunque cuando abandonó la vocación, Pablo lo rechazó y quedó solo con Bernabé hasta que pasó a ayudar a Pedro.

Poco después el papel del colaborador de los Apóstoles se convierte en su sucesor. Quien comenzó como colaborador y secretario, termina recibiendo del Apóstol la dirección de una comunidad concreta y, finalmente, a la muerte del Apóstol se le considera su sucesor legítimo.

Cuando en la siguiente generación cristiana surgen escándalos con los sucesores de los Apóstoles, quien dirime los conflictos es el mismísimo sucesor de Pedro en la sede romana. En aquella época todavía vivía San Juan Apóstol y en vez de acudir al último de los Apóstoles, acuden al sucesor de Pedro y éste dirime el conflicto: San Clemente romano. Todavía conservamos la carta que escribió a la comunidad cristiana de Corinto con avisos muy graves.

Así se empieza a perfilar la distinción entre los sucesores de los Apóstoles y sus colaboradores hasta que la tradición forjó los tres órdenes distintos:

- Diáconos (no es un orden sacerdotal)
- Presbíteros
- Obispos.

Hoy nos ocupamos de este grupo de los "sucesores de los Apóstoles". Del mismo modo que los Apóstoles tenían una identidad común, se entendían como una fraternidad, los obispos se entienden también con esa misma relación entre ellos, es el llamado COLEGIO EPISCOPAL.

¿Cuál es la misión de un obispo? Un obispo no es un funcionario del Papa, son hermanos. El obispo tiene la misión de garantizar la plenitud de los medios salvíficos en su Diócesis y unido al resto de sus hermanos también debe velar por la Unidad de la Iglesia Universal. Su misión en la diócesis sólo puede realizarla con sus colaboradores, que son los sacerdotes. Así, el sacerdote es ordenado por su obispo para que le ayude a ejercer su misión pastoral.

El obispo tiene tres servicios fundamentales que ofrecer a los cristianos de la Iglesia que rige, se les suele llamar el "tria munera" (los tres regalos):

- Gobernar.- En su puesto como pastor de la Iglesia, debe regir los caminos de sus diocesanos hacia los pastos verdes del Señor.

- Enseñar: Debe enseñarnos la sana doctrina de la Iglesia.En comunión con el Papa y con todos los obispos del mundo, debe mostrarnos el "depósito de la fe".

- Santificar: La diócesis goza de la plenitud de los medios salvíficos (todos los sacramentos) gracias a su obispo que debe garantizar el acceso a los sacramentos de toda su Iglesia. Del mismo modo que quien quería salvarse debía tocar a Jesús y después a sus Apóstoles, el vínculo que tenemos hoy con Jesús es nuestro obispo.

Es el colegio de los sucesores de los Apóstoles. Cuando Pablo escribe a Timoteo y a Tito, una vez que les ha encomendado ciertas misiones que los alejan de él, les manda que sean fieles al "depósito de la fe".

¿Qué significa este encargo? Los Apóstoles enseñaron todo lo que recordaban de Jesús: hechos y palabras. Los obispos ya no pueden predicar de lo que quieran, sino que deben entregarnos todas las enseñanzas de los Apóstoles, sin innovar nada.

Así, toman de las enseñanzas de los Apóstoles y nos enseñan quién es Jesús. Si hoy sabemos quién es Jesús y qué fue lo que dijo e hizo, es gracias a los Apóstoles y a sus sucesores, quienes a lo largo de los siglos nos han enseñado fielmente y sin error lo mismo que los Apóstoles entregaron a los suyos. A esto se le llama la Sagrada Tradición (Tradición viene del latín: "entrega") La tradición es lo que se nos ha entregado desde el primer siglo de la Iglesia hasta ahora.

Para conocer la Revelación divina, esto es, todo lo que Dios nos ha querido mostrar, "revelar", tenemos dos muletas: La Sagrada Escritura (la Biblia) y la Sagrada Tradición (todas aquellas enseñanzas y la misma vida de la Iglesia que no pueden contenerse sólo en los libros).

De algún modo se puede decir que nuestro obispo, Don Antonio María Rouco Varela, es el Apóstol de Madrid, quien nos vincula con la Iglesia Universal y con el mismo Jesucristo.


domingo, 1 de mayo de 2011

¿Quién es San Pedro y cuál es su carisma?

Ésta es la cuarta catequesis: sólo faltan dos, gracias a Dios.


Toda la vida de Cristo es salvación para nosotros, no sólo su muerte y Resurrección. A lo largo de toda su vida nos estaba salvando con sus alegrías y tristezas, sus éxitos y fracasos... Toda su vida es SALVACIÓN.

San Pedro fue un éxito de su hermano Andrés, que fue quien le presentó al Señor. "Hemos visto al Mesías..."

Era un rudo pescador, de gran fuerza, coraje y personalidad. Con un corazón de oro y demasiado impulsivo. Hoy volvería a ser Papa, pero porque el Espíritu Santo lo arreglaría todo, pero la Curia se escandalizaría de que eligieran a un bruto como él.

Mientras Jesús caminaba en carne mortal, Simón, a quien Jesús cambió el nombre por "Cefas" o "Piedra", se erigió en el portavoz de los Apóstoles. Parecía que todos aceptaban el "status quo", aunque no faltaron peleas del resto del grupo buscando un hueco en el gobierno cuando Jesús instaurara el Reino.

En otra ocasión, cuando Pedro responde en nombre de todos que Jesús es el Hijo de Dios, el Señor afirma con contundencia "y Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella". Aunque un instante después, Pedro volvería a meter la pata y Jesús le alejaría de Sí como al mismísimo Satanás. Jesús le corrige duramente, más que a ningún otro, porque le va a confiar la misión más importante.


En medio de la Última Cena, Jesús conmovido en lo más profundo de su ser, le dijo a Pedro que el diablo le había reclamado para cribarlo, pero que Él había rogado por Pedro al Padre para que no sucumbiera en la tentación. Después, le dijo delante de todos: "Cuando te levantes, confirma en la fe a tus hermanos". Se nota que Jesús le veía como quien garantizaría la UNIDAD del grupo apostólico.

Una vez que Jesús resucitó, le confió una misión especial: "Apacienta mis ovejas". Se lo dice tres veces, después de que tres veces Pedro le confiese su amor y no cualquier amor, sino que Jesús le pregunta: "¿Me amas más que éstos?". Le exige un amor más grande porque más grande será su misión. Pedro había negado a Jesús y éste le perdona una y otra vez y no le retira su misión por no dar la talla. Jesús no se escandaliza de nosotros.

Más tarde, será Pedro quien decida lo que deben hacer para sustituir a Judas y sale elegido Apóstol, Matías. En el Concilio de Jerusalén es él quien toma la palabra para poner fin a las disputas y decidir lo que se va a hacer.

Algo más tarde, cuando ya Pedro ha muerto y le ha sustituido su sucesor, en la comunidad cristiana de Corinto se suscitó un gran problema de los cristianos contra su obispo y acuden al sucesor de Pedro para que resuelva la contienda.

Como se ve, Pedro fue la Piedra donde se talló la fe de la Iglesia. Todos los Apóstoles tienen una misma misión, pero todos reconocen que Pedro es el primero de ellos y tiene una autoridad real sobre sus hermanos Apóstoles. Su carisma fundamental es garantizar la unidad de la Iglesia.

Todos los Apóstoles teminaron asociándose a alguna comunidad determinada: Santiago fue obispo de Jerusalén, Juan terminó asociándose a la comunidad de Patmos donde fue desterrado y Pedro, después de alguna vuelta, terminó encargándose de la Iglesia de Roma, es allí donde se descubrieron sus restos, bajo el altar de la Basílica que lleva su nombre. Por eso, es la sede de Roma, la sede del Papa. La cátedral del obispo de Roma sin embargo no es San Pedro, sino San Juan de Letrán. ¿Y por qué no cambiamos la sede del Papa a Washington? Porque seguramente, Pedro iría a Roma por ser la capital del imperio y la capital del imperio hoy está en EEUU.

La sede de Pedro no es Roma por ser la capital del imperio es Roma porque fue allí donde fue martirizado y fue de esa comunidad de la que se encargó al final de su vida. Roma es Roma por San Pedro, no al revés.

El Papa es el sucesor de Pedro, como los obispos son los sucesores de los Apóstoles. Por eso, es Roma donde está el Papa.

¿Cuál es la misión del Papa? A lo largo de la tradición se le ha llamado el vicario de Cristo. También se ha dicho que la Iglesia está donde está Pedro. Y tienen toda la razón. El Papa es el que aglutina a todos los obispos, como antes hiciera Jesús. Si algún obispo dice algo contra lo que ha dicho el Papa, queda fuera de la Iglesia. Los obispos tienen autoridad, mientras vivan en comunión con el Papa, esto es, mientras defiendan la Verdad de la Iglesia.

En definitiva, lo que dice el Papa va a Misa. Si quieres tener la certeza de no equivocarte, busca siempre qué es lo que dice el Papa porque él es la garantía de la Iglesia.

¿Entonces los obispos son como gobernadores del Papa, inferiores a él? No. Los obispos reciben su autoridad del mismo Cristo. El Papa no es más que ellos, es también obispo con ellos. No existe una ordenación de Papa, sino una coronación.

Los obispos son los "jefes" de su propia diócesis, aunque el Papa tenga una potestad directa, automática e inmediata sobre toda la Iglesia. De algún modo, cada Iglesia diocesana es la Iglesia Universal y la Iglesia Universal existe en cada diócesis. Esto es, cada diócesis dispone de todos los medios salvíficos, como si fuera la Iglesia Universal, porque al frente de cada diócesis está uno de los sucesores de los Apóstoles de Cristo. Los obispos entre sí forman el COLEGIO APOSTÓLICO que cuando se reúnen en Concilio Ecuménico constituyen la máxima autoridad en la Iglesia. Si bien, es necesario apuntar que el Concilio Ecuménico tiene autoridad siempre que estén "cum et sub Petro", "con y bajo Pedro". En comunión con el Papa y nunca por encima de él.

Como el Santo Padre tiene una responsabilidad tan grande, de velar por toda la Iglesia, en todo el mundo. Debemos ayudarle a cargar con ese peso, rezando por él todos los días, queriéndole mucho y apoyándole con nuestra presencia siempre que podamos y como este verano viene a nosotros en Madrid, ¿cómo no vamos a salir a recibirle, a escucharle y aprender de él y a unirnos con toda la Iglesia? 

Podríamos plantearnos qué sacrificios vamos a estar dispuestos a ofrecer por él y por su ministerio, cuánto vamos a rezar por él y, desde luego, estemos siempre prontos a defenderlo, obedecerle y amarle.

¡ VIVA EL PAPA !

¿Quiénes son los Apóstoles? ¿Para qué sirve un Apóstol?

Ahí va la tercera catequesis del campamento:

Efectivamente, los Apóstoles "sirven" para algo. Habitualmente, a nadie le gusta servir, es un vocablo en desuso, pero realmente esto es uno de los elementos fundamentales que distinguen a un cristiano. Todo el mundo se plantea la vida como intentar ser feliz. Un cristiano se plantea la vida para hacer felices a los demás.

A veces, te encuentras con gente que no entiende la vocación y dice: "si te gusta y te va bien", como si hubiera alguien tan raro que prefiriera meterse en una sacristía, en vez de casarse. Son los mismos que se casan para ser felices y cuando no lo consiguen, echan la culpa al otro y abandonan.

Un cristiano entiende la vida como una vocación y si Dios le quiere casado con Fulanita, no se casa para ser feliz, sino para hacer a Fulanita feliz. La vida como servicio, la vida como vocación, poner el corazón en el suelo para que los demás pisen blando.

Jesús eligió a Doce hombres y no les preguntó qué preferían. Les invitó respetando su libertad, pero dejándoles bien claro que les llamaba, aunque tuvieran otros planes en la vida.

Él dio su vida por mí y tiene derecho a pedir que yo entregue la mía por los demás. Ésa es la clave. "Si quieres... ven y sígueme".

A lo largo de su vida, Jesús eligió de entre sus discípulos a Doce Hombres, pecadores como todos, y les eligió porque quiso. Quiso elegir a éstos y no a otros y les quiso de un modo especial, con predilección.

Les eligió para que estuvieran con Él y para enviarles a predicar el Reino de Dios. Les formó durante varios años, les acogió en su compañía, les abrió el corazón y les explicaba todo. Vivía con ellos cada día y les sedujo y enamoró.

No sólo le ayudaban a predicar el Reino, sino que les dió poder para expulsar demonios en su nombre y para curar toda clase de dolencias.

Les estaba preparando para su auténtica misión. ¿Por qué eligió a Doce? Porque tenían que guiar a las Doce Tribus de Israel. Estaba inaugurando el nuevo Pueblo de Israel, el resto que permanecería fiel al Mesías. Somos herederos de Israel. Los judíos son nuestros hermanos mayores en la fe (decía el Beato Juan Pablo II) o nuestros padres en la fe (como ha corregido Benedicto XVI).

Jesús preparó a los Doce, les avisó de todo lo que ocurriría y les protegió con su oración y sus obras "Si me buscáis a mí, dejad marchad a éstos", "Yo he rogado por ti... Cuando te levantes confirma en la fe a tus hermanos"...

Una vez que Resucitó terminó de formarles y les envió el Espíritu Santo que terminó de prepararles. Les dio la "parresía": libertad, audacia y alegría para afrontar su misión. Con estos dones del Espíritu fueron capaces de enfrentarse a sus mayores temores y dieron testimonio de Cristo ante el gobernador romano, el sanedrín e incluso ante el mismísimo emperador de Roma.

Hombres incultos, e incluso rudos, que vivían aterrados encerrados en una casa, de la noche a la mañana salieron corriendo hacia los cuatro puntos cardinales con prisa por hacer conocer a Jesucristo y salvar el mundo.

¿Qué misión les confió? Un doble encargo: Por un lado, "Id al mundo entero y predicad el Evangelio"; por otro lado, "A quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos".

Esto significa que los Apóstoles no sólo debían anunciar a todo el mundo todo lo que Jesús hizo y dijo, sino que les dio la autoridad para salvar al mundo, a todas las personas. Desde ese momento, tienen el poder de Cristo para perdonar pecados, curar enfermedades y abrir las puertas del cielo para cada persona, siempre "en el Nombre del Señor".

A partir de Pentecostés, quien toca a un Apóstol es como si tocara al mismo Jesucristo. El Apóstol trae al enfermo la salvación que el mismo Cristo le concedería y Cristo obra sus prodigios a través de sus Apóstoles.

¿Los Apóstoles eran los únicos que evangelizaban? No. Tanto en los Hechos de los Apóstoles, como en las Cartas de Pablo, se ve claramente que los Apóstoles llegaban, a veces, a comunidades que ya se habían constituído. ¿Cómo podía ser esto? A raíz de las persecuciones a los cristianos de las autoridades judías y más tarde de los emperadores, se inició un éxodo desde Jerusalén hasta todas las partes del orbe conocido. En la huida de los cristianos, cada familia que se asentaba en una ciudad nueva, hacían su vida normal y como ya eran cristianos daban testimonio de Jesús, con lo cual, algunas personas se iban convirtiendo y se reunían para orar y para escuchar las enseñanzas. Al final, cuando el Apóstol podía acercarse bautizaba a todos, partían el pan (celebraban la Eucaristía) y confirmaban el testimonio que los nuevos cristianos habían recibido con la enseñanza de los Apóstoles (una primitiva catequesis).

Desde el principio, se reconoció una autoridad especial a estos Apóstoles, incluso Pablo cuando recibe la vocación apostólica del mismo Cristo, acude a Jerusalén a que los tres pilares de la Iglesia (Pedro, Santiago y Juan) confirmaran su doctrina con el abrazo apostólico.

Ya desde el principio, surgieron doctrinas extrañas al Evangelio: herejías. Fueron los Apóstoles los encargados de velar por la ortodoxia. No se trata de que cada uno se imagine a Jesús como quiera, sino que aprendamos de los Apóstoles, quién es verdaderamente Jesús. Incluso cuando tuvieron enfrentamientos entre ellos, se reunieron en Concilio, el Concilio de Jerusalén, para ver qué quería Dios que hicieran y así decidieron entre todos que no teníamos que circuncidarnos, que no había que acoger la Ley de Moisés, pues Cristo nos había dado una Ley Nueva.

En definitiva, los Apóstoles tienen una doble misión:

                      - Salvaguardar la Verdad del Evangelio;

                          - Realizar la Salvación por medio de los sacramentos.

sábado, 30 de abril de 2011

Pentecostés: la fundación de la Iglesia


Antes de nada, quería pedir perdón por el follón de los tipos de letra de la entrada anterior, pero es que "Blogger" es una basura de sistema y no hay modo de corregir las cosas. A ver si lo arreglan de una vez.


El segundo tema de las catequesis para el campamento de las Alevinas es Pentecostés.

¿Por qué fundó Jesús la Iglesia? Jesús fundó la Iglesia por una sencilla razón. Si no existiera la Iglesia, ¿podríamos tener contacto con Jesús? ¿Dónde podríamos encontrar a Jesús? En ningún lugar, por eso se reduciría todo a experiencias subjetivas. No tendríamos nunca la certeza de vivir con Jesús y todo se reduciría a la posibilidad de "sentirlo". Quien no tuviera una sensibilidad a flor de piel podría pensar que Jesús nunca viene a él.

Jesús se hizo hombre porque nos conocía bien. Necesitamos tocar, ver y oler. Tenemos cuerpo, carne y no somos espíritus puros, angelitos evanescentes. Así que tomó para Sí nuestra propia carne para que pudiéramos tocarle y verle.

Él sabía que ascendería al cielo, que ya no tendríamos su presencia "física" entre nosotros. ¿Cómo llegar hasta Él?, ¿Cómo saber que realmente nos perdona los pecados?

Por eso mismo, reunió unos hombres junto a Sí y les formó a lo largo de varios años y después les dió su propio poder. Los discípulos de Jesús podían expulsar demonios, igual que Jesús. Podían curar enfermedades, igual que Jesús. No sólo les enviaba a predicar, sino a realizar signos de modo que la gente pudiera comprobar que había llegado el Reino de Dios.

Poco antes de que nos dejara, envió a sus Apóstoles el Espíritu Santo, bajo lenguas de fuego y les dijo "a quienes perdonéis los pecados les serán perdonados..." Les da su propio Espíritu, de modo que a partir de entonces comprendieron su misión, les abrió el entendimiento para comprender la Escrituras y les dió autoridad para anunciar el Evangelio y realizar la salvación. Desde ese día, esos hombres cambiaron: hasta entonces estaban aterrados y encerrados en una casa por miedo a los judíos, desde entonces su vida cambió, el Espíritu Santo les dió la libertad, la alegría y la valentía que necesitaban, la audacia que desde entonces les caracterizó.

A partir de ese momento, quien quería ser curado, tenía que acudir a los Apóstoles, quien quería ser perdonado, tenía que acudir a los Apóstoles, quien quería conocer a Jesús, tenía que acudir a los Apóstoles...

En resumen, Jesús fundó la Iglesia para que continuara su misión en el mundo. ¿Cuál es la misión de Jesús? Anunciar el Reino y traer la Salvación a todos los hombres. Ésa misma es la misión de la Iglesia de Cristo, que subsiste en la Católica.

La misma Salvación de Cristo, la obtenemos gracias a la Iglesia. De modo, que la Iglesia no son los templos, sino la familia de los hijos de Dios, el Pueblo Santo de Dios, constituído en torno a los Apóstoles. Si quieres llegar a Cristo tienes que hacerlo a través de la Iglesia o como decía San Jerónimo: "Quien no tiene a la Iglesia como Madre, tampoco tiene a Dios como Padre".

Quien nos une a Cristo es la Iglesia, en virtud del Espíritu Santo que Dios otorgó a sus Apóstoles.

De algún modo, se puede decir que la Iglesia es el gran sacramento de Cristo. Si un sacramento es un signo visible que produce la gracia de Cristo, entonces la Iglesia (Cuerpo místico de Cristo) es un signo visible en nuestra carne pobre y débil, donde Dios realiza su Salvación.



Cuando ya Jesús iba a ascender al Cielo, nos hizo un último regalo, como ya prometiera en la Última Cena. Ese regalo fue el Santo Paráclito, el Espíritu Santo, quien obra la santificación de nuestras vidas. Quien consigue que podamos entrar en comunión con Cristo es el Espíritu Santo; quien consigue que seamos uno con Cristo, como Cristo es uno con el Padre, es el Espíritu Santo; quien consigue que yo tenga los mismos sentimientos de Cristo, es el Espíritu Santo; es el Espíritu Santo quien dirige la Iglesia; es Él quien salva al mundo a través de la Iglesia. Quien convierte el pan y el vino en Jesús es Él, quien perdona los pecados cuando el cura te da la absolución es él, quien transmite lo que Jesús quiere decirte en la oración es Él... En verdad, podría llamarse la Iglesia del Espíritu Santo.

Obra de la misma manera que antes lo hizo en Cristo porque Jesús realizaba sus signos con el poder del Espíritu Santo. También se le ha llamado en la tradición de la Iglesia el Espíritu de Cristo. Por eso es tan importante que tengamos una férrea devoción al Espíritu Santo, que es Dios. No es opcional.

Realmente, por el sacramento de la confirmación recibes el don del Espíritu Santo, mediante el cual el Espíritu Santo te configura más plenamente con Cristo, hace que cada vez te parezcas más a Jesús y que puedas llevar a cabo tu misión en el mundo, que no es otra que la del mismo Cristo. Eres miembro de Cristo: sacerdote, profeta y rey.

¿ Y quién es Jesús y cómo podemos seguir en contacto con Él?


Antes de nada, pensad que esto es un simple esquema de una catequesis para niñas de hasta once años. No se trata de un tratado exhaustivo de teología. Yo no tengo capacidad para hacer tratados. A lo más que llego es a copiar el catecismo.

"Jesús es el Señor" Ésta es la frase por excelencia del Nuevo Testamento, no del evangelio, sino de los Hechos de los Apóstoles y las Cartas. La predicación del evangelio se resume en esta sencilla frase. Si crees en esto, te salvarás.

Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre. Jesús es igual a Dios por su naturaleza divina e inferior al Padre por su naturaleza humana. Gracias a su Resurrección, la humanidad de Jesús ya no limita su poder divino, ni su omnisciencia, ni su capacidad para estar en todas partes. De hecho, adoramos su misma carne. Adoramos a Jesús entero, no sólo su divinidad, sino toda su Persona unida indisolublemente a su humanidad. Es su carne la que nos salva. El único acceso que tenemos al Padre, se nos ha dado en Cristo. Todo lo que conocemos del Padre, lo sabemos por lo que Cristo nos ha Revelado.

Jesús es la causa de nuestra salvación. Nadie se salva si no es por Él. Del mismo modo que en la época de su primera venida, cuando caminaba con su cuerpo mortal por Palestina, sólo se podía salvar uno que pudiera tocarle, verle, hablar con Él, escucharle decir: "Te lo aseguro, hoy estarás conmigo en el Paraíso", del mismo modo hoy la salvación es posible porque podemos tener contacto personal y directo con Él.

Esto es, cuando alguien quería ser curado tenía que acudir a Jesús. Si hoy quieres ser salvado tienes que acudir a Jesús, pero...

- ¿Cómo podemos "contactar" hoy día con Jesús si no puedo verle, ni tocarle?

-¿Estás seguro de que no puedes tocarle, ni llegar a Él?

Jesús quiso crear la Iglesia para que su Salvación llegara a todas las generaciones. ¿Cómo nos llega su Palabra? A través de la Revelación que nos ha sido transmitida no sólo en la Escritura (cuyo Nuevo Testamento es obra de la Iglesia), sino en la Tradición viva de la Iglesia, de cada cristiano, que como un eslabón de una larga cadena llega hasta nosotros desde los mismos Apóstoles.

Cuando te acercas al confesionario, es Jesús el que te está perdonando a través del cura. Cuando te acercas a la Eucaristía, es Jesús quien entra en ti, a través del sacramento. Cuando evangelizas o haces apostolado, es Jesús quien está invitando a tu amigo, a través de tu persona.

Jesús ha querido necesitarnos, necesita a la Iglesia para poder seguir salvando al mundo.

¿Cómo puedo llegar a tener un trato directo con Jesús? A través de la Iglesia (no me refiero al templo, sino a la familia de los hijos de Dios, de los bautizados), a través de los sacramentos, de la Sagrada Escritura y de la oración.

Dicho de otro modo, ¿dónde puedo encontrar a Jesús, dónde se esconde mi Señor? Lo primero de todo debo buscarle en la Eucaristía, el sacramento de su Presencia, donde se ha quedado para esperarme. Puedo rezar en una montaña, sí, pero allí no tengo la presencia real de Jesús. Allí está Dios, sí, está en todas partes, pero en la Eucaristía tengo la presencia real del Cuerpo glorioso de mi Señor, en la Eucaristía está Jesús. Esa pequeña forma que parece pan creemos que ES Jesús.

También nos dijo Él mismo que cuando dos o más nos reuniéramos en su Nombre, allí estaría Él, por eso, debemos buscar a Jesús en la comunidad de fe, sea la Congre, un movimiento, una parroquia o en la misma familia. Si estamos en su Nombre, allí está Jesús. Por eso, el diablo siempre pretende que nos quedemos solos. Una vez que estás solo, ya no tienes defensa ante el maligno. Ésa es su intención: que pienses que los demás no son lo suficientemente buenos o sinceros, que quizás te vaya mejor apartándote de ellos… Para que te quedes solo.

Otro modo privilegiado de encontrarse con Jesús es mediante la oración, pero una oración sencilla, sincera y que exponga tu vida, si es posible, con la Sagrada Escritura y, mejor que mejor, con el Evangelio. Aquí corremos el riesgo de la subjetividad, que me encierre en como a mí me gustaría que fuera Jesús, para ayudarnos a no mentirnos a nosotros mismos y engañarnos con nuestros propios prejuicios de cómo tiene que ser Jesús, tenemos la enseñanza de la Iglesia, que es la intérprete auténtica de la Escritura Santa.

En todo caso, necesitamos que nuestra vida se abra a la salvación, obras de salvación. Jesús también se nos manifiesta en el amor. Si soy capaz de amar, ahí también encuentro a Jesús, en el pobre, en aquel que recibe mi gesto de cariño. También si hay alguien que me ama como Dios me ama, también encuentro allí a Jesús.

Hace falta fe, pues sí. Al principio, a mí me costaba más creer en la Eucaristía que celebraba yo, que en cualquier otra Misa. Me era más fácil reconocer el sacramento en otros, que en mí. Me parecía que estuviera jugando a celebrar Misa, pero Jesús me usaba y me dí cuenta sobretodo a través de la confesión. Si la gracia de Dios actuaba a través de mí para perdonar los pecados y lo veía incluso sensiblemente, como la gente salía mejor después de haberse confesado conmigo, pues del mismo modo, Jesús tenía que actuar a través de mí a la hora de celebrar la Eucaristía.

Al final, cuando vas teniendo un trato con el Señor, hay ocasiones en que incluso notas su presencia, reconoces que está contigo y vas viendo cómo actúa en tu vida, realmente está Vivo y te quiere con toda la potencia de su Corazón.

¿Cuál es la primera condición para poder acercarte a Él? Estar dispuesto a cumplir su Voluntad. Si en algún momento te niegas, entonces lo has perdido todo. Ya nunca lo vas a ver, pero si te arrepientes y quieres cambiar de vida, aunque seas débil, Él se te va a mostrar grande como es. ¡Qué maravilla que Dios se haya enamorado de ti hasta querer vivir contigo, dentro de ti y tú dentro de Él.

¿Quién es Jesús? Mi Salvador, mi Señor, mi Amigo, mi Hermano, mi Dios que se ha hecho hombre para salvarme y para vivir conmigo todos los días hasta el fin del mundo.



viernes, 29 de abril de 2011

Preparando el campamento de las Alevinas...




¿Os imagináis sobre qué van a ir las catequesis del campamento de las Alevinas este verano?


Las catequesis van a ir apareciendo por aquí para que las mandos del campamento puedan acceder a ellas fácilmente. Las catequesis serán:

1.- Jesucristo.
2.- Pentecostés: La "gracia" de la Iglesia.
3.- Los Apóstoles: ¿qué es y para qué sirve un Apóstol?
4.- ¿Quién es San Pedro y cuál es su carisma?
5.- ¿Qué son los obispos?
6.- La misión de la Iglesia.

Aquí aparecerá simplemente un desarrollo doctrinal de las charlas, cada mando deberá adaptar estas enseñanzas para las niñas según dos grupos de edades: de 6 a 8 años; de 9 a 11 años.

Las catequesis se impartirán de la siguiente manera: Una mando dará una charla de media hora a las mayores, mientras las pequeñas juegan; al cabo de la media hora, la mando encargada de la catequesis de ese día dejará a las mayores con sus mandos, para que tengan un coloquio y puedan plantear sus dudas (en ese momento llegará el sacerdote, hasta entonces no por no cohibir a quien da la charla); mientras las mayores están en el coloquio con sus mandos y el sacerdote, las pequeñas reciben una charlita con posibilidad de representar lo hablado o colorear unos dibujos acordes con el tema... Esto durará aproximadamente otra media hora o menos.

La finalidad de estas catequesis es preparar a las niñas para que puedan disponerse a participar con fruto de las Jornadas Mundiales de la Juventud en Madrid y cuando el Papa se vaya, ellas estén dispuestas para evangelizar en sus ambientes. Quien dude de que una niña de seis años pueda evangelizar es que no conoce cuántos padres han empezado a ir a Misa lo domingos porque sus hijos, que están en catequesis, se lo piden una y otra vez. ¡Qué grandes son los niños! ¡Viva Santa Beatriz de Silva!