Bueno señores/as como comenté en la última entrada, la primavera, como a la mayoría nos cambia el reloj biológico en el que cambio de hábitos en cuanto a pesca se refiere, dejando a un lado la temporada invernal, pero según la experiencia de otros años a finales de Abril y Mayo suelo tocar alguna buena lubina. Tras la fructífera salida de la jornada anterior y temiendo que las aguas se tranquilizaran ya en exceso en las siguientes semanas, tenía que intentarlo una última vez antes de cambiar los plomos de grapa y pirámide por los de lance. Tras ver que el agua se encontraba bien tras 3 días batiendo el mar, decidí hacer una salida exprés al finalizar la faena del día, así me planté sobre las 19:30 en el pesquero con 3 horas de subida aún por delante y una de bajada que era el tiempo límite que me había impuesto para irme, ya que al día siguiente tocaba rendir bien.
Libertad en estado puro |
Cañas listas, anzuelos cebados con choco sucio y pulpo, cañas al agua y a disfrutar de el último temporal con sabor invernal, un poco nostálgico, ya que hasta Octubre o Noviembre será dificil disfrutar de nuevo de la pesca que más me gusta. Las cañas pescaban bien, a pesar de la corriente, las gametas del 0.50 cumplían su función y solo quedaba esperar. Tras dos horas sin actividad alguna empezó a remolinarse el viento aumentando su intensidad, a lo que se sumó un aguacero que me hizo refugiarme en el paraguas. Fué cuando más agua caía cuando pude ver como una de las Stratto se retorcía de gusto en su cañero, jeje menuda picada, salté de la silla y esperé a que repitiera el arreón, tras otra espectacular arrancada esta vez hacia la derecha me dejó la caña totalmente volcada hacia atrás, momento en el que la tomé en mi mano, apreté un poco el freno y clavé de un buen cachete, quedando la caña totalmente arqueada y sacando hilo con dos buenas carreras, aquel pez si era bueno, muy bueno, su peso le delataba, era el róbalo que había estado buscando todo el invierno y que no había dado la cara. solo quedaba disfrutarlo e intentar ponerlo en seco, tras unas buenas arrancadas se vino totalmente a la orilla, haciéndome andar bastante hacia mi derecha, metiéndose peligrosamente debajo de las otras cañas.
La suerte hizo que no se liaran, y en su intento de venirse a la orilla a meterse donde más fuerte rompía el agua en su intento por librarse del anzuelo, cavó su propia tumba, ya que la fuerza de las olas ayudadas de la tensión de la línea hicieron su trabajo y en poco tiempo lo tenía a punto de caramelo, solo unos metros lo separaban de mí, tras quedar varado en la arena y tomarlo en la mano un gran alivio y alegría invadió mi cuerpo, con la satisfacción de un objetivo cumplido para este año que era batir mi récord de lubina, que a partir de este momento pasaba de 6.200 kg a 6.980 Kg. 7 kilazos de lubina nada más y nada menos.
No lo podía creer con la de frío y penurias que había pasado este invierno buscándolos en "su fecha", me ha llegado ya con la primavera bien avanzada. Sin duda este año ha sido prolífico en lubinas, si bien han abundado mucho las lubinas medianas, estando las grandes muy escasas y complicadas.
Quiero agradecer a todos los compañeros que han salido este invierno de pesca conmigo a comernos temporales, en especial a Lolo (Manuel Aljama) por su apoyo, su dedicación, su buen hacer y su entusiasmo, ya que sin ellos los bolos duelen más y cualquier día aunque no haya picadas se convierte en un día agradable, disfrutando de la naturaleza en una de sus caras más duras. Días en los que aunque la picada se la lleve uno, el éxito y la alegría nos inunda a todos cuando vemos a un amigo sostener en la mano su preciado trofeo, sin envidias, sin rivalidad. En ese momento solo un abrazo puede expresar la complicidad que tienen los verdaderos compañeros de pesca. Lástima que no todo el mundo entienda ésto.
La suerte hizo que no se liaran, y en su intento de venirse a la orilla a meterse donde más fuerte rompía el agua en su intento por librarse del anzuelo, cavó su propia tumba, ya que la fuerza de las olas ayudadas de la tensión de la línea hicieron su trabajo y en poco tiempo lo tenía a punto de caramelo, solo unos metros lo separaban de mí, tras quedar varado en la arena y tomarlo en la mano un gran alivio y alegría invadió mi cuerpo, con la satisfacción de un objetivo cumplido para este año que era batir mi récord de lubina, que a partir de este momento pasaba de 6.200 kg a 6.980 Kg. 7 kilazos de lubina nada más y nada menos.
No lo podía creer con la de frío y penurias que había pasado este invierno buscándolos en "su fecha", me ha llegado ya con la primavera bien avanzada. Sin duda este año ha sido prolífico en lubinas, si bien han abundado mucho las lubinas medianas, estando las grandes muy escasas y complicadas.
Quiero agradecer a todos los compañeros que han salido este invierno de pesca conmigo a comernos temporales, en especial a Lolo (Manuel Aljama) por su apoyo, su dedicación, su buen hacer y su entusiasmo, ya que sin ellos los bolos duelen más y cualquier día aunque no haya picadas se convierte en un día agradable, disfrutando de la naturaleza en una de sus caras más duras. Días en los que aunque la picada se la lleve uno, el éxito y la alegría nos inunda a todos cuando vemos a un amigo sostener en la mano su preciado trofeo, sin envidias, sin rivalidad. En ese momento solo un abrazo puede expresar la complicidad que tienen los verdaderos compañeros de pesca. Lástima que no todo el mundo entienda ésto.
Nou Cast sin memoria 0.50 y Owner SSW 5/0 |
Sin nada más que contar me despido hasta la próxima entrada con unas fotos, mirando al horizonte esperando de nuevo ver esos borreguitos en el agua que actúan como un poderoso imán para los que amamos el Surfcasting invernal. Un abrazo y felices pescas.