Leopold Auenbrugger con su esposa Marianne Pintor austriaco desconocido de la segunda mitad del siglo XVIII Óleo sobre lienzo Donazione Putti. Instituto Ortopedico Rizzoli. Bolonia (Italia) Fotografía de Luca Borghi (abril de 2009) |
Pocas veces podremos contemplar un cuadro con el retrato de uno de los grandes nombres de la historia de la medicina acompañado por su esposa. En éste vemos al médico austriaco Leopold Auenbrugger (1722-1809), convenientemente empelucado -como mandaban los cánones de la época- y algo sobrado de carnes -los dos botones desabrochados del chaleco son buena prueba de ello- que muestra satisfecho su libro, el Inventum novum..., abierto de tal modo que pueda leerse la portada sin dificultad. A su lado, Marianne, la orgullosa esposa, apoya la mano derecha sobre el antebrazo contrario de su marido, mientras le ofrece, solícita, una taza de café -café vienés podría ser, por su lugar de residencia- que acaba de servir. La cafetera se encuentra detrás del libro. Sobre la mesa, cálamo y tintero, utensilios indispensables durante los largos años empleados en anotar los resultados de sus observaciones y redactar el libro.
Para saber más sobre la vida y la obra del inventor de la percusión como método exploratorio para el diagnóstico les recomiendo la entrada que le dedica el Profesor Fresquet en su blog historiadelamedicina.org, de donde tomo los siguientes párrafos:
"Entre 1751 y 1758 Auenbrugger trabajó como médico auxiliar en el Hospital Militar Español [de Viena], aunque sólo percibió salario a partir de 1755. En 1757 la emperatriz María Teresa ordenó a la Facultad de Medicina que lo admitiera en calidad de honorario. Después, entre 1758 y 1762 fue médico jefe en [el mismo Hospital], donde adquirió gran experiencia en el diagnóstico de las enfermedades de tórax. Fue en este periodo cuando ideó la percusión de la caja torácica con el fin de conocer el estado de los órganos internos mediante sonidos. Era gran aficionado a la música y estaba acostumbrado a diferenciar distintos tipos de sonido. A lo largo de siete años observó las diferencias de tono provocadas por distintas enfermedades de pulmón y de corazón. A esto añadió, además, la realización de necropsias para corroborar sus hallazgos. También llevó a cabo experimentos inyectando en el cadáver distintas cantidades de líquido y estudiando los sonidos a que daban lugar en la zona.
Sus hallazgos los publicó en Viena en 1761, en el libro Inventum novum ex percussione thoracis humani ut signo abtrusos interni pectoris morbos detegendi, que hoy se considera como un clásico de la historia de la medicina. Se trata de un opúsculo de noventa y cinco páginas, redactado de forma muy sobria. Comienza describiendo reglas de tipo práctico para el ejercicio de la percusión. Ésta deberá efectuarse de forma suave, juntas las puntas de los dedos, a manera de martillo, y cubierto el tórax del enfermo con la camisa o con un pañuelo. El sonido del pecho sano es análogo al de un tambor golpeado a través de un grueso paño de lana. Señala también los límites del sonido pulmonar y menciona, sin ser muy preciso, la matidez cardíaca. Distingue cuatro alteraciones del sonido torácico: 'alto', 'profundo', 'claro' y 'oscuro', aparte de sonitus paene suffocatus o abolición total. Estudia minuciosamente la respectiva presentación de esos cinco signos físicos en las más diversas enfermedades del tórax. Auenbrugger comparó, además, los resultados de la percusión con los que obtenía investigando dos signos más: la movilidad respiratoria de la pared torácica y el frémitus pectoral."(1)
Es probable que Auenbrugger ideara la percusión, como método exploratorio, recordando a su padre, que regentaba un hotel en su Graz natal (la segunda ciudad universitaria más importante de Austria, después de Viena, y cuna de grandes músicos), cuando golpeaba con los dedos los barriles de vino o cerveza para calcular el nivel del líquido que contenían. Pero, sin duda, fueron su inmensa afición musical y -en consecuencia- su "bien educado oído", los que le permitieron estudiar, clasificar y describir los distintos tonos que percibía al percutir la pared torácica. No obstante, a pesar de la buena acogida que tuvo el método entre algunos de sus colegas, la mayoría se mostraron indiferentes o, simplemente, lo ignoraron. En realidad, la percusión no empezó a convertirse en un método de exploración habitual en medicina hasta cerca de cincuenta años después, cuando el francés Jean-Nicolas Corvisart (1755-1821), médico de Napoleón, tradujo y comentó la obra de Auenbrugger en otro libro, publicado en 1808, con el título: Nouvelle méthode pour reconnâitre les maladies internes de la poitrine par la percussion de cette cavité.
Cuenta Pérez Peña que, a finales de los cincuenta o principios de los sesenta, del siglo pasado, cierto profesor encargado de clases prácticas en la Facultad de Medicina de San Carlos, de Madrid, amenizaba sus clases sobre la percusión narrando a los alumnos una anécdota, atribuida al propio Auenbrugger, o tal vez a Corvisart, que decía así:
"Al parecer el inventor de la percusión torácica, Joseph Leopold Auembrugger [...], abandonó una mañana su domicilio, para ir a cumplir sus obligaciones profesionales. Dejó en su casa a su linda y joven esposa. Pero habiendo olvidado alguna cosa que él juzgaba de importancia, se vio obligado a regresar de imprevisto a su domicilio. Llamó a la puerta abriéndole su esposa, la cual se mostraba azarosa, observándose en su semblante cierto nerviosismo y desasosiego. Sin mediar más palabras, Auenbrugger se dirigió a la puerta del armario que se encontraba junto al lecho conyugal, cuya puerta empezó a percutir señalando con un pizarrín, los límites del claro y mate, que él iba detectando. El resultado de tal maestría en el arte de la percusión, fue que en la puerta del armario, quedó dibujada la efigie de un republicano (en el armario escondido) con gorro frigio incluido."(2)
Evidentemente, tal anécdota, no tiene la menor credibilidad, resulta injuriosa, y no tiene más valor que el muy dudoso de ensalzar la habilidad exploratoria de Auenbruguer. Desde luego, en el improbable caso -por lo que sabemos- de que hubiese sido cierta, no iba a ser el médico austríaco, el presunto cornudo, quien la difundiera; y no creo que Corvisart, por muy francés y médico de Napoleón que fuera, tampoco lo hiciera.
De lo que no cabe duda, en cambio, es de que Leopold Auenbrugger era un apasionado de la música. Fue amigo y colaborador de Salieri, conoció a Mozart y tuvo muy buenas relaciones con Haydn. Auenbrugger escribió el libreto de una ópera de Salieri: Der Rauchfangkehrer (El deshollinador), estrenada en 1781. YouTube tiene inactivada la inserción del aria de esta ópera de Salieri y Auenbrugger, pero se puede acceder a ella pulsando sobre el siguiente enlace:
Sí podemos insertar, al menos, el vídeo de la obertura; aunque, como es natural, no incluya la letra de nuestro médico músico:
Seguramente, Marianne, la esposa, compartió la afición musical de su marido, y ambos la transmitieron a sus hijas, Marianne (como su madre) y Caterina Franziska. Marianne, a pesar de su temprana muerte (nació el 19 de julio de 1759 y murió el 25 de agosto de 1782) llegó a ser considerada como una gran pianista y compositora. Las dos habían sido discípulas de Salieri y Haydn. Éste último, que las apreciaba mucho, les dedicó una serie de seis sonatas para piano (originalmente para clavicordio o "pianoforte"), la número 20 y las comprendidas entre los números 35 y 39, ambas inclusive, que se conocen precisamente como Sonatas Auenbrugger.
En You Tube, podemos ver y escuchar, por ejemplo, el 2º movimiento, adagio, de la número 38 interpretada por el pianista lituano Kasparas Uinskas:
Personalmente, siento especial predilección por la versión, posiblemente más cercana a la original por el instrumento que emplea y por su particular sensibilidad, de la gran pianista austriaca Ingrid Haebler.
Los melómanos empedernidos pueden escucharlas todas en mp3classicalmusic.
Como le dije en su día, esta entrada está dedicada a la profesora María Dolores del Corral, amiga y autora del blog AB MÚSICA Y MÁS, confiando en que haya sido de su agrado.
(1) FRESQUET, J.L. (2006): "Joseph Leopold Auenbrugger (1722-1809)". historiadelamedicina.org Blog. [Disponible en: http://historiadelamedicina.org/blog/2006/11/19/joseph-leopold-auenbrugger-1722-1809/; consultado el 21 de septiembre de 2011].
(2) PÉREZ PEÑA, F. (2005): Los últimos clínicos de San Carlos. Estampas y vivencias de la Facultad de Medicina de San Carlos. Parte Primera (hasta su cierre en octubre de 1965). Madrid, Editorial Vision Net: 84-85. [Disponible en: http://books.google.es/books?id=988bnZz_LpIC&printsec=frontcover&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false; consultado el 21 de septiembre de 2011].
ENLACES DE INTERÉS
CALHEIROS VIANA, R. (2010): "Leopold Auembrugguer - Músico Criador do Revolucionário Método de Examinar os Pacientes Através da Percussao das Cavidades". A Arte da Medicina. [Disponible en: http://medicineisart.blogspot.com/2010/10/leopold-auenbrugger-deteccao-de-doencas.html; consultado el 21 de septiembre de 2011.]
OLANO, V.A. (1995): "La percusión en medicina". El Tiempo.com. [Disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-321049; consultado el 21 de septiembre de 2011].