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Borbones: amados patriotas de cartón piedra
23 junio 2015
Banderita socialista, patriotismo barato
Ahí estaba con su bandera de fondo. Una bandera kilométrica. Pedro Sánchez necesita que le consideren un hombre moderado, no vaya a ser que el bolivarismo, el extremismo de izquierda, el comunismo batasuno le haya atraído demasiado y los electores le tomen por un antisistema. Él necesita más que nunca pagar el precio de sus pactos, por eso ha sacado a pasear la bandera. Por cierto, seguro que ha sido un consejo de su amigo José María Aznar, ya saben aquel que batió el récord Guinness, con la bandera de la Plaza de Colón, casi trescientos metros cuadrados de tela, del pacifista español del trío de las Azores.
Debería recordar el bueno de Sánchez que hasta las banderas más grandes se caen. Pero él no está para pensar, sino para mostrar su españolidad. Y ahí le tienen ustedes, a punto de asistir al club más poderoso del mundo, el pasado 13, el club Bilderberg –al final no fue por cuestiones de agenda, pero se excusó y apoyó al club--, el que dicen que manda por encima de gobiernos, el que más cuida a los poderosos a costa de los débiles. Todo menos enfrentarse con este club indeseado.
Y podemos hablar del apoyo socialista al TTIP, ese tratado que apoyan junto a populares a pesar de que se está elaborando en absoluto secreto y cuenta con un tribunal que antepone los deseos de las multinacionales a las decisiones de los gobiernos. ¡Otra más de este nuevo socialismo!
Y lo que faltaba, ahora resulta que los socialistas han manifestado que van a apoyar a De Guindos como candidato a presidir el Eurogrupo. ¡El colmo! La flexibilidad ideológica del PSOE siempre me ha sorprendido y me sigue sorprendiendo. Bastaría con recordar las decisiones que tanto han dañado a nuestro país del ministro de Economía como para que no se apoyara a este individuo. Además, es cuestión de seguir, simplemente, todas las críticas que el mismo PSOE ha hecho a las políticas de De Guindos, para llegar a no entender esta ayuda socialista.
No cabe duda de que Pedro Sánchez y el PSOE se están empezando a creer que ellos son los reyes del mambo, porque a pesar de haber tenido los peores resultados electorales de su historia, pensaban que la cosa iba a ser peor. Y mientras que parecía que iba a desaparecer el bipartidismo, hoy aunque ha bajado, todavía sigue estando por encima del 50% (52,1%) cuando estaba en un 65%, pero se esperaba que bajara más. Y qué duda cabe que a ellos les interesa en grado sumo el bipartidismo, y el mantenimiento o, mejor, el aumento del mismo es un objetivo deseable.
Menos banderitas, menos ayuda al individuo que ha pintado de negro nuestra vida, menos apoyo a las multinacionales y más ayuda, no sólo en el programa, a los que sufren la crisis, a los que están desclasados gracias a aquel cambio constitucional –el límite del 3% del déficit--, por el que se premiaba a los bancos y se condenada a los ciudadanos.
Y claro, para eso hay que parecerse al PP. Aparentar el patriotismo, ese patriotismo de pacotilla que se resume en mostrar la bandera española, cuanto más grande mejor, apoyar a los de siempre, mantener el status quo, olvidarse del cambio y ofrecer más de lo mismo. Eso sí, con cuidado y pareciendo que se cambia, aunque se defiendan los mismos valores. Y si no, ¿cómo se puede entender el apoyo a De Guindos, el apoyo al TTIP o la presencia de la banderita de fondo? Sólo de una forma. Está concertado con el PP, coincidencia en sus políticas. Y es que entienden que el bipartidismo todavía tiene vida y lo van a defender a capa y bandera. Todo lo demás, es poco importante. El poder es el poder, y del poder al cielo.
Todo esto sin olvidar que Sánchez es el socio de Pablo Iglesias en muchas ciudades y comunidades. ¿Hay quién entiende esta política incoherente del PSOE? Y en Podemos qué dicen…
Salud y República
13 diciembre 2012
Otro patriota de hojalata: Calatrava
Otro más. Y van… En este caso hablo del arquitectísimo Santiago Calatrava, o mejor Santiago y cierra España, de la orden de Calatrava. Íntimo amigo de peperos de pro, que han sido y son, y que le proporcionaron unos cuantos millones por obras tan ingeniosas como inútiles. Obras que apenas se usan y cuyo coste hace temblar las arcas de cualquier comunidad.
No seré yo quien critique la estética de Calatrava, pero sin embargo hay más de un denominador común negativo en casi todas sus obras. El precio altísimo que siempre se queda corto y se multiplica cuando se construye la obra; y también, la inadecuación de la obra con el uso que se pretende dar a la misma, o la deficiencia estructural de alguno de sus edificios, por ejemplo:
- El puente de Zubizuri de Bilbao donde las losetas de cristal se rompen fácilmente y son deslizantes cuando llueve.
- El Museo de las Ciencias Principe Felipe de Valencia que cuenta con un exceso espectacular de espacio con techos muy altos y paredes irregulares donde no se pueden exponer obras y que provoca un derroche energético enorme al tener que calentar o enfriar un recinto en donde la parte utilizada para exposición es mínima.
- La terminal del aeropuerto de Bilbao donde la zona de espera de llegadas está ubicada en plena calle, a la intemperie, sufriendo lo usuarios las inclemencias del tiempo.
- El Palacio de Congresos Princesa Letizia de Oviedo donde se construyó un dispositivo móvil a modo de visera que nunca ha funcionado.
- Varios edificios de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, una de las obras más significativas de Calatrava han tenido goteras por problemas estructurales.
- Fallo en un sistema de apuntalamiento del Palacio de Congresos de Oviedo, por el que perdió un juicio y tuvo que pagar 3,5 millones de euros a una aseguradora.
- Hoy está pendiente un proceso judicial por el cual el Tribunal de Cuentas italiano reclama 3,4 millones de euros por patologías crónicas encontradas en el puente sobre el Gran Canal de Venecia cuyo origen es el diseño defectuoso de la obra de Calatrava.
Estos son sólo ejemplos, a los que se podrían añadir más. Bien, pues este elemento ha gozado de trato prioritario en las comunidades de Baleares y de Valencia comandadas por el PP, donde sus amigos Matas, Zaplana y Camps le han otorgado proyectos multimillonarios que hoy se encuentras totalmente infrautilizados.
Calatrava es premio Príncipe de Asturias y además ha recibido el título honorífico de embajador de la “marca España”.
Como quiera que es un “verdadero patriota”, un tipo muy español que pasea la marca España y su españolidad por todo el mundo, ha decidido fijar la sede de su sociedad mercantil en Suiza, por aquello de que es muy patriota pero no gilipollas, y, claro, no va a pagar impuestos en España, pudiendo evitarlo. Por otro lado el Foro de Marcas Españolas, el que le nombró embajador honorífico ha decidido que no hay motivos para quitarle ese título. Al fin y al cabo, siendo amigo de un gobierno que no combate el fraude fiscal, que hace que gente como este individuo no sufra la crisis, y que se dedica a amnistiar a los defraudadores, Calatrava ha actuado en consecuencia: no pagando impuestos en España.
Ya verán como no sólo seguirá siendo embajador de la marca España, sino que habrá alguna institución política de nuestro país que le seguirá encargando trabajitos. Y él, feliz y contento y a pasear su españolidad por el mundo, y, de paso. a recoger sus ganancias a Zurich. ¡Vivan los patriotas de hojalata!
Salud y República
09 diciembre 2012
Patriotas de hojalata
Hay que ver cómo presumen muchos de ser patriotas, de dar lecciones, de ser verdaderos herederos de las glorias de Isabel la Católica. Y no digo yo que no haya alguno por ahí que se lo crea de verdad –pobre enfermo--, sin embargo, por lo que demuestran muchos se trata de pura fachada, de aparentar, haciendo bueno el refrán: “Dime de que presumes y te diré de lo que careces”.
En este país ya estamos hartos de gente que se autodenomina patriota y que luego en la acción diaria deja mucho que desear. Quizá deberíamos empezar por saber qué se entiende por patriota.
Hay quien piensa que ser patriota es creer en la España Una, Grande y Libre. Una España cuya diversidad es un estorbo, cuya grandeza se acoge a las España Imperiales y cuya libertad se basa en que todos deben respetar como mucho en la libertad de mercado, sin excusas, todo lo demás, puro libertinaje.
Esos son los que se visten de domingo para manifestarse en contra del matrimonio homosexual o del aborto, o en defensa de la libertad económica. Gente de bien que saca la bandera cada dos por tres –algunos la sacarían con el aguilucho si no fuera porque les llamaría antiguos y porque quieren disimular—, los que someten sus mandatos a la Iglesia y a la CEOE. Los que se dan golpes de pecho y se confiesan para liberarse de sus continuas faltas. Los que hacen negocios a costa de los amigos y trabajando poco. O los que utilizan el poder de su Ejjpaña para intereses particulares.
Son aquellos que se llevan el dinero a paraísos fiscales, los que, si pueden, defraudan, los que utilizan la ingeniería financiera para pagar menos que los currantes normales, los que tienen su domicilio fiscal fuera de España y sin embargo se llevan los premios y méritos deportivos o artísticos aquí. Los que están todo el día puteando al personal pero luego se confiesan y empiezan desde cero. Los que ven un peligro en los inmigrantes. Los que medran a costa de otros.
Ahí están esos que se rasgan las sotanas cuando hablan de matrimonios homosexuales y del aborto, y sin embargo no dicen ni pío ante los desahucios o la miseria creciente. Ahí quedan esas magníficas empresas que obtienen los más grandes beneficios en época de crisis y que no les importa tener su dinero en algunas SICAV, en paraísos fiscales o hacer trabajar en régimen de esclavitud a niños del tercer mundo, o simplemente no pagar el IVA. Esos Urdangarín y DíazFerran que andan sueltos. Gente lista y reconocida que sabe evadir impuestos y ser corruptos de primera, en muchos casos, consentidos.
Por ahí andan esos politicastros que malgastan lo público, capaces de “regalar” hospitales a sus amiguetes para que hagan negocio con la salud de todos, que aumentan el paro para que el trabajo sea más barato, que no son capaces de poner impuestos a las grandes fortunas, cargarse las SICAV, perseguir el fraude fiscal en condiciones, o evitar desahucios y miserias, y, sin embargo, recortan la educación, la sanidad y los servicios públicos, dejan a los discapacitados indefensos y nos hacen repagar por servicios que ya pagamos. Esos que dicen ‘que se jodan’ a los parados o que son unos vagos que compran teles de plasma con el subsidio. Los mismos que incumplen y quieren cargarse los derechos que recoge esa Constitución que tanto aman y no quieren cambiar. Responsables de fiestas donde mueren personas por su negligencia, y que sin embargo echan siempre la culpa a otros. Los que jamás dimiten, pase lo que pase.
Todos esos son los que se llaman a sí mismo patriotas. Ellos son así. Ese es su mundo y pretenden ser los grandes patriotas. Cuando sacan sus banderas y sus consignas a pasear, se sienten españolísimos, los únicos con derechos, “la gente de bien” “la gente de orden”.
Mientras, los que trabajan o hemos trabajado toda su vida, los que no trabajan porque no hay trabajo, los que pagamos todos los impuestos, los que denunciamos injusticias, los que nos movilizamos para que no nos quiten nuestros derechos. Los que jamás hemos metido la mano en la caja. Nosotros, somos gente perroflauta, incapaz de comprender a “los patriotas”, gente que no colabora, capaz de pegar a los policías en las manifestaciones y de sacarnos un ojo para echarles las culpas a las fuerzas del orden público. Nosotros somos la escoria, los que no dejamos avanzar este país. Los que damos el golpe de Estado, los traidores. Los inconformistas sin motivos. Los decimonónicos. Somos los antipatriotas indignados.
Miren ustedes, modernos miserables patriotas de hojalata, métanse su patria por el culo.
Salud y República