Esta es una receta no apta para intolerantes. Afortunadamente en casa no tenemos celíacos y por tanto he usado harina normal, de la que encuentras facilmente. No tengo la necesidad de buscar harinas sin gluten, probar y probar recetas hasta dar con un pan que parezca y sepa a pan ni pelearme con medio mundo para encontrar comida sin gluten fuera de casa. Toda una odisea en un país que todavía está a años luz de normalizar la situación de los celíacos.
Por esto esta receta además de conmemorar el día del pan está dedicada a Lourdes, una mujer valiente que siempre encuentra una alternativa sin gluten que ofrecer a su familia aunque eso suponga tener que hacer un montón de pruebas en su cocina. Ella reivindica un logo sin una espiga que excluye a los celíacos, y en eso, estoy con su causa. El pan es mucho más.
500 gr. de harina de fuerza
10 gr. de sal
5 gr. de harina de malta (yo no le puse)
225 ml. de agua
65 gr. de manteca de cerdo (vale mantequilla)
20 gr. de levadura fresca
Mantequilla para pintar
Preparación:
Se mezclan todos los ingredientes de la masa menos la levadura, que se incorpora cuando falten unos pocos minutos para acabar el amasado. Dejar reposar la masa cubierta con un paño húmedo durante 15 minutos.
Se estira la masa con un rodillo hasta que tenga un grosor de unos 2,5 cm. Se espolvorea la masa con harina y se hace un pliegue sencillo. Se vuelve a estirar con el rodillo y se hace otro pliegue.
Se vuelve a dejar en reposo y pasados otros 15 minutos se vuelve a pasar un rodillo hasta dejar un grosor de 1,5 cm. Con un cortapastas de 8 cm. se hacen las distintas piezas y se ponen en una bandeja con papel de horno. Se pintan las piezas con mantequilla y se ponen en un lugar cálido y sin corrientes de aire durante una hora para que fermenten tapadas con un paño húmedo.
Se precalienta el horno a 250º. Justo antes de meter los panes se rocía con agua para generar vapor. Se baja la temperatura a 210º y se hornean las figacitas durante unos 20 minutos.