Contra el frío
Iba a escribir sobre jazz, lo mucho que me ha gustado un disco que se llama Dans les arbres, que es también el nombre del grupo, cuatro músicos fascinantes, sobre todo el pianista, Christian Wallumrod (la "o" de su apellido hay que escribirla a la noruega, con esa barra atravesada, pero no sé cómo hacerlo en este teclado). Iba a decir que es una música de lo más extraña, ruidos fantasmales casi, no es jazz ni es contemporánea (ésta suele ser mucho más aburrida), y las pistas llevan nombres extraños: la somnolencia, la indiferencia, la flema, el entumecimiento, el desapego, la frialdad, el adormecimiento, la moderación (todo esto en francés). Ideal para este tiempo, tan lejos del dichoso verano...
Pero mira por donde, cojo un periódico, El Mundo del pasado 21 de noviembre, viernes, y en la última página vienen dos fotos de Olga Rodionova, una con su maridito, vestida de glamour, y otra que forma parte del libro que ha publicado Taschen y que el marido le ha regalado, en la que aparece enharinada y enlazada a un maromo, casi desnuda. Y ya no sabía de qué escribir, si de cultura o de sexo o de merdellonas o de putas, porque siempre me salen al paso. La verdad es que todos los días descubre uno algo nuevo, el jazz, las mujeres hermosas, el buen vino, Músicas posibles, ¡ay, la vida, qué buena es!
Pero mira por donde, cojo un periódico, El Mundo del pasado 21 de noviembre, viernes, y en la última página vienen dos fotos de Olga Rodionova, una con su maridito, vestida de glamour, y otra que forma parte del libro que ha publicado Taschen y que el marido le ha regalado, en la que aparece enharinada y enlazada a un maromo, casi desnuda. Y ya no sabía de qué escribir, si de cultura o de sexo o de merdellonas o de putas, porque siempre me salen al paso. La verdad es que todos los días descubre uno algo nuevo, el jazz, las mujeres hermosas, el buen vino, Músicas posibles, ¡ay, la vida, qué buena es!
Etiquetas: Felicidad posible
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