--¿Qué estás leyendo ahora?
--
Marya, de Joyce Carol Oates. Un coñazo. Bueno, no es eso en realidad, pero se le acerca mucho. La novela empieza bien, con esa niña atribulada porque pierde al padre y luego a la zorra de la madre, que a lo mejor es de origen checo y es una zorrita astuta, todo puede ser. Pero luego llegan los años en que esta niña sólo quiere estudiar. ¡Ley de compensaciones!, como es tan condenadamente fea, pues no le queda otra. Y hay un capítulo realmente bueno, cuando entra en contacto con una amiga allí en la universidad, una chica muy pija, muy guapa, muy golfa, como son todas las pijas de pro, sean de la generación que sean. Pero luego la cosa afloja bastante, cuando ella está haciendo el doctorado puede ser que la atención se mantenga (ese profesor es realmente un personaje), pero luego cuando ya es profesora, es realmente aburrido. Y qué decir del capítulo en que tiene esa extraña relación con el cura, cuando es todavía adolescente... En fin, una novela en la que apenas hay sexo, porque esta atormentada no quiere saber nada del sexo, ¡es una birria!
--O sea, que tú, si no hay sexo, no te enganchas...
--No es eso, no es eso, pero ante un personaje tan rematadamente frígido, ¿qué se puede hacer, si no es cerrar el libro e irse a escuchar un poco de jazz?
--¿Y qué toca ahora?
--Paul Bley, Evan Parker, Barre Phillips, un jazz que no es realmente jazz, que tampoco es improvisación, que tampoco es música contemporánea, y son todas esas cosas a la vez. Warne Marsh, Lennie Tristano, están en el aire. Es música lírica, es justicia poética, el tiempo dirá... Y luego, Evan Parker y su Electro-Acoustic Ensemble,
Toward the Margins..., otro mundo, colega...
--O sea, que abandonaste la música contemporánea, la clásica es un rollo...
--Nada de eso: si escucho esta música es porque tiene puntos de contacto con la que escuchaba antes, pero lo que me gusta es que tiene fuerza, una fuerza casi primitiva, que no encuentro ni en los más salvajes de los contemporáneos, ni en Varèse... Escuché una pieza de Mark André que tiene puntos de conexión con su maestro Lachenmann, llega a un puro ruido encantador..., también está Ligeti en un bello pasaje... Anoche, Héctor Parra no me emocionó, lo encontré incluso manierista. Lo mejor, esos
Kafka Fragmente de Kurtàg, una obra larga, fragmentaria, alucinante...
Los mismos intérpretes que sonaron anoche...
Etiquetas: Primero la música