Como cirujano, entendí enseguida que en esta época de pandemias hay que tomar medidas drásticas.
Cualquier síntoma de cualquier cosa debe ser atacado sin demoras y sin piedad.
¿Le duele el dedo?
Le corto la mano o el brazo.
¿Le duelen los ojos?
Extracción de globos oculares y nervio óptico.
¿Tiene insomnio, estrés, cansancio, dolor de cabeza?
Lobotomía masiva.
¿Le apareció una alergia en la pierna?
Amputación de pierna.
Claro que no siempre es fácil dar estos diagnósticos. Por un lado, la gente es miedosa y se resiste. Por otro lado, hay ciertas cosas que cuesta erradicar.
Por ejemplo, el otro día vino a mi consultorio un tipo que se había manchado el cuello con pintura negra y, la verdad, no tengo la menor idea de cómo quitarle el cuello. ¿Lo decapito, directamente y sin anestesia? ¿O se lo corto con una sierra? ¿O le saco la zona afectada con una navaja?
Este es el difícil panorama con el que se encuentra un cirujano hoy en día.
Por suerte en Internet hay muchos sitios de frigoríficos famosos donde explican con detalle cómo hay que cortar la carne.
(Esta búsqueda apunta a este mismo blog)
Viaje a Cuzco
Hace 9 años