sobre sus tres décadas
y una centella fractura
el cristal de la tristeza.
Ella acaricia
su hermosa piel tersa.
A media luz su zapatilla
en el peldaño cuarenta
camina sobre el espejo roto
en el suelo de la ausencia.
Trozos de la vida
cuidando la apariencia.
Descubre cuatro arrugas
en la piel que aún es tersa.
Y en la madrugada
de sus cinco decenias
una chispa de sol alumbra
los añicos de la pena.
Escombros de lozanía
que se fueron,
sin ninguna despedida.
Ella acaricia a solas
los pliegues de su barriga.
Insondable displicencia
en el estribo sesenta
la escobilla arrasa
del estropeado cristal,
la última existencia.
Herrumbe y silencio
depresión y cobardía
y en su vientre no se agitan
las estrillas.
Necrología
de la década setenta
"El espejo se perdió
en los desechos de la amnesia.
las arrugas son ahora,
parte de la tierra"
Grandiosas imágenes puestas
ResponderEliminarGrandiosas imágenes puestas en un poema excepcional. Es un placer leerte.
Necrología
ResponderEliminarOtro acierto, lleno de imágenes que van mostrando el paso irremediable del tiempo.- Es muy agradable leerte Miriam.-
Mis estrellas.-
Magníficas imágenes y descripciones. Un gran y grato placer leerte siempre.
ResponderEliminarAbrazos.