Hoy le toca el turno a una cadena de supermercados. Creo que
es la primera vez que traigo un spot de un supermercado pero oye, en la
variedad está el gusto y si algo tienen de bueno los anuncios pesadillescos es
que no son nada clasistas. Se pueden encontrar cosas raras en todos los rubros.
Me va a quedar más largo de lo habitual pero no soy capaz de resumir esto menos
palabras. De todas formas, como el lunes Forlán escribió menos y os pensamos dejar
abandonados hasta el 14 de mayo aproximadamente, compensamos una cosa con otra.
La gracia del anuncio consiste en que, en un principio,
vemos a un hombre oliendo con deleite una bandeja de horno que contiene una
musaka. El plano se abre y vemos una cocina hecha un auténtico desastre (se
podría conocer con la del detergente de la semana pasada) y, entonces, las
imágenes comienzan a ir hacia atrás, para mostrarnos cómo hemos llegado a ese
resultado. Yo lo contaré al derecho porque contarlo al revés va a ser un lío
absoluto.
El protagonista va al supermercado en cuestión y ve unas
berenjenas. Las berenjenas le dan la idea de cocinar por lo que, ya en su casa,
sube al desván y , encaramado a una escalera, alcanza un libro, cayéndose
posteriormente con escalera y todo porque si los protagonistas de los anuncios
no son algo torpes parece que no tienen gracia.
Vemos que el libro que ha cogido de la estantería es el
libro de recetas de su madre pero, como se ve que hay algo de la receta que no
entiende, opta por llamarla. La madre no atiende el teléfono porque en ese
momento está muy ocupada partiendo tablas a patadas en su clase de artes
marciales.
Eso no va a ser impedimento para que nuestro héroe termine
cocinando su musaka. Se dirige a un restaurante griego donde un hombre que
tiene de griego lo mismo que yo de bielorrusa le explica cómo debe prepararla.
Él apunta la receta con un boli de estos de cuatro colores que pensé que habían
quedado relegados a los años ochenta pero, al parecer, continúan vivos. Al
irse, tropieza y rompe una estatua en su caída (¿ya he dicho que si la gente no
es torpe en los anuncios no tiene gracia?).
Luego (o antes, ya me pierdo) vemos la bolsa del súper sobre
la encimera y cómo de ella salen todos los ingredientes. Desconozco si es que
no ha ido a comprarlos hasta asegurarse de tener la receta o si los propios
publicistas se han liado con el orden de los acontecimientos porque si primero
estaba en el súper, lo segundo debería ser la bolsa y después el desván, así
que para verlo el orden debería ser: Desván – bolsa – berenjenas en el súper.
Lo siguiente en la reconstrucción de los hechos sería cuando
ralla las cebollas llorando a moco tendido y cómo pone unos tomates en la
batidora, olvidando colocar la tapa y salpicando todo de salsa de tomate que,
se ve que de tan densa que es, tira en su salpicadura el reloj de gato Félix de
la pared (en serio, quiero un reloj de esos desde que tengo memoria).
Y, por último (o al principio del todo del anuncio porque
este bucle temporal me está matando), ya veríamos cómo pone una berenjena
entera en la sartén (con su rabito y todo), la sartén se prende fuego, él grita
desesperado pero, finalmente, consigue montar su musaka y cocinarla en el horno
con el resultado final (o inicial) que ya hemos visto.
Mucho “Regreso al
Futuro” han visto estos… En fin, el caso
es que yo, siendo como soy, seguro que vería las berenjenas y diría “Me apetece
musaka” y lo siguiente sería pillar una de la sección de congelados o llamar a
un restaurante griego para que me la traigan.
No habría mucho que relatar pero no veáis lo que simplifica
la vida.
P.S. Forlán ya se despidió de vosotros el lunes pero ahora
me toca a mí. Sed felices y nos leemos a la vuelta de nuestro/vuestro reposo.