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¿Que las poleas ya no se contentan con devorar millares y millares de meñiques?
¿Qué las maquinas de cocer amenazan zurcirnos hasta los menores intersticios?
¿Qué la depravación de las esferas terminará por degradar a la geometría?
Es bastante intranquilizador- sin duda alguna- comprobar que no existe ni una hectárea sobre la superficie de la tierra que no encubra cuatro docenas de cadáveres; pero de allí a considerarse una simple carnaza de microbios… a no concebir otra aspiración que la de recibirme de calavera…
Lo cotidiano podrá ser una manifestación modesta de lo absurdo, pero aunque Dios – reencarnado en algún sacamuelas- nos obligara a localizar todas nuestras esperanzas en los escarbadientes, la vida no dejaría de ser, por eso, una verdadera maravilla.
¿Qué nos importa que los cadáveres se descompongan con mucha más facilidad que los automóviles?
¿Qué nos importa que familias enteras - ¡llenas de señoritas! – fallezcan por un excesivo amor a los hongos silvestres…
El solo hecho de poseer un hígado y dos riñones ¿no justificaría que nos pasáramos los días aplaudiendo a la vida y a nosotros mismos? ¿Y no basta con abrir los ojos y mirar que la realidad es, en realidad, el más auténtico de los milagros?
Cuando se tienen los nervios bien templados, el espectáculo mas insignificante – una mujer que se detiene, un perro que husmea una pared – resulta algo tan inefable….es tal el cúmulo de coincidencias, de circunstancias que se requieren – por ejemplo –para que dos moscas aterricen y se reproduzcan sobre una calva, que se necesita una impermeabilidad de cocodrilo para no sufrir al comprobarlo, un verdadero sincope de admiración.
De ahí ese amor, esa gratitud enorme que siento por la vida, esas ganas de lamerla constantemente, esos ímpetus de prosternación ante cualquier cosa… ante la estatuas ecuestres, ante los tachos de basura…
De ahí ese optimismo de pelota de goma que me hace reír, a carcajadas, del esqueleto de las bicicletas, de los ataques al hígado de los limones; esa alegría que me incita a rebotar en todas las fachadas, en todas las ideas, a salir corriendo - ¡desnudo! – por los alrededores para hacerles cosquillas a los gasómetros… a los cementerios…
Días, semanas enteras, en que no logra intranquilizarme ni la sospecha de que a las mujeres les pueda nacer un taxímetro entre los senos.
Momentos de tal fervor, de tal entusiasmo, que me lo encuentro a Dios en todas partes, al doblar las esquinas, en los cajones de las mesas de luz, entre las hojas de los libros y en que, a pesar de los esfuerzos que hago por contenerme, tengo que arrodillarme en medio de la calle, para gritar con una voz virgen y ancestral:
“¡Viva el esperma… aunque yo perezca!”
Oliverio Girando
ESPANTA PAJAROS
(Al alcance de todos)
1932
Notas para mi libro sobre la vida y obra de Vercelius
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El contramaestre de “La Impredescible”, se llamaba Junius Dragomir Vercelius.
Había nacido en la ciudad de Osijek, en Eslabonia. No sabemos bien la fecha, pero creemos que fue poco tiempo después de la caída del Imperio Romano.
Desde joven demostró estar hecho de buena madera.
Si bien su padre había formado parte del primer gobierno Ustachi, él, ya desde los tiempos en que era alumno de humanidades en el colegio de Beauvais en Paris, habría sentido gran atracción por ideas de extrema izquierda. Esto daría motivo, seguramente, a frecuentes choques con su profesor de retórica, el sabio y muy pedante, Juan Granvier.
A este último lo inmortalizó Cyrano de Bergerac, en su obra "El Pedante Burlado", de donde se dice, que se inspiró Moliere, para una parte de la suya, "Las Marrullerías de Scapin".
No encontramos registro alguno, de cómo ni porqué, Junius, sale de ese hermoso rincón de las provincias Ilíricas, con sus fantásticos bosques, reino del dios Oberon, cantados por Shakespear en "El Sueño de una Noche de Verano", para ir a estudiar a París y mucho menos aún el porqué, deviene en marinero.
La Impredescible, era un hermoso barco.
Había sido construído en astilleros de Portsmouth en 1765, con el nombre de Golden Mistress, color predominante en su pintura al momento de ser botado. Más adelante este color sería cambiado por un tono verde inglés, muy de moda en la época.
Era un espléndido navío de línea de primera clase, con tres puentes de artillería, ciento dos cañones y una tripulación de ochocientos sesenta hombres, todos elegantemente vestidos.
Sin embargo tenía un defecto, en navegación su comportamiento era totalmente errático. Algunas veces con una leve brisa que no alcanzaba a mover las velas, mantenía una marcha de siete a diez nudos, en cambio otras, en las que soplaba un frescachón, no llegaba a los cuatro nudos. Su derrota era difícil de precisar, había veces, que con un viento por la aleta o al largo, se iba de ronza derivando y yéndose totalmente de rumbo, otras, con un fuerte través se mantenía como si lo tuviera de popa.
Este extraño comportamiento daba a pensar a la tripulación, que sus actos eran volitivos. Por esta causa, el capitán español, Don Juan de la Cruz Molleja y Pardinez, le cambió el nombre por el de La Impredescible.
Este capitán había tomado el mando, cuando los españoles quitaron el barco a los ingleses, durante la batalla de Port Said.
Cuando los holandeses la recibieron de los españoles, como parte de pago de una deuda que tenía la corona española con la holandesa, su nuevo capitán, Jan Van Der Kraquen, estuvo de acuerdo en mantenerle ese nombre.
Tampoco hemos podido averiguar cómo fue que el joven Junius Dragomir, llega a tener el grado de contramaestre, en este importante barco, tripulado por rubios y robustos holandeses.
Es posible que antes de este cargo, haya revistado en la tripulación del pirata Morgan y de ser así, seguramente participó del ataque a Panamá. Es probable que si esto fuera verdad, pudiera haber comprado el título, con parte del botín conquistado.
Pero, debemos tener en claro, que todo esto bien podría tratarse de infundios, distribuídos para desprestigiar al joven croata, del que sé, sí se sabe, que era muy estricto en el cumplimiento de su deber y afecto a prodigar abundantes latigazos a los que no eran cuidadosos en sus tareas.
Además de todo esto, según algunas versiones que hemos podido recoger, era muy envidiado por sus compañeros por ser muy alto y buen mozo, de él se enamoraba cuanta mujer frecuentara los puertos donde amarraba el barco.
Sin embargo, en relatos recogidos en La Española y en Port Royal, encontramos referencias que dan cuenta de la existencia de un tal Dragón Vercelis. Famoso en aquellos tiempos por su ferocidad.
Dicen también, que algo se dice de él, en el libro de Alexander Olivier Exguendin, "Bucaneros de América" de 1678. No he podido corroborarlo. Aparentemente, este autor no sería otro que Alexander Olivier Oexmelin, y el libro "Piratas de la América", su verdadero nombre, según consta en la portada, de la primera edición en castellano, publicada en l681, con traducción del flamenco al castellano, por el Dr. De Buena Maison. Sea como sea, en el Diario de este autor, publicado pocos años después, no aparece nombrado nadie llamado Dragón Vercelius o Vercelis.
En los escasos restos de un diario de viajes, hallado en una vieja taberna en Llanrhymny, pueblo ubicado en Gales, cuyo autor podría ser nuestro héroe, encontramos algunos datos interesantes. Al menos a él se lo atribuyen autores de diferentes países. A nosotros nos parece un tanto aventurado este aserto, por ser justamente, la mayoría de estos autores, de dudosa confiabilidad y casi con absoluta seguridad, los datos fueron repetidos de uno a otro, sin el menor intento de comprobación.
Lo único que encontramos, que realmente nos llama la atención de esto, es la extraña coincidencia, de que éste sea el pueblo de donde, probablemente, fuera originario el famoso pirata Morgan.
De lo poco legible de este manuscrito, podríamos llegar a inferir, que Junius, se habría sentido interesado, en repetir lo acontecido en el Bounti, aunque lo atemorizaría el desenlace, por la forma brutal con que fueran reprimidos los habitantes de Botani Bay, por los ingleses. De todas formas, podría llegarse a pensar, que la idea de adueñarse de la nave y dedicarse con ella a la piratería, le atraía mucho.
Por ahora, hasta tanto no tengamos mayores pruebas, esto lo dejaremos en el terreno de las suposiciones.
Se nos hace difícil pensar que un joven tan hermoso, como dicen que era, con sus largos cabellos rubios al viento y proveniente de una buena familia, pudiera ser capaz de tan desagradables ideas.
Algunos de estos autores, son los mismos que critican mis libros, diciendo que son nada más que un montón de chiméntos.
Esto me pone bastante mal.
Yo he estudiado letras y me documento bien antes de escribir nada, no como ellos.
El hecho de ser hija del peluquero del barrio y que mi madre fuera la dueña de la verdulería no les da ningún derecho a llamarme vulgar chimentera._
_________________________2006
El contramaestre de “La Impredescible”, se llamaba Junius Dragomir Vercelius.
Había nacido en la ciudad de Osijek, en Eslabonia. No sabemos bien la fecha, pero creemos que fue poco tiempo después de la caída del Imperio Romano.
Desde joven demostró estar hecho de buena madera.
Si bien su padre había formado parte del primer gobierno Ustachi, él, ya desde los tiempos en que era alumno de humanidades en el colegio de Beauvais en Paris, habría sentido gran atracción por ideas de extrema izquierda. Esto daría motivo, seguramente, a frecuentes choques con su profesor de retórica, el sabio y muy pedante, Juan Granvier.
A este último lo inmortalizó Cyrano de Bergerac, en su obra "El Pedante Burlado", de donde se dice, que se inspiró Moliere, para una parte de la suya, "Las Marrullerías de Scapin".
No encontramos registro alguno, de cómo ni porqué, Junius, sale de ese hermoso rincón de las provincias Ilíricas, con sus fantásticos bosques, reino del dios Oberon, cantados por Shakespear en "El Sueño de una Noche de Verano", para ir a estudiar a París y mucho menos aún el porqué, deviene en marinero.
La Impredescible, era un hermoso barco.
Había sido construído en astilleros de Portsmouth en 1765, con el nombre de Golden Mistress, color predominante en su pintura al momento de ser botado. Más adelante este color sería cambiado por un tono verde inglés, muy de moda en la época.
Era un espléndido navío de línea de primera clase, con tres puentes de artillería, ciento dos cañones y una tripulación de ochocientos sesenta hombres, todos elegantemente vestidos.
Sin embargo tenía un defecto, en navegación su comportamiento era totalmente errático. Algunas veces con una leve brisa que no alcanzaba a mover las velas, mantenía una marcha de siete a diez nudos, en cambio otras, en las que soplaba un frescachón, no llegaba a los cuatro nudos. Su derrota era difícil de precisar, había veces, que con un viento por la aleta o al largo, se iba de ronza derivando y yéndose totalmente de rumbo, otras, con un fuerte través se mantenía como si lo tuviera de popa.
Este extraño comportamiento daba a pensar a la tripulación, que sus actos eran volitivos. Por esta causa, el capitán español, Don Juan de la Cruz Molleja y Pardinez, le cambió el nombre por el de La Impredescible.
Este capitán había tomado el mando, cuando los españoles quitaron el barco a los ingleses, durante la batalla de Port Said.
Cuando los holandeses la recibieron de los españoles, como parte de pago de una deuda que tenía la corona española con la holandesa, su nuevo capitán, Jan Van Der Kraquen, estuvo de acuerdo en mantenerle ese nombre.
Tampoco hemos podido averiguar cómo fue que el joven Junius Dragomir, llega a tener el grado de contramaestre, en este importante barco, tripulado por rubios y robustos holandeses.
Es posible que antes de este cargo, haya revistado en la tripulación del pirata Morgan y de ser así, seguramente participó del ataque a Panamá. Es probable que si esto fuera verdad, pudiera haber comprado el título, con parte del botín conquistado.
Pero, debemos tener en claro, que todo esto bien podría tratarse de infundios, distribuídos para desprestigiar al joven croata, del que sé, sí se sabe, que era muy estricto en el cumplimiento de su deber y afecto a prodigar abundantes latigazos a los que no eran cuidadosos en sus tareas.
Además de todo esto, según algunas versiones que hemos podido recoger, era muy envidiado por sus compañeros por ser muy alto y buen mozo, de él se enamoraba cuanta mujer frecuentara los puertos donde amarraba el barco.
Sin embargo, en relatos recogidos en La Española y en Port Royal, encontramos referencias que dan cuenta de la existencia de un tal Dragón Vercelis. Famoso en aquellos tiempos por su ferocidad.
Dicen también, que algo se dice de él, en el libro de Alexander Olivier Exguendin, "Bucaneros de América" de 1678. No he podido corroborarlo. Aparentemente, este autor no sería otro que Alexander Olivier Oexmelin, y el libro "Piratas de la América", su verdadero nombre, según consta en la portada, de la primera edición en castellano, publicada en l681, con traducción del flamenco al castellano, por el Dr. De Buena Maison. Sea como sea, en el Diario de este autor, publicado pocos años después, no aparece nombrado nadie llamado Dragón Vercelius o Vercelis.
En los escasos restos de un diario de viajes, hallado en una vieja taberna en Llanrhymny, pueblo ubicado en Gales, cuyo autor podría ser nuestro héroe, encontramos algunos datos interesantes. Al menos a él se lo atribuyen autores de diferentes países. A nosotros nos parece un tanto aventurado este aserto, por ser justamente, la mayoría de estos autores, de dudosa confiabilidad y casi con absoluta seguridad, los datos fueron repetidos de uno a otro, sin el menor intento de comprobación.
Lo único que encontramos, que realmente nos llama la atención de esto, es la extraña coincidencia, de que éste sea el pueblo de donde, probablemente, fuera originario el famoso pirata Morgan.
De lo poco legible de este manuscrito, podríamos llegar a inferir, que Junius, se habría sentido interesado, en repetir lo acontecido en el Bounti, aunque lo atemorizaría el desenlace, por la forma brutal con que fueran reprimidos los habitantes de Botani Bay, por los ingleses. De todas formas, podría llegarse a pensar, que la idea de adueñarse de la nave y dedicarse con ella a la piratería, le atraía mucho.
Por ahora, hasta tanto no tengamos mayores pruebas, esto lo dejaremos en el terreno de las suposiciones.
Se nos hace difícil pensar que un joven tan hermoso, como dicen que era, con sus largos cabellos rubios al viento y proveniente de una buena familia, pudiera ser capaz de tan desagradables ideas.
Algunos de estos autores, son los mismos que critican mis libros, diciendo que son nada más que un montón de chiméntos.
Esto me pone bastante mal.
Yo he estudiado letras y me documento bien antes de escribir nada, no como ellos.
El hecho de ser hija del peluquero del barrio y que mi madre fuera la dueña de la verdulería no les da ningún derecho a llamarme vulgar chimentera._
_________________________2006
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