Al cámpo le han puesto barreras, miles y miles de kilometros de vallados de todo tipo impiden a muchos animales acceder de un lado a otro, provocan el famoso efecto barrera, incomunican poblaciones de mamiferos, muchas aves colisionan, otras se enganchan en los alambres de espino, otras quedan agarradas a la perenne trampa mortal.
En las fincas cinegeticas muchos venados, gamos y demás impactan aterrorizados por las monterias invernales, otros quedan enrredados por los cuernos.
Almenos nosotros nos sentimos seguros sembrando los cámpos con alambradas.
Perdiz Roja (Alectoris rufa), Devesa de la Albufera, Valencia, 2006.